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Lisandro Meza, un "rey sin corona"

Lisandro Meza creó un nuevo estilo que lleva su impronta y que lo desmarcó de la ejecución de los cuatro aires tradicionales del vallenato para así construir una propuesta con mayor énfasis en el sonido sabanero fusionándolo con el fandango, el porro y la música de corraleja.

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La carrera musical de Lisandro Meza se inició al lado del conjunto de Alejandro Durán, el primer rey vallenato.
Archivo

Al compás de paseos, merengues, sones y puyas, Nicolás "Colacho" Mendoza y Lisandro Meza, dos jóvenes acordeoneros, se batieron una tarde en franca lid sobre una tarima atiborrada de un bullicioso público que entre aplausos, arengas y rechiflas contemplaban este duelo entre los dos vallenatos. Era 1968 y se celebraba la segunda edición del Festival de la Leyenda Vallenata en la capital del César. Sin embargo, mientras que la decisión del jurado -presidido por Consuelo Araújo Noguera, una de sus fundadoras- fue unánime al declarar a Mendoza como ganador, el público inconforme, acabó por aclamar al músico vencido al que bautizaron como "El rey sin corona".

Pero esta aparente derrota sobre la tarima de Francisco el Hombre, el templo donde se miden a pulso los mejores intérpretes de la música vallenata, en lugar de representar un obstáculo para Lisandro, resultó fundamental en la creación de un nuevo estilo que lleva su impronta y que lo desmarcó de la ejecución de los cuatro aires tradicionales del vallenato para así construir una propuesta con mayor énfasis en el sonido sabanero fusionándolo con el fandango, el porro y la música de corraleja.

Lisandro Meza nació en septiembre de 1939 en El Piñal, un pequeño corregimiento del municipio Los Palmitos, en Sucre. Desde muy joven, Lisandro ya había elegido al acordeón como su instrumento compañero con el que animaba las fiestas de los trabajadores de la finca de su padre al son de las canciones de Luis Enrique Martínez. Su carrera musical se inició al lado del conjunto de Alejandro Durán, el primer rey vallenato, del que fue su guacharaquero por varios años, alternando en algunas grabaciones con el Conjunto Carrizal de Aníbal Velásquez, el rey de la música sabanera.

Para 1962, Lisandro, que ya había adquirido gran renombre en la región sabanera, fue invitado por Antonio Fuentes, dueño de Discos Fuentes, a ser parte de un nuevo proyecto que sería el producto estrella de su compañía: Los Corraleros de Majagual. A su llegada, se codeó con Eliseo Herrera, César Castro, Lucho Argaín, Calixto Ochoa, Alfredo Gutiérrez, Chico Cervantes y los demás miembros de la banda. Aunque sus gritos sabaneros ya eran populares en los pasillos de la discográfica, debutó como cantante hasta 1966 con dos composiciones suyas: "La vieja Pancha" y "Swing bailable". Pero los hits que se apuntó con la banda vendrían al año siguiente con "La burrita de Eliseo" y "La gorra".

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Al mismo tiempo, decidió conformar su propio conjunto, con el que grabaría una treintena de producciones entre 1966 y mediados de la década de los años ochenta, y con los que se paseó desde la salsa, el porro, la cumbia, la guaracha, los fandangos y el vallenato con un amplio catálogo de canciones como "Baracunatana", El polvorete", "El guayabo de la ye", "Entre Rejas", "La cumbia del amor", "Todo o nada", "Mar azul" y "Esta noche es mía", entre otras. Pero si hubo una obra con la que se destacó fue con las décimas de "La miseria humana", una adaptación en aire de paseo vallenato de este poema escrito por el poeta soledeño Gabriel Escorcia Gravini en el que canta una oda al amor fallido y a la inminente presencia de la muerte. Es considerado el vallenato más largo de la historia.

El tema de Lisandro Meza, convertido en un absoluto éxito radial, además de rescatar del olvido la malograda memoria de Gravini, también marcó un hito dentro del catálogo de Discos Fuentes, ya que con sus más de diez minutos, fue incluido en la edición de 1977 de los 14 Cañonazos Bailables (una legendaria recopilación de los éxitos musicales de cada año que no superaban más de 3 minutos de duración) y en el que ocupó más de la mitad del lado B del popular disco de larga duración.

Para 1980 Lisandro Meza creó una nueva agrupación, Los Hijos de la Niña Luz, y con ellos impuso un nuevo éxito para ese año: "Las tapas", una cumbia de Ivo Otero que le dio proyección internacional, haciéndole popular en el continente africano. En las décadas siguientes, con éxitos como "Estás pillao'", "Sal y agua" y "El hijo de tuta", Lisandro se ha consolidado como uno de los intérpretes infaltables del fin de año en Colombia, además de ser un ídolo de la colonia hispana y sonidera en EE.UU. y México, siendo recordado como uno de los más venerados intérpretes del acordeón.

En esta entrevista concedida el 29 de junio de 1969 para Carta de Colombia, Lisandro Meza habla sobre sus primeras composiciones y su experiencia en el entonces Festival de la Leyenda Vallenata, celebrado en Valledupar, en el que perdió ante "Colacho" Mendoza y fue declarado el "Rey sin corona".