Bajo la premisa de que todos somos héroes que estamos de camino hacia el Olimpo, de que las tramas mitológicas son "metáforas de la realidad humana, con absoluta vigencia por su atemporalidad", Almirall explica en una entrevista que "en los mitos están las claves para descifrar los enigmas que encontramos en nuestro recorrido vital".'Entrar en el Olimpo' (Kairós) está planteado precisamente como una guía para viajar hacia la meta, pues los relatos que en él se describen nos explican diferentes procesos –todos ellos iniciáticos– para que aprendamos cómo atravesar velos, cómo enfrentar encrucijadas o cómo vencer monstruos.El volumen está dividido en dieciocho capítulos, que corresponden a dieciocho figuras arquetípicas, desde Narciso, Prometeo o Perséfone, hasta Psique, Odiseo o Dánae, y en cada uno de ellos la autora explica el mito, analiza su simbolismo y concluye con las enseñanzas prácticas o sabiduría que pueden extraerse de cada uno de los relatos.En un principio, hizo una preselección de 50, posteriormente de 25 hasta destilar la relación a 18, "un número sagrado en muchas tradiciones", recuerda.Sobre la vigencia de la mitología clásica, Almirall apunta que, en general, "tendemos a refugiarnos en el budismo o el hinduismo, que está como muy de moda, pero nuestra tradición occidental también tiene mucho que decir y esa sabiduría está subyacente en todo nuestro imaginario, nuestra manera de pensar, nuestra manera de actuar, porque el pensamiento occidental tiene dos grandes bases que son el cristianismo y el mundo grecorromano, el mundo clásico".De cada mito griego, añade, se puede extraer una serie de conclusiones prácticas, "sabiduría práctica que puede servir para tener una vida mejor, más plena, más amorosa, más bonita".Y aunque no lo parezca, esos mitos sirven cuestiones concretas como "para encajar las momentos difíciles de la vida que te vienen y no sabes muy bien qué hacer con ellos, para cualquier cosa que te suceda, sea buena o mala, porque al final todo es un camino de aprendizaje y de mejora personal, de autoconocimiento, algo que ahora muchos vehiculan a través de un 'coach' de autoayuda".💬 Síganos en nuestro canal de WhatsApp aquíEstán tan presentes los mitos en la vida actual que "hasta la serie más tonta tiene muchas cosas que ya estaban en los mitos, como los dramas amorosos, los problemas entre padres e hijos".Partiendo de que "el mundo griego era profundamente misógino", Almirall recupera a "todas esas mujeres que a lo mejor han sido tradicionalmente denostadas, como Pandora, que es el ejemplo más clásico, que es casi la Eva bíblica"."En una lectura superficial, Pandora es la curiosa que abre la caja y desata todos los males y el drama, pero en una lectura más profunda, que es la que propongo en el libro, es la valiente que se atreve a abrir una caja de oscuridad que en realidad todos llevamos dentro y a partir de ahí gestionarlo", precisa.Otro ejemplo es Ariadna, "la pobrecita que abandona el héroe y que se queda hecha polvo", un mito al que la historiadora le da la vuelta para presentarla como "ejemplo de superación de una herida de abandono y de cómo superarte, como Ariadna hace al final, con su hilo, el hilo del conocimiento y la sabiduría, que sirve a Teseo para salir del laberinto".Para Almirall, conocer los mitos puede resultar muy útil para cuando, por ejemplo, hacemos turismo: "En cualquier museo la mitología está en todos lados".🔴 No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
Grass, Fosse o Ellroy: la ficción más esperadaLa estatua es una de las sorpresas literarias de este año, se trata de una novela corta inédita de Günter Grass dedicada a Uta de Naumburgo, considerada la mujer más bella de la Edad Media y acusada de brujería.El escritor encontró durante uno de sus viajes por la RDA una estatua de esta mujer -idealizada por el nazismo y que sirvió de inspiración para la madrastra de Blancanieves de Disney-, y decide entablar una conversación con ella.Otro Nobel, Jon Fosse reúne por primera vez en español textos breves escritos entre 1981-2013, algunos autobiográficos, como su primera publicación, Él, o la novela corta Y ya puede venir el perro. El libro se llama Escenas de una infancia.2025 también será el año de Tierra de empusas, la nueva obra de la Nobel polaca Olga Tokarczuk, El libro de las hermanas, de Amélie Nothomb, y Los lobos del bosque de la eternidad, de Karl Ove Knausgård, todas de Anagrama.💬 Síganos en nuestro canal de WhatsApp aquíJames Ellroy hace confluir en Los seductores el secuestro de una estrella de cine B y el hallazgo del cuerpo sin vida de Marilyn Monroe; mientras Ildefonso Falcones, continúa su saga de La catedral del mar (11 millones de lectores) con En el amor y en la guerra, una novela situada en Nápoles en 1442, de la mano de Arnau Estanyol, nieto del primer protagonista.La literatura en español contará también con títulos como El plan maestro, en la que Javier Sierra narra una conspiración secreta que ha moldeado la historia a través de las obras de arte más icónicas; Los nombres de Feliza de Juan Gabriel Vásquez, y Animales difíciles (Seix Barral) el cierre de la tetralogía Bruna Huskyy de Rosa Montero.2025 también será el año de la nueva novela de la popular Chimamanda Ngozi Adichie, Dream Count, y del nuevo título de Woody Allen, Gravedad cero, y de Fernando Aramburu, Hombre caído.Cosecha negra y aniversariosEl género de novela negra contará en 2025 con esperados títulos como Un futuro prometedor de Pierre Lemaitre; Los ahogados de Benjamin Black; Sueños de bronce de Camilla Läckberg o Te encontraré de Harlan Coben.También llegarán a la estanterias libros como La condena de Anne Holt; Ay el amor el amor de Antonio Manzini, El Esplendor, de Agustín Martínez (Carmen Mola), Las fuerzas contrarias de Lorenzo Silva; Los viejos amores de Rosa Ribas; o Miss Merkel. Asesinato en alta mar, de David Safier.2025 es el año también de muchos aniversarios como los 250 años del natalicio de Jane Austen, que contará con una edición de su obra completa. También se cumplen 150 años de Thomas Mann, Rainer Maria Rilke y Antonio Machado; y 150 años de la muerte de Hans Christian Andersen.Biografías y testimonios para 2025Si 2024 fue el año del horror del juicio de Gisèle Pelicot contra sus agresores, 2025 será el que deje testimonio su hija Caroline Darian, con Y dejé de llamarte papá. El libro está escrito con un coraje excepcional en el que explica el dilema imposible de ser hija de la víctima y del agresor.Mientras narra el descubrimiento devastador de que su propio padre sea un monstruo y trata de gestionar la mezcla de rabia, vergüenza y empatía que siente por él, comparte la extraordinaria historia de su madre y cómo consiguió salir adelante sin autocompasión.También llegará a las estanterias un testimonio poco habitual, el del Papa Francisco, que ha dedicado los últimos seis años a escribir su autobiografía, la primera de un pontífice.Tenía previsto publicarla tras su muerte pero ha decidido adelantarla movido por "las necesidades de nuestros tiempos". Se titula Esperanza.Otros testimonios y biografías de 2025 serán la escrita por Bill Gates, que narra su infancia y su curiosidad por la tecnología en Código fuente; su exmujer Melinda Gates publicará The Next Day, un libro sobre los cambios que han acontecido en los últimos años de su vida; y Zadie Smith publicará una recopilación de ensayos.🔴 No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
Vásquez, al que le gusta escribir en las horas de la mañana y en medio del silencio absoluto, remarca que Los nombres de Feliza (Alfaguara), son "275 páginas tratando de encontrar las razones de la tristeza que mató a Feliza", explica en una entrevista.El ganador del Premio Alfaguara de Novela de 2011 con El ruido de las cosas al caer cuenta que su libro es una ficción que funde lo biográfico, la realidad y la imaginación para contar la historia de una artista que se enfrentó a una sociedad cerrada y machista que no la entendió.Feliza Bursztyn, hija de padres judío-polacos, murió de un infarto fulminante el 8 de enero de 1982 en París, el país dónde vivió su segundo exilio. Tenía solo 48 años de edad.Murió cuando iba a cenar con varios amigos, entre ellos el nobel colombiano de Literatura, Gabriel García Márquez, quien en una columna de opinión días después aseguró que la artista murió de tristeza. Esa fue la piedra angular para que Vásquez (Bogotá, 1973) comenzara a investigar la vida y obra de la escultura.💬 Síganos en nuestro canal de WhatsApp aquí"Fueron pasando los años. Yo escribí otros libros, pero desde hace 27 años iba averiguando quién era esta mujer, hasta descubrir cómo se podía explorar su vida fascinante mediante la novela, que es lo que yo he tratado de hacer en los últimos años: investigar las vidas reales de gente real a través de la ficción", señala el escritor.Una pioneraVásquez, uno de los más reconocidos autores latinoamericanos de los últimos años, ve a Bursztyn como una pionera no solo como escultora, sino como mujer que no dio su brazo a torcer, que vivió el machismo y la persecución política y que tuvo que salir de Colombia, un país del que "nunca se olvidó".El ganador del Premio Real Academia Española en 2014 por Las reputaciones, recuerda que Bursztyn "volvió arte" la chatarra de hierro y los desperdicios de acero inoxidable para realizar composiciones en diferentes escalas."Feliza se educó en París como artista y cuando descubrió que en Colombia no había fundición ni montañas para sacar el mármol, decidió trabajar con lo que sí tenía a mano y montó toda una obra alrededor de la recuperación de la chatarra, incluidos vehículos que se estrellaban en accidentes de tráfico que ella convertía en obras de arte. Se rebeló contra los patrones artísticos que imperaban en su momento", resalta Vásquez.Eso le permitió hacer obras como Mirando al norte, Las histéricas y Homenaje a Gandhi, escultura ubicada en Bogotá, y que trataron de robar con una grúa. "Pero ella lo impidió porque cuando eso sucedió ella iba caminando con su esposo por el lugar y el robo no prosperó".La meticulosidad de la investigación del escritor colombiano en la vida de la artista lo llevó a tener decenas de entrevistas con personas que la conocieron, especialmente su segundo esposo, Pablo Leyva."Me interesó conocer a profundidad a Feliza, incluso me matriculé en la misma escuela de escultura en la que ella tomó clases en París", rememora.Huir para salvar la vidaVásquez resalta que la vida de Feliza estuvo rodeada de particularidades por el momento político que vivió Colombia, uno de ellos cuando el gobierno de Julio César Turbay (1978-1982) expidió el Estatuto de Seguridad, un conjunto de medidas represivas que generó la persecución o el exilio de disidentes e intelectuales, incluyendo a Gabo.Igual pasó con Feliza Bursztyn. "La historia de Feliza comienza con el exilio de sus padres y termina con el suyo en tiempos del Estatuto de Seguridad; esa ley tan represiva y oscura que se promulgó durante el gobierno de Turbay. Más de un colombiano tuvo que salir al exilio para continuar con la vida en otro lugar y proteger su vida", precisa Vásquez.Un autor cuyas obras "nacen de un encuentro, de una investigación, de una especie de reportaje que llevo a cabo con una persona que me interesa". "Y, luego, como los libros suelen ocurrir en un pasado, ahí el periodista se convierte en historiador y, al final, entra el novelista y su única justificación es tratar de decir algo que no dice ni el periodista ni el historiador".🔴 No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
"La historia con h mayúscula, no la historia que nos cuentan en las universidades, en las escuelas, en Wikipedia, me di cuenta de que está formada por estadísticas. Murieron seis millones, acá tres millones, allá 30. Y esos son números, y me di cuenta de que cada uno de esos números tiene una mirada, un nombre, un anhelo, un sueño, un dolor", expresó Trottner en una entrevista.La escritora confesó haber tratado de convertir la historia “grandotota” de la persecución judía y la de su familia en personal, pero sin olvidar su dimensión "universal para todos aquellos que vivieron esta primera mitad del siglo XX tan turbulenta y trágica".Adaptación de libro a serie'Pronunciaré sus nombres' es la precuela de la anterior novela de Trottner: 'Nadie nos vio partir' (2020), que adaptará Netflix en formato serie en 2025.Esta última cuenta la historia del secuestro de la escritora a sus cinco años por parte de su padre a modo de venganza tras una disputa entre sus dos familias.Aunque en este caso ella no sea la protagonista directa, sus abuelos maternos no fueron solo sus personajes principales, sino los detonadores de un libro en el que narra su huida de Ucrania y Rusia hasta llegar a la comunidad judía mexicana."Cuando empecé a escribir 'Pronunciaré sus nombres' casi al mismo tiempo empezó la guerra en Ucrania. Y yo decía: otra vez Ucrania, otra vez donde mi abuelo, otra vez este mundo, otra vez estas personas teniendo que huir (...) Sin ponerles nombres, sin ponerles miradas, sin entender que son seres humanos cada uno, dejando todo lo que son para tratar de moverse a otro lugar, para tratar de sobrevivir", comentó.💬 Síganos en nuestro canal de WhatsApp aquíUna documentación de la memoriaTrottner revela que al reunir toda la información necesaria para la semblanza de su familia sentía "la obligación de honrar a ese pasado para honrar el futuro".Además advierte que no fue sencillo, ya que fue una labor de vida y muchas de las entrevistas a sus familiares se fueron perdiendo entre la memoria y el tiempo desde la primera vez que vio la foto de su abuelo Moishe junto a un barco justo antes de irse a "hacer la América".Esa mirada "lejana y joven" de su abuelo fue la que le animó otra vez a escribir: saber quién era y cómo lo hizo se convirtió en la historia que realmente "necesitaba contar urgentemente"."Yo desde muy chiquita entrevistaba a mis abuelos, tenía este llamado de saber y conocer sus historias. Con mi abuelo jugaba dominó mientras él me iba platicando sus historias. A mi abuela sí la grabé en esta época en que se usaban grabadorcitas chiquitas y cassettes (...) Pero ya se me ha mezclado lo que me contaron", admite la autora.Ante la imposibilidad de recuperar los recuerdos de muchas víctimas fallecidas, Trottner consideró que las generaciones jóvenes "tienen la obligación", si todavía tienen abuelos vivos, de investigar de qué se trata su pasado."Por favor, si tienen abuelos (deben) entrevistarlos, mírenlos a los ojos y reconozcan esa mirada y entiendan su historia porque esa historia es la de ustedes", insiste.Historias que salen de las entrañas Las memorias de Trottner desnudan realidades generacionales a partir de distintas tramas, aunque todas se asemejan al estar escritas desde la máxima "intimidad" posible."Hay una frase que me marcó, un escritor que no se desnuda no merece ser leído. Y yo creo que los lectores saben cuando una historia realmente sale de las entrañas y realmente el escritor está poniendo ahí todas sus verdades", añadió.A pesar de la controversia del desnudo propio y familiar, Trottner siempre se abre a sus verdades porque afirma con firmeza que "si no lo hace desde sus vísceras, no le sale".🔴 No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
“Descubrí en el proceso de escribir este libro que la crítica me gusta, me entretiene, pero llegó un momento en que me di cuenta de que terminaba un poco de mal humor(...) Hay cosas que tienes que encontrar la manera de decir lo más precisas posible, donde es muy importante, por ejemplo, si voy a decir algo que puede ser irónico, no ser hiriente”, compartió Herbert.En tiempos tan acelerados por lo digital, el autor destacó la importancia de volver a la crítica literaria, sobre todo en lo físico.“Lo que hacen los medios digitales es que nos dan información (...) y la información es lo opuesto a la narración, porque la narración es lenta y lejana, y la información es rápida y cercana. Lo que es lento y lejano, de pronto, parece un poco extraño, y esa extrañeza me gusta”, apuntó.Herbert consideró que la crítica, además de análisis “es también un fenómeno narrativo"."No solo es hablar de novelas o hacer crítica, sino que construyes una forma de narrar que, en sí misma, es el proceso de leer”, dijo el también poeta.Lo no dicho de la violencia en la ficción El libro también sirve como puente entre distintas generaciones de escritores, al analizar que los autores Cristina Rivera Garza y Emiliano Monge, entre otros, dialogan con figuras como José Revueltas, explorando temas de la violencia y la memoria desde nuevas perspectivas.En ‘Overol. Apuntes sobre narrativa mexicana reciente’, Herbert expone cómo la ficción completa el espacio vacío de la violencia en México, uniendo dos visiones a través de su narrativa.“Para mí hay dos cosas que han ido abordándose, cada una por su cuenta. Una es el aspecto neurobiológico, mental, como la experiencia emocional y mental de una sociedad violenta, y también de muchos otros temas relacionados con la violencia", señaló el escritor.💬 Síganos en nuestro canal de WhatsApp aquí"Y del otro lado, el aspecto social: el ámbito de los reportajes, lo periodístico, incluso lo histórico, pero he visto cómo en comunidad a veces cuando nos acercamos a la literatura hay como estas poéticas cognitivas que están muy preocupadas por los procesos mentales, y en el otro extremo las que están preocupadas por los procesos sociales", agregó.Herbert mencionó que para él "la tradición literaria es un palimpsesto" o un manuscrito antiguo con marcas de una escritura anterior, ya que "escribimos sobre lo que otros han escrito, dejando huellas visibles de sus textos en los nuestros”.La movilidad como capital narrativo Buscando hacer de la crítica un camino menos amargo, la compilación de obras que hace Herbert en este libro es caprichosa, una ilación que, además de la proximidad física, une las temáticas, lo que el escritor compara con la búsqueda del peyote. “No lo encuentras hasta que ves uno, y luego aparecen todos por todos lados”, ironizó.Por ejemplo, señaló que un taxi no es solo un vehículo que transporta personas, sino también una imagen cargada de significado que, tanto en los libros más clásicos como en los actuales, “tiene un contenido de muchas voces, muchas capas sociales, muchos tipos de historias"."Este espacio confinado, donde convergen las historias de pasajeros y conductores, se convierte en un reflejo de la movilidad tanto física como simbólica”, argumentó.La movilidad, tanto literal como metafórica, es un eje central en el pensamiento de Herbert, quien indicó que “subestimamos el capital que representa”.🔴 No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
A solo una semana de su publicación, las memorias de Angela Merkel ya son el libro más vendido del año en Alemania, según afirmó el jueves un grupo de expertos del sector editorial."Libertad" relata la infancia de la ex canciller alemana en la comunista Alemania del Este, su ascenso político dentro de la Democracia Cristiana (CDU), su elección como la primera mujer canciller y los 16 años en el cargo que le siguieron al frente del gobierno alemán.Según la empresa de análisis Media Control, el tomo de 736 páginas, coescrito por Beate Baumann, asesora de Merkel desde hace mucho tiempo, ya ha copado las listas de los más vendidos. Hasta el momento se han vendido 200.000 ejemplares, según la información."Ningún otro libro ha tenido un comienzo tan espectacular este año", dijo Ulrike Altig, directora general de Media Control.💬 Síganos en nuestro canal de WhatsApp aquíEl informe de Media Control descubrió que los compradores se dividían de manera relativamente uniforme entre hombres y mujeres, así como entre todos los grupos demográficos según edad.Comentarios restringidos en AmazonDespués de que el libro de Angela Merkel salió a la venta en Amazon, la plataforma aplicó restricciones a la función de comentarios del libro. Un portavoz de la empresa dijo que se habían identificado "actividades de valoración inusuales". Por lo tanto, las revisiones están "limitadas temporalmente a compras verificadas ". Esto es para garantizar que "las reseñas mostradas sean auténticas y confiables”.Varios medios de comunicación ya habían informado sobre ello anteriormente. Según la empresa, las compras verificadas significan en particular que el autor ha comprado o utilizado el artículo correspondiente en Amazon.Memorias de la RDAEntre los cientos de autores que la editorial Kiepenheuer&Witsch, tradicionalmente liberal de izquierda, incluye en su página web, sólo hay cuatro figuras de relevancia política nacional: el excanciller del SPD Helmut Schmidt, los políticos de Los Verdes Daniel Cohn-Bendit y Joschka Fischer, y el actual ministro de Economía, Robert Habeck. A veces la decisión de elegir editorial también puede tener algo de compromiso.También el escoger el lugar de la presentación de la autobiografía, el Deutsches Theater. Durante la RDA, Merkel vivía a sólo un minuto a pie, en la Marienstraße, cerca del entonces muro que separaba al país. Merkel y su marido, Joachim Sauer, son visitantes habituales. Los pasajes de la autobiografía que publicó el diario Die Zeit contienen recuerdos de cuando era niña y adolescente e iba al teatro en Berlín con sus padres "una vez al año". Ella "siempre recordaría” esas visitas. Y ahora Angel Merkel es la estrella del escenario por una noche.🔴 No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
"Tenemos una historia riquísima, podemos recordar la Segunda Guerra Mundial o la caída del Imperio Romano… Todo eso forma parte de nosotros y sería una pena no aprovechar ese escenario tan rico para crear historias", indicó el dibujante en una rueda de prensa el día de la inauguración del salón Manga Barcelona de este año.Naoki Urasawa contó que "muchos japoneses comenzaron a situar Barcelona en el mapa con 'Yawara!'", un manga que sigue la historia de una judoka hasta participar en los Juegos Olímpicos de 1992 y por la que el autor visitó la ciudad un año antes.Urawasa publicó en 1981 'Return', su primera obra, con la que ganó el premio al mejor autor novel de la editorial Shōgakukan.Pese a este reconocimiento, admitió hoy que los inicios no fueron fáciles, ya que entonces "había menos revistas y menos plataformas" y era más difícil hacerse un hueco.Sin embargo, ahora "es más sencillo llegar a publicar", motivo por el que Urasawa cree que los autores jóvenes han perdido "ese espíritu rebelde que nosotros teníamos" porque los dibujantes de su generación querían "cambiar el mundo del manga".Recordando a ese 'mangaka' novel, Urasawa señaló que si pudiera hablar con él mismo de hace 20 o 30 años, cuando estaba haciendo 140 páginas al mes, le diría que "si trabaja duro podrá dedicarse el resto de su vida a escribir".Urasawa ha creado mangas ampliamente reconocidos como 'Yawara!', 'Master Keaton', 'Monster', 'Pluto' o '20th Century Boys', por lo que confesó que no entiende que haya autores "que se conformen con crear solo una o dos historias en su vida", y adelantó que ahora tiene "dos o tres ideas que si tuviera tiempo ya estaría escribiendo".💬 Síganos en nuestro canal de WhatsApp aquí"Lo realmente difícil es el trabajo previo a una obra, pero una vez se está desarrollando ya estamos pensando en la siguiente", puntualizó el dibujante.Sobre los cambios digitales surgidos en los últimos años, Urasawa explicó que su manera de trabajar no ha cambiado, por lo que sigue trabajando sobre papel, aunque también se ha tenido que adaptar a las nuevas tecnologías para llegar a un público más amplio."Si no publicas en digital es como que no existes para las generaciones jóvenes", dijo el autor, quien ha notado que muchos lectores lo están descubriendo a partir de la digitalización de su obra.🔴 No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
La autobiografía de Angela Merkel con el título Libertad llegará a las librerías esta semana. Se publicará simultáneamente en unos 30 países, también en China. La primera presentación de la obra, de 736 páginas, tuvo lugar este 26 de noviembre en el Deutsches Theather de Berlín. Las entradas se vendieron todas en pocos minutos.Merkel repasa su vida desde la infancia y la juventud en la RDA, la reunificación, el ascenso político en la República Federal hasta el término de sus 16 años como canciller a finales de 2021. También habrá un audiolibro. Además, está planeanda una gira por las principales ciudades europeas.Presentación del libro con Obama en WashingtonEn los extractos del libro publicados hasta ahora, Merkel aborda también cuestiones políticas actuales y controvertidas. Su experiencia con Donald Trump durante su primer gobierno (2017-2021), el predominio masculino en la política alemana, la controvertida acogida de refugiados y, en detalle, su política hacia Rusia y Ucrania y su opinión sobre el presidente ruso, Vladimir Putin. Muchos berlineses la ven ahora con ojos críticos.El periodista Ralph Bollman, quien escribió hace tiempo una biografía sobre la excanciller, destaca la acogida internacional de la política y recuerda el primer mandato de Trump durante los años de Merkel: "En aquel momento, ella era muy aclamada en EE.UU. como oponente liberal-demócrata. Eso seguramente le ayudará ahora en su marketing". El 2 de diciembre, Merkel estará en Washington y presentará su libro junto al expresidente Barack Obama.💬 Síganos en nuestro canal de WhatsApp aquíPolítica hacia RusiaBollmann considera un "error de juicio" que haya gente que piense que Merkel está ahora "por los suelos" en Alemania debido a su política hacia Rusia en el pasado. Todavía tiene "muchos seguidores en el país” y el libro se venderá bien. Para él, la "renuncia a reformar la política interna” es más problemática que las decisiones de política exterior de Merkel. Cita como ejemplo su renuncia a impulsar cuestiones difíciles como la reforma de la Bundeswehr.Especulación sobre ganancias millonariasComo suele ocurrir con este tipo de proyectos de libros, no se sabe cuánto ganará Merkel. Según la editorial de Colonia Kiepenheuer&Witsch, que publica el libro, la tirada inicial en Alemania es de 400.000 ejemplares. El diario Kölner Stadt-Anzeiger, sin citar fuentes, habla de un "anticipo exorbitante", "una cifra millonaria de dos dígitos", lo que supone "una cantidad extraordinaria de dinero para el mercado del libro alemán". Y el diario berlinés Tagesspiegel mencionó la suma de doce millones de euros.En una entrevista con Der Spiegel, en la que se refirieron a ella como futura "multimillonaria" y destacaron la sólida base financiera del expresidente estadounidense Barack Obama, Merkel dijo: "No podré crear algo tan grande como Obama, pero veamos". Su propia fundación tendría la ventaja de no depender del aparato de la CDU, ni ahora ni en el futuro.Memorias de la RDAEntre los cientos de autores que la editorial Kiepenheuer&Witsch, tradicionalmente liberal de izquierda, incluye en su página web, sólo hay cuatro figuras de relevancia política nacional: el excanciller del SPD Helmut Schmidt, los políticos de Los Verdes Daniel Cohn-Bendit y Joschka Fischer, y el actual ministro de Economía, Robert Habeck. A veces la decisión de elegir editorial también puede tener algo de compromiso.También el escoger el lugar de la presentación de la autobiografía, el Deutsches Theater. Durante la RDA, Merkel vivía a sólo un minuto a pie, en la Marienstraße, cerca del entonces muro que separaba al país. Merkel y su marido, Joachim Sauer, son visitantes habituales. Los pasajes de la autobiografía que publicó el diario Die Zeit contienen recuerdos de cuando era niña y adolescente e iba al teatro en Berlín con sus padres "una vez al año". Ella "siempre recordaría” esas visitas. Y ahora Angel Merkel es la estrella del escenario por una noche.🔴 No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
1Mi madre me llamó Penélope. Le fascinaba el personaje de la ingeniosa esposa de Ulises tejiendo de día para destejer de noche y así engañar a sus pretendientes. Yo prefería al marido navegante. Me carga la idea de tejer y esperar eternamente, pero por esperar me quedé atrapada en Madrid. Fui de las últimas que entró antes de que cerraran el aeropuerto en marzo cuando se decretó el confinamiento por la pandemia. Había llegado de Nicaragua para ocuparme de los asuntos de mi madre muerta. Ella había fallecido en diciembre. En mi familia diciembre era el mes de morirse. Mi abuela, mi padre, una tía y un tío murieron en esas fechas. Meticulosos hasta en eso de llegar al último mes del año para declarar la vida por terminada. No quise quedarme entonces. Me llevé las cenizas de mi madre para dejarlas en nuestro país y postergué mi regreso a España. Dejé que pasaran enero y febrero. Me dije que en marzo el clima sería más benigno y en abril llegaría la primavera. Por ser hija única a mí sola me correspondían los bienes de mi madre: la casa y su contenido, sus cuentas, la utilería del teatro de su vida que, de seguro, habría dejado dispersa y en desorden por esa su filosofía de vivir el presente que era cómoda para ella, pero un rollo para los demás. No había apuro, me dije. Poco podía imaginar que llegaría la pandemia y mi vida quedaría atrapada como el barco de Shackleton, mi explorador favorito, atorado en el hielo de la Antártida. No era una mala metáfora. La pandemia llegó como la Edad del Hielo. Había que permanecer refugiado de ese mordisco invisible de la muerte asediando en el aire y, peor aún, en el hálito del prójimo. Me costó aceptar mi mala suerte. Me había imaginado deambulando por Madrid, recorriendo el barrio de las Letras, Chueca, las librerías, el Retiro; en vez de eso me tocaba el confinamiento y esa época tipo distopía del fin del mundo. No podría vender la casa de mi madre en medio de la pandemia, pero al menos tenía un lugar donde quedarme, un coche también, cafetera, cocina, cama, almohadas. Y mi computadora: los zooms, los chats, las series. El siglo xxi había aniquilado la soledad a golpe de teclas. Uno tenía compañía hasta la saciedad, compañía y chismes y los reels de Instagram que no sabía cómo controlar para que me dejaran de mostrar las vidas de las celebridades y sus parejas perfectas. Un asco todos los perfectos. Yo era tan flaca que, como decía un amigo, era de frente, filo, y de filo, nada. Me consolaba ver a Joyce Carol Oates. Ella era de mi equipo, del equipo de los endebles, raquíticos seres esqueléticos que, sin embargo, tenían mucho que decir o que escribir. A fin de cuentas, mi IQ era alto y aunque era flaca mi cara era de mejor ver que la de Joyce Carol Oates, con perdón de ella, que me cae muy bien, y que es una gran escritora, no hay duda. Me había dejado dos mechones de canas a lo Susan Sontag en mi pelo corto, oscuro y liso. Las gafas de marco negro, ancho y redondo, mi cara un poco larga, nariz y boca sin importancia me hacían una flaca con estilo.Como editora de una editorial mediana, podía seguir haciendo mi trabajo a distancia. Por otro lado, vaciar de cosas personales un caserón cerca de la sierra, abandonado por la inesperada y definitiva partida de una dueña que gustaba de guardarlo todo, me mantendría ocupada la soledad. Así lo pensé al principio. No imaginé viajar al vientre de mi madre y descubrir cuánto más había allí que yo desconocía. No imaginé lo que sería sumergirme en las cuevas cuidadosamente selladas de una existencia interrumpida de súbito. No llegué preparada para un encierro donde los recuerdos se dejaran ver y el pasado se levantara por las noches haciéndome oír sus susurros.2Mi madre fue guerrillera en los años setenta, en la Revolución Sandinista, la última que triunfó en Latinoamérica. De joven tomó las armas y vivió en pocos años varias vidas. Cuando contaba sus recuerdos parecía que quien hablaba era un personaje centenario. Había sido una mujer de huesos grandes, alta, de brazos musculosos y piernas de corredora, con una energía incesante. Su rostro era imperfecto. Heredé sus ojos grandes y oscuros y sus pómulos altos, pero no las cejas tupidas, ni la nariz respingona, ni la boca ancha y carnosa, de labios delineados. A ella ese rasgo y una gestualidad desenfadada le conferían un aire sensual dentro de un cuerpo de atleta. Paradójicamente, su familia ostentaba una larga trayectoria al servicio de la dinastía de los Somoza, que gobernó Nicaragua de 1936 a 1979 y a cuyo último ejemplar, Anastasio Somoza, ella combatió. Su abuelo era famoso porque manejó las confiscaciones a los alemanes cuando el fundador de la dinastía declaró la guerra a los países del Eje, entre ellos Alemania, el 7 de diciembre de 1941. El dictador se adelantó veinticuatro horas a la declaración de guerra de Estados Unidos luego del ataque japonés a Pearl Harbor. Semejante premura bélica fue un ardid para apropiarse de las tierras cedidas en 1852 a familias alemanas que iniciaron el cultivo del café. Las haciendas de los alemanes eran modelos de productividad. Mi bisabuelo fue el encargado de expropiarlas. Dos de ellas fueron el pago a su perruna fidelidad. Eran unas propiedades muy grandes, en las zonas altas del país, atravesadas por ríos, con hondas quebradas pobladas de árboles centenarios que daban sombra al café. Contaban con casashaciendas de muros anchos, hermosas. Él las administró muy bien. Fueron la base para acumular una cuantiosa fortuna. Con el dinero llegaron otras inversiones y amigos potentados. «Era a mí a quien mandaba a atenderlos —me decía mi madre—. Yo era adolescente, pero él me usaba de señuelo, me exponía.» Se reía con su humor sarcástico. Entre ellos podría encontrar marido, bromeaba. «Tu abuelo era un asco —me decía con una dolida expresión de desprecio—. Tu abuela no se atrevía a enfrentarlo. Como pasaban mucho tiempo en sus haciendas en el campo, yo me quedaba durante la semana en la ciudad en casa de Marisa, mi mejor amiga. Su padre dirigía una estación de radio importante.💬 Síganos en nuestro canal de WhatsApp aquíA esa casa llegaban poetas, cantantes y un profesor de historia erudito con un don excepcional para contar episodios nacionales con la verbosidad de un cuentacuentos. Eran opositores a la dictadura. Me trataban con cierto recelo. Empecé a relatarles lo que sabía de los negocios de Somoza. Me escuchaban con atención. Yo quería estar de su parte. Hacerles ver que era diferente a mi familia. Un día un grupo de universitarios se tomaron la radio del papá de Marisa. El ejército la rodeó. Él salió con los brazos en alto y pidió que no mataran a los muchachos, que se los llevaran, pero que no los mataran. Se metió el obispo a negociar y al final se los llevaron presos. Uno de los muchachos parecía el jefe, se llamaba Ajax. Al día siguiente se llevaron al papá de Marisa. Como a las dos semanas la Seguridad del Estado urdió el cuento del intento de fuga de Ajax. Lo mataron. La gente sabía que hacían eso. “Le aplicaron la Ley de Fuga”, decían. Recuerdo la foto en el periódico: la mamá con el cuerpo ensangrentado en los brazos porque la llevaron al patio de la prisión para que viera el cadáver. A los meses mataron al papá de Marisa porque su radio denunció el crimen. Apareció tirado en un camino, el cuerpo lleno de señas de tortura. Me radicalicé. Marisa y yo nos metimos en la resistencia contra Somoza. Después del bachillerato, Marisa se fue a estudiar al exterior. Yo decidí irme clandestina. Robé plata y armas de la hacienda y ése fue mi pasaje a la guerrilla. No volví más a mi casa.»Yo la oía. Imaginaba lo que sería enemistarse con el propio apellido. Crecí oyéndola negar a su familia. No hubo para mí ni abuelos ni tíos ni primos. En el colegio un profesor joven, recién ungido revolucionario, un poco sádico en su fanatismo, fue quien se dio a la tarea de ilustrarme sobre la calaña servil de mi parentela. Afirmaba que quien había sido encargado de exhumar el cadáver del fundador de la dinastía, que el hijo se llevó en una maleta en el vuelo que lo sacó del país cuando huyó al saberse derrocado, había sido nada menos que mi abuelo, que también lo acompañó en su huida.—Es verdad —me dijo ella, sonriendo con ironía—. Ahora decile que te cuente qué fue lo que hizo tu madre.Al profe se le subió el color cuando se lo pregunté.—Te dije lo de tu abuelo para que aprecies de cuánto se despojó tu madre para llegar a ser Comandante Guerrillera —uno de los títulos honoríficos de la Revolución Sandinista—. Ella liberó la segunda ciudad más importante del país con un Estado Mayor compuesto casi en su totalidad por mujeres. Cuentan que ella sola, desde la torre del comando a la que logró subir subrepticiamente, eliminó, con su puntería de francotiradora, a los guardias que impedían la toma del último reducto somocista de León.—Eso es lo que vale —le dije, orgullosa—. Cuando mi mamá le da la espalda a algo, no vuelve la vista atrás.Mientras vivió, amé y temí a mi madre. Mi amor de niña fue incondicional, lleno de admiración. Ya de adolescente empecé a resentir su devoción revolucionaria y sus incursiones por mi identidad. Pienso que temía que mis genes me traicionaran. Sentía que quería envolverme como hiedra, o comerme como planta carnívora. A mi padre lo habían matado en la lucha contra la dictadura somocista. No lo conocí, pero tuve varios padres, los amantes de ella que, en general, eran mimosos conmigo. Cuando llegaba a quererlos me daba por vigilar los ánimos de mi madre. Conocía perfectamente las señales de cuando se cansaba de ellos. Allí empezaba mi sufrimiento o mi labor de zapa a sus intenciones, remarcando lo bien que lo pasaba con X o Y, lo que aprendía con él. Me escuchaba y sé que retrasó más de una vez el final del juego por mí.Ella cambió después de la revolución. El sandinismo estuvo en el poder de 1979 a 1990. En esos once años tuvo que vérselas con una guerra contrarrevolucionaria. Estados Unidos temía otra Cuba en el continente y armó a los descontentos que se oponían a los cambios. Impuso, además, un embargo comercial. Hubo muchas muertes, escasez: faltaban el pan, la luz eléctrica, el papel higiénico; sobraba la arrogancia juvenil de los guerrilleros.Aun en medio de las dificultades, los sandinistas pensaron que ganarían en las elecciones de 1990. No fue así. La noche de la derrota electoral, el 25 de febrero de 1990, cuando el conteo de votos dio la victoria a Violeta Chamorro, candidata de la oposición, fue, para mi madre y sus compañeros, como el terremoto que destruyó Managua, la capital, en 1972. El edificio que contenía sus sueños y sus proyectos de vida, ese que siempre estaba en construcción, y que a ella le ocupaba más tiempo del que disponía, cayó estrepitosamente. Fueron días de duelo. Los amigos llegaban, lloraban sacudidos por la incredulidad. Parecía que se les acababa el mundo. Yo era una chavala de quince años. Había crecido dentro de la revolución, como en un escenario magnífico. Era la mascota del grupo. Me llevaban a las manifestaciones multitudinarias. Me compraban helados o refrescos. Desde mi infancia los había visto actuar como profetas. Se juntaban en mi casa a tomar ron y a discutir cuestiones que yo apenas entendía, pero que me inspiraban la idea de que todos ellos eran como los héroes de los cómics desafiando y destruyendo monstruos. Mi corto entendimiento no lograba comprender que el pueblo hubiese votado por el fin de la revolución, que ya no quisiera más esa romántica época de júbilo en las plazas y gente que proponía acabar con la pobreza. Buscaba, en medio del lamento de los adultos, alguien que me explicara la derrota.Poco tiempo transcurrió antes de que la desilusión y el desconcierto echaran raíces entre los que habían sido compañeros. La camaradería dio paso a amargas discusiones. El tinglado que antes parecía sólido se agrietó. En su afán de salvarse de la debacle, Daniel Ortega se hizo todopoderoso. Lo que había sido un heroico movimiento guerrillero se transformó en un informe partido político. Menos mal que, en medio de la dispersión y de buscarse otra vida, mi madre se enamoró, a mediados de los noventa, de un arquitecto español. Ella había vivido en España de joven. Apenas hablaba de ese tiempo. Lo recordaba como el peor de su vida. Quería borrarlo de su memoria. En aquella época la revolución la salvó, solía decir. Bromeaba por lo irónico de que España la salvara de nuevo, esta vez del fracaso de la revolución. A mí me pareció mentira la facilidad con que se marchó de Nicaragua con su nuevo amor, como si se tratara de Sodoma y Gomorra y ella estuviera decidida a no cometer el error de la mujer de Lot de volver la vista atrás. Su decisión de marcharse, el resplandor del amor que la iluminó, la disposición de que yo me quedara viviendo con su amiga Sofía hasta terminar la universidad, hizo que yo cortara el resto de cordón umbilical. Dejé de llamarla mamá. Pasé a llamarla Valeria.🔴 No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
"No hay que confundir mentira con ficción. La ficción es la herramienta con la que nos enfrentamos a lo real y con la que vamos construyendo verdades parciales. Sí hay una noción de verdad, no hay que identificar como que mentira y ficción son lo mismo", explicó el autor en entrevista.El libro de Volpi (Ciudad de México, 1968) es una erudita reflexión acerca de las ficciones, uno de los temas que obsesiona al fabulador, tratado en algunos de sus libros anteriores, sobre todo en 'Leer la mente', génesis de su nueva propuesta.Durante 665 páginas el volumen publicado por Penguin Random House hace un recorrido de la ficción desde el 'big bang' hasta los tiempos modernos en los que la inteligencia artificial amenaza con imponerse.También sugiere cómo podría ser el futuro, de acuerdo con los científicos. "Yo creo que en todos los ámbitos, incluido el de la ciencia desde principios del siglo XX, al menos, sabemos que no existen las verdades absolutas, pero eso no implica que no existan la verdad y las verdades parciales. Mientras que la mentira siempre es ficción, la ficción no siempre es mentira", insiste.Tras las huellas de Kafka En su nuevo ensayo, Volpi toma a dos figuras relacionadas con la obra del escritor Franz Kafka, una real, su novia Felice Bauer en los tiempos cuando el checo escribió 'La metamorfosis (1915)'; y el bicho en el que se convierte el protagonista de esa novela corta.El insecto en el que se transformó Gregorio Samsa, y la prometida del escritor se encuentran al inicio de la obra y debaten sobre ficción y realidad, a partir de lo cual transcurren ocho capítulos con análisis de cómo vieron la ficción los antepasados del homo sapiens y de qué manera siguió el camino de las historias ficticias.Como sucede de manera repetida en extensa obra que incluye 15 novelas, entre ellas 'En busca de Klingsor', premio Biblioteca Breve de 1999, en 'La invención de todas las cosas', Volpi diserta sobre dos de sus pasiones, la ciencia y la música, y analiza las ficciones también desde el punto de vista sicológico."Era interesante escribir un libro sobre la ficción en un momento en el que estamos preocupados por el predominio de la mentira, de nuestra época de postverdad, de 'fake news' (noticias falsas), de los políticos mintiendo todo el día, sin que eso provoque efectos en sus seguidores", asegura.💬 Síganos en nuestro canal de WhatsApp aquíFicciones como pretextosJorge Volpi reflexiona sobre las maneras en que los seres humanos se inventan ficciones como pretextos para convencerse a sí mismos de sus razones, lo cual ocurre en política, en casos como el de quienes aborrecen a un dictador de izquierda como Fidel Castro, pero adoran a Donald Trump, un egocéntrico con muchos puntos de coincidencia con el cubano."Lo peor que le puede pasar la humanidad en los próximos años es que Trump volverá a ser presidente. Los seres humanos somos contradictorios y nos creamos ficciones para creer que es coherente odiar a Castro y apoyar a Trump. Si uno estuviera desprovisto de ideología, vería que se parecen mucho", explica.Al referirse a la política de su país natal, México, el escritor, alguna vez simpatizante de Andrés Manuel López Obrador, lamenta la falta de liderazgo del expresidente mexicano (2018-2024) y sus delirios de poder, parecidos a los dictadores protagonistas de obras de ficción del siglo XX."López Obrador decidió que una mujer, una científica lo sucediera, pero también decidió apabullarla hasta el último segundo, dejándole una situación difícil en todos los sentidos, sobre todo políticos, económicos y desde luego de equilibrios democráticos", sostiene.Aunque duda de que haya razones para ser optimista acerca del futuro de México, donde la política tiene tintes de ficción, el autor confía en que la presidenta, Claudia Sheinbaum, en algún momento se desmarque de su antecesor, tome el control y con inteligencia saque adelante al país.-¿Habría que hacer la novela de ficción de México?, se pregunta a Volpi- Sí, claro, una ficción sobre los años de López Obrador en el poder sería muy interesante, concluye.🔴 No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.