Muchas veces solemos creer que los procesos físicos que parecen espontáneos ocurrieron de un momento para el otro sin mayor advertencia.
Se dice que el cerebro humano no está genéticamente “diseñado” para leer, al menos no la lectura que hoy conocemos. Se ha sugerido que hace unos 6.000 años fue el momento en el que dicho órgano vital, descendiente de una evolución de milenios, comenzó a incorporar la lectura como una de sus habilidades. Según algunos estudios, la zona del cerebro que usamos para leer era la que, nuestros antepasados, usaron para cazar. Acaso la lectura no es una forma de asechar una presa, mantenerla bajo cuidado y luego, cuando esté desprevenida, abalanzarnos sobre ella y hacerla nuestra. Acaso leer no es, también, ponerse en riesgo.
Con algunas curiosidades como qué pasa en nuestro cerebro cuando leemos las historias que más nos gustan, cuál es la relación del arte y la memoria, qué podemos decir de la ficción y la invención de realidades alternas o por qué se disipan de forma aterradora y rápida los discursos de odio o las noticias falsas, Hernando Santamaría, médico psiquiatra y neurocientífico y Camila Builes, editora de la HJCK, inician el viaje en
El Efecto Eureka es conocido también como el aha moment "un momento súbito de percepción, descubrimiento o comprensión que experimentamos cuando entendemos algo que hasta entonces nos era desconocido". Proponemos que este espacio sea el territorio del descubrimiento y la sorpresa donde todas y todos seamos exploradores de ideas y emociones.
Publicidad
El podcast, que se estrena hoy a las 6:00 p.m. en la señal en vivo de la HJCK, contará con invitados como
En el primer capítulo el protagonista es el escritor mexicano Juan Villoro, quien habló sobre la identidad y nuestra capacidad de crear nuevas y distintas memorias según sean nuestras necesidades y contextos. Villoro recordó a su padre y la forma en la que decidió convertirse en escritor.
En todos los capítulos, los protagonistas se atrevieron hacer teorías sobre nuestros procesos creativos desde la niñez y hasta nuestra muerte. Hubo espacio, sobre todo, para la burla de lo que creemos es excepcional y muy difícil de abordar y, en medio de todas las charlas, fue importante el reconocimiento de nuestra propia incapacidad para entenderlo todo.