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Una ópera lleva a la ciudad de Seattle la voz de las afganas

La cineasta afgana Roya Sadat estaba a punto de lanzar en Seattle la producción de una ópera basada en la novela "Mil soles espléndidos" cuando le llegó la noticia de que su ciudad natal, Herat, había caído en manos de los talibanes.

Roya Sadat
La directora Roya Sadat, a la izquierda, y la compositora Sheila Silver posan durante un ensayo general de "Mil soles espléndidos" en la sala Marion Oliver McCaw del Seattle Center de Seattle, Washington, el 22 de febrero de 2023. -
JASON REDMOND/AFP

Para su primera incursión en la dirección de una ópera, Sadat adapta el bestseller de su compatriota Khaled Hosseini, publicado en 2007, que describe el destino de dos mujeres cuyas vidas fueron marcadas por la represión de los talibanes en la década de 1990.

Concebida inicialmente como una mirada a esta página oscura de la historia de Afganistán, esta ópera pasó a ser una obra realista cuando los fundamentalistas recuperaron el poder, en agosto de 2021. Su regreso transformó tanto el mundo de Sadat como el que ella quería evocar en el escenario.

Los talibanes volvieron a controlar al detalle la vida de las mujeres, a pesar de haber prometido que esta vez gobernarían de manera diferente. "Cuando empecé me dije 'Tratemos de tener más elementos simbólicos y de alternar entre lo surrealista y lo real'", recuerda Sadat durante una entrevista con la AFP antes del estreno de la obra el 25 de febrero en Seattle, Washington (noroeste).

"Para mí, el cambio no fue solo emocional. Afectó la forma en que veía la estructura de la ópera, y decidí que necesitaba recurrir a un mayor realismo y resaltar la realidad de la situación", desde los colores hasta el vestuario, pasando por el escenografía, señala.

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Sadat conoce muy de cerca esta situación por haber resistido a los talibanes cuando tomaron el poder por primera vez y las artes estaban severamente controladas. Cuando los fundamentalistas fueron derrocados, en 2001, ella se convirtió en una de las primeras cineastas afganas.

En el corazón de sus películas, incluidas "Three dots" y "Letter to the President", están las mujeres y su perseverancia frente a la adversidad. Un tema que redescubrió en "Mil soles espléndidos" y que sigue explorando en la ópera del mismo nombre, que considera un relato de la resiliencia de las mujeres, "siempre las primeras en sufrir" los conflictos y la violencia política.

"Las mujeres son hoy las únicas que llevan a cabo una disidencia valiente en Afganistán", afirmó. "Aunque los talibanes las torturen, aunque las destierren, mantienen su voz". Con esta ópera, "llamamos a que se escuche esta voz", proclama.

Una mezcla de tradiciones musicales

La compositora Sheila Silver comenzó a trabajar en la obra hace casi quince años, tras haber encontrado en ella material para una ópera, con la profundidad de los personajes de Laila y Mariam y su vínculo forjado en medio de convulsiones políticas y familiares.

"La ópera es algo fuera de lo común, y ellas son fuera de lo común", dice. "Su resiliencia y amor mutuo las alimenta, y sobreviven gracias al poder de ese amor". Para su trabajo con el libretista Stephen Kitsakos, Sheila Silver ha combinado los usos occidentales de la ópera con los de la música de Afganistán.

Estudió las tradiciones musicales indostaníes, "la música clásica de Afganistán", dice Silver, presente en el país desde el siglo XVI; e incorporó sus estructuras melódicas y armónicas. La ópera abre así con el violonchelo respondiendo al bansuri (una flauta de bambú), todo sobre fondo de un acorde prolongado que ubica al oyente, incluso sin recurrir al vestuario o la escenografía.

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En un espectáculo en el que las voces son todo, la consultora cultural afgana Humaira Ghilzai trabajó especialmente el lenguaje corporal, para no tener en el escenario "un montón de gente con vestidos afganos que hablan y caminan como occidentales", y ayudar a conducir al público a "un mundo diferente".

Además de contribuir a varios eventos de la Ópera de Seattle que muestran la cultura y el arte afganos, ha buscado acercar a la comunidad afgana al escasamente conocido mundo de la ópera, algo que ella misma debió hacer, y alentar más "cruces de culturas".

Ghilzai y Roya Sadat colaboraron para procurar que todo fuera más auténtico, dice, así como para llamar la atención sobre la situación "devastadora" que atraviesa el país del cual su familia huyó en 1979, durante otro capítulo violento de la historia nacional.

"Siento una gran responsabilidad con esta producción, porque el mundo ha desviado su atención de Afganistán", remarcó. Recuerde que puede conectarse con nuestra señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.

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