
En una época en la que hacer cine en Colombia era casi un acto de fe, Camila Loboguerrero se atrevió no solo a imaginarlo, sino a dirigirlo. Fue la primera mujer en dirigir un largometraje de ficción en el país, y a lo largo de más de cinco décadas se mantuvo como una voz lúcida, crítica y profundamente comprometida con las historias que nos definen. Este sábado 21 de junio se conoció la noticia de su fallecimiento a los 83 años, en Bogotá, marcando el cierre de una trayectoria que combinó mirada social, compromiso artístico y una férrea defensa del cine nacional .
El nombre de Loboguerrero resuena en el cine colombiano con la fuerza de quien no solo narró historias, sino que, con su lente, abrió brechas significativas en una industria predominantemente masculina. Desde sus inicios hasta sus obras más destacadas, su cine es reflejo de realidades sociales, un vehículo para explorar la condición humana y, fundamentalmente, una reafirmación de la perspectiva femenina.
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Nacida en Bogotá en 1950, Camila Loboguerrero creció en un ambiente donde la cultura y las artes eran parte fundamental de la cotidianidad. Su formación académica la llevó a estudiar filosofía y letras en la Universidad de los Andes, una base que, sin duda, nutrió su sensibilidad crítica y su capacidad de análisis para abordar temas complejos en su futura obra cinematográfica.
Sin embargo, su verdadera pasión la esperaba en el celuloide. Su interés por el séptimo arte la llevó a Europa, donde se formó en la prestigiosa Escuela Nacional Superior de Artes y Técnicas del Teatro (ENSATT) en París y posteriormente en la London Film School en Londres, cunas de talentos cinematográficos a nivel mundial. Esta sólida preparación internacional le otorgó las herramientas técnicas y narrativas para regresar a Colombia con una visión clara y un propósito definido.
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A su vuelta al país, Loboguerrero no tardó en dejar su impronta. En una época en que el rol de la mujer detrás de cámaras era casi inexistente, ella se abrió paso con determinación. Uno de sus primeros trabajos importantes fue como asistente de dirección de Marta Rodríguez y Jorge Silva, figuras tutelares del cine documental social colombiano, en la película "Campesinos". Esta experiencia fue crucial, permitiéndole entender de primera mano la realidad del país y afinar su mirada para el compromiso social que, de una u otra forma, siempre ha permeado su filmografía.
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La obra de Camila Loboguerrero
Su ópera prima, "María Cano" (1990), marcó un hito no solo en su carrera, sino en el cine colombiano. Esta película biográfica, protagonizada por la gran María Eugenia Dávila, reconstruye la vida de la líder social y sindical antioqueña María Cano, la "Flor del Trabajo", una figura emblemática de la lucha obrera en Colombia a principios del siglo XX.
Con "María Cano", Loboguerrero no solo rescató una parte vital de la memoria histórica del país, sino que también demostró su capacidad para dirigir una producción de gran escala, con una narrativa sólida y una puesta en escena cuidada. La película fue un éxito de crítica y público, consolidándola como una voz relevante.
Años más tarde, Loboguerrero volvió a sorprender con "Santera" (1994). Esta película se adentra en el mundo del vudú y las creencias populares, explorando la espiritualidad, el sincretismo religioso y los dilemas morales en un contexto caribeño. Con "Santera", la cineasta demostró su versatilidad temática y su interés por las historias que trascienden lo evidente, adentrándose en el realismo mágicoy en las complejidades de la fe y la superstición.
Más allá de sus largometrajes, la trayectoria de Camila Loboguerrero incluye una significativa labor en la televisión y el cortometraje, donde exploró diversas facetas de la narrativa audiovisual. Su cine, en general, se caracteriza por una cuidadosa dirección de actores, una particular sensibilidad estética y una profunda preocupación por la construcción de personajes femeninos complejos y multifacéticos. Sus protagonistas son mujeres fuertes, que desafían convenciones, luchan por sus ideales y enfrentan realidades adversas con resiliencia, ofreciendo una visión que a menudo contrasta con los estereotipos.
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La importancia de Camila Loboguerrero en el cine colombiano es innegable. Fue una de las primeras mujeres en dirigir largometrajes de ficción en el país, abriendo el camino para futuras generaciones de cineastas.
Su trabajo no solo ha enriquecido la filmografía nacional con obras de gran valor artístico y narrativo, sino que también ha contribuido a visibilizar la perspectiva femenina en un medio que históricamente ha sido dominado por voces masculinas. Su legado es un recordatorio de la persistencia, el talento y la visión necesarios para contar nuestras propias historias y, al hacerlo, reflejar la vasta y compleja identidad colombiana. Su mirada, siempre aguda y empática, permanece como un referente esencial para entender la evolución de nuestro cine.
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