Nacida en 1941 en Escafusa, junto a la frontera con Alemania, Schweizer, también percusionista, dio sus primeros recitales de juventud en el restaurante de sus padres y pronto se inclinó por el jazz, comenzando a frecuentar los escenarios de este estilo en Londres y Zúrich durante la década de los 60.En 1968 comenzó una fructífera colaboración artística con el batería suizo Pierre Favre, formando una pareja que contribuyó grandemente al desarrollo del free jazz y la improvisación piano-percusión, modalidad en la que Schweizer protagonizó míticos duetos con figuras como Andrew Cyrille, Han Bennik o Hamid Drake, según relata la agencia de noticias suiza ATS.Actuó en escenarios de todo el mundo, el último de ellos el Festival Konfrontationen de Nickelsdorf (Austria) en 2019, un año después de haber recibido el premio nacional suizo de la música por toda su carrera.💬 Síganos en nuestro canal de Whatsapp aquí.Los medios helvéticos también destacan este miércoles su papel central en el movimiento feminista dentro de la música europea, formando parte de grupos de mujeres artistas como "Les Diaboliques" o el "Feminist Improvising Group".🔴 No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
Las trenzas sobre la cabeza adornadas con flores, el poncho colorido postrado en los hombros débiles de la enfermedad y las manos milagrosas que pintaron la vida en medio de la muerte, así veo a Frida Kahlo, la artista que dibujó el amor y el dolor en las mismas obras.La pintora mística vestía pantalones y se ataba el pelo como un hombre, a veces se ponía faldas abullonadas y encajes sobre los hombros, pintaba sus labios de rojo, así como usaba ese color en sus cuadros que fueron la muestra viva del dolor que le causaba su enfermedad.El 17 de septiembre de 1925 viajaba en bus con su compañero Alejandro Gómez Arias, el autobús se chocó con un tranvía y ocasionó el accidente que cambiaría el rumbo de su vida y su arte. En ese golpe, Frida se perforó la pelvis con el pasamanos del tranvía, se fracturó la columna y las costillas, se partió la pierna en once partes y se rompió la clavícula.Sostenida por un yeso y postrada en cama, la artista comenzó a pintarse a sí misma con un espejo que ubicaba sobre su cama en una especie de caballete mutante. 💬 Síganos en nuestro canal de Whatsapp aquí.Pintaba su cara porque era lo único que podía ver mientras estaba inmóvil, creó una nueva perspectiva de su ser, se dibujó desnuda y de metal, pintó su frondoso pelo de flores y coronó su quietud en una numerosidad de cuadros fascinantes.A Frida le llegó el amor, un hombre gigantesco junto al que se veía diminuta. La quiso, por supuesto, pero también hirió su corazón profundamente. Ese dolor fue transmitido por las manos adoloridas a los cuadros y a la poesía, esto fue lo que le escribió Frida a Diego Rivera en una carta que no tiene fecha:“Hoy he pensado en ti. Aunque no te lo mereces, tengo que admitir que te quiero. ¿Cómo olvidar el día en que te pedí por primera vez una opinión sobre mis cuadros? Yo, todavía una joven tonta, tú, un gran señor de mirada lasciva. Me diste la respuesta que esperaba, para mi satisfacción, para verme feliz, sin siquiera conocerme me empujaste a seguir pintando. Mi Diego, mi alma ha recordado que siempre te amaré aunque no estés a mi lado. En mi soledad te digo que amar no es un pecado imperdonable. [...] Le pregunté a mi corazón por qué a ti y no a otro”.Después del accidente, la pintora sufrió dos abortos involuntarios, el anhelo de ser madre se desvaneció en el dolor y la sangre, pintó las pérdidas y el cansancio de estar en una cama de hospital atada a una cama fría que ahuyentaba todo deseo de maternar la vida.Frida Kahlo pintó más de 200 cuadros, pintó frenéticamente y creó una visión de sí misma dimensionada en cientas de Fridas como clones que habitan un mundo singular, el mundo de su mente y de su cuerpo, que también fue lienzo del pincel que disparaba en el corazón con llamas amarillas.Sus manos mágicas dibujaron la historia de una mujer que amó y sobrevivió a la hostilidad del mundo, que mandó cartas con lágrimas y que lloró el dolor de un cuerpo enfermo. Esa misma mujer que ahora es símbolo de cultura, fue un pájaro que voló sobre el miedo y pintó con sus alas inmensas las tierras de América Latina.🔴 No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
La maestra aseguró en una entrevista que este encuentro musical “es la culminación de un sueño después de mucho luchar”, al reconocer sonriente que el festival ya es una “máquina ya aceitada”.Gracias, en gran parte, a sus más de 20 años de carrera en los que se ha hallado en el camino a grandes artistas y amigos como Natalia Lafourcade, quien cantó en este certamen sus grandes éxitos ´Hasta la raíz´ (2015) y varios temas de su último disco ´De todas las flores´ (2022).Sobre la orquesta latinoamericana destacó “la cantidad de talento”, por ejemplo, en países como Venezuela, que tiene al virtuoso trompetista Pancho Flores, con quien está muy orgullosa de haber colaborado en el festival, que tuvo lugar en el Hotel Xcaret Arte, ubicado en el Caribe mexicano.“El pueblo latinoamericano es extremadamente musical por naturaleza, tenemos que apreciar y aprovechar esa cualidad”, explicó para apuntar que lo más importante es empezar por los niños, ya que considera que hay una falta de “educación general musical en la sociedad”.La música y su aprendizaje sirven, según la artista, aportan a la sociedad una mayor armonía, en especial con los más jóvenes, que pueden prepararse mejor en tareas básicas como ser más puntuales y respetuosos, valores que cree son parte de “un proceso espiritual o de reflexión”.Con esta tercera edición que rinde un homenaje a la música orquestal, la compositora cree fielmente que, más allá de los grandes nombres y de la fama, “la música y su nivel de excelencia es suficiente”.💬 Síganos en nuestro canal de Whatsapp aquí.‘Imposible’, un álbum para la humanidadUna de las sorpresas del Festival Paax GNP fue la presentación de ‘Imposible’, su nuevo álbum, que encuentra una profunda inspiración en “los problemas más grandes de la humanidad”, como el cambio climático, la guerra y la violencia de género.Este último trabajo discográfico publicado por Sony, De la Parra lo preparó con el compositor mexicano Arturo Márquez y mediante la ‘Orquesta imposible’ durante el encierro por la pandemia de covid-19, una de las épocas más duras para la humanidad.Para De la Parra, la música siempre se levanta a pesar de la adversidad."Todo nuestro equipo y yo agradecemos mucho que estén aquí, que hayan decidido venir a pasar este momento con nosotros, estos días”, dijo la artista, después de que se publicó un comunicado oficial de la organización en el que se compensaba a los asistentes y los invitaba a formar parte de la que será la cuarta edición del Festival Paax GNP por el cierre cuatro días antes de lo previsto este año por la llegada del huracán Beryl al Caribe mexicano.🔴 No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
La gira la llevará por Norteamérica a partir de octubre antes de dirigirse a Europa en febrero. Lauper ha vendido más de 50 millones de álbumes gracias a éxitos como "Time After Time" y "True Colors", sin dejar de trabajar a pesar de estar menos en primer plano.En 2013 ganó un premio Tony por la banda sonora del musical de Broadway "Kinky Boots".Pregunta: La expulsaron de dos escuelas cuando era joven. ¿De dónde viene esa rebeldía?Respuesta: ¡No era yo, eran ellos! Me enfrenté a un sacerdote que dijo que mi madre iba a a ir al infierno. ¿Qué clase de persona le dice a una niña de ocho años que su madre va a ir al infierno? La segunda vez le pregunté a una monja si todavía tenía su período, y me echaron. Quería irme a casa porque en esa escuela… bueno, ciertas personas no deberían ocuparse de los niños.P: ¿Los éxitos todavía se sienten frescos cuando los interpreta en vivo?R: Cada vez es diferente, pero la razón por la que la gente realmente viene es para conectarse con el pasado. Quieren escuchar lo que recuerdan. Si puedes agregar algo extra, eso es bueno. Entre el ritmo y el sonido a veces logras evadirte. Esa es la mejor parte de actuar porque creo que la gente canta para escapar, para sentirse mejor, para volar. Cuando era niña, la vecina hacía todos los domingos la misma salsa, limpiaba toda la casa y se sentaba por la tarde a tocar el acordeón y siempre tocaba "Volare". Yo era adolescente y pensaba: 'Me van a matar... ¿Cuántas veces necesito que me recuerden que soy italiana?'. Pero ahora me doy cuenta de lo que realmente estaba tocando: "Tengo alas en mi corazón". Cuando los cantantes lo dan todo, en su interior están como volando.💬 Síganos en nuestro canal de Whatsapp aquí.P: ¿Qué le motivó a luchar por los derechos de los homosexuales?R: Soy amiga y miembro de esa gran familia. Y no te puedes quedar mirando a un lado mientras discriminan a tu familia. Ha habido muchos progresos, pero ahora hay muchos retrocesos y de nuevo mucho miedo y enojo. Pienso en mi hermana Ellen, que es parte de esa comunidad. Nunca podría haber hecho nada sin ella.P: ¿Qué recuerdo atesora más de su carrera?R: Tuve que luchar por todo lo que quería, simplemente porque no me lo iban a dar. No aproveché ciertas oportunidades porque quería las cosas de cierta manera. Nunca estuve dispuesta a olvidar porqué empecé en este mundo: para sentirme libre, no para ser un pajarito enjaulado. El premio que más supuso para mí probablemente fue el de la revista Ms. [premio a la mujer del año] en 1984. La revista fue fundada por Gloria Steinem, una gran líder en los derechos civiles. Fue muy influyente para mí mientras crecía. Por supuesto, el Tony fue importante, y también los Grammys. No es que haya ganado muchos Grammys, probablemente porque nunca conté hasta diez antes de hablar. Tal vez habría sido una buena idea.🔴 No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
La ingeniera en Biosistemas egresada de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ) investigó por años cómo el sonido influye en el crecimiento y desarrollo de plantas y polinizadores, pero en el camino se topó con que también pueden "hacer" música.La investigadora contó que empezó a trabajar con lechugas y a exponerlas al ruido que estas hortalizas producen durante su crecimiento."Después de que termino ese experimento, en la Universidad Autónoma de Querétaro, me doy cuenta de que los dispositivos que ya tenía de ese experimento me podían servir para escuchar la música de las plantas”, relató Cruz.El descubrimiento la ha llevado a ofrecer conciertos y una experiencia inmersiva en varios estados del país, en los que, además de fomentar la ciencia, crea conciencia y conexión entre la naturaleza y las personas.El dispositivo que musicaliza la plantaEl aparato consiste en electrodos que se conectan con las hojas y "uno le pone los electrodos a la planta y entonces escucha a la planta", según detalló."Pero cuando tú tocas la planta el sonido cambia y, si tú te lo pones, el sonido es distinto entre cada persona. Entonces, vivir esa experiencia, el interactuar con la planta, ver cómo funciona y todo esto que sea en vivo, cambia muchísimo la percepción que las personas tienen de la naturaleza”, señaló.💬 Síganos en nuestro canal de Whatsapp aquí.Estos sonidos, explicó, son impulsos eléctricos que cada planta tiene en su interior y que, al ser procesados, se vinculan con el sonido de instrumentos y terminan por crear música.La forma en que Cruz une los impulsos a los sonidos de instrumentos es gracias a un procesador que ella misma desarrolló que interpreta los impulsos y crea las conexiones necesarias para que estos adquieran algún sonido determinado.“El dispositivo yo lo desarrollé, porque me di cuenta de que era muy difícil adquirir un dispositivo de otro país, era bien complicado, eso fue hace unos 10 años y era más difícil todavía traer las cosas a México", relató.A la par de este trabajo, Cruz se enfoca en desarrollar una técnica que complemente la agricultura con el sonido.El objetivo es sustituir implementos costosos en dicha industria como los drones polinizadores para generar mecanismos a base de sonidos que promuevan el crecimiento y desarrollo de la siembra, a la par de beneficiar a los polinizadores naturales."Tiene qué ver mucho el tipo de frecuencias que se ponen, tienen que ser frecuencias específicas dependiendo de lo que tú quieras hacer y va de la mano con los decibeles, la fuerza con la que ese sonido va y el tiempo que vas a exponerla", concluyó.🔴 No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
Una parte de la música clásica mexicana ha quedado en el olvido, pues aunque tiene piezas con composiciones de alto nivel, muchos músicos prefieren interpretar a los clásicos europeos, dijo la pianista mexicana Argentina Durán.“Me di cuenta que hay muchas obras que no se conocen, que casi ni las quieren tocar por alguna razón, el mexicano como que no se adentra tanto en su repertorio o lo hace un poco menos al compararlo con compositores europeos, pienso que es nuestra responsabilidad difundir nuestro arte a la par de esos compositores”, dijo la música originaria del sureño estado de Veracruz.En una visita a Guadalajara (oeste de México), previa al concierto que ofrecerá el 25 de mayo con la Orquesta Solistas de América, Durán aseguró que hay muchas composiciones mexicanas de calidad que no son conocidas.En su más reciente álbum Rapsodia mexicana, la música rescató una pieza inédita del compositor de origen indígena Jesús Corona, cuyas partituras las encontró en la Fonoteca Nacional y le sorprendieron por su complejidad.“En una época donde todos los compositores eran criollos y españoles, él se destaca por esta composición parecida a la de (Franz) Liszt, o sea, con tanta dificultad técnica, arpegios, escalas por doquier, es una obra muy complicada, por lo cual yo creo que no se había grabado antes”, detalló.En el álbum incluyó también canciones de autores variados como José Rolón, Manuel M. Ponce, Alfredo Carrasco y los también veracruzanos, Alejandro Corona y Mario Ruiz Armengol.Además del repertorio, el disco es especial, pues es el primero de música clásica mexicana en ser diseñado y grabado en Dolby Atmos, una tecnología de sonido inmersivo que hará que quien escucha se sienta como si estuviera al lado del piano, detalló Durán.💬 Síganos en nuestro canal de Whatsapp aquí.Música clásica para jóvenesLa mexicana, quien es pianista principal de la Orquesta Sinfónica Nacional, no solo ha difundido las obras de su país y de otras latitudes en conciertos y producciones discográficas, sino también en sus redes sociales, en la que es considerada una 'influencer' y ha logrado reunir a casi medio millón de seguidores en la plataforma de videos TikTok.Su idea de difundir la música clásica nació en pandemia y fue creciendo gracias a la interacción con sus seguidores, principalmente jóvenes, quienes ahora la siguen en sus conciertos.“Rompió muchos estereotipos, muchos prejuicios, sí me considero pionera cuando menos en México y en Latinoamérica de haber llevado la música clásica a las redes sociales, eso generó mucho movimiento cultural porque llegaban jóvenes masivamente a los conciertos en Bellas Artes y agotaban los boletos en 20 minutos, cosa que nunca se ve en música clásica”, declaró.La pianista consideró que las redes sociales son un buen vehículo para popularizar la música clásica, que por mucho tiempo ha sido considerada como un arte para conocedores o para personas con un alto nivel socioeconómico.“Muchos de los músicos tal vez no han sabido aprovechar y utilizar las tecnologías que tenemos en este momento, creo que sí estamos ante una oportunidad histórica de darle difusión a nuestro género que tal vez ha estado dentro de un prejuicio de que sólo es para ciertos estratos sociales, o personas de cierta edad o que es aburrido”, señaló.La música se presentará el 25 de mayo en el Conjunto de Artes Escénicas de Guadalajara junto a la Orquesta Solistas de América.🔴 No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
El álbum En vivo: 100 años de Azúcar está compuesto de nueve canciones e incluirá como tema principal Quimbara, una de los temas más emblemáticos de la eterna 'reina de la salsa'.La publicación de esta grabación es fruto de la casualidad: el locutor de radio del sur de Florida Albertico Rodríguez encontró material de audio en 2023 en un armario de su casa, mientras limpiaba. Cuál no sería su sorpresa al descubrir que la grabación correspondía a un show que ofreció Celia Cruz en el ya desaparecido Casanova Club en 1986 o 1987.Rodríguez, quien fue maestro de ceremonias en muchos espectáculos en los que actuó la legendaria Cruz, había grabado esta actuación, la guardó y se olvidó de ella.Ahora, casi 21 años después de la muerte de Cruz, el locutor poseía "un tesoro inesperado en sus manos: una grabación desconocida de Celia Cruz, un bien extremadamente escaso en 2024", señaló Billboard en un artículo firmado por Leila Cobo.El material fue a parar a manos de Omer Pardillo, que fue el representante de Celia Cruz y hoy dirige una fundación que lleva su nombre, y de Nelson Albareda, director ejecutivo de Loud and Liver."No lloré, pero estaba claramente emocionado", dice Albareda en el artículo, quien trabajó con Cruz como joven asistente cuando comenzó en el negocio de la música hace más de tres décadas.💬 Síganos en nuestro canal de Whatsapp aquí.Albareda expresó en el artículo la profunda emoción que sintió al escuchar el audio de la actuación de Cruz: "No solo la calidad de la grabación era excelente, sino que también tenía éxitos como Quimbara".Así comenzó el proceso de trabajo de casi un año por parte de Albareda para restaurar y remasterizar el audio para el álbum, la segunda grabación en vivo de la legendaria artista que se lanza desde su muerte.Más allá de ser una grabación poco común, 100 Años de Azúcar es única porque presenta a una Celia Cruz actuando en un lugar relativamente pequeño (para unas 1.000 personas) y la captura además interactuando con sus seguidores de manera cercana y personal, precisa el artículo.El lanzamiento incluye también un caja de colección de una edición limitada con un libro de mesa de café y fotografías exclusivas de Cruz, conocida en el mundo entero por su habitual grito de "¡Azúcar!. Esta iniciativa discográfica marcará el comienzo de la celebración del centenario de su nacimiento, que continuará hasta 2025.Como parte de la celebración, el rostro de Cruz aparecerá en una moneda de 25 centavos de dólar. La US Mint, la Casa de la Moneda de Estados Unidos, ha dedicado a Cruz uno de los "quarters" (cuarto de dólar) de una serie llamada "American Women Quarters", que comenzó a emitir en 2022 y va a continuar hasta 2025 con el fin de honrar los avances y contribuciones de las mujeres a este país.La 'reina de la salsa' llevó su música al mundo con las Estrellas de Fania, recibió innumerables reconocimientos, entre estos múltiples discos de platino y oro, tres premios Grammy, cuatro premios Latin Grammy, la Medalla Presidencial de las Artes y una estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood.Celia Caridad Cruz Alfonso nació el 21 de octubre de 1921 en Cuba y falleció el 16 de julio de 2003 en EE.UU., víctima de un cáncer.🔴 No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
Entre los relatos breves que condujeron a que la escritora canadiense Alice Munro fuera galardonada con el Premio Nobel de Literatura en 2013, Radicales libres, contenido en su obra Demasiada felicidad (2011), destaca por presentar a una viuda reciente que busca reconstruir su vida. Sin embargo, es al enfrentarse a su condición de enferma terminal donde encuentra la fuerza necesaria para afrontar una situación extrema.*Al principio la gente llamaba por teléfono para cerciorarse de que Nita no estaba demasiado deprimida, ni demasiado sola, ni comía demasiado poco o bebía demasiado. (Había sido una bebedora de vino tan diligente que muchos olvidaban que tenía completamente prohibido beber.) Ella mantenía las distancias, sin parecer ni dignamente afligida ni anormalmente animada, ni distraída ni confundida. Decía que no necesitaba que le hicieran la compra, que se las arreglaba con lo que tenía a mano. Tenía las medicinas que le habían recetado y suficientes sellos para las cartas de agradecimiento. Sus mejores amigos probablemente sospechaban la verdad: que no se molestaba en comer mucho y que si llegaba alguna carta de pésame la tiraba a la basura. Ni siquiera había escrito a personas que vivían lejos, para evitar dichas cartas. Ni siquiera a la anterior esposa de Rich, que vivía en Arizona, ni al hermano, que vivía en Nueva Escocia y del que estaba bastante distanciado, a pesar de que ellos quizá entenderían mejor que la gente más cercana por qué había seguido adelante con el no funeral como lo había hecho. Rich le gritó que se iba al pueblo, a la ferretería. Eran como las diez de la mañana; había empezado a pintar la verja de la terraza. Es decir, estaba raspándola para pintarla y la vieja rasqueta se le rompió en las manos.A Nita no le dio tiempo a pensar por qué tardaba Rich. Él se inclinó sobre el cartel que había en la acera, delante de la ferretería, que anunciaba cortacéspedes de oferta. No le dio tiempo ni a entrar en la tienda. Tenía ochenta y un años y buena salud, salvo una leve sordera en el oído derecho. El médico le había hecho un reconocimiento hacía solo una semana. Nita se enteraría de que el reciente reconocimiento, el certificado médico favorable, se repetía en un sorprendente número de los casos de muerte súbita con que se encontró de repente. Casi te da por pensar que habría que evitar tales visitas, dijo. Solamente debería haber hablado en esos términos con sus malhabladas amigas Virgie y Carol, sus íntimas, mujeres casi de su misma edad, sesenta y dos años. A los más jóvenes ese lenguaje les parecía indecoroso y ambiguo. Al principio estaban más que dispuestos a formar una piña alrededor de Nita. No llegaron a hablar del proceso de duelo, pero Nita se temía que empezaran en cualquier momento. En cuanto se metió con los preparativos, todos menos los más fieles y fiables se replegaron, naturalmente. La caja más barata, a enterrarlo de inmediato, sin ceremonia de ninguna clase. En la funeraria dieron a entender que a lo mejor era ilegal, pero Nita y Rich lo tenían muy claro. Se habían informado hacía casi un año, cuando a Nita le dieron el diagnóstico definitivo. «¿Cómo iba yo a saber que se me iba a adelantar?» La gente no se esperaba un funeral tradicional, pero sí les apetecía algún rito moderno. La exaltación de la vida. Escuchar su música preferida, todos cogidos de la mano, contar anécdotas elogiosas de Rich mientras pasaban de puntillas y con humor sobre sus rarezas y sus perdonables defectos. Esas cosas que Rich decía que le daban ganas de devolver. 💬 Síganos en nuestro canal de Whatsapp aquí.De modo que el asunto se despachó enseguida y el revuelo y el calor que la había rodeado se disiparon, si bien ella suponía que algunas personas seguirían diciendo que las tenía preocupadas. Virgie y Carol no lo decían. Únicamente decían que era una vieja bruja y una egoísta si pensaba diñarla antes de lo necesario. Se pasarían por su casa y la resucitarían con Grey Goose; eso decían. Nita decía que no pensaba hacerlo, aunque sí le veía cierta lógica. De momento su cáncer había remitido; a saber qué quería decir eso realmente. No significaba que estuviera «en regresión». O no para siempre. Su hígado es la principal sala de operaciones y mientras ella se limite a comisquear no se queja. Lo único que deprimiría a sus amigas sería recordarles que no puede beber vino. Ni vodka. Después de todo, de algo le había servido la radioterapia de la primavera pasada. Ahora es pleno verano. Piensa que ya no tiene un color tan bilioso, pero a lo mejor eso solo significa que se ha acostumbrado. Se levanta temprano, se lava y se viste con lo que tenga a mano. Pero al menos se viste y se lava, se cepilla los dientes y se arregla un poco el pelo, que ha vuelto a salirle bastante bien, canoso alrededor de la cara y oscuro por detrás, como antes. Se pinta los labios y se oscurece las cejas, que se le han quedado muy despobladas, y por la misma consideración de toda la vida hacia una cintura estrecha y unas caderas moderadas, comprueba los progresos que ha hecho en ese sentido, aunque sabe que la palabra adecuada para calificar todo su cuerpo en esos momentos sería «escuálido». Se sienta en su amplio sillón de costumbre, rodeada de montones de libros y revistas sin abrir. Da unos sorbos cautelosos a la infusión aguada que ahora sustituye al café. En su momento pensó que no podría vivir sin café, pero resulta que en realidad lo que quiere entre las manos es el tazón caliente; eso es lo que ayuda a pensar o a hacer lo que haga durante la sucesión de las horas, o de los días. Esa casa era de Rich. La compró cuando estaba con su esposa Bett.No iba a ser sino un sitio para los fines de semana, cerrado durante el invierno. Dos dormitorios minúsculos, una cocina adosada, a un kilómetro del pueblo. Pero al cabo de poco tiempo ya estaba trabajando en ella: aprendió carpintería, construyó un ala con dos dormitorios y dos cuartos de baño y otra para su despacho, transformó la casa original en un salón-comedor-cocina. A Bett empezó a interesarle; al principio decía que no entendía por qué había comprado semejante cuchitril, pero siempre se implicaba en las mejoras prácticas y compró dos mandiles de carpintero a juego. Necesitaba algo a lo que dedicarse cuando terminó y publicó el libro de cocina que le había llevado varios años. No tenían hijos. Y mientras Bett le contaba a la gente que había encontrado su lugar en la vida como ayudante de carpintero y que eso los había unido más a Rich y a ella, Rich se enamoraba de Nita. Ella trabajaba en la secretaría de la universidad donde Rich daba clase de literatura medieval. La primera vez que hicieron el amor fue entre las virutas y la madera serrada de lo que llegaría a ser la habitación principal con techo arqueado. Nita se dejó las gafas de sol, no a propósito, aunque Bett, que jamás se dejaba nada en ningún sitio, no se lo creyó. Después vino la consabida y dolorosa trifulca, tras la cual Bett se marchó a California y después a Arizona, Nita dejó su trabajo por sugerencia de la secretaría y Rich perdió la oportunidad de ser decano de letras. Él se prejubiló y vendió la casa de la ciudad. Nita no heredó el mandil de carpintero más pequeño y se dedicó a leer de buena gana sus libros en medio del desorden, a preparar cenas elementales en un hornillo, a dar largos paseos de exploración de los que volvía con desaliñados ramilletes de lirios atigrados y zanahorias silvestres que metía en latas de pintura vacías. Más adelante, cuando Rich y ella ya se habían instalado, se avergonzaba un poco al pensar en lo dispuesta que había estado a desempeñar el papel de la mujer joven, la feliz rompehogares, la ingenua risueña y atolondrada. En realidad era una mujer —no precisamente una chica— seria, físicamente torpe, tímida, capaz de enumerar todas las reinas de Inglaterra, no solo los reyes sino también las reinas, y que se sabía de memoria la guerra de los Treinta Años, pero a quien le daba vergüenza bailar en público y que jamás aprendería a subirse a una escalera de mano, al contrario que Bett. Su casa tiene una hilera de cedros a un lado y el terraplén de la vía del tren al otro. El tránsito ferroviario nunca ha sido gran cosa, y ahora pueden pasar solo un par de trenes al mes. Entre los raíles la maleza crecía profusamente. Una vez, a las puertas de la menopausia, Nita incitó a Rich a hacer el amor allí arriba, no sobre las traviesas, naturalmente, sino en el estrecho arcén de al lado, y después bajaron exageradamente contentos. Nita pensaba con detenimiento, cada mañana al sentarse, en los sitios donde Rich no estaba. No estaba en el cuarto de baño pequeño, donde seguían sus cosas para afeitarse y las píldoras para diversos achaques, molestos pero no graves, que Rich se negaba a tirar. Tampoco en el dormitorio del que Nita acababa de salir después de haberlo recogido. Ni en el cuarto de baño grande, al que Rich solamente entraba para bañarse. Ni en la cocina, que se había convertido en el dominio casi exclusivo de Rich durante el último año. Por supuesto, tampoco estaba en la terraza con la verja a medio raspar, dispuesto a atisbar en broma por la ventana, frente a la cual en otros tiempos a veces Nita fingía iniciar un striptease. Ni en el despacho. Ese era el sitio donde su ausencia tenía que establecerse con más firmeza. Al principio Nita necesitaba abrir aquella puerta y quedarse allí, contemplando los montones de papeles, el ordenador moribundo, las carpetas desbordantes, los libros que se habían quedado abiertos o boca abajo y los que se apiñaban en las estanterías. Después empezó a conformarse con imaginarse las cosas.Un día de estos tendría que entrar. Lo veía como una invasión. Tendría que invadir el cerebro muerto de su marido. Algo que jamás se había planteado. Rich le parecía tal pilar de eficacia y capacidad, una presencia tan enérgica y firme que siempre había creído, absurdamente, que viviría más que ella. Después, durante el último año, aquella convicción absurda se convirtió en una certeza para los dos, o eso pensaba ella. Primero arreglaría el almacén de abajo. En realidad era un almacén subterráneo, no un sótano. Unos tablones servían de pasarelas sobre el suelo de tierra, y las altas ventanitas estaban cubiertas de telarañas sucias. Allí abajo no había nada que fuera a necesitar. Solamente estaban las latas de pintura medio vacías de Rich, varias tablas de diversas longitudes que algún día podían venir bien, herramientas en buen uso o que más valía tirar. Había abierto la puerta y bajado los escalones solo en una ocasión, para ver si había alguna luz encendida y para comprobar que allí estaban los interruptores, con etiquetas al lado para que supiera cuál correspondía a qué. Cuando subió echó el cerrojo como de costumbre, por el lado de la cocina. Rich se reía de esa costumbre suya, y le preguntaba qué amenaza creía que podía entrar allí, por las paredes de piedra y las ventanas del tamaño de un elfo. De todos modos sería más fácil empezar por allí, cien veces más fácil que por el despacho. Hacía la cama y arreglaba lo que había dejado tirado en la cocina o el cuarto de baño, pero el esfuerzo de una limpieza a fondo era algo superior a sus fuerzas. Apenas era capaz de tirar un clip torcido o un imán de la nevera que hubiera perdido la fuerza de atracción, por no hablar del plato de monedas irlandesas que se habían traído Rich y ella de un viaje hacía quince años. Todo parecía haber adquirido un peso y una extrañeza propios.Carol o Virgie llamaban todos los días, normalmente a la hora de cenar, cuando pensaban que a Nita la soledad debía de resultarle menos soportable. Ella decía que estaba bien, que pronto saldría de su guarida, que necesitaba tiempo, que se dedicaba a pensar y a leer. Y que comía bien y dormía. También eso era verdad, salvo lo de leer. Se sentaba en el sillón, rodeada de libros, y no abría ninguno. Siempre había leído tanto —una de las razones por las que según Rich era la mujer adecuada para él: se sentaba a leer y lo dejaba en paz—, y ahora no aguantaba ni media página seguida. Nita no era de los que nunca vuelven a leerse un libro. Los hermanos Karamazov, El molino del Floss, Las alas de la paloma, La montaña mágica una y otra vez. Cogía uno, pensando en leer un trocito concreto, y se veía incapaz de dejarlo hasta volver a tragárselo entero. También leía novela moderna. Siempre novela. Detestaba la palabra «evasión» aplicada a la ficción. Podría haber argumentado, y no solo por llevar la contraria, que la evasión era la vida real. Pero esto era demasiado importante para discutirlo. Y de repente, aunque pareciera mentira, todo aquello había desaparecido. No solo con la muerte de Rich, sino con la inmersión en su enfermedad. Después pensó que se trataba de un cambio temporal y que resurgiría la magia cuando le retirasen ciertas medicinas y el tratamiento que la dejaba agotada. Al parecer no fue así. A veces intentaba explicar el porqué a un interrogador imaginario.—Tengo mucho que hacer.—Es lo que dice todo el mundo. ¿Qué tienes que hacer?—Prestar atención.—¿A qué?—Quiero decir pensar.—¿En qué?—Da igual.Una mañana, después de estar un rato sentada, pensó que hacía mucho calor. Debía levantarse y poner los ventiladores. O bien, para ser más respetuosa con el medio ambiente, podía abrir las puertas de delante y de atrás y dejar que la brisa, si la había, entrase a la casa por la tela metálica. Primero descorrió el cerrojo de la puerta delantera. E incluso antes de que se hubiera colado un centímetro de la luz de la mañana, vio una raya oscura que le cerraba el paso a esa luz. Había un joven ante la puerta de tela metálica, que tenía el gancho puesto.—No quería asustarla —dijo—.Estaba buscando un timbre o algo. He dado un golpecito en el marco, pero supongo que no me ha oído.—Perdone —dijo Nita. —Tendría que echarle un vistazo a su caja de fusibles. Si me dice dónde está. Nita se apartó un poco para que el joven entrase. Tardó unos momentos en recordarlo.—Sí. Abajo —dijo—. Voy a encender la luz para que lo vea. Él cerró la puerta y se agachó para quitarse los zapatos.—No se preocupe —dijo Nita—. No es como si estuviera lloviendo.—No está de más. Es una costumbre. En lugar de barro igual le dejaba huellas de polvo. Nita entró en la cocina, incapaz de volver a sentarse hasta que aquel hombre se marchase. Le abrió la puerta mientras él subía las escaleras.—¿Todo bien? —preguntó Nita—. ¿Lo ha encontrado?—Sí. Bien.Nita se adelantó para acompañarlo hasta la puerta y se dio cuenta de que no oía pisadas detrás. Se volvió y lo vio de pie, en la cocina.—No tendrá por casualidad algo que pueda prepararme para comer, ¿no? Se había producido un cambio en su voz, un estallido, con un tono ascendente, que a Nita le hizo pensar en un humorista de la televisión imitando un gañido con acento rural. Bajo la claraboya de la cocina vio que no era tan joven. Al abrir la puerta solamente se había fijado en un cuerpo flacucho, una cara oscura recortada contra el resplandor de la mañana. Al volver al verlo, el cuerpo era efectivamente flacucho, pero más consumido que juvenil, con una simpática caída de hombros. Tenía la cara alargada y como gomosa, y unos ojos prominentes azul claro. Una mirada jocosa, pero persistente, como si siempre se saliera con la suya.—Es que resulta que soy diabético —dijo—. No sé si conoce a algún diabético, pero el caso es que cuando te entra el hambre tienes que comer, o se te pone el organismo raro. Debería haber comido antes de venir, pero me entraron las prisas. ¿Le importa que me siente?—Ya se había sentado a la mesa de la cocina—. ¿Tiene café?—Tengo té. Una infusión, si le apetece.—Claro, claro.Nita puso una medida de té en una taza, enchufó el hervidor y abrió la nevera.—No tengo gran cosa —dijo—. Unos huevos. A veces hago un huevo revuelto y le pongo salsa de tomate. ¿Le apetece? Y podría tostar unos bollos de pan inglés.—Inglés, irlandés, abisinio… Lo mismo me da. Nita cascó un par de huevos en la sartén, rompió las yemas y lo removió todo con un tenedor; después cortó un bollo y lo puso en la tostadora. Sacó un plato del aparador, lo colocó delante del hombre. Luego sacó cuchillo y tenedor del cajón de la cubertería.—Bonito plato —dijo él levantándolo como para verse la cara. Justo cuando Nita se daba la vuelta para seguir con los huevos oyó que se estrellaba contra el suelo. —Vaya por Dios —dijo él con otro tono de voz, chillón y decididamente desagradable—. Mire lo que he hecho. —No pasa nada —contestó Nita, sabiendo que sí pasaba. —Se me habrá escurrido de la mano. Nita sacó otro plato, lo dejó en la encimera hasta que las rebanadas de pan estuvieron tostadas y después puso los huevos cubiertos de salsa de tomate encima. Mientras tanto el hombre se había agachado para recoger los trozos de loza. Cogió un trozo que tenía la punta afilada. Cuando Nita dejó la comida sobre la mesa el hombre se raspó ligeramente un antebrazo con la punta. Brotaron minúsculas gotitas de sangre, al principio separadas, después formando un hilillo. —No es nada —dijo—. Solo una broma. Sé cómo hacerlo para gastar una broma. Si hubiera querido hacerlo en serio no habríamos necesitado salsa de tomate, ¿no? Quedaban unos trozos en el suelo que él no había visto. Nita se dio la vuelta, con la intención de coger la escoba, que estaba en un armario cerca de la puerta trasera. Él la agarró por un brazo como un rayo. —Usted siéntese. Quédese aquí sentada mientras yo como. Levantó el brazo ensangrentado para volver a enseñárselo. Después se hizo un bocadillo con los huevos y el pan y se lo comió de unos cuantos mordiscos. Masticaba con la boca abierta. El agua estaba hirviendo. —143— —¿La bolsa de té está en la taza? —Sí. Bueno, es té en hebras. —No se mueva. No la quiero cerca del agua hirviendo, ¿me entiende? Echó agua en la taza. —Parece heno. ¿No tiene otra cosa? —Lo siento. No. —Deje de decir que lo siente. Si no tiene otra cosa, no tiene otra cosa. No se ha creído que venía a ver la caja de fusibles, ¿verdad? —Pues sí —dijo Nita. —Ahora ya no. —No. —¿Está asustada? Nita decidió no tomárselo como una burla sino como una pregunta en serio. —No lo sé. Supongo que estoy más sorprendida que asustada. No sé. —Hay una cosa, una cosa de la que no debe tener miedo. No voy a violarla. —No se me había ocurrido. —Nunca se sabe. —El hombre tomó un sorbo de té y torció el gesto—. Solo porque es usted una mujer vieja. Hay cada uno por ahí… Se lo harían a cualquier cosa. Niños pequeños, perros, gatos o viejas. Viejos. No son tiquismiquis. Pero yo sí. A mí solo me interesa lo normal, y con una señora agradable que me gusta y que le gusto. O sea que quédese tranquila. —Lo estoy, pero gracias por decírmelo —dijo Nita. El hombre se encogió de hombros, aunque dio la impresión de sentirse satisfecho de sí mismo. —¿El coche de ahí enfrente es suyo?—De mi marido. —¿De su marido? ¿Dónde está? —Ha muerto. Yo no sé conducir. Quiero venderlo, pero todavía no lo he hecho. Qué estúpida, qué estúpida era por contárselo. —¿Dos mil cuatro? —Creo que sí. Sí. —Por un momento he pensado que iba a engañarme con lo del marido, pero no habría funcionado. Es que lo huelo, si una mujer está sola. Lo sé nada más entrar en una casa. En cuanto me abren la puerta. Instinto. ¿Y va bien? ¿Sabe el último día que lo cogió? —El siete de junio. El día que murió. —¿Tiene gasolina? —Supongo que sí. —Estaría bien que lo hubiera llenado. ¿Tiene las llaves? —Aquí no, pero sé dónde están. —Vale. —Empujó la silla y le dio un golpe a un trozo de loza. Se levantó, sacudió la cabeza, como sorprendido, y volvió a sentarse—. Estoy hecho polvo. Tengo que sentarme un momento. Pensaba que me sentiría mejor comiendo. Lo de ser diabético me lo he inventado. Nita empujó su silla y el hombre se levantó de un salto. —Usted se queda donde está. No estoy tan hecho polvo para dejarla escapar. Es que me he pasado la noche andando. —Iba a por las llaves. —Usted se espera hasta que yo lo diga. He venido por la vía del tren. Ni un tren he visto. He venido andando hasta aquí y no he visto ni un tren. —Raramente pasa un tren. —Sí. Mejor. Bajé a la cuneta al pasar por esos poblachos de catetos. Cuando amaneció todavía estaba bien, salvo cuando atravesaba —145— la carretera y tuve que echar a correr. Y cuando al mirar para aquí vi la casa y el coche, pensé, ahí lo tengo. Podría haberme llevado el coche de mi viejo, pero todavía me queda un poco de cabeza. Nita sabía que aquel hombre quería que le preguntase qué había hecho. También estaba segura de que cuanto menos supiera, mejor para ella. Y de pronto, por primera vez desde que aquel hombre entró en la casa, Nita pensó en su cáncer. Pensó en cómo la liberaba, en que la salvaba del peligro. —¿Por qué sonríe? —No sé. ¿Estaba sonriendo? —Me imagino que le gusta que le cuenten cosas. ¿Quiere que le cuente una historia? —A lo mejor preferiría que se marchase. —Me marcharé, pero primero le voy a contar una cosa. Metió la mano en uno de los bolsillos traseros. —Mire. ¿Quiere ver una foto? Mire. Era una fotografía de tres personas, en un salón con las cortinas de flores echadas como telón de fondo. Un hombre mayor —no viejo, tal vez de sesenta y tantos años— y una mujer más o menos de la misma edad sentados en un sofá. Una mujer más joven, enorme, en una silla de ruedas junto a un extremo del sofá, un poco adelantada. El hombre era grueso, canoso, con los ojos entrecerrados y la boca ligeramente abierta, como si tuviera dificultades para respirar pero se esforzaba por sonreír. La mujer era mucho más menuda, llevaba el pelo teñido de oscuro, los labios pintados y lo que antes se llamaba una blusa de campesina, con lacitos rojos en el cuello y las muñecas. Sonreía con decisión, casi con ardor, con los labios estirados sobre una dentadura quizá en mal estado. Pero era la mujer más joven quien monopolizaba la fotografía.Claramente definida y monstruosa con su vestido hawaiano de vivos colores, el pelo oscuro recogido en una serie de ricitos sobre la frente y las mejillas desparramadas sobre el cuello. Y a pesar de la mole de carne, una expresión de cierta satisfacción y astucia. —Son mi madre y mi padre. Y mi hermana Madelaine. La de la silla de ruedas. »Nació rara. No pudieron hacer nada, ni los médicos ni nadie. Y comía como un cerdo. Nos tuvimos tirria desde que siempre. Era cinco años mayor que yo y me hacía la vida imposible. Me tiraba todo lo que tenía a mano, me pegaba e intentaba atropellarme con su puta silla. Usted perdone. —Debió de pasarlo usted mal. Y sus padres. —Sí, ya. Ellos miraban para otro lado y lo permitían. Es que iban a una iglesia de esas, y el predicador les decía: es un regalo de Dios. Se la llevaban a la iglesia y ella se ponía a aullar como un puto gato y ellos decían: oh, intenta hacer música, que Dios la bendiga, me cago en… Usted perdone otra vez. »Así que yo no paraba mucho en casa y hacía mi vida. Vale, decía yo, no tengo por qué soportar esta mierda. Hacía mi vida. Tenía trabajo. Casi siempre tenía trabajo. Nunca me quedaba tocándome los huevos y bebiéndome el dinero del gobierno. O sea, haciendo el zángano. Nunca le pedí ni un centavo a mi viejo. Me levantaba y me iba a poner alquitrán a un tejado a más de treinta grados o a fregar el suelo de un puto restaurante o de ayudante de mecánico en un garaje de mierda. Y lo hacía.Pero como no siempre estaba dispuesto a tragar quina no duraba mucho. Esa gentuza siempre anda mangoneando a la gente como yo y yo no tengo por qué tragar. Soy de una familia como es debido. Mi padre trabajó hasta que estuvo demasiado enfermo, trabajó en los autobuses. A mí no me criaron para tragar quina. Pero bueno, eso da igual. Lo que siempre me habían dicho mis padres es: la casa es tuya. La casa está pagada, está en buenas condiciones y es tuya. Eso es lo que me dijeron. Sabemos que aquí tuviste las cosas difíciles cuando eras joven y que si no hubieras tenido las cosas tan difíciles igual podrías haber estudiado, de modo que queremos compensarte como podamos. Así que no hace mucho estaba yo hablando con mi padre por teléfono y me dice: bueno, supongo que comprenderás el trato. Y yo digo: ¿qué trato? Y él: solo hay trato si firmas los papeles para ocuparte de tu hermana mientras viva. La casa es tuya solo si también es su casa, me dice. »Dios santo. Yo no sabía eso. Yo no sabía que ese fuera el trato.Yo siempre había pensado que el trato era que cuando se murieran, ella se iría a una casa de acogida. Que no iba a ser mi casa. »Así que le dije a mi viejo que no era así como yo lo entendía y él me dice: está todo arreglado para que firmes, y si no quieres firmar, no tienes que hacerlo. Tu tía Rennie se pasará por aquí y estará pendiente de ti y de que cuando nosotros faltemos te atengas al acuerdo. »Sí, claro, mi tía Rennie. Es la hermana pequeña de mi madre, un bicho de mucho cuidado. »De todas formas me dice: ya te vigilará tu tía Rennie, y de repente cambié de idea. Dije: bueno, supongo que las cosas son así y que es justo. De acuerdo, ¿os va bien que vaya a cenar este domingo? »Claro, me dice. Me alegro de que te lo tomes como es debido. Tú siempre te enciendes demasiado pronto, y a tu edad deberías tener un poco de sentido común. »Qué curioso que tú digas eso, pensé yo. »Así que allí me fui, y mamá había preparado pollo. Olía bien cuando entré en casa. Después me llega el olor de Madelaine, el mismo olor asqueroso de siempre que no sé qué es pero que ahí está aunque mamá la lave todos los días. Pero actué muy bien. Es una ocasión especial, les dije, así que voy a hacer una foto.Les conté que tenía una cámara nueva, estupenda, que revelaba al momento y podrían ver la foto. Te ves en un pispás, ¿qué os parece? De modo que los senté a todos en el salón como le he enseñado a usted. Mamá dice: venga, deprisa, que tengo que volver a la cocina. Si no tardo nada, le digo. Hago la foto, y ella: venga, vamos a ver cómo hemos salido, y yo: un momento, un poco de paciencia, solo tardará un minuto. Y mientras esperan a ver cómo han salido, yo saco mi pistolita y pim, pam, pum, me los cargo. Después hice otra foto, fui a la cocina, comí un poco de pollo y no volví a mirarlos. Pensaba que la tía Rennie estaría allí también, pero mamá dijo que tenía no sé qué en la iglesia. Me la habría cargado igual. Así que mire. Antes y después. La cabeza del hombre estaba caída de lado, la de la mujer hacia atrás. Sus expresiones habían volado por los aires. La hermana había caído hacia delante, de modo que no se le veía la cara, solamente las enormes rodillas envueltas en tela floreada y la cabeza oscura con el peinado enrevesado y pasado de moda. —Podría haberme quedado allí tranquilamente una semana. Estaba tan relajado… Pero me marché al oscurecer. Me lavé bien, me terminé el pollo y pensé que lo mejor era largarme. Estaba preparado para que la tía Rennie se presentara de un momento a otro, pero se me pasaron las ganas, y sabía que tendría que ponerme otra vez de humor para cargármela a ella. Ya no me apetecía. Es que tenía el estómago lleno, porque era un pollo grande.Me lo había comido todo en lugar de llevarme un poco porque me daba miedo que lo olieran los perros y montaran un escándalo cuando me metiera por los senderos del campo, como me figuraba que tendría que hacer. Pensé que el pollo que me había metido entre pecho y espalda me duraría una semana, pero fíjese el hambre que traía cuando llegué aquí. Recorrió la cocina con la mirada.—Supongo que no tendrá nada de beber, ¿no? Ese té es asqueroso. —A lo mejor hay vino —dijo Nita—. No sé. Yo ya no bebo… —¿Es de Alcohólicos Anónimos? —No. Es que no me sienta bien. Se levantó y notó que le temblaban las piernas. Natural. —Me he ocupado del teléfono antes de entrar —dijo el hombre—. Es para que lo sepa. Si bebía, ¿se tranquilizaría un poco y se pondría más amable? ¿O más odioso y bruto? ¿Cómo iba a saberlo ella? Encontró el vino sin necesidad de salir de la cocina. Rich y ella solían beber vino tinto con moderación todos los días, porque se supone que es bueno para el corazón. O malo para algo que no es bueno para el corazón. Con el miedo y la confusión no se acordaba de cómo se llamaba aquello. Porque tenía miedo. Por supuesto. El cáncer no iba a servirle de ayuda en ese momento, de ninguna ayuda. El hecho de que fuera a morirse al cabo de un año se empeñaba en no anular el hecho de que podía morirse en aquel mismo momento. —Oiga, este es del bueno —dijo él—. Sin tapón de rosca. ¿No tiene un sacacorchos? Nita fue hacia un cajón, pero él se levantó de un salto y la apartó, sin demasiada brusquedad. —No, no, ya lo cojo yo. Usted ni se acerque a este cajón. Vaya, qué cantidad de cosas buenas hay aquí. Puso los cuchillos en el asiento de su silla, donde Nita no pudiera alcanzarlos, y empezó a abrir la botella con el sacacorchos. A Nita no le pasó inadvertido hasta qué punto podía ser perverso aquel instrumento en sus manos, pero ella no tenía la menor posibilidad de poder llegar a usarlo. —Solo iba a coger unos vasos —explicó, pero él dijo que no.—Nada de cristal. ¿No tiene de plástico? —No. —Pues tazas. Y la estoy viendo. Nita sacó dos tazas y dijo: —Para mí solo un poquito. —Para mí también —contestó él, muy formal—. Tengo que conducir. —Pero se llenó la taza hasta el borde—. No quiero que un madero meta la cabeza por la ventanilla para ver cómo estoy. —Los radicales libres —dijo Nita. —¿Y eso qué significa, a ver? —Es algo del vino tinto. O los destruye porque son malos o los refuerza porque son buenos. No me acuerdo. Tomó un sorbo de vino y no le dieron ganas de vomitar, al contrario de lo que esperaba. Él bebió, de pie. —Cuidado con esos cuchillos cuando se siente —dijo Nita. —No empiece a tomarme el pelo. —Cogió los cuchillos, los metió en el cajón y se sentó—. ¿Se cree que soy tonto? ¿Se cree que estoy nervioso? Nita se arriesgó. —Solamente pienso que nunca había hecho una cosa así —dijo. —Claro que no. ¿Qué se ha creído, que soy un asesino? Sí, vale, los maté, pero no soy un asesino. —Es distinto —dijo Nita. —Hombre, claro. —Yo sé lo que es. Sé lo que es librarse de alguien que te ha ofendido. —¿Ah, sí? —He hecho lo mismo que usted. —Venga ya… Empujó la silla hacia atrás pero no se levantó.—No me crea si no quiere, pero lo he hecho —afirmó Nita. —Y una mierda. ¿Cómo lo hizo? —Con veneno. —Pero ¿qué dice? ¿Que les dio ese puto té o qué? —Solo a una persona. Una mujer. Al té no le pasa nada. En teoría alarga la vida. —Yo no quiero que me alarguen la vida si tengo que beber una guarrería así. Además, pueden descubrir el veneno en el cuerpo de un muerto. —No estoy segura de que sea así con los venenos vegetales. De todos modos, a nadie se le habría ocurrido mirar. Era una de esas chicas que tuvo fiebre reumática cuando era pequeña y lo fue arrastrando toda la vida; no podía practicar deporte ni hacer gran cosa, continuamente tenía que sentarse a descansar. Nadie se llevaría una sorpresa si se moría. —¿A usted qué le había hecho? —Era la chica de la que se había enamorado mi marido. Iba a dejarme para casarse con ella. Me lo había dicho. Yo lo había hecho todo por él. Estábamos arreglando esta casa juntos. Él era lo único que tenía. No habíamos tenido hijos porque él no quería. Aprendí carpintería y aunque me daba miedo subirme a las escaleras, lo hacía. Él era mi vida. Y de repente me iba a echar a patadas por esa quejica inútil que trabajaba en la secretaría. Todo aquello por lo que habíamos trabajado se lo quedaría ella. ¿Era justo? —¿Cómo se consigue veneno? —Yo no tuve que buscarlo. Estaba en el jardín de atrás. Ahí mismo. Había un huerto con ruibarbos desde hacía años. En las nervaduras de las hojas del ruibarbo hay veneno más que suficiente. No en los tallos. Los tallos son lo que nos comemos. Son buenos, pero las nervaduras rojas y finitas de las hojas, esas son venenosas. Yo lo sabía, —152— aunque tengo que confesar que ignoraba la cantidad exacta que necesitaría para que fuera efectivo, así que lo que hice fue una especie de experimento. Tuve suerte en varias cosas. En primer lugar, mi marido estaba fuera, en un simposio, en Minneapolis. Podría habérsela llevado, claro, pero eran las vacaciones de verano y ella tenía que quedarse a cargo de la oficina.Otra cosa era que a lo mejor no estaba completamente sola, que podía haber otra persona. Y además, ella podría haber sospechado de mí. Tuve que suponer que ella no sabía que yo lo sabía y que seguía considerándome una amiga. La habíamos invitado a casa, nos llevábamos bien. Tuve que confiar en que mi marido, que era de esas personas que lo dejan todo para el final, me lo habría contado a mí para ver cómo me lo tomaba pero no le habría dicho a ella que me lo había contado. Entonces, ¿por qué deshacerse de ella? A lo mejor él no se había decidido. »No. Habría seguido con ella de alguna manera. Y aunque no siguiera, ella nos había envenenado la vida. Había envenenado mi vida, así que yo tenía que envenenar la suya. »Preparé dos tartaletas, una con las nervaduras venenosas y otra sin ellas. Naturalmente, hice una señal en la que no tenía. Fui a la universidad, compré dos cafés y fui a su oficina. Estaba sola. Le dije que tenía que ir a la ciudad y que al pasar por los jardines de la universidad había visto una panadería muy bonita que mi marido siempre elogiaba por su café y sus pasteles, de modo que entré a comprar las tartaletas y los cafés, pensando en que estaría sola cuando el resto de la gente se había ido de vacaciones y en que yo también estaba sola, con mi marido en Minneapolis. Ella estaba encantadora, muy agradecida. Dijo que se aburría un poco y que como la cafetería estaba cerrada tenías que ir al edificio de ciencias a por café y que le ponían ácido clorhídrico. Ja, ja, qué gracia. Así que fue como una fiestecita.—Yo el ruibarbo no puedo ni verlo —dijo el hombre—. Conmigo no habría funcionado. —Pero con ella sí. Tuve que arriesgarme a que empezara a hacer efecto deprisa, antes de que se diera cuenta de lo que pasaba y le hicieran un lavado de estómago, pero no demasiado rápido para que no lo relacionara conmigo. Tenía que quitarme de en medio enseguida. El edificio estaba vacío, y hasta la fecha, que yo sepa nadie me vio entrar ni salir. Naturalmente, conocía algunos atajos. —Se cree muy lista. Se fue de rositas. —Como usted. —Lo que yo he hecho no es tan rebuscado como lo que hizo usted. —Pero para usted era necesario. —Hombre, claro. —Lo mío también era necesario. Salvé mi matrimonio. Mi marido comprendió que ella no le habría hecho ningún bien. Estoy casi segura de que se habría puesto enferma con él. Ella era así. Habría sido una carga para él. Y él lo comprendió. —Más vale que no haya puesto nada en los huevos esos —dijo el hombre—. Como lo haya hecho, se va a arrepentir. —Claro que no. Ni se me habría ocurrido. No es algo que haga con frecuencia. La verdad es que no sé nada de venenos. Me enteré de eso por pura casualidad. El hombre se levantó con tal brusquedad que derribó la silla en la que se sentaba. Nita observó que no quedaba mucho vino en la botella. —Necesito las llaves del coche. Nita fue incapaz de pensar por un instante. —Las llaves del coche. ¿Dónde las ha puesto? Podía ocurrir. En cuanto le diera las llaves del coche podía ocurrir. ¿Serviría de algo contarle que se estaba muriendo de cáncer? Qué estupidez. No serviría de nada. Morir de cáncer más adelante no le impediría hablar hoy. —Nadie sabe lo que le he contado —dijo—. Es usted la única persona con quien he hablado de esto. Sí que iba a remediar eso las cosas. La ventaja que había alegado probablemente le había entrado por un oído y le había salido por el otro. —No lo sabe nadie todavía —dijo el hombre, y Nita pensó: Gracias a Dios. Va por buen camino. Lo comprende. ¿O no? Quizá, gracias a Dios. —Las llaves están en la tetera azul. —¿Dónde? ¿En qué jodida tetera? —En la esquina de la encimera… Se rompió la tapa y la usábamos para guardar cosas… —Cállese. Cállese o la hago callar yo bien callada. —Intentó meter la mano en la tetera azul, pero no le cabía—. ¡Joder, joder, joder! —gritó; volcó la tetera, le dio un golpe contra la encimera, y no solo cayeron al suelo las llaves del coche, las de la casa, monedas diversas y un fajo de dinero antiguo de Canadian Tire, sino que unos cuantos trozos de cerámica azul se desparramaron por el suelo. —Las del cordel rojo —dijo Nita con un hilo de voz. El hombre se puso a dar patadas a las cosas hasta que cogió las llaves que quería. —Bueno, ¿qué va a decir del coche? Que se lo ha vendido a un desconocido, ¿no? Nita tardó unos segundos en comprender la importancia de aquellas palabras. Cuando cayó en la cuenta, la habitación se puso a temblar. —Gracias —dijo Nita, pero tenía la boca tan seca que no sabía si le había salido ningún sonido. Algo debió de salirle, porque el hombre dijo: —155— —No me dé las gracias todavía. Tengo buena memoria —añadió—. Muy buena memoria. Y ese desconocido, no se parecerá en nada a mí. No querrá que se pongan a desenterrar cadáveres en los cementerios, ¿no? Acuérdese: como suelte algo, lo suelto yo. Nita seguía mirando al suelo. Sin moverse ni hablar, solo miraba el revoltijo del suelo. Se había marchado. Se cerró la puerta. Nita siguió sin moverse. Quería cerrar la puerta con llave pero no podía dar ni un paso.Oyó que arrancaba el motor, después se apagó. ¿Qué pasaba? El hombre estaría tan nervioso que lo hacía todo mal. Otra vez arrancaba, volvía a arrancar y giraba. Los neumáticos en la grava. Fue temblando hasta el teléfono y comprobó que aquel hombre había dicho la verdad; lo había cortado. Junto al teléfono había una de las múltiples estanterías que tenían. Aquella estaba llena sobre todo de libros viejos, libros que no se abrían desde hacía años. La torre orgullosa. Albert Speer. Los libros de Rich. Alabanza de las verduras y las frutas conocidas. Platos suculentos y elegantes y nuevas sorpresas, recopilados, probados y creados por Bett Underhill. Cuando terminaron la cocina, Nita cometió el error de intentar cocinar como Bett durante una temporada. Una temporada muy corta, porque resultó que Rich no quería que le recordaran todo aquel follón y ella no tenía suficiente paciencia para tanto cortar y hervir. Pero aprendió unas cuantas cosas que la sorprendieron, como las propiedades tóxicas de ciertas plantas conocidas y por lo general inofensivas. Debería escribir a Bett. Querida Bett, Rich ha muerto y yo he salvado la vida haciéndome pasar por ti. ¿Qué le importa a Bett que haya salvado la vida? Solo hay una persona a la que realmente merece la pena contárselo.Rich. Rich. Ahora se da cuenta de lo que es echarlo en falta de verdad. Como si al cielo le chuparan todo el aire. Debería ir al pueblo. Había una comisaría detrás del ayuntamiento. Debería comprarse un teléfono móvil. Estaba tan impresionada, tan terriblemente cansada que apenas podía moverse. En primer lugar, tenía que descansar. La despertó un golpe en la puerta, que seguía abierta. Era un policía, no uno del pueblo, sino de la policía provincial de tráfico. Le preguntó si sabía dónde estaba su coche. Nita miró hacia la grava donde lo aparcaban antes. —Ha desaparecido —dijo—. Estaba ahí. —¿No sabía que lo habían robado? ¿Cuándo fue la última vez que se asomó y lo vio? —Debió de ser anoche. —¿Estaban las llaves dentro? —Supongo que sí. —Tengo que decirle que ha sufrido un grave accidente. Un accidente sin otros coches implicados a este lado de Wallenstein. Al conductor se le fue a la cuneta y lo destrozó. Y eso no es todo. Buscan al hombre por triple asesinato. Esas son las últimas noticias que tenemos. Asesinato en Mitchellston. Ha tenido suerte de no tropezarse con él. —¿Está herido? —Muerto. Instantáneamente. Merecido se lo tiene. Luego siguió un sermón amable pero severo. Dejarse las llaves en el coche. Una mujer que vive sola. Nunca se sabe en los días que corren. Nunca se sabe.No olvide conectarse con la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
En la quietud de una tarde de primavera, el mundo literario se viste de luto para despedir a una de sus luminarias más resplandecientes. El 14 de mayo de 2024, el universo de las letras se entristece al despedir a la incomparable Alice Munro, cuya pluma tejía historias que traspasaban las fronteras del tiempo y el espacio.Nacida el 10 de julio de 1931 en Wingham, Ontario, Munro exploró los recovecos más profundos del alma humana a través de relatos que se erigían como monumentos a la cotidianidad. Su prosa, sutil y penetrante, hilaba los hilos invisibles que conectan las vidas de sus personajes con las experiencias universales de amor, pérdida y redención."Ella no es una persona de la alta sociedad. De hecho, rara vez se la ve en público y no realiza giras de promoción de libros", comentó el crítico literario estadounidense David Homel después de que Munro alcanzara la fama mundial.La obra de Munro, marcada por una maestría narrativa incomparable, se erige como un testamento de la complejidad de la condición humana. En obras como "Dance of the Happy Shades", su primer libro de cuentos publicado en 1968, y "The Moons of Jupiter", exploró la intimidad de las relaciones familiares y los vínculos que nos atan y nos liberan.💬 Síganos en nuestro canal de Whatsapp aquí.Uno de los sellos distintivos de Munro fue su habilidad para tejer la vida rural canadiense en sus narrativas, dotando a sus relatos de una autenticidad que resonaba en el corazón de sus lectores. En "The Bear Came Over the Mountain", un cuento incluido en su colección "Hateship, Friendship, Courtship, Loveship, Marriage", Munro exploró las complejidades del amor y la vejez con una delicadeza que conmovió a generaciones de lectores.Sin embargo, fue con su obra maestra, "Dear Life", publicada en 2012, que Munro se consagró como una de las voces más importantes de la literatura contemporánea. En este conjunto de relatos, la autora desnuda las verdades esenciales de la existencia humana, explorando la fragilidad del tiempo y la inevitabilidad del cambio con una lucidez desgarradora.A lo largo de su prolífica carrera, Munro fue galardonada con innumerables premios, incluido el Premio Nobel de Literatura en 2013, que reconoció su contribución excepcional al arte de la narrativa corta. Su legado perdurará en las páginas de sus libros, en las mentes y los corazones de aquellos que fueron tocados por su genio creativo. Hoy despedimos a una titán de las letras, pero su luz seguirá brillando en cada palabra escrita, en cada historia contada. No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
Conocidas internacionalmente por haber coronado algunos de los picos más altos de América Latina, como el Aconcagua (6.961 metros) en Argentina o el Huayna Potosí (6.088) en Bolivia, con sus atuendos tradicionales, las escaladoras dicen haberse visto obligadas a posponer la expedición por sus elevados costes.“Salir al Everest es nuestro sueño desde que empezamos a escalar, pero es muy costoso”, explica Llusco, que cita los precios de los seguros de alta montaña, que suelen superar los 6.500 dólares por persona, como el principal obstáculo.“Ahora mismo deberíamos estar en el campamento base, pero no es un viaje fácil. Tenemos familia, maridos e hijos, e ir sin seguro sería demasiado arriesgado. Aun así, seguimos luchando y preparándonos”, indican las montañistas, que se encuentran en Madrid invitadas por la ONG Entreculturas.💬 Síganos en nuestro canal de Whatsapp aquí.Una historia de películaLlusco y Quispe son dos de las cinco mujeres aimaras que en 2019 coronaron el Aconcagua, el pico más alto de América.La gesta quedó grabada en el documental ‘Cholitas’ (2019), que además de esta hazaña recoge las dificultades a las que tuvieron que hacer frente hasta poder escalar en igualdad de condiciones con los hombres.“Cuando escalamos el Huayna Potosí había muchas mujeres en los ascensos a las montañas de Bolivia, pero también mucha discriminación”, recuerdan.Las mujeres ejercían habitualmente de guías y porteadoras en las rutas hasta los campamentos altos y de ellas dependía el buen funcionamiento de los campos base, pero cuando llegaba el momento de ascender, los hombres siempre prescindían de ellas.“A las mujeres de pollera -un tipo de falda tradicional- se nos decía que teníamos que estar en la casa, cuidando de los hijos, cocinando, lavando…”, cuenta Llusco: "Me preguntaba: ¿por qué no podemos llegar hasta la cima, como los varones?”Abriendo caminoY eso fue precisamente lo que hicieron: llegar hasta la cima. En 2015 Llusco, Quispe y otras nueve mujeres se organizaron bajo el nombre de ‘cholitas escaladoras’ y ataviadas con sus sombreros, blusas y polleras comenzaron a culminar montaña tras montaña.Desde entonces han coronado una decena de cumbres repartidas por América Latina; experiencias por las que se muestran “orgullosas y agradecidas” y con las que sienten haber “abierto camino” para las nuevas generaciones.“Queremos trasladarles a las niñas, a las jovencitas, que las montañas ya están abiertas. Y que lo que nosotras hemos hecho, ellas también lo pueden hacer”, concluyen.🔴 No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
El monasterio de San Hilarión, ubicado en el sur de Gaza, fue inscrito como Patrimonio de la Humanidad e inmediatamente incluido en la lista de lugares en peligro "en vista de las amenazas que suponen para este sitio el conflicto en curso", indicó la Unesco en un comunicado.Fundado en el siglo III pero en ruinas desde que fue destruido en el año 614, su nuevo estatus le permitirá "un mayor acceso a los mecanismos de asistencia financiera y técnica internacionales".Durante la reunión anual del organismo de la ONU, que se celebra en Nueva Delhi, también se decidió incluir en la lista de Patrimonio de la Humanidad al brasileño Parque Nacional de Lençóis Maranhenses. Se trata del mayor campo de dunas de Sudamérica, con 155.000 hectáreas de extensión y que alberga una amplia biodiversidad."Este es el 24º sitio brasileño inscrito en la Lista del Patrimonio Mundial de la Unesco. Me gustaría felicitar a Brasil por su firme compromiso con la protección de su patrimonio cultural y natural”, declaró la Directora General de la Unesco, Audrey Azoulay, tras la inscripción de la propiedad.En total, la Unesco reconoció trece localizaciones por su excepcional valor.💬 Síganos en nuestro canal de Whatsapp aquí.La anfitriona India vio incluido en la lista el sistema de túmulos funerarios de la dinastía Ahom, en el estado nororiental de Assam. Los Tai-Ahom crearon túmulos funerarios durante 600 años acompañados por banianos y otros árboles, además de crear masas de agua artificiales."Este reconocimiento subraya los esfuerzos del Servicio Arqueológico de la India (ASI) y del Gobierno de Assam a la hora de preservar estos tesoros históricos", afirmó el viceministro de Cultura y Turismo del país asiático, Gajendra Singh Shekhawat, en un comunicado.China vio inscritas en la lista dos localizaciones: los santuarios de aves migratorias en el litoral del Mar Amarillo y del Golfo de Bohai, así como el desierto de Badain Jaran, el tercero mayor del país.El asentamiento rural del siglo quinto Umm Al-Jimal en el norte de Jordania, la cueva de Vjetrenica en Bosnia Herzegovina, o los yacimientos arqueológicos que documentan la aparición de la humanidad moderna en Sudáfrica fueron otros de los lugares registrados como Patrimonio de la Humanidad.Francia, el Reino Unido, Etiopía y Burkina Faso también vieron reconocidos lugares en la lista de la Unesco, que extendió la inclusión de las colonias de la iglesia morava a tres municipios fundados en el siglo XVIII en Alemania, Estados Unidos y el Reino Unido.Está previsto que las deliberaciones para inscribir nuevos bienes continúen en Nueva Delhi hasta el domingo, con la inclusión de más de una veintena de sitios a debate.🔴 No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
Este viernes 26 de julio llega al centro de Bogotá la tercera edición de ‘Tardeando el centro’ una iniciativa liderada por la Fundación Gilberto Alzate que una amplia oferta cultural en más de 35 establecimientos entre teatros, galerías, museos, bares, librerías, espacios culturales independientes, hostales, hoteles, cafés y restaurantes de la zona.Las actividades, que irán desde la 1:00 p. m. hasta las 11:00 p. m., están enmarcadas además en la estrategia distrital ‘El Centro Vive’, en alianza con ‘I Love la Candelaria’, con la que se busca promover la asistencia masiva de la ciudadanía a actividades artísticas y culturales por medio de cooperaciones con diferentes organizaciones y agentes del ecosistema cultural y creativo del corazón de Bogotá.“En la FUGA venimos trabajando de manera articulada con universidades, salas de teatro y de exposiciones, entidades públicas y privadas y establecimientos comerciales del sector, con el fin de consolidar una oferta artística y cultural robusta que permita a todos los ciudadanos vivir el Centro desde su multiculturalidad. Los invitamos a todos a ‘tardear’ el Centro con nosotros”, expresó Blanca Andrea Sánchez, directora de la FUGA, en le marco del estreno de esta actividad el pasado 31 de mayo.Además de la agenda cultural, en esta edición también se realizará el lanzamiento de la estrategia “Fúgate al Centro y Camina Seguro”, proyecto que busca revitalizar y resignificar el espacio público, haciendo especial énfasis en la Plaza la Concordia, el Parque Santander y la Media Torta Girardot.💬 Síganos en nuestro canal de Whatsapp aquí.Al evento, que tendrá lugar en la Plaza La Concordia a las 5:00 p. m., asistirá el alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán y se expondrán los pilares del proyecto: recuperación y resignificación del espacio público, inclusión y participación comunitaria, y fortalecimiento del capital social.“Queremos que la integración de estos lugares en la cotidianidad de los residentes y visitantes promueva entre la comunidad la vigilancia natural, la reducción de violencias y la mejora de las percepciones generales en estos sectores de Bogotá, nuestra ciudad, nuestra casa”, señaló Sánchez.Por otro lado, entre las actividades destacadas de esta jornada, I Love Candelaria presentará una tarde a bordo del emblemático Tranvía de Bogotá, mientras que en CityU, la ciudadanía podrá disfrutar del Coro Filarmónico Prejuvenil.Para los interesados en el emprendimiento, la Feria del Distrito ARCU abre sus puertas. La oferta musical en vivo incluye a Sergio Arias con MalAlma en el Hostal Fátima y a Lady Arias en el Hostal El Botánico. El Restaurante Temático ofrecerá un espectáculo de Pop Art, Rock and Roll y Circo, mientras que en La Kzona se podrá disfrutar de "Arrullo con Marimbas" con artistas del Pacífico. Además, el restaurante "Casa de Citas" presentará al grupo musical "Los Cuatro de Belén de Cuba".🔴 No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
'Sauce ciego, mujer dormida' incorpora seis relatos cortos de tres recopilatorios de Murakami y se proyectará en 43 cines del archipiélago japonés, la gran mayoría en la región de Kanto (este), donde se encuentra la capital del país, y en la región de Kansai (oeste), donde se ubican importantes ciudades como Osaka o Kioto.El filme llega a las salas japonesas con el visto bueno de Murakami, que el pasado junio se unió a Foldes para dialogar en directo tras una proyección de la película en un festival literario de su alma mater, la Universidad de Waseda, organizado por la Casa Internacional de la Literatura, biblioteca construida en su honor.El escritor elogió allí la adaptación cinematográfica de Foldes y señaló la aparición por primera vez en la gran pantalla de Frog, un personaje reconocido entre sus lectores.El filme de Foldes es una de varias adaptaciones al cine de relatos del autor nipón que han cobrado cierto protagonismo, como 'Burning' (2018), del director surcoreano Lee Chang-dong (adaptación del relato 'Barn Burning'); o 'Drive My Car' (2021), del japonés Ryusuke Hamaguchi, ambas galardonadas con prestigiosos premios, esta última con el Oscar a mejor largometraje internacional en 2022.💬 Síganos en nuestro canal de Whatsapp aquí.La película animada, de 108 minutos de duración, se estrenó en 2022 y su lanzamiento japonés llega este mes de julio con especial interés por ser la primera adaptación a la animación de una obra de Murakami, uno de los novelistas japoneses más prestigiosos a nivel global y que cuenta con libros reconocidos como 'Tokio Blues' (1987), 'Sputnik, mi amor' (1999) o 'Kafka en la orilla' (2002).Murakami, eterno nombre en las quinielas del Premio Nobel de Literatura, posee otros importantes galardones como el Frank Kafka o el Yomiuri de Literatura, y en 2023 recibió el Premio Princesa de Asturias de las Letras de España, que se sumó a la Orden de las Artes y las Letras y al Premio Internacional de Cataluña que recibió por parte del Estado español en 2009 y 2011, respectivamente.🔴 No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
La inscripción del parque nacional en el listado de la Unesco se aprobó durante la reunión anual del organismo que se celebra en Nueva Delhi. Esta decisión llega siete años después de que Brasil nominase el parque para entrar en la ansiada lista, que le confiere un mayor grado de protección y facilita el acceso a apoyo financiero.Ubicado en el estado de Maranhao, la ficha del parque elaborada por Brasil lo describe como "uno de los destinos más bellos del país" y "un paisaje que no se encuentra en ningún otro lugar del planeta"."Este es el 24º sitio brasileño inscrito en la Lista del Patrimonio Mundial de la Unesco. Me gustaría felicitar a Brasil por su firme compromiso con la protección de su patrimonio cultural y natural”, declaró la Directora General de la Unesco, Audrey Azoulay, tras la inscripción de la propiedadGracias a la entrada a la lista, "este impresionante paisaje de dunas y lagunas, modelado por condiciones climáticas y geológicas excepcionales, se beneficiará del más alto nivel de protección internacional", aseguró.El órgano de áreas protegidas ya había destacado su importancia estética, la biodiversidad que acoge y su valor por representar etapas importantes de la historia de la Tierra.💬 Síganos en nuestro canal de Whatsapp aquí.El parque está compuesto por alrededor de 90.000 hectáreas de dunas móviles que van desde los diez a los treinta metros de altura, y que dan lugar a un fenómeno inusual cuando llueve y el agua queda atrapada en la parte baja de las dunas, sin filtrarse al subsuelo por la presencia de una capa de roca, lo que crea lagunas de varios colores.Además, acoge 133 especies de plantas y 112 especies de aves, algunas de ellas endémicas o amenazadas. El lugar obtuvo la calificación de parque nacional en 1981.Las deliberaciones para inscribir nuevos bienes está previsto que continúen hasta el domingo. En total, la Unesco debatirá la inclusión de más de una veintena de sitios en su listado.🔴 No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
Se acerca el estreno en Colombia de una de las películas más aclamadas en la edición número 77 del Festival de Cine de Cannes, La sustancia (The substance). Bajo la dirección de la cineasta francesa Coralie Fargeat, está película obtuvo el premio al Mejor guion durante el festival tras su estreno.Ahora, el 26 de septiembre llegará a los cines del país con una apuesta espeluznante que le da la vuelta a la cultura de la belleza tóxica, centrada en el consumo excesivo, la superficialidad y el control sobre el cuerpo de la mujer a través de la fábula de “cuidado con lo que deseas”.Protagonizada por las estrellas de Hollywood, Demi Moore, Margaret Qualley y Dennis Quaid esta provocadora película ofrece una visión única de la belleza desde la perspectiva de la directora.“The Substance es una película sobre el cuerpo de las mujeres. Sobre cómo los cuerpos de las mujeres son escrutados, fantaseados y criticados en el espacio público. Sobre lo mucho que, como mujeres, se nos hace creer que no tenemos más remedio que ser perfectas/sexys/sonrientes/delgadas/jóvenes/bellas para ser valoradas en la sociedad. Y lo imposible que es para las mujeres escapar de esto, por muy educadas, fuertes de mente e independientes que seamos”, comenta Fargeat sobre su película.💬 Síganos en nuestro canal de Whatsapp aquí.En la cinta, Demi Moore interpreta a Elisabeth Sparkle, una antigua estrella que ya pasó por la cúspide de su carrera y a la que Harvey (Dennis Quaid), el repelente jefe del estudio, despide repentinamente de su programa de fitness. Ante el panorama desolador se ve atraída por la oportunidad que le brinda una nueva y misteriosa droga: la sustancia.Al acceder a la sustancia logra renacer temporalmente como la atractiva Sue (Margaret Qualley), de nuevo joven, en la llamada ‘flor de la vida’, perfecta. Sin embargo, para lograrlo debe ceder al punto de habitar cada cuerpo, el joven y el suyo, durante una semana cada uno.“Creo firmemente que esta es nuestra cárcel. Una cárcel que la sociedad ha construido a nuestro alrededor y que se ha convertido en un instrumento masivo de control y dominación. Una cárcel que creemos que queremos para nosotros. Y esta película está diciendo: ya es hora de mandar a volar todo esto por los aires”, comenta la directora sobre los cánones de belleza y la crítica que plantea esta historia.Vea aquí el primer tráiler de ‘La sustancia’:🔴 No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.