A través del cine, el arte y la palabra siete comunidades de distintas regiones del país cuentan sus experiencias de resistencia frente al conflicto en “Somos historias”, la serie documental liderada por el laboratorio de cine comunitario Historias en Kilómetros.
El Centro de Memoria, Paz y Reconciliación de Bogotá fue el escenario en el que Historias en Kilómetros presentó el 11 de abril esta serie documental de siete episodios en el marco de la exposición “Hay futuro si hay Verdad. De la Colombia herida a la Colombia posible”.
Esta exposición, al igual que la serie documental, le apuesta a la construcción de memoria y a narrar desde el arte las vivencias de las víctimas del conflicto armado en Colombia y a difundir el mensaje del informe final de la Comisión de la Verdad .
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“Es importante la redignificación de los relatos, de las víctimas, contadas en sus palabras, en sus formas, en sus principios y no desde una mirada ajena, eso es lo más valioso”, explicó Paola Andrea Díaz Gómez, codirectora de Historias en Kilómetros, sobre la importancia que tiene el cine comunitario y el rol de las comunidades al momento de identificar, producir y contar sus historias.
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Cada narración es tan diversa como potente, llena símbolos, tradiciones y expresiones artísticas que buscan honrar a sus comunidad y resistir ante el conflicto, o en sus palabras, “dispararle a la guerra a través del arte”.
Cada uno de los siete capítulos es un relato sobre el impacto de la guerra en su territorio. Por ejemplo, en un viaje por el río Mitú los espectadores conocerán la vida de dos mujeres que vivieron dos lados opuestos de la guerra y terminan juntas sus estudios de bachillerato.
También se cuentan historias como la de la décima cimarrona llena de memoria y resistencia en la ciudad de Tumaco o los recuerdos de infancia de adultos cargados de historias de la violencia paramilitar en San Martín, Cesar quienes entre salones escolares y huertas comunitarias tejen posibilidades de paz.
“El alma de la serie son resistencias pacíficas culturales y artísticas frente al conflicto armado y sobre eso cada equipo tenía una libertad creativa para proponer desde el lugar que quería su historia”, comenta Díaz sobre el proceso de producción de cada episodio.
Aliados a Historias en Kilómetros, siete productoras de cine comunitario trabajaron durante un año en procesos de formación con cineastas de varios países dispuestos a escuchar sus historias e ideas y darles las herramientas técnicas y conceptuales que los llevaran a hacer cine.
Así, en este proceso de cocreación entre los equipos, las ideas, las comunidades y HEK, se concibió otra de las entregas que hace parte de esta serie, la de una familia indígena coreguaje desplazada en Florencia, Caquetá, que a través del cine comunitario pretende preservar su lenguaje, su cultura y sus tradiciones.
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Este episodio, narrado en su totalidad en el lenguaje coreguaje, detalla las tradiciones de la comida como elemento fundamental de la medicina ancestral. También expone el riesgo en el que se encuentran sus saberes a causa del desplazamiento y el desarraigo que ha generado entre generaciones.
Díaz contó que la misión de este capítulo es reconectar con esa cultura y su cosmovisión, entre otras, mediante el lenguaje. “Su apuesta con el cine comunitario es poder mantener la cultura y todo el saber ancestral coreguaje vivo. Usaron esta herramienta del cine y este capítulo para poder mantener viva la historia y la sabiduría alrededor de la medicina ancestral, que es la misma comida, que es un espacio de sanación”, puntualizó.
Las experiencias de resistencia, que destacan y hacen eco de las voces de quienes han sufrido el conflicto en primera persona y hasta ahora permanecían fuera de las historias, se centran en Tumaco, Nariño; Tierra Grata, Cesar; Mitú, Vaupés; Florencia, Caquetá; San Martín, Cesar; Ibagué, Tolima; y Cereté, Córdoba.
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“Resilire, entre la vida y el arte”
La presentación de Somos historias estuvo acompañada de la proyección del capítulo Resilire, entre la vida y el arte, realizado por la productora de cine comunitario de Ibagué, Tolima, Cocosur.
En medio de conversaciones entre amigos, graffitis, música y hip hop, este capítulo cuenta la detalles de la vida de “Sombras”, un joven del municipio de Girardot víctima de la violencia policial. Con su historia y los recuerdos que su mamá, su hermana y sus amigos comparten, la vida y la muerte de “Sombras” se presenta como el relato de miles de jóvenes que han sido víctimas de la violencia estatal y policial.
En un sentido homenaje al joven artista, su madre y sus familiares asistieron a la proyección en Bogotá para ser aplaudidos por su valor y decisión de contar su vida. Cocosur, por su parte, hizo de la presentación un performance de danza y rap para homenajear a los jóvenes asesinados, a “Sombras” y su legado que hoy reúne a un grupo de jóvenes gestores culturales en su municipio.
“Creo que lo que ‘Sombras’ quería, y lo que todos queremos es que se dignifique al artista, que se respete, que hayan espacios donde realmente el arte esté salvando vidas, en territorios marginados, gente que sufre la violencia, las drogas, que el arte, el rap y el hip hop pueda llegar a todos esos rincones a salvar vidas”, cuenta Lore, miembro de Cocosur y directora de este capítulo.
Lore, junto a CrisMaster y otro colega, cineasta y rapero, unieron sus voces tras la presentación de la historia de “Sombras”, en una serie de canciones que rechazan la violencia de azota las regiones del país y que reclaman memoria, justicia y la, tan anhelada, paz.
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“Esto es una muestra de lo que viven los jóvenes en Colombia: discriminación, estigmatiación, racismo [...] y pues el artista responde con lo que sabe hacer. Esta es una respuesta al conflicto también. Es una bala que le disparamos a la guerra”, señaló CrisMaster.
Aunque el objetivo es lograr que esta iniciativa y cada capítulo sean conocidas masivamente, el proceso de distribución de la serie está en su fase inicial y en busca de espacios para ser proyectada.
“Empezamos la fase de difusión del cine comunitario, teniendo siempre como principio dentro del laboratorio de formación que los primeros que ven esto son los miembros de la comunidad”, agregó Díaz.
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