Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

push logo
Sabemos que las notificaciones pueden resultar horribles, pero prometemos no abusar. Entérate de todo el mundo cultural en HJCK.
No, gracias.
¡Claro que sí!

Publicidad

El músico de la semana: Albert Roussel

El invitado de esta semana es el compositor francés Albert Roussel, quien nació el 5 de abril de 1869 en Tourcoing. Conozca un poco de su historia aquí.

 Albert Roussel

Albert Roussel provenía de una familia acomodada del norte de Francia, cerca del límite con Bélgica y recibió sus primeras lecciones de piano de su madre. Sus padres fallecieron cuando tenía ocho años, así que fue criado por su abuelo. Sin embargo, su primera vocación no fue musical. Como otro colega suyo Nicolai Rimski-Korsakov, se inscribió para hacer una carrera en la Armada como oficial naval.

El estilo musical de Roussel se desarrolló gradualmente. Como muchos compositores franceses de su época, se sintió atraído por culturas exóticas. Sus experiencias durante los viajes al extremo oriente asiático, en los primeros años como marino, tuvieron una profunda influencia en su imaginación musical. Su estilo maduro fue una reacción contra el impresionismo francés y el cromatismo en general.

Albert Roussel, un contemporáneo cercano a Ravel y Debussy fue una figura importante de la música francesa. Compositor intransigente, original y de talento, se le atribuye el mérito de reconciliar dos tendencias divergentes de la música de principios del siglo veinte en su país: el impresionismo de Debussy y el academicismo de D’Indy.

Su estilo era inimitable y no dejó discípulos, aunque su arte fue muy respetado durante su vida. El ballet Baco y Ariadna es una de las partituras más bellas de un compositor cuya música merece ser más famosa.

Publicidad

Albert Roussel llegó a la composición probablemente más tarde en la vida que cualquier otro compositor importante. Aunque mostró ser una promesa musical en su juventud, optó en cambio por la carrera de oficial naval.

El compositor tuvo una infancia difícil. Su padre murió cuando él tenía un año y su madre, cuando tenía siete. Quedó al cuidado de su abuelo, que era el alcalde de su pueblo natal y que, por lo tanto, tenía poco tiempo para dedicarle al muchacho. Tres años más tarde, el abuelo murió y Albert Roussel fue a vivir con su tía, que hizo los arreglos para que tomara lecciones de piano. Las vacaciones pasadas a la orilla del mar, más la lectura de las novelas de Julio Verne, encendieron en el muchacho la añoranza del mar.

De manera que se enroló como cadete naval a la edad de 18 años y se graduó en la Academia Naval dos años más tarde, como guardiamarina. Posteriormente, llegó a ser oficial. En la Marina navegó mucho, en especial al Lejano Oriente. Durante esos viajes, cada vez que el tiempo se lo permitía, trataba de estudiar armonía con un libro, pero, sin un profesor, le resultaba difícil comprender los aspectos técnicos de la música. También probó su capacidad para componer e incluso se hicieron unas pocas presentaciones de sus piezas. Un oficial camarada suyo le ofreció mostrar algunos de sus manuscritos al famoso director Edouard Colonne. Su amigo le informó que Colonne se había quedado impresionado y había aconsejado que Roussel abandonara la carrera naval y se convirtiera en compositor.

El oficial de la marina creía tan firmemente en Albert Roussel que inventó la historia de la alabanza del director para alentarle a seguir sus instintos musicales. Impresionado por lo que creyó era una evaluación autorizada de su talento, Roussel buscó al director del Conservatorio Roubaix para obtener una segunda opinión. Esta vez el ánimo fue real y Roussel tomó su decisión irrevocable. Renunció a su cargo en la marina en 1894 y fue a París a estudiar música. Por entonces, tenía 25 años, una edad en la cual la mayoría de los compositores ya había terminado su educación formal.

Hacia el año 1911 Roussel ya ha comenzado a hacerse a un nombre. Le encargan la composición de un ballet para el Théâtre des Arts. Comenzó entonces El festín de la araña, ballet pantomima en un acto, Op. 17 (con libreto de Gilbert de Voisin y coreografía de LéoStaats), que acabó en 1913 y que será una de sus obras más conocidas en forma de suite sinfónica y que le distingue ya como un compositor de primera fila.

El historiador Rollo Myers al referirse a la cualidad del arte de Albert Roussel, dice: “No es sólo en la actualidad que la música de Roussel tiende a ser subestimada y juzgada erróneamente; siempre ha sido un compositor para conocedores e incluso durante su vida y en su propio país fue sólo una minoría relativamente pequeña de críticos y de músicos en ejercicio quienes reconocieron desde el principio que había ahí una nueva voz que hablaba con autoridad y con algo nuevo que decir”. 

Publicidad

Ciertamente, el mismo Roussel no hizo nada para granjearse la popularidad ni hizo ninguna concesión al gusto de la época.

En efecto, no creía que la música, tal como la concebía, debiera o incluso pudiera ser popular; para él era "la más hermética y menos accesible de todas las artes"; y fue esta convicción la que le llevó a declarar que "el músico, incluso más que el poeta, está completamente aislado del mundo, está solo con su lenguaje más o menos incomprensible".

Albert Roussel escribió lo que tenía que escribir y finalmente se desarrolló la comprensión del público. Actualmente su música ya no constituye un desafío para el oído. Puede escuchar más sobre su historia y algunas obras seleccionadas el lunes 3 de abril a las 3:00 p.m. por la señal en vivo de la HJCK.

Publicidad