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"Van Gogh, el suicidado por la sociedad": ensayo histórico de Antonin Artaud

El dramaturgo, poeta y actor francés Antonin Artaud escribió un ensayo histórico titulado 'Van Gogh, el suicidado por la sociedad'. En este ensayo rindió homenaje al pintor holandés Vincent Van Gogh y planteó una poderosa reflexión sobre la alienación, la lucidez y el suicidio, además de hacer una declaración sobre el sufrimiento de quienes padecen enfermedades mentales en la Europa moderna. A continuación lea un fragmento del texto.

Antonin Artaud
Archivo

Post scriptum

Van Gogh no murió a consecuencia de un estado delirante definido, sino por haber encarnado el lugar de acción de un problema alrededor del cual se debate, desde los orígenes, el espíritu injusto de esta humanidad, el de la prevalencia de la carne sobre el espíritu, o de cuerpo sobre la carne, o del espíritu sobre uno y otra.

¿Y en ese delirio, dónde se encuentra el lugar del yo humano?

Van Gogh a lo largo de toda su vida buscó el suyo con excepcional energía y decisión.

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Y no se suicidó en una crisis de locura por la desesperación de no llegar a encontrarlo, por el contrario, acababa de encontrarlo y de descubrir quién era él mismo cuando la conciencia unánime de la sociedad, para vengarse y castigarlo pro haberse alejado de ella, lo suicidó.

Y esto le sucedió a Van Gogh como suele suceder en ocasión de una bacanal, de una misa, de una absolución, o de cualquier otro rito de posesión, de consagración, de sucubación o de incubación.

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Así esta sociedad se metió en su cuerpo esta sociedad perdonada consagrada santificada y poseída barrió con su conciencia sobrenatural que recién había adquirido, y como una invasión de cuervos negros en las fibras de su tronco interior lo hundió en una última oleada, y ocupando su lugar, lo mató.

Ya que es parte de la lógica anatómica del hombre moderno, poder vivir y pensar en vivir, sólo como poseído.

El suicidado por la sociedad

(…)

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Pienso que murió a los 37 años porque, ay, había llegado a la culminación de su luctuosa y penosa historia de oprimido por un espíritu maléfico.

Pues Van Gogh no abandonó la vida por sí mismo, por efecto de su propia locura.

Fue por la coacción, dos días antes de su muerte, de ese espíritu maléfico conocido como Dr. Gachet, psiquiatra profano, causa eficiente, directa y suficiente de esa muerte.

Después de leer las cartas de Van Gogh a su hermano, he llegado a la franca y segura certeza de que el doctor Gachet, “psiquiatra”, aborrecía, en verdad a Van Gogh, pintor, y que lo aborrecía como pintor, pero sobre todo como genio.

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Es inútil intentar ser a la vez médico y hombre honrado, pero es humillantemente imposible ser psiquiatra sin estar marcado a fuego por la más incuestionable insania: la de no poder oponerse a ese antiguo reflejo atávico de la turba que hace que cualquier hombre de ciencia, atrapado en la turba, se convierta en una especie de enemiga nato e innato de todo genio.
(…)

Acumular cuerpos
(…)
Yo también, como el pobre Van Gogh, he dejado de pensar, pero organizo, cada día, extraordinarias ebulliciones internas, y sería interesante ver que un médico cualquiera viniera a reprocharme que me fatigo.

Alguien adeudaba cierta suma de dinero a Van Gogh, la historia nos dice que Van Gogh se preocupaba desde hacía varios días.

Las naturalezas superiores-situadas siempre un peldaño por encima de lo real, tienen la tendencia a interpretar todo por el influjo de una conciencia maléfica, a creer que nada está librado al azar y que todo lo malo que ocurre se debe a una voluntad maléfica, inteligente, consciente y predeterminada.

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