Reconocido erróneamente como uno de los escritores del boom latinoamericano, Germán Arciniegas es uno de los más destacados periodistas y ensayistas del siglo XX en Colombia. Su obra, que está más asociada al movimiento de los americanistas, se caracteriza por cuestionar siempre la historia oficial de América y del mundo y por su sentido del humor frente a hechos representativos de esta.
Hijo del hacendado Rafael Arciniegas Tavera y de Aurora Angueyra Figueredo, Germán quedó huérfano de padre a temprana edad mientras su madre quedó sola y encargada de sus siete hijos. Graduado de derecho en la Universidad Nacional de Colombia, se vinculó al diario El Tiempo en 1928, del cual fue columnista, director de la sección editorial, jefe de redacción y director del Suplemento Literario de los domingos durante muchos años. Durante los años de la dictadura, sus obras se vieron señaladas y censuradas por el General Gustavo Rojas Pinilla, quien lo acusó de ser comunista.
En su faceta como político, Germán Arciniegas fue ministro de Educación en dos ocasiones, entre 1941-1942 bajo el gobierno de Enrique Santos, y nuevamente entre 1945-1946, bajo el mandato de Alberto Lleras Camargo. En su primer mandato, fundó el Instituto Caro y Cuervo, el Museo de arte Colonial de Bogotá, y trasladó el Museo Nacional de Colombia al edificio que actualmente ocupa.
Luego de crear el Colegio Mayor de Cundinamarca y el Colegio Mayor de Antioquia, tras la llegada de los conservadores al poder, su vida fue amenazada y se vio obligado a exiliarse con su familia en Estados Unidos, aprovechando que le habían ofrecido un puesto como docente en la Universidad de Columbia. Durante 1980 estuvo en Guatemala como representante de la cultura letrada colombiana en la Semana Cultural Colombo-Guatemalteca, junto a Rogelio Echavarría, Antonio Cacua Prada.
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En nuestro archivo reposa este audio de 1962 con la voz del ensayista e historiador colombiano Germán Arciniegas, leyendo para la HJCK la primera página de "El estudiante de la mesa redonda", su primera novela publicada en Madrid en 1932, que ubica al lector en la mente de un estudiante que con sus ideas revolucionarias, pide a “gritos” el cambio de la estructura social y política.