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Cinco poemas de Louise Glück

Nacida en Nueva York y considerada como una de las mayores figuras de la poesía en Estados Unidos, Louise Glück había sido recompensada por la academia sueca por "su inconfundible voz poética que con austera belleza universaliza la existencia individual".

Louise-Gluck-joven.jpg
Louise Glück recibió numerosos premios a lo largo de su carrera, incluyendo el Premio Pulitzer de Poesía y el Premio Nobel de Literatura en 2020.
Archivo

Louise Glück nació el 22 de abril de 1943, en Nueva York. Creció en Long Island y estudió en la Universidad de Columbia y luego obtuvo su MFA en la Universidad de Iowa. La poeta estadounidense murió el pasado 13 de octubre de cáncer, informó el diario The New York Times, citando a su amigo y excolega de Yale Richard Deming.

La poesía de Louise Glück se caracteriza por su estilo lírico, introspectivo y a menudo melancólico. Sus poemas se sumergen en temas profundos, como la pérdida, la identidad y la mortalidad. Utiliza metáforas y simbolismo de manera magistral para explorar cuestiones existenciales, haciendo que sus obras resuenen en los lectores a un nivel emocional y espiritual.

Obras Destacadas:

  • "The Wild Iris" (1992): Esta colección es ampliamente considerada como una de las obras maestras de Glück. Ganó el Premio Pulitzer de Poesía en 1993 y es una exploración conmovedora de la relación entre la naturaleza y la espiritualidad.
  • "Meadowlands" (1996): En esta obra, Glück se sumerge en la naturaleza y la forma en que los seres humanos interactúan con su entorno. Sus versos evocadores revelan una profunda conexión con la tierra y el paisaje.
  • "A Village Life" (2009): En esta colección, Glück utiliza su poesía para explorar la vida en un pueblo, analizando las relaciones humanas, la belleza de lo cotidiano y la lucha contra el paso del tiempo.

Parábola de la bestia 

El gato ronda por la cocina
con un pájaro muerto,
su nueva posesión.

Alguien debería hablarle
de ética al gato mientras este
husmea el lacio pajarillo:

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en esta casa
no ejercemos
la voluntad de este modo.

Cuéntale eso al animal,
con sus dientes ya
clavados en la carne de otro animal.

Parábola del vuelo

Una bandada de pájaros abandona la ladera de la montaña.
Negros en la tarde primaveral, dorados a principios de verano,
se elevan sobre la lisa superficie de la laguna.

¿Por qué el joven se inquieta de repente,
por qué decae la atención en su pareja?
Su corazón ya no está del todo dividido; intenta pensar
en cómo decir esto con cierta compasión.

Ahora oímos las voces de los demás al cruzar la biblioteca
hacia la veranda, la galería de verano; los vemos
sentarse como siempre en las diversas hamacas y sillas,
las blancas sillas de madera de la vieja casa, mientras recolocan
los cojines de rayas.

¿Importa acaso a dónde van los pájaros? ¿Importa acaso
de qué especie son?
Se marchan de aquí, de eso se trata,
primero sus cuerpos, luego sus tristes gritos.
Y, desde ese momento, dejan de existir para nosotros.

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Debes empezar a pensar en nuestra pasión de esa manera.
Cada beso fue real, después
cada beso abandonó la faz de la tierra.

Amante de las flores

En nuestra familia, todos aman las flores.
Por eso las tumbas nos parecen tan extrañas:
sin flores, sólo herméticas fincas de hierba
con placas de granito en el centro:
las inscripciones suaves, la leve hondura de las letras
llena de mugre algunas veces…
Para limpiarlas, hay que usar el pañuelo.

Pero en mi hermana, la cosa es distinta:
una obsesión. Los domingos se sienta en el porche de mi madre
a leer catálogos. Cada otoño, siembra bulbos junto a los escalones de
ladrillo.
Cada primavera, espera las flores.
Nadie discute por los gastos. Se sobreentiende
que es mi madre quien paga; después de todo,
es su jardín y cada flor
es para mi padre. Ambas ven
la casa como su auténtica tumba.
No todo prospera en Long Island.
El verano es, a veces, muy caluroso,
y a veces, un aguacero echa por tierra las flores.
Así murieron las amapolas, en un día tan sólo,
eran tan frágiles…

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El vestido

Se me secó el alma.
Como un alma arrojada al fuego,
pero no del todo,
no hasta la aniquilación. Sedienta,
siguió adelante. Crispada,
no por la soledad sino por la desconfianza,
el resultado de la violencia.

El espíritu, invitado a abandonar el cuerpo,
a quedar expuesto un momento,
temblando, como antes
de tu entrega a lo divino;
el espíritu fue seducido, debido a su soledad,
por la promesa de la gracia.
¿Cómo vas a volver a confiar
en el amor de otro ser?

Mi alma se marchitó y se encogió.
El cuerpo se convirtió en un vestido demasiado
grande
para ella.
Y cuando recuperé la esperanza,
era una esperanza completamente distinta.

Maitines

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Perdóname si digo que te amo: a los poderosos
se les engaña siempre, los débiles
son siempre manejados por el miedo. No puedo amar
lo que no puedo concebir, y tú no revelas
virtualmente nada: ¿acaso te asemejas al espino,siempre la misma cosa en el mismo lugar,
o a la dedalera inconsistente, que brota primero
como espiga rosada en la ladera, junto a las margaritas,
y al año siguiente es púrpura en el rosedal? Ya ves
lo inútil que es este silencio que promueve en nosotros la creenciaen que tú puedes ser todas las cosas, la dedalera y el espino, la vulnerable
rosa, la terca margarita; nada nos queda sino pensar
que no podrías existir. ¿Es eso lo que quieres
que pensemos? , ¿lo que explica el silencio esta mañana,
los grillos cuyas alas no se frotan, los gatos
que en el patio no pelean?

No olvide conectarse con la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.