Didion, fallecida en 2021, y Dunne, en 2003, son considerados voces icónicas del periodismo, la ficción y los guiones en EE.UU. en la época contemporánea, con unas carreras prolíficas que se entrelazaron después de que se conocieran precisamente en la Gran Manzana y se casaran en 1964.Su legado incluye escritos personales y profesionales; cartas con figuras literarias como Margaret Atwood, Nora Ephron y Philip Roth, y fotografías de la pareja y otros objetos que arrojan luz sobre la infancia de Didion y sobre la vida en común de ambos, según un comunicado.Entre otras cosas, la colección incluye borradores relacionados con uno de los últimos trabajos de Didion, "El año del pensamiento mágico", que escribió tras perder a su marido y su hija y que le mereció en 2005 el Premio Nacional (The National Book Award) en EE.UU. a una obra de no ficción.También hay transcripciones de una entrevista con Linda Kasabian, una integrante de la familia Manson; notas de las "confesiones" del famoso caso de violación en Central Park en 1989, y correspondencia con el asesino del joven transgénero Brandon Teena, con las que construyó sus trabajos periodísticos."Esta colección, que es a la vez profundamente íntima y profesionalmente importante, es incomparable en el calibre de sus materiales y ofrece una información sin precedentes sobre sus procesos creativos", dijo en una nota el responsable de colecciones especiales de la NYPL, Declan Kiely.La biblioteca no dio a conocer el costo del archivo de Didion y Dunne, que compartirá hogar con los de otros reconocidos escritores como Tom Wolfe, Jean Stein y Renata Adler -entre unas 6.000 colecciones de este tipo- y que se espera esté disponible al público investigador a principios de 2025.La NYPL, el sistema de bibliotecas públicas más grande de EE.UU., indicó también que está cumpliendo con su compromiso de coleccionar los documentos de escritores revolucionarios y, "en particular, escritoras".Hace unos meses, una subasta de cientos de objetos que pertenecieron a Didion, desde gafas de sol hasta libretas en blanco, clips y una máquina de escribir, recaudó un total de 1,9 millones de dólares, que fueron en beneficio de la lucha contra el párkinson, enfermedad que ella padeció hasta su muerte. No olvide conectarse con la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
Lo inefableYo muero extrañamente... No me mata la Vida,No me mata la Muerte, no me mata el Amor;Muero de un pensamiento mudo como una herida...¿No habéis sentido nunca el extraño dolorDe un pensamiento inmenso que se arraiga en la vidaDevorando alma y carne, y no alcanza a dar flor?¿Nunca llevasteis dentro una estrella dormidaQue os abrasaba enteros y no daba un fulgor?...Cumbre de los Martirios!... Llevar eternamente,Desgarradora y árida, la trágica simienteClavada en las entrañas como un diente feroz!...Pero arrancarla un día en una flor que abrieraMilagrosa, inviolable!... Ah, más grande no fueraTener entre las manos la cabeza de Dios!El intrusoAmor, la noche estaba trágica y sollozantecuando tu llave de oro cantó en mi cerradura;luego, la puerta abierta sobre la sombra helante,tu forma fue una mancha de luz y de blancura.Todo aquí lo alumbraron tus ojos de diamante;bebieron en mi copa tus labios de frescura;y descansó en mi almohada tu cabeza fragante;me encantó tu descaro y adoré tu locura.¡Y hoy río si tú ríes, y canto si tú cantas;y si duermes, duermo como un perro a tus plantas!¡Hoy llevo hasta en mi sombra tu olor de primavera;y tiemblo si tu mano toca la cerradura;y bendigo la noche sollozante y oscuraque floreció en mi vida tu boca tempranera!Sobre una tumba cándida"Ha muerto…, ha muerto…", dicen tan claroque no entiendo.¡Verter licor tan suave en vaso tan tremendo!Tal vez fue un mal extraño tu mirar por divino,tu alma por celeste, o tu perfil por finoTal vez fueron tus brazos dos capullos de alas¡Eran cielo a tu paso los jardines, las salas,y te asomaste al mundo dulce como una muerta!Acaso tu ventana quedó una noche abierta¡Oh, tentación de alas, una ventana abierta!¡Y te sedujo un ángel por la estrella más puray tus alas abrieron, y cortaron la alturaen un tijeretazo de luz y de candor!Y en la alcoba que tu alma tapizaba de armiño,donde ardían los vasos de rosas de cariño,la Soledad llamaba en silencio al Horror
A caballo entre el diario y el libro de memorias, "La intensa vida" (Berenice) se abre con una foto de una joven Valdés en un parque de La Habana, y una declaración rotunda: "yo vengo de aquí"."Yo vengo de aquí, de eso, y de lo de más allá, pá que tú sepas; y lo demás es soledad y lecturas" explica la novelista y poeta, instalada en las afueras de París.Infancia tragicómicaValdés recuerda su infancia tragicómica con su abuela y su madre, mudándose de hogares que se derrumbaban a causa del mal estado de los edificios. El hacinamiento y el hambre. Los olores (nauseabundos en su mayor parte) y los sabores.Y luego el aroma de la libertad, el frío del desarraigo y el dulce refugio de la literatura. "Dime qué cubano puede decir ahora: 'vamos a hacer una transición como se hizo en España'", declara la autora de "La nada cotidiana", gran éxito de 1995 que le granjeó, dice, la enemistad eterna del régimen."Cuba es un país de mucha ligereza. Mucho tambor, más tambor que mente. Ese es nuestro gran problema. Cuba tenía grandes figuras. Pero las fue metafóricamente y realmente matando", añade.Su nuevo libro ajusta cuentas con escritores de éxito, como Leonardo Padura, e incluso figuras de la oposición, como la bloguera Yoani Sánchez. A sus 63 años, Valdés mira con nostalgia, más allá. A los que lucharon por la independencia, o a los que intentaron derrocar al líder supremo después de 1959, Fidel Castro."La solución, siento decirlo, se enreda cada vez más, y yo no veo camino. Pero no hay que abandonar", proclama. "Cuando yo veo a los presos plantados, que tienen ya 80 o 90 años, cuando veo a los de la Brigada 2506 (protagonistas de la fallida invasión de la Bahía de los Cochinos), que con casi 100 años todavía siguen en esa lucha... Me digo: '¿cómo puedo abandonar yo?'."Yo nunca he visto a mi país libre, porque por lo menos ellos vivieron una época libre, pero yo nací en el 59", un año "fatídico", explica la autora de "El dolor del dólar".Vivir "insiliada" "La intensa vida" es también un ejercicio de reflexión literaria, de agradecimientos a todo un largo listado de autores y artistas a los que Valdés debe su decisión de convertirse en escritora."Yo, como Guillermo (Cabrera Infante), también creo que la mejor literatura cubana del castrismo se ha hecho en el exilio", explica, citando el ejemplo de la gran figura nacional, el poeta José Martí."De la misma manera que el pueblo cubano no es única y exclusivamente el que viven dentro de Cuba. Cuando yo vivía dentro de Cuba ya vivía exiliada", recuerda. "'Insiliada'", inventa de golpe, con una sonrisa. "Vivía para resistir".Valdés estudió Filología en La Habana, sin completar la carrera por decisión propia. Trabajó en la Unesco, en París, entre 1983 y 1989, y brevemente para la sección cultural de la embajada. Regresó a Cuba y malvivió durante años. Salió finalmente exiliada en 1995."Yo nunca fui funcionaria, al contrario de otros", afirma, rotunda, ante los que la acusan de haber colaborado con el régimen cuando empezaba."'La nada cotidiana' me puso en el camino de la verdad. Y en ese camino se pierde mucho. Pero individualmente se gana mucho", recuerda. Cuba es "demasiado isla", explica. El régimen castrista hizo de los intelectuales y artistas uno de sus principales frentes de propaganda, asegura Valdés. Al precio de celos y rencillas inacabables. "Yo me evadía para existir", asegura."Lo peor de ser un exiliado es que ningún lugar del mundo consigue ser el adecuado. Lo mejor es que el lugar adecuado está en ti mismo", se lee a modo de introducción en su libro.Y también: "No escribo para que me amen. Escribo para descubrir cada día el amor". Recuerde conectarse con la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
Causó alboroto cuando besó a su amante lesbiana en público, y cuando se atrevió a hablar de orgasmos fingidos, o de la violencia doméstica. "Cuanto más se la lee, más se persuade uno de su atemporalidad y sobre todo de su modernidad", explica a la AFP Dominique Bréchemier, profesora de Letras y miembro de la Sociedad de Amigos de Colette.Se casó, divorció, tuvo amantes masculinos y femeninos, de su edad y más jóvenes (su propio yerno) y desde su diminuto apartamento ante el Palais Royal vio desfilar a la flor y nata de la literatura, cuando París era la capital del mundo.Impacto en América LatinaEn América Latina también tuvo su impacto. La argentina Victoria Ocampo tradujo la adaptación teatral de su última obra de ficción "Gigi" (1944), la venezolana Teresa de la Parra se dejó influenciar por su estilo.En España se tardó en traducirla, en la primera mitad del siglo XX. Luego el franquismo puso obstáculos a su obra, demasiado atrevida para los censores del régimen, lo que hizo que las ediciones estuvieran plagadas de errores.Las novelas de Colette abordan la relación entre madres e hijas, la maternidad, el acoso sexual, el aborto o la menopausia, mucho antes de que esos temas fueran considerados apropiados para ser abordados abiertamente. Recibió honores de Estado cuando fue enterrada, en 1954. Pero solo ahora su obra (dos textos autobiográficos) es incluida en los exámenes de bachillerato francés.La gran influencia de Colette en las escritoras actuales ha pasado en gran parte a través de los países anglosajones. En las universidades estadounidenses, dominadas por el discurso de género, se considera a Sidonie-Gabrielle Colette (nacida el 28 de enero de 1873 en Borgoña) como una precursora del feminismo.Una modelo de mujer emancipadaEmpezó con una serie conocida como "las Claudine", pequeñas novelitas sobre una joven francesa en el cambio de siglo. "Claudine à l'école" es la primera de ellas (1900).Colette no las firmaba, sino que lo hacía su primer marido, Henry Gauthier-Villars, apodado Willy. El ciclo se termina con "La retraite sentimentale" (1907), que firma como Colette Willy. "Claudine en París" fue traducida al español en 1910, vuelta a traducir en 1963 con cambios significativos.Su mayor éxito es "Cheri" (1920), una historia de amor entre una mujer mayor y un hombre más joven, adaptada con éxito al cine, como sucedió con "Gigi" (nueve óscares en 1958, de la mano del director Vincente Minnelli). Fue también periodista, bailarina de cabaret, actriz: un modelo de mujer emancipada."Lo que fascina es su historia, su vida llena de transgresiones" explica Diana Holmes, profesora de francés de la Universidad de Leeds (Reino Unido). Pero Colette no veía con buenos ojos a las sufragistas que reclamaban el voto femenino. Su independencia pasaba por otros caminos, en pie de igualdad intelectual con los mejores escritores de su época."A lo largo de toda su vida se significó en favor de la libertad de las mujeres. Dejémosle su parte de complejidad", pide Dominique Bréchemier. Como muchos otros contemporáneos suyos, pasó por la Segunda Guerra Mundial discretamente, sin posicionarse contra el invasor. Pero contrariamente a grandes nombres como Jean-Paul Sartre, luego no empuñó ninguna bandera política.Colette apreciaba demasiado su independencia para ello. "Era consciente de que su imagen era una marca que había que proteger", explica Kathleen Antonioli, profesora asociada de la Kansas State University. Recuerde conectarse con la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
3¿Qué implica protestar por el sufrimiento, a diferencia de reconocerlo?La iconografía del sufrimiento es de antiguo linaje. Los sufrimientos que más a menudo se consideran dignos de representación son los que se entienden como resultado de la ira, humana o divina. (El sufrimiento por causas naturales, como la enfermedad o el parto, no está apenas representado en la historia del arte; el que causan los accidentes no lo está casi en absoluto: como si no existiera el sufrimiento ocasionado por la inadvertencia o el percance). El grupo escultórico de Laoconte y sus hijos debatiéndose, las incontables versiones pintadas o esculpidas de la Pasión de Cristo y el inagotable catálogo visual de las desalmadas ejecuciones de los mártires cristianos, sin duda están destinados a conmover y a emocionar, a ser instrucción y ejemplo. El espectador quizá se conmisere del dolor de quienes lo padecen —y, en el caso de los santos cristianos, se sienta amonestado o inspirado por una fe y fortaleza modélicas—, pero son destinos que están más allá de la lamentación o la impugnación.Al parecer, la apetencia por las imágenes que muestran cuerpos dolientes es casi tan viva como el deseo por las que muestran cuerpos desnudos. Durante muchos siglos, en el arte cristiano las descripciones del infierno colmaron estas dos satisfacciones elementales. De cuando en cuando, el pretexto puede ser la anécdota de una decapitación bíblica (Holofernes, Juan Bautista) o el folletín de una masacre (los varones hebreos recién nacidos, las once mil vírgenes), o algo por el estilo, con rango de acontecimiento histórico real y destino implacable. También se tenía el repertorio de crueldades, que es duro mirar, proveniente de la antigüedad clásica; los mitos paganos, aún más que las historias cristianas, ofrecen algo para todos los gustos. La representación de semejantes crueldades está libre de peso moral. Sólo hay provocación: ¿puedes mirar esto? Está la satisfacción de poder ver la imagen sin arredrarse.Está el placer de arredrarse. Estremecerse frente al grabado de Goltzius El dragón devora a los compañeros de Cadmo (1588), que representa la cara de un hombre arrancada de su cabeza de un mordisco, difiere mucho del estremecimiento que produce la fotografía de un ex combatiente de la Primera Guerra Mundial cuya cara ha sido arrancada de un disparo. Un horror tiene lugar en una composición compleja —las figuras en un paisaje— que pone de manifiesto la maestría de la mano y la mirada del artista. El otro es el registro de una cámara, un acercamiento, de la terrible e indescriptible mutilación de una persona real: eso y nada más. Un horror inventado puede ser en verdad abrumador. (Por mi parte, me resulta difícil ver el espléndido cuadro de Tiziano en el que Marsias es desollado, y sin duda cualquier otra imagen con este tema). Pero la vergüenza y la conmoción se dan por igual al ver el acercamiento de un horror real. Quizá las únicas personas con derecho a ver imágenes de semejante sufrimiento extremado son las que pueden hacer algo para aliviarlo —por ejemplo, los cirujanos del hospital militar donde se hizo la fotografía— o las que pueden aprender de ella. Los demás somos voyeurs, tengamos o no la intención de serlo.En cada caso, lo espeluznante nos induce a ser meros espectadores, o cobardes, incapaces de ver. Los que tienen entrañas para mirar desempeñan un papel que avalan muchas representaciones gloriosas del sufrimiento. El tormento, un tema canónico en el arte, a menudo se manifiesta en la pintura como espectáculo, algo que otras personas miran (o ignoran). Lo cual implica: no, no puede evitarse; y la amalgama de observadores desatentos y atentos realza este hecho.La práctica de representar sufrimientos atroces como algo que ha de deplorarse y, si es posible, evitarse, entra en la historia de las imágenes con un tema específico: los sufrimientos que padece la población civil a manos del desbocado ejército victorioso. Es un tema intrínsecamente secular, que surge en el siglo XVII, cuando la reorganización de los poderes contemporáneos se convierte en materia prima para los artistas. En 1633 Jacques Callot publicó una serie de dieciocho grabados titulada Les misères et les malheurs de la guerre [Las miserias y desgracias de la guerra], la cual representa las atrocidades que cometieron las tropas francesas contra los civiles durante la invasión y la ocupación de su Lorena natal a comienzos del decenio de 1630. (Seis grabados pequeños del mismo tema que Callot había ejecutado antes de la serie mayor aparecieron en 1635, el año de su muerte). La perspectiva es amplia y profunda; son escenas con muchas figuras, escenas procedentes de una historia, y cada pie es un sentencioso comentario en verso sobre las diversas energías y destinos funestos retratados en las imágenes. Callot comienza con una lámina sobre el reclutamiento de soldados; muestra combates feroces, masacres, saqueos y violaciones, las máquinas de tortura y ejecución (la garrucha, el árbol de la horca, el pelotón de fusilamiento, la hoguera, la rueda), la venganza campesina contra los soldados; y termina con una distribución de recompensas. La reiteración de la ferocidad del ejército conquistador lámina tras lámina es asombrosa y no tiene precedentes, pero los soldados franceses son sólo los malhechores protagonistas de la orgía de violencia, y hay lugar en la sensibilidad cristiana y humanista de Callot no sólo para llorar el fin de la autonomía del ducado de Lorena, sino para dejar registro del apremio de los soldados desamparados en la posguerra que piden limosna acuclillados al lado del camino.Callot tuvo algunos sucesores, como Hans Ulrich Franck, un artista alemán menor que en 1643, hacia el final de la guerra de los Treinta Años, comenzó a elaborar lo que a la postre (en 1656) fueron veinticinco grabados que representan a soldados asesinando campesinos. Pero es de Goya la preeminente concentración en los horrores de la guerra y en la vileza enloquecida de los soldados a comienzos del siglo XIX. Los desastres de la guerra, una serie numerada de ochenta y tres grabados realizados entre 1810 y 1820 (y publicados por primera vez, salvo tres láminas, en 1863, treinta y cinco años después de su muerte), representan las atrocidades que los soldados de Napoleón perpetraron al invadir España en 1808 con objeto de reprimir la insurrección contra el yugo francés. Las imágenes de Goya llevan al espectador cerca del horror. Se han eliminado todas las galas de lo espectacular: el paisaje es un ambiente, una oscuridad, apenas está esbozado. La guerra no es un espectáculo. Y la serie de grabados de Goya no es una narración: cada imagen, cuyo pie es una breve frase que lamenta la iniquidad de los invasores y la monstruosidad del sufrimiento infligido, es independiente de las otras. El efecto acumulado es devastador.Las crueldades macabras en Los desastres de la guerra pretenden sacudir, indignar, herir al espectador. El arte de Goya, como el de Dostoievski, parece un punto de inflexión en la historia de la aflicción y los sentimientos morales: es tan profundo como original y exigente. Con Goya entra en el arte un nuevo criterio de respuesta ante el sufrimiento. (Y nuevos temas para la solidaridad: como su pintura, por ejemplo, de un albañil herido al que alejan a cuestas del solar). La relación de las crueldades bélicas está forjada como un asalto a la sensibilidad de los espectadores. Las expresivas frases en cursiva al pie de cada imagen comentan la provocación. Si bien la imagen, como cualquier otra, es una inducción a mirar, el pie reitera, las más veces, la patente dificultad de hacerlo. Una voz, acaso la del artista, acosa al espectador: ¿puedes mirar esto y soportarlo? Un pie afirma: «No se puede mirar». Otro señala: «Esto es malo». Otro responde: «Esto es peor». Uno grita: «¡Esto es lo peor!». Uno más declama: «¡Bárbaros!». «¡Qué locura!», pregona otro. Y otro más: «¡Fuerte cosa es!». Y aun otro: «¿Por qué?».El pie de una fotografía ha sido, por tradición, neutro e informativo: una fecha, un lugar, nombres. Es improbable que una fotografía de reconocimiento de la Primera Guerra Mundial (cuando por primera vez se hizo uso extensivo de cámaras para el espionaje militar) se titulara «¡Cuánta urgencia de invadir!» o se anotara en la radiografía de una fractura múltiple «¡Tal vez el paciente quede cojo!». Tampoco ha de ser preciso hablar en nombre de la fotografía con la voz del fotógrafo, ofreciendo garantías de la veracidad de la imagen, como hace Goya en Los desastres de la guerra al escribir al pie: «Yo lo vi». Y debajo de otra: «Esto es lo verdadero». Por supuesto, el fotógrafo lo vio. Y salvo que se haya falsificado o tergiversado, es lo verdadero.El habla común fija la diferencia entre las imágenes hechas a mano como las de Goya y las fotografías, mediante la convención de que los artistas «hacen» dibujos y pinturas y los fotógrafos «toman» fotografías. Pero la imagen fotográfica, incluso en la medida en que es un rastro (y no una construcción elaborada con rastros fotográficos diversos), no puede ser la mera transparencia de lo sucedido. Siempre es la imagen que eligió alguien; fotografiar es encuadrar, y encuadrar es excluir. Además, la manipulación de la foto antecede largamente a la era digital y los trucos de Photoshop: siempre ha sido posible que una fotografía tergiverse las cosas. Una pintura o un dibujo se consideran falsos cuando resulta que no son del artista a quien se le habían atribuido. Una fotografía —o un documento filmado disponible en la televisión o en Internet— se considera falsa cuando resulta que se ha engañado al espectador en relación con la escena que al parecer se representa.Que las atrocidades perpetradas por los soldados franceses en España no hayan sucedido exactamente como se muestra —digamos que la víctima no quedara exactamente así, que no ocurriera junto a un árbol— no desacredita en absoluto Los desastres de la guerra. Las imágenes de Goya son una síntesis. Su pretensión: sucedieron cosas como éstas. En contraste, una fotografía o secuencia de película pretende representar con exactitud lo que estaba frente a la lente de la cámara. Se supone que una fotografía no evoca sino muestra. Por eso, a diferencia de las imágenes hechas a mano, se pueden tener por pruebas. Pero ¿pruebas de qué? La sospecha de que «Muerte de un soldado republicano» de Capa quizá no muestra lo que se dice que muestra (una hipótesis afirma que presenta un ejercicio de instrucción cerca del frente) sigue rondando los debates sobre la fotografía bélica. Todo el mundo es literal cuando de fotografías se trata.Traducción: Aurelio Major
Mistral, que murió el 10 de enero de 1957 a los 68 años de edad, defendió la escolarización de todos los niños, independiente del género o la comunidad a la que pertenecieran, un principio que acogen hoy en día gobiernos de izquierdas de países como Chile o Colombia."Ella proponía una educación transformadora y liberadora, donde las niñas y los niños fueran el centro del proceso educativo y que no solamente se diese una mirada centrada en el profesor adulto", aseguró a EFE Isabel Orellana, directora del Museo de Educación Gabriela Mistral en la capital chilena.Hace exactamente un siglo, Mistral participó en el diseño de la reforma educativa de México, desarrollando el modelo de "escuelas al aire libre" y dejando el legado de una educación centrada en el niño y ligada a la naturaleza."El legado de Gabriela Mistral en México continúa vivo. Los valores que motivaron su acción aún perduran, como su compromiso con la educación de las niñas y su especial atención a las comunidades rurales y las personas más vulnerables", expresó a EFE la embajadora mexicana en Chile, Alicia Bárcena.La diplomática mexicana recordó que Mistral encabezó la alfabetización de las comunidades campesinas e indígenas en zonas rurales: fundó escuelas, dictó conferencias sobre pedagogía y promovió la lectura de mujeres escritoras clásicas.La escuela en casaMistral, cuyo nombre de nacimiento fue Lucila Godoy, creció en la localidad chilena de Montegrande, en el árido valle norteño de Elqui, en un entorno agrícola, aislado de la ciudad.Su casa era también la escuela del pueblo, donde su hermana mayor Emelina daba clases a la treintena de alumnos que tenía el centro. Fue precisamente ella quien le inculcó su curiosidad extrema y la preparó para ser profesora.También le influyeron enormemente las lecturas de filósofos clásicos europeos, a las que llegó gracias a que personalidades de la ciudad de Coquimbo, su región natal, le abrieron las puertas de sus bibliotecas.El bagaje familiar y vital creó en la poeta su personalidad vanguardista, con ideas que "no encajaban con el conservadurismo chileno", aseguró a EFE la profesora de la Universidad de Chile y experta en la poesía de Mistral, Soledad Falabella."Ella crece en un entorno que no coarta su personalidad: su hermana la educa para que sea profesora, y Montegrande era un lugar con menos jerarquía social que otras zonas de Chile", remarcó Falabella, quien apuntó que sus referentes familiares fueron únicamente mujeres porque su padre las abandonó.Pocas personas quedan que hayan conocido a Mistral en vida; una de ellas es Bética Rojas, quien tenía 11 años cuando la poetisa visitó Montegrande en 1954, tres años antes de morir por cáncer."Gabriela acudía cada día a nuestra escuela durante las dos semanas de su visita a Montegrande. Le gustaba vernos jugar y se interesaba en saber los juegos que hacíamos", contó a EFE Rojas, quien actualmente recibe a los turistas que acuden a la antigua casa-escuela de la artista.Un patio lleno de plantas que mira frente a frente a las montañas rocosas que encajonan Montegrande rodea la humilde edificación de adobe, en la que aún se mantiene el aulario -con sus pupitres de madera- y la habitación donde vivía la futura poeta con su madre y su hermana.Exilio voluntarioPese a que Mistral añoró su país, vivió en el extranjero durante la mayoría de su vida en un "exilio voluntario", huyendo de una sociedad de profundas raíces conservadoras que chocaban con su visión liberal de la vida: "Nunca quiso volver", aseguró Falabella.En ello coincide la directora del museo: "Chile era muy tradicionalista y Gabriela Mistral lo que hace es poner en el centro de la discusión a todos los seres marginales que la oligarquía chilena ignoraba absolutamente". La validez actual del pensamiento de la poeta, concluyó Orella, reside en dar a cada niño la igualdad de oportunidades para su futuro."Mistral -concluyó- proponía romper las estructuras clasistas, territoriales y de género que llevan a que el futuro de cada niño esté determinado dependiendo de dónde nazca". Recuerde conectarse con la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
"Anunciamos con gran tristeza la muerte de Fay Weldon, autora, ensayista y dramaturga. Murió en paz esta mañana del 4 de enero", señalaron sus familiares en un comunicado divulgado por la agente de la escritora, Georgina Capel.A través de un estilo satírico, Weldon se convirtió en un icono temprano para el feminismo, aunque recibió críticas posteriormente y llegó a ser calificada de "traidora".La escritora, nacida en el Reino Unido pero criada en Nueva Zelanda, dejó más de 30 novelas y fue en su momento una de las autoras más leídas de su país, donde protagonizó numerosas polémicas.Tras publicar su primera novela en 1967 llegó a ser finalista, con su obra "Praxis" del premio Booker, el galardón literario británico más prestigioso, cuyo jurado además presidió en una controvertida ocasión.El escritor anglo-indio Salman Rushdie estaba convencida de que su novela "Vergüenza" le convertiría en el primer autor en alcanzar dos veces el premio, pero al ver que el jurado encabezado por Weldon no se lo entregó, irrumpió en gritos e insultos y estuvo dos años sin dirigirle la palabra a la ahora fallecida.En 2002 volvió a sembrar la polémica al publicar "Conexión Bulgari", que se presentó como la primera novela esponsorizada, pues la escribió como encargo de la conocida joyería.Pero fue la corrosiva "Vida y amores de una diablesa", que se llevó al cine con Meryl Streep y Roseanne Barr, la que le dio mayor fama dentro y fuera del Reino Unido, como recuerdan hoy los medios británicos. No olvide conectarse con la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
La previsión más probable es que el cuerpo de la escritora llegue a Río de Janeiro entre el lunes y miércoles de la próxima semana, según informó la ABL, sin aportar más datos.Piñon, uno de los principales nombres de la literatura brasileña, falleció el pasado sábado, a los 85 años, en un hospital de Lisboa, por complicaciones de salud tras una operación de vesícula.El entierro tendrá lugar en el mausoleo de la ABL en Río de Janeiro, institución de la que fue académica y su primera presidenta en más de un siglo de historia.La ABL celebrará una Sesión de Añoranza el 2 de marzo, en homenaje a la autora de ascendencia española.Nélida Piñon debutó en la literatura con la novela "Guía Mapa de Gabriel Arcanjo", publicada en 1961, cuyos temas son el pecado, el perdón y la relación entre los mortales y Dios.Su novela más conocida, "La República de los Sueños", de 1984, relata la historia de una familia de migrantes gallegos en Brasil y reflexiona sobre Galicia, España y Brasil.Autora de más de 20 libros, entre novelas, cuentos, crónicas y libros infantiles, su última obra fue "Un día llegaré a Sagrés" (Récord), presentada en Brasil en octubre de 2020.Su obra ha sido traducida a numerosos países y ha recibido varios premios a lo largo de más de 35 años de actividad literaria, entre ellos, el Príncipe de Asturias.
"La literatura hispanoamericana o iberoamericana tiene autores y autoras muy interesantes que merecen estar traducidos a muchos idiomas y ser leídos por mucha gente, pero ocupar los espacios de poder no es tan fácil en este momento, porque parecería que los ojos están puestos en otras literaturas", afirma Piñeiro.Para explicar esta realidad, la autora de "Elena Sabe" (2006), "Las grietas de Jara" (2009) y "Las maldiciones" (2017) relata su experiencia tras aparecer entre los finalistas del Booker International 2022, uno de los premios literarios más prestigiosos del Reino Unido, ganado este año por la novelista india Geetanjali Shree."Mucha gente me decía 'qué suerte que una persona de habla hispana llegue ahí, porque no son las lecturas más leídas en los círculos de poder de la literatura'. También estuvo en la longlist Fernanda Melchor y me decían eso, que las dos deberíamos estar agradecidas porque lo que se lee más ahora viene de zonas asiáticas", asevera la escritora."Me llama la atención y no me llama la atención. Son cosas que pasan en la geopolítica y la literatura no está exenta de eso", agrega Piñeiro, galardonada con el Premio Clarín de Novela 2005, el Sor Juana Inés de la Cruz 2010 y el Pepe Carvalho de novela negra 2019, entre otras distinciones.Ejemplos de buena literaturaSegún Piñeiro, la "moda" dentro del universo literario actual no está en leer autores latinoamericanos, ya que "no están dadas las condiciones más propicias" para su explosión internacional y solo puede llegarse a otras culturas "con mucho esfuerzo y con buena literatura".Dos factores de los que, desde luego, no carecen los escritores de habla hispana: solo en su país, Piñeiro cita como ejemplos a Samanta Schweblin, Mariana Enríquez, Selva Almada, Gabriela Cabezón Cámara y Camila Sosa Villada, quienes son "leídas en todas partes" y "traducidas a muchísimos idiomas" por la "fuerza" de su literatura.Una fuerza también presente en otros lugares de la región, como México (Fernanda Melchor, Valeria Luiselli, Guadalupe Nettel, Emiliano Monge), Chile (Alejandra Costamagna, Nona Fernández, Lina Meruane, Alejandro Zambra), Colombia (Pilar Quintana, Juan Gabriel Vásquez), Bolivia (Liliana Colanzi, Magela Baudoin), Ecuador (María Fernanda Ampuero) o Perú (Renato Cisneros)."Creo que tenemos autores y autoras extraordinarias escribiendo en todos los lugares en que se habla castellano, no solamente en toda Latinoamérica, también en España; produciendo textos impresionantes que, cuando llegan a ser traducidos, ocupan lugares en esos espacios de poder", asegura la autora nacida en Burzaco, provincia de Buenos Aires, en 1960."Yo creo que todos ellos van encontrando un lugar en un mundo que hoy no tiene todos sus ojos puestos en Latinoamérica, sino en otras zonas; pero eso no tiene que ver con la literatura, sino con lo geopolítico y con los intereses económicos", sentencia la escritora argentina, quien publicó hace apenas dos meses su última novela, "El tiempo de las moscas" (Alfaguara).
Según una lista publicada hoy con los diez títulos más leídos -que no aporta cifras absolutas por cada libro prestado-, Gabriel García Márquez es el único autor que repite, con dos títulos: "Cien años de soledad", en la octava posición, y "El amor en los tiempos del cólera", en la novena.La otra novela en español que se ha colado entre los libros más solicitados por los lectores neoyorquinos es "La sombra del viento", de Carlos Ruiz Zafón.Otros títulos de éxito prestados por la biblioteca son traducciones: la biografía del cofundador de Apple Steve Jobs, escrita por Walter Isaacson, que ha sido el segundo libro más devorado del año; la novela de Stephen King "22/1/63", en tercera posición, o "Manhattan Beach", de Jennifer Egan, en cuarta.En cuanto a los libros en inglés, la biblioteca asegura que las tres novelas más prestadas este año han sido: "The Midnight Library", de Matt Haig; "Lessons in Chemistry", de Bonnie Garmus y "The Lincoln Highway", de Amor Towles. No olvide conectarse con la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
Y donde sobrevuela la narración el nombre del tenor español Plácido Domingo, acusado de abusos sexuales por varias mujeres.Con dos Óscar, cuatro Globos de Oro, tres BAFTA y el primer Goya Internacional del cine español, que recogió el año pasado, la actriz australiana, de nuevo nominada al Óscar por este trabajo, ya no tiene nada que demostrar. Pero, en cada proyecto que asume, cuando parece imposible, se supera a sí misma.En esta ocasión, a las órdenes del director Todd Field, se convierte en Lydia Tár, una reina en un mundo de hombres, una mujer imaginaria llamada a ser la primera en dirigir una prestigiosa orquesta alemana. Y para hacer creíble a esta genio, también déspota y oscura, Blanchett aprendió a hablar alemán, a dirigir orquestas y a tocar el piano.Pero cuando la actriz habla de su interpretación en el filme, apenas se refiere al esfuerzo realizado y defiende con pasión un personaje que le valió la Copa Volpi en el Festival de Venecia, por el que ganó el Globo de Oro y que la sitúa como absoluta favorita para llevarse el que sería su tercer Óscar."Para ella (Tár), dirigir es como respirar, así que tenía que encontrar su forma de respirar. Me obsesioné mucho con (el director) Carlos Kleiber y su relación ambivalente y torturada con su trabajo, y con Simon Rattle", explica en una entrevista con varios medios, entre ellos EFE.Su idea, explica, era averiguar hasta dónde llega la autoridad de un director, por qué acaba siendo "un autócrata" y mostrar, de paso, "cómo cambió el mundo de la música clásica cuando cayó el muro de Berlín".La ficción transcurre en la capital alemana, donde Lydia Tár, música apasionada, culta y fría, famosa en todo el mundo por sus conciertos y composiciones, cae de un día para otro de lo más alto a un abismo de acusaciones que derrumban su universo, ante la incredulidad de su esposa (papel que interpreta la actriz alemana Nina Hoss) y de la hija de ambas.Su impecable fachada se resquebraja cuando surgen las denuncias por abuso de poder, en un comportamiento con el que replica el de sus colegas masculinos. Incluso hay un momento de la cinta en que se menciona la habitación de Plácido Domingo."Hay una conciencia (en el caso de Domingo) en la complejidad, los campos minados, las trampas... Se mencionan muchas de esas personas que están salpicadas por casos como el suyo, pero el guion pasa muy ligeramente por ellos", señala.En su opinión, "es como si vieses a Picasso y solo pudieras imaginar lo que ocurre fuera de su estudio. ¿Pero miras el 'Guernica' y piensas eso? Es una de las mejores obras de arte de la historia. Creo que también es importante una crítica saludable. No estoy más interesada en las preguntas que en encontrar una respuesta", zanja.Una película para ellaField escribió esta historia para Blanchett, que sostiene sobre sus hombros los 158 minutos de una película elegante, pero que estaría lejos del éxito alcanzado si no fuera por el trabajo de la australiana.Para la actriz, que también mantiene una relación con una mujer en la película "Carol", que Tár sea lesbiana "no es más parte de su identidad que otros aspectos", por el contrario, "es tan natural que no necesita hablar de eso".Blanchett define "Tár" como "una historia complicada". "Es una mujer de éxito que llega a una posición de poder (...), pero las personas que la rodean también le exigen esa autoridad. Ese es otro aspecto de esta película. Lo más sorprendente para mí son todas esas capas e interpretaciones diferentes"."Ella es capaz de un poder enorme y también de una gran generosidad, pero de alguna manera está siendo devorada por el sistema que ha admirado durante tanto tiempo. Y está a punto de cumplir 50 años, otro cambio increíble", resume."Una vez que llegas a lo más alto te das cuenta de que ya solo puedes ir cuesta abajo. La encontramos al final de un ciclo, cuando ella se interpela a sí misma. ¿Qué pasa ahora, qué es lo siguiente? Y, tal vez, lo que sigue es volarlo todo por los aires".No olvide conectarse con la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
No estaba en cartel. Sí se esperaba que su nombre, sus recuerdos y sobre todo las canciones que a cada uno le evocan el nombre de Sabina estuvieran muy presentes en la ciudad colombiana, pero el mismo artista español ha invadido, a través de una videollamada, la charla inaugural con la que León de Aranoa inauguraba el festival literario."¡Qué envidia veros ahí en Cartagena de Indias y yo aquí en un cuchitril encerrado con mis músicos!", saludaba alegre pero con la voz entrecortada el artista, que vendrá en persona a Colombia el 1 de marzo con un concierto en Bogotá."Fue un privilegio", contaba minutos antes León de Aranoa, sobre la primera vez que estos dos amigos se conocieron. Sabina admiraba "Barrio" y "Los lunes al sol" y lo quería conocer, y León de Aranoa acabó haciendo un documental, "Sintiéndolo mucho", que hoy se ha proyectado por primera vez en Colombia."Este documental empecé a hacerlo cuando no lo sabía, hace 30 o 40 años cuando compré el primer disco de Sabina", confesó el cineasta, que presentó el documental del artista en la pasada edición del Festival de San Sebastián.Una leyenda en pantalla"Sintiéndolo mucho" es un proceso de 13 años en el que León de Aranoa ha seguido de cerca a Sabina, intermitentemente pero captando momentos tan definitivos de la vida del artista como la caída que sufrió en pleno concierto con Joan Manuel Serrat en el WiZink Center de Madrid.León de Aranoa estaba en ese momento detrás del escenario y no lo vio; solo escuchó el silencio que se hizo en todo el estadio y que se demoró varios minutos eternos. La preocupación de la gente, "había mucho amor en ese momento", reconoció.Sabina, por su parte, no se acuerda demasiado: se tropezó o metió el pie en unos cables, le llevaron al hospital y esa misma noche le metieron a quirófano. Solo se acuerda de despertar la mañana siguiente.Ha sido un viaje conjunto, reconocen ambos españoles, "muy cómodo" donde han vivido momentos muy íntimos. Sabina no puso ni una línea roja: "Fernando, aquí no hay nada prohibido, sácame cagando", le dijo al cineasta.Y el resultado es esta pieza documental que es, según Sabina, "lo más obsceno" que ha hecho: "En el escenario a veces he enseñado el culo, pero en este documental he enseñado el alma", reconoció el andaluz, desde la pantalla con una voz que por la edad se nota con cierta pérdida de la profundidad tan característica de este mito.Celebración de la literaturaSe trata de la primera sorpresa que ha llegado a Cartagena, que hasta el domingo alberga la 18 edición del Hay Festival y que quiere traer a figuras de todo el mundo a esta icónica ciudad del Caribe.Así, los españoles pasaron el testigo a Colombia y una de sus mejores representantes: Laura Restrepo, que junto a la periodista Mábel Lara presentó su última obra, "Canción de antiguos amantes", pero que también quiere saltar de la literatura a otros terrenos.Los camaleónicos escenarios del Hay Festival se van a tornar estudios de radio, con la grabación en directo de programas como "Deforme Semanal" o "Radio Ambulante", pero también escenarios musicales con actuaciones de artistas colombianos y de otros países.Sabina ha calentado así motores para una edición que va a ver pasar a cinco premios nobeles y que va a traer retazos de Tanzania, Irán, Reino Unido, Francia, Argentina y muchos otros rincones del mundo a Colombia en un encuentro global de cultura. Recuerde conectarse con la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
En un comunicado en Instagram hoy con motivo de su 58 cumpleaños, el actor de "Spy Kids" o "The Smurfs" señala que el debate sobre el rol de la monarquía tras la muerte, el pasado 8 de septiembre, de la reina Isabel II de Inglaterra le "abrió los ojos"."La muerte de la reina y las conversaciones que siguieron sobre el papel de la monarquía, y especialmente la forma en que el Imperio Británico se aprovechó a expensas de los pueblos indígenas (y de su muerte) en todo el mundo realmente me abrieron los ojos", escribió Cumming.El actor recibió la OBE en 2009 por su carrera como intérprete de cine y teatro, así como por su activismo en favor de las parejas del mismo sexo, sobre todo en Estados Unidos para conseguir que los miembros de la comunidad LGBT pudiesen reconocer abiertamente su identidad sexual en el Ejército."Afortunadamente, la época y las leyes en EE.UU. han cambiado, y el gran beneficio que la distinción trajo a la causa LGBT+ en 2009 es ahora menos potente que los recelos de estar asociado con la toxicidad del imperio", explicó.Por esa razón, asegura haber devuelto la condecoración y haber explicado sus razones, aunque pese a ello reitera su "enorme gratitud" por haberla recibido."Ahora vuelvo ser simplemente el viejo Alan Cumming", agrega. Recuerde conectarse con la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
"Hip-Hop: Conscious, Unconscious" ("Hip-Hop: consciente, inconsciente) en el museo Fotografiska, hasta el 21 de mayo, explora las personas, los lugares y las cosas que el hip-hop ha aportado cerca de cumplirse el 50 aniversario de su nacimiento, el 11 de agosto de 1973, en el sur de El Bronx.La exposición presenta más de 200 fotografías, entre 1972 y 2022, que van desde elementos básicos icónicos de esta cultura hasta retratos raros e íntimos de las estrellas del género, de pioneros legendarios, incluidos Nas, Tupac, Notorious B.I.G, and Mary J. Blige a iconos más jóvenes como Nicki Minaj, Megan Thee Stallion y Cardi B, según un comunicado.Los temas son variados y van desde el papel de la mujer en el hip-hop; la diversificación regional y estilística y rivalidades en el género así un lente humanista de las pandillas callejeras de El Bronx de la década de 1970 cuyos miembros contribuyeron a su nacimiento.También muestran cómo un movimiento de base se convirtió en una industria de millones de dólares que continúa acuñando nombres familiares en todo el mundo, e incluye además los "cuatro elementos del hip-hop" (rap, DJ, breakdance y graffiti), así como varios "quintos elementos" entre los que caben la moda y el beatboxing.Sobre las mujeres que fueron fundamentales para el crecimiento del género musical más popular del mundo, el público verá las imágenes de más de 20 de las pioneras que abrieron puertas en diversas capacidades."Hicimos un gran esfuerzo para representar con precisión la presencia de las mujeres, sin señalarlas abiertamente de ninguna manera", de acuerdo con Sally Berman, cocuradora de la exhibición."Hay muchas menos mujeres que hombres en el hip-hop, pero las que dejaron su huella tienen una presencia electrizante, al igual que el efecto de sus retratos intercalados a lo largo del espectáculo", destacó."Hip-Hop: Conscious, Unconscious" se presenta principalmente por cronología y geografía y las áreas de enfoque incluyen, entre otros, los primeros años, la costa este y oeste, el sur y la nueva ola de artistas que han surgido desde mediados de la década.Culmina con imágenes recientes de los nombres más importantes que trabajan en el hip-hop en la actualidad."Es fácil olvidar que hubo un tiempo antes de que el hip-hop fuera una industria y antes de que ganara dinero", afirmó por su parte Sacha Jenkins, co-curadora también de la exposición. No olvide conectarse con la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
Ahora, mediante una exposición con más de treinta fotografías rescatadas de archivos polvorientos que tiene lugar de manera paralela en Londres y en la ciudad keniana de Mombasa, Davis y el investigador keniano Ashikoye Okoko quieren dar a esos trabajadores el reconocimiento que jamás tuvieron.Sin rostro, sin nombre“Me di cuenta de que la historia fue borrada y quería reivindicarla”, dice Davis en una entrevista con EFE en Mombasa, la principal urbe de la costa keniana, mientras pasea en el patio del Fuerte Jesús, un imponente edificio construido por los portugueses a finales del siglo XVI y huella del primer intento exitoso de las potencias occidentales de controlar el comercio en el océano Índico.En una de las galerías con arcos de esta fortaleza, declarada patrimonio de la humanidad por la Unesco en 2011 y en cuya excavación y conservación trabajó su abuelo, se puede visitar la inédita exposición, titulada “Oda a los ancestros”, con imágenes que retratan a las decenas de trabajadores negros de los yacimientos desde los años cuarenta del pasado siglo hasta la actualidad.Las excavaciones arqueológicas arrancaron en Kenia en las primeras décadas del siglo XX, aún bajo el dominio colonial británico. Profesionales blancos y extranjeros, como el arqueólogo Louis Leakey en el interior o su colega James Kirkman en la costa, cuna de la cultura suajili, firmaron algunos de los hallazgos más importantes. Pero no lo lograron solos.“Los que excavaban eran cincuenta, sesenta, hasta cien habitantes locales, que llegaron a entender muy bien esos monumentos” y a adquirir conocimientos de arqueología tras décadas de trabajo, explica a EFE George Abungu, arqueólogo, exdirector de los Museos Nacionales de Kenia (NMK, por sus siglas en inglés) y protagonista de una de las fotografías.Sin embargo, esos trabajadores kenianos fueron personas “sin nombre y sin rostro”, señala Abungu, y a pesar de que su conocimiento de esas construcciones ancestrales fue esencial, jamás vieron reconocido su papel, algo que pudo comprobar Davis.Una aguja en un pajar“Cuando entré (en el Fuerte Jesús) solo veía el nombre de James Kirkman en las paredes y me pregunté: ¿dónde está mi abuelo? ¿dónde está la gente negra?”, recuerda la artista.Así que, con el apoyo del Museo Horniman de Londres -donde se puede visitar una exposición hermana- y la financiación de diferentes instituciones, decidió emprender una búsqueda de fotografías que reflejaran la labor de esos africanos.“Era como buscar una aguja en un pajar”, recuerda Davis, que consultó sin éxito diferentes archivos en el Reino Unido, donde sólo pudo encontrar referencias e imágenes de los arqueólogos blancos. En enero de 2022, Okoko, que trabaja como técnico audiovisual en los NMK, se unió al proyecto y empezó a investigar para encontrar aquellos rostros perdidos. No lo consiguió hasta siete meses después."Lo habitual en las excavaciones era fotografiar los objetos encontrados al lado de una escala", señala a EFE, y, en ocasiones, a los jefes blancos, pero nunca a los trabajadores negros, vecinos de la zona sin formación oficial pero cuyas comunidades habían convivido históricamente con los yacimientos o eran descendientes de quienes los construyeron.Tras navegar durante meses por diferentes archivos, en los que sólo hallaba imágenes de los años setenta y ochenta (posteriores a la independencia de Kenia en 1963), Okoko descubrió, por fin, varias fotografías de la etapa colonial.Aunque en algunas de ellas los retratados son irreconocibles, las imágenes son testimonios excepcionales de “las comunidades que llevaron de la mano a los arqueólogos a través de los bosques infestados de serpientes que tan bien conocían y sudaron sangre para que ese conocimiento fuera recogido y publicado en revistas internacionales de las que siempre estuvieron ausentes”, subraya Abungu.Un grupo de trabajadores excavando una zanja bajo el inclemente sol tropical, un joven anónimo vertiendo agua en un cuenco o el primer equipo completamente africano de empleados del Fuerte Jesús (en los años ochenta) son algunas de las instantáneas que incluye la exposición.Si bien la realidad que reflejan estas imágenes empezó a cambiar con la formación de cada vez más arqueólogos kenianos y la "africanización" de los museos e instituciones, es necesario seguir trabajando para "empoderar" a las comunidades que viven alrededor de los yacimientos, apunta Abungu.Mientras, Ndurya Karisa sonríe en una fotografía de carné ampliada que Davis encontró durante sus pesquisas perdida en un pequeño bolsillo del monedero de su madre, satisfecho quizás con el reconocimiento que, finalmente, le ha dado su nieta. No olvide conectarse con la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.