La escritora bogotana María Ospina Pizano es la ganadora del Premio Sor Juana Inés de la Cruz 2023 por su libro Solo un poco aquí, una novela que es animales y movimiento.Ospina Pizano se convierte en la segunda colombiana en obtener este prestigioso galardón luego de que Laura Restrepo lo obtuviera en el año 1997 con su libro: Dulce compañía. El premio Sor Juana Inés de la Cruz reconoce la excelencia del trabajo literario de mujeres en idioma español de América Latina y el Caribe.Aquí dejamos el discurso que dio al recibir el premio, texto en el que recuerda a Sor Juana Inés de la Cruz y hace una alusión al bosque como manto protector de la vida.Por «un territorio igual de hospitalario al bosque»Respetadas Licenciada Marisol Schulz Manaut, Directora General de la Feria Internacional del Guadalajara, Maestra Carmen Beatriz López Portillo, Rectora de la Universidad del Claustro de Sor Juana, y respetados miembros del jurado, Doctoras Sara Poot Herrera y Diana Sánchez y Doctor Daniel Centeno. Estimadas personas de la audiencia que están hoy acompañándonos:Muchas gracias por su presencia. Para mí es un honor enorme estar en la maravillosa FIL de Guadalajara por primera vez y con motivo de esta ocasión tan especial. Quiero empezar celebrando los treinta años que cumple este premio apoyando a las mujeres que escriben y reconociendo el deseo, el deber, la urgencia de contar, de indagar, de filosofar que Sor Juana Inés de la Cruz encarnó hace varios siglos, y que hoy sigue siendo urgente defender. Un premio que durante tres décadas ha defendido la literatura como lugar desde el que se trenzan las preguntas más complejas y se desafía a aquellos que están convencidos de la simpleza y la obviedad del mundo.Cuando recibí la llamada con la noticia de que lo había recibido, yo iba caminando por una calle antigua del centro de Madrid, un barrio que aún conserva edificios de ese extraño y accidentado y fascinante y barroquísimo fin del siglo XVII, que fue precisamente la época que le tocó vivir a Sor Juana. Un barrio donde seguramente algunas personas alcanzaron a leerla mientras ella aún vivía, cuando su fama y sus escritos ya llegaban desde el otro lado del Atlántico. A pocas cuadras de allí, muy cerca del Palacio Real de Madrid, que fue construido con los expolios de América y donde aún se elogia sin vergüenza la conquista y se silencian sus violencias, hay una estatua de Sor Juana que siempre me ha conmovido. Es quizás el único monumento que existe en honor a ella en España. Y me emociona que esa estatua de ella esté allí, mirando con rigor al horizonte, con pluma y papel en mano, en medio de tanta estatua de patriarca constructor de imperios, de tanta mujer reducida a alegoría o a figura mitológica, de tanto hombre a caballo deseoso de mandar y de ocupar. Cuando recibí la noticia de este premio, que además era el día en que cumplía yo los años aproximados que tuvo Sor Juana cuando murió, sin saber bien qué hacer con la alegría, peregriné unas cuadras hasta la estatua para darle las gracias, como buscando urgentemente un ritual y un cuerpo. Me costó treparme al pedestal, pero mi hijo de diez años lo escaló con entusiasmo y pudo dejar a nombre mío una flor en la mano de piedra. Una pareja de irlandeses nos miró, perpleja. Oí que se preguntaban por la estatua. Y como me cuesta renunciar a mi vocación docente, me metí en su conversación sin haber sido invitada y les conté sobre ella.Cómo no hacerle aquí un homenaje a la brillante poeta, dramaturga y filósofa, que ha sido mi maestra por muchas décadas y que también ha sido la de mis estudiantes que la leen en mis clases de la universidad, más de tres siglos después de que la obligaran a dejar de escribir. Cómo no agradecerle por siempre recordarnos, entre muchas cosas, que, aunque haya tantos mecanismos erigidos para subordinar y excluir a las mujeres de la cultura y la política, de la vida social y de la conversación pública, existe una red milenaria de pensadoras e intelectuales que siempre han usado la palabra y la acción para revelar la complejidad del mundo. Quisiera entonces hoy empezar dándole gracias por las enseñanzas, por la vitalidad de sus ideas, por su profunda erudición y osadía, por su empeño, desde los márgenes, en aquello que ella misma llama “poner bellezas y riquezas al entendimiento”. Por el compromiso de pensar sosegadamente y de defender el rigor de las ideas. Por ese ejemplo.En la famosa carta conocida como la “Respuesta a Sor Filotea de la Cruz” que Sor Juana envió en 1691 a su confesor, el obispo de Puebla, la escritora hace una defensa brillante de su vigorosa labor intelectual en un momento en que los hombres de la iglesia comenzaban a recriminarle por escribir sobre teología, ciencia, filosofía y estética, por tejer versos y obras teatrales, por reflexionar sobre la misoginia misma que buscaba silenciarla. En esa carta maravillosa Sor Juana reclama los derechos de la mujer a ser educada y a educar, defiende la posibilidad de disentir de los hombres que ostentan el poder y se inserta en una extensa genealogía de mujeres que han participado en la vida pública e intelectual del mundo a través de la política, la filosofía, la poesía, la educación, la teología y el arte, desde la antigüedad hasta sus días.Pero para mí, quizás, lo más original, lo más transgresor de esa carta, es la forma en que Sor Juana insiste en que, aunque quieran silenciar a las mujeres, aunque quieran representarlas como irracionales o viciosas o débiles de entendimiento, aunque intenten prohibirles escribir, excluirlas de las universidades o relegarlas al hogar o al rezo, nunca será posible privar a nadie de lo que ella llama “el deseo de saber”. Consciente de que la iglesia está a punto de decretar su silencio, Sor Juana explica que, aun sin libros en mano y sin acceso a la pluma, la reflexión profunda y paciente —que para ella está íntimamente ligada al ejercicio del deseo— nunca frenará su rumbo, pues esta excede el territorio de la letra y los espacios donde se ejerce el poder. Sor Juana le anuncia así a su confesor que ella siempre va a filosofar, con o sin su venerada biblioteca, con o sin su pluma, pues todo lo que ella encuentra en su caminar cotidiano es materia fértil, territorio deslumbrante en el que surgen las preguntas e ideas más profundas sobre el mundo. En vísperas de la censura fatal, Sor Juana anuncia, desafiante, que “nada se ve sin reflexión, nada se oye sin consideración, aun en las cosas más menudas y materiales”. Insinúa que mientras esté viva, en la cocina o en el patio del convento o donde sea, siempre estará filosofando.Al cuestionar la idea de que el ámbito intelectual institucionalizado es el único espacio para el pensamiento, al poner en duda esa dimensión que por tanto tiempo (y aún hoy) muchos han querido delimitar como un lugar de alianzas e interlocución masculina, Sor Juana sugiere que las restricciones que emergen de las jerarquías tradicionales del patriarcado, aunque contundentes y dañinas, siempre serán insuficientes. Nunca se podrá doblegar el deseo y la posibilidad de reflexión que emerge de la experiencia vital y cotidiana del cuerpo, de nuestros recorridos por los caminos. Esta bulle y crece y se propaga, como las raíces de los árboles, a pesar de la misoginia, con o sin acceso a los espacios del poder donde se tiende a censurar, como todavía vemos hoy en tantos lugares, el pensamiento hondo y la palabra insólita.Mi abuela, mi madre y muchos perros y perras me enseñaron desde la infancia aquello que Sor Juana luego hiló de forma tan hermosa en su carta, cuando la leí de adulta. En los bosques de las montañas donde crecí, en el altiplano cundiboyacense de la cordillera oriental de los Andes colombianos, en la región de Simijaca, Cundinamarca, donde está mi corazón, bosques que todavía frecuento en el peregrinaje de la migrante que soy, “nada se ve sin reflexión, nada se oye sin consideración”, para usar las palabras de Sor Juana. Ha sido en ese territorio de árboles, maizales y parcelas campesinas donde he convivido con perros y he aprendido a escuchar aves e insectos, enredaderas y musgos, líquenes y follaje, y las historias de la gente que allí cultiva, hila y pastorea. Ha sido en esos caminos donde lentamente se fue gestando esta novela.Narrar las mudanzas a las que sometemos o que hacen voluntariamente los animales más que humanos, habría sido imposible sin los años de deambular por las sendas rurales y los atajos de muchos de esos montes, sin la errancia que me dio haber nacido en una familia de mujeres caminantas, exploradoras de caminos muy antiguos, que me enseñaron que desde esas cuestas andinas y en presencia de otros seres, era urgente otear el mundo. Ese trasegar por bosque y pantano, antecede y es el sustrato de las ideas, como diría Henry David Thoreau, como de otra forma también lo expresó Arguedas y como también me enseñó mi abuela. María Negroni dice que escuchar otros ruidos es el motor implícito de la escritura. Para mí esos otros ruidos, son voces de otros seres más que humanos, de follajes y lluvias y vientos, y también son más que ruidos. Son otros olores y sonidos y movimientos de un mundo habitado por muchas especies. Este libro es un intento, aunque sé que limitado, imperfecto y lleno de paradojas, de bajarle el volumen a las voces humanas y a sus fantasías de dominio sobre el mundo, para que resuenen otras en el espacio siempre insuficiente, pero también siempre amplio, de la página escrita. En la pausa del camino, he buscado en la ficción un territorio igual de hospitalario al bosque, desde el cual preguntar cómo es la vida soberana de seres más que humanos que nos miran desde otras alturas y desde otras ontologías de espacio y tiempo. Para abordar ese misterio y reconocer nuestras limitaciones para comprenderlo.En mi vaivén de dos décadas entre Colombia y Estados Unidos, que es a donde terminé migrando, el acto de deambular por bosques y habitar el mundo rural a pie me ha dado una de las pocas certezas que tengo: que al estar situados en comunidades más que humanas nuestras vidas, y también nuestras errancias y nuestros errores, nuestras búsquedas de morada, siempre se cruzan con las de otros seres. Como bien lo expresa Dona Haraway, una de nuestras obligaciones como gente que comparte el mundo con seres más que humanos es tener curiosidad sobre lo que estos hacen, sienten, piensan, sobre cómo miran y en qué momento se cruzan nuestras miradas con las suyas. De hecho, creo que en cualquier consideración sobre lo que constituye un hogar humano, o su brevedad, en cualquier reflexión sobre los modos en que trazamos los caminos, está presente la pregunta ética y política de a qué otros animales desplazamos y a cuáles dejamos quedarse, de cuáles resisten y de cómo lo atestiguan, es decir la pregunta de quién es el huésped y quién es el anfitrión y cómo se complica esa distinción. Las tradiciones indígenas de las Américas llevan siglos insistiendo en que el devenir humano tiene que dar cuenta de otros seres vivos, que esto es digno de nuestra reflexión, de nuestra consideración, para usar de nuevo las palabras de Sor Juana. ¿Cómo tenemos en cuenta o los ignoramos? ¿Qué les debemos? ¿Cómo reconocemos su dignidad de testigos? ¿Cómo atestiguamos su vida, su sufrimiento, su resistencia, su soberanía? ¿Cómo se topan sus miradas con las nuestras? ¿Cómo abordamos las formas en que su existencia, más amenazada hoy que nunca por culpa nuestra, nos marca y nos conmueve? ¿Cómo encontrar su mirada y reconocerlos como actores y acompañantes puede ampliar las formas de la política? Honrando el legado de tantos pensadores y pensadoras que por siglos se han ocupado de estas preguntas, mi novela es un intento por pensar en todo esto, lejos de una tradición que insiste en la superioridad del orden humano y su racionalidad, cuando lo humano es precisamente una red de dependencias entre especies.He querido en este libro cuestionar la fantasía antropocéntrica de que otros seres vivos son irrelevantes o inferiores o deben estar siempre al servicio de las lógicas humanas, como la lógica de la propiedad privada, de la ganancia y del estado nación con sus fronteras. Como bien lo han notado las pensadoras ecofeministas, los discursos que presuponen la superioridad humana sobre lo que se ha sabido llamar la “naturaleza,” están íntimamente ligados a las nociones patriarcales de la jerarquía de género que fueron precisamente las que silenciaron a Sor Juana. He querido descentrar lo humano poniendo en el centro de la ficción a unas perras abandonadas, a una tángara escarlata que migra del noreste de Estados Unidos a los bosques altoandinos de Colombia, a un puercoespín pequeño de uno de esos bosques cuya especie se encuentra en vías de extinción, a un escarabajo recién salido de los fondos de esa tierra, animales más que humanos cuyas vidas inevitablemente se cruzan con las nuestras, pero que, desde su alteridad, se rehúsan a ser simplemente humanizados. En el proceso de indagar sobre el movimiento y el sufrimiento de estos seres, sobre lo que podría constituir para ellos un hogar, he querido preguntar sobre las maneras en que estos hacen reclamos a los humanos y sus tecnologías, y viceversa, aunque, como nos recuerda Haraway, esos reclamos nunca sean simétricos.Porque todas las especies están situadas históricamente, tenemos una responsabilidad de comprender la historia como más que humana. Hablar del trabajo, del afecto, del juego, de la vida comunitaria, de la política, de la guerra, de las relaciones de género, de la creación de fronteras políticas, requiere de una mirada que dé cuenta de que las sociedades y redes que tejemos están determinadas por los cruces entre especies. ¿Cómo se puede, si no, entender la historia de un país como Colombia, donde se talan bosques para llenarlos de vacas, donde se fumigan químicos letales para producir y erradicar las drogas ilícitas, donde se dragan ríos y se destrozan vidas para sacar oro y metales, donde hay gente valiente que a diario cuestiona y resiste todo esto, cómo abordamos esa historia sin al menos preguntarnos por la forma en que perciben, sienten, sufren y resisten esto los seres más que humanos que también la habitan? ¿Cómo son testigos ellos de los conflictos que causamos, como, por ejemplo, de un enfrentamiento armado que los exila, de una bomba que explota en el lugar a donde han parado a descansar (como les pasa, por ejemplo, a los millones de aves migratorias que cruzan Israel y Palestina en estos meses), o de una protesta pública que les nubla el cuerpo con gases lacrimógenos? ¿Cómo viven el estallido de los cohetes que Elon Musk alegremente hace explotar sobre sus bosques? Estas consideraciones, que para muchos pueden ser banales o minúsculas, tienen para mí una gran urgencia. Están en el centro de la historia, no son sus márgenes. Creo que la literatura, desde un lenguaje diferente al de las ciencias, debe estar allí para abordarlas.No podría terminar hoy sin hacer un breve homenaje a un pájaro que detonó la escritura de este libro hace ya más de una década. Un ave migratoria deslumbrante, cuya especie mora temporalmente en los bosques en los que crecí en Colombia y en los que ahora vivo en Estados Unidos, que de milagro encontré una mañana de 2008 en el balcón del apartamento de Bogotá al que yo había llegado a vivir temporalmente. Un ave pequeñita de cuerpo escarlata y alas negras que pasa parte del año en los Andes y la otra en el noreste de Estados Unidos, lugar del cual yo también hacía poco había llegado. Esa visita tan extraña de un pájaro que parecía paralizado en un día de abril en el que debía seguir su vuelo hacia el hemisferio norte con otros millones más, despertó en mí una enorme curiosidad. Una fascinación por la migración de los pájaros y sus viajes continentales y una obsesión por cómo atestiguan el mundo desde otras dimensiones espaciales y sensoriales, por cómo burlan nuestras fronteras y nuestros deseos egoístas de delimitar el mundo. Una curiosidad para la que creo que ya me había preparado mi vida de caminante de bosques.¿Cómo le habría ido a esa ave valiente que finalmente recuperó el vuelo y escapó de mi balcón? Ojalá que haya llegado a su bosque del norte, pero nunca lo sabré. ¿Qué rutas continentales habrá tomado y por cuántos otoños y primaveras habrá ido de norte a sur y de sur a norte? ¿Habrá durado su vida una década entera, que es lo que podría vivir un ave de su especie, o mucho menos? ¿Cuáles aguas que bebió estaban limpias y cuáles envenenadas? ¿Qué bosque encontró robusto y defendido y cuál diezmado? ¿Viven algunos de sus hijos y descansan en este momento del invierno septentrional en algún bosque andino? Tenemos que seguir hablando de los pájaros, de los territorios que ellos y tantos otros seres claman heroicamente y a pesar nuestro como morada. De los bosques y la vida que sostienen, que son la comunidad y el camino, la memoria del mundo y su conciencia. De la gente que los recorre y los defiende. De la soberanía de unos seres que son tan marginales en los espacios del poder, pero que sostienen la esperanza y la posibilidad del futuro.Quiero terminar agradeciendo a todos los perros y perras, y a todas las personas que me ha acompañado y acogido en estos años de escritura. A Salomé Cohen, mi brillante y generosa editora, a las editoriales que han publicado mis libros, a la universidad de Wesleyan donde enseño y a mis estudiantes, que son mis maestros, a la FIL de Guadalajara y a la Universidad del Claustro de Sor Juana, a Laura Niembro y al resto del equipo que ha hecho posible que yo esté hoy aquí. Un especial agradecimiento, también, al jurado que me honra enormemente, al elegir este libro entre muchas obras de escritoras valientes, que creen, como lo hizo Sor Juana, en el acto de conmover y de irritar para contar los enredos del mundo y sus misterios, para revelar, sosegadamente, los otros ruidos. Muchísimas gracias.No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
En 325 páginas y con cuatro poemas inéditos, Belli trazó esta selección de su obra poética junto a la profesora de Literatura Española de la Universidad de Salamanca, María José Bruña."No siempre la alta cultura va de la mano de la ética, por eso es doblemente significativa la valentía intelectual y humana de Gioconda Belli, que es defensora de los derechos humanos, de la igualdad y de la justicia social", afirmó este miércoles Bruña en la presentación de la obra, junto a Gioconda Belli, en la Casa-Museo Miguel de Unamuno de Salamanca.La antología "Parir el alba" recopila poemas de toda la trayectoria de la autora divididos en cuatro etapas: 'Me duele como parto esta alegría', 'Con una suave interrogación', 'No fue así, no fue así' y 'Decir el corazón'."Nos habla del milagro de la vida, del deseo femenino, con su manera de escribir incandescente, natural, directa. Vemos el paisaje encarnado, su preocupación ecologista temprana", comentó la profesora.Belli (Managua, 1948) visita hoy por primera vez Salamanca para presentar su nueva antología y para recibir su premio de poesía de la mano de la reina Sofía, madre de Felipe VI, en una ceremonia en el Paraninfo de la Universidad."No había estado todavía aquí, pero Salamanca ha existido en mi imaginación hace muchísimo tiempo como referencia a lo más excelso del desarrollo intelectual de la hispanidad", contó la poeta en su intervención."Conmovida en un año extremadamente difícil" La poeta, que vive en España su segundo exilio, está "profundamente conmovida" por este reconocimiento, en un año "extremadamente difícil" en el que "todo cambió" en su vida, por las medidas del gobierno de Daniel Ortega contra ella y su familia."Yo viví un tiempo en Estados Unidos, había regresado a Nicaragua en 2011 y pensé que no me iba a mover de ahí. Y, de repente, toda mi vida se altera. Pero soy optimista por naturaleza y pienso también en esto como una oportunidad, esto es algo que no le pasa a mucha gente, que tu vida se transforma", explicó."Tengo que aprender de esta experiencia y en España he encontrado un amor, una solidaridad, que me han conmovido profundamente y me han reconciliado. Tuve mi época indigenista con mis serios cuestionamientos de lo que había hecho España en América, y ahora me doy cuenta de cómo la lengua nos ha hermanado y cómo han reivindicado todo eso en la manera en que se trata con América Latina", añadió.No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
"No voy a escribir un libro donde Milei sea un monstruo, primero porque no creo que lo sea y porque no es justo para la gente que lo votó", afirmó Enríquez en una rueda de prensa en Ciudad de México.La autora, ganadora del premio Herralde de Novela 2019 y encumbrada por la crítica internacional como la nueva reina del terror latinoamericano, consideró que la gente que apoyó al candidato ultraliberal lo hizo "de buena fe porque está cansada".Milei, que asumirá la presidencia de Argentina el próximo 10 de diciembre tras un triunfo electoral contundente, ha prometido "destruir" la inflación y privatizar como sus primeras medidas para enfrentar una acuciante crisis económica."Casi el 60% de mis compatriotas lo votó, se presentó a elecciones, es un candidato democrático", expresó Enríquez, quien señaló, no obstante, que ella "claramente no quería estos resultados" en el balotaje del pasado domingo."Me resulta imposible votarlo", aseguró la narradora, quien rechaza las posturas de Milei sobre derechos civiles, el negacionismo de los crímenes de la última dictadura militar argentina (1976-1983) o sus planes de privatizar la salud y la educación públicas.Estimó, sin embargo, que su triunfo electoral responde a la polarización generada por muchos años de crisis económica sin solución, así como el carácter de una nueva generación de votantes que no vivió la dictadura ni anteriores periodos de turbulencia."Voy a cumplir 50 (años) y tengo cuatro crisis encima, pero yo no puedo pedirle a una persona de 30 años, que tiene dos o tres hijos, que no trate aunque sea desesperadamente de elegir otra cosa", afirmó Enríquez.La escritora, quien también tiene un sólido trayecto en el periodismo, señaló que trabajar el terror "con elementos políticos y sociales" hace que la presencia de un personaje como Milei en futuras creaciones sea casi un hecho."Inevitablemente va a estar", afirmó Enríquez, anticipando que dicha presencia podría darse "en el sentido de la incertidumbre" que supone el ascenso de un presidente que, a su juicio, es "único en el panorama" político de Argentina y el mundo."Ningún gobierno argentino dejó de darme satisfacciones en cuanto al espanto. Todos fueron, de una manera u otra, un caldo para usarlos, así que no tengo por qué pensar que no éste", afirmó.No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
Paneque profesa la ciencia en la capital mundial de la astronomía, como se conoce a Chile por la gran cantidad de telescopios instalados en el desierto de Atacama, el más árido del planeta.Hija de un bioquímico cubano y una química farmacéutica chilena, Paneque comenzó a estudiar astronomía a los 16 años y actualmente cursa un doctorado en Países Bajos. Nació en España, pero llegó a vivir a Chile a los nueve años.Comenzó a ser conocida en 2019 gracias a sus publicaciones en redes sociales. Con un lenguaje sencillo, aborda temas como la rotación de la Tierra, la formación de planetas o la llegada del hombre a la Luna. Actualmente tiene 247.000 seguidores en Instagram y 771.000 en TikTok.Una editorial la buscó para que escribiera un libro "divertido" sobre astronomía. En 2021 "El universo de Carlota" vio la luz. Ya van tres tomos y unos 25.000 ejemplares vendidos.El personaje es una niña de 12 años, sin lentes y pelo largo que lleva un suéter estampado de estrellas. Carlota odiaba las clases de ciencia, pero en una feria científica - a la que asistió obligada - conectó con la inmensidad."Este libro no es para que todos los niños y niñas que lo lean sean científicos y científicas. Es para que se den cuenta que si lo quieren, pueden serlo", sostiene.Recientemente nombrada embajadora de la Unicef en Chile, Paneque habló con la AFP a su paso por Santiago.P: ¿Cómo llegó a la astronomía?R: Me gustaba mucho entender y comprender nuestro entorno. Descubrí la física, que ocupa las matemáticas como un lenguaje para poder predecir y modelar la naturaleza, y eso me pareció mágico. (...) Y dentro de la física, me pareció que la astronomía era lo más desafiante, porque estudia algo que no podemos tocar, interactuar, que no podemos experimentar con el más allá de la luz.Los primeros años de universidad tuvo sólo profesores hombres, pero tardó en darse cuenta que no tenía ni una referente mujer: "Eso me produjo un shock muy grande. (...) Eso estaba en mi cabeza, hasta que empecé mi magíster y tuve profesoras mujeres que eran físicas, que eran astrónomas, que eran líderes en sus áreas. (...) Hoy cuando yo pienso en quién me inspira la ciencia, son mis profesoras".P: ¿Qué mensaje le transmite Carlota a las niñas?R: Me gustaría que en los siguientes libros hablásemos sobre mujeres en ciencia. Y hablásemos quizás sobre esta crisis de representatividad. (...) Me gustaría a través de Carlota poder presentar esos personajes, estas figuras escondidas o pérdidas, porque las mujeres siempre hemos estado, siempre hemos sido fundamentales.P: ¿Cómo ve el movimiento feminista en Chile?R: Como cualquier lugar en el mundo seguimos teniendo grandes problemas de inequidad de género (...) en todos los temas: en la política, en la academia, en las escuelas, pero hemos tenido grandes avances (...). Hay muchos lugares donde hoy se entiende la necesidad de hacer políticas de equidad de género, pero quizás se siente que el tema ya está saturado, que no es necesario seguir hablando. En Chile el movimiento feminista ha sido muy importante para mí, pero yo creo que también ha sido importante para mantener el tema en la palestra pública.P: ¿Por qué su interés en las mujeres y la ciencia?R: Porque las mujeres estadísticamente tienen la mitad de las respuestas, igual que los hombres tienen la otra mitad. No nos sirve una ciencia que sean todas mujeres, no nos sirve una ciencia que sean todos hombres, y por cada gran idea que surgió el siglo pasado probablemente hubo otra gran idea de una mujer que nunca tuvo la oportunidad, nunca tuvo la posibilidad de acceder a esa educación.P: ¿Científica o divulgadora científica?R: Las personas somos multidisciplinarias. (...) Además de las redes, de los libros y de la ciencia, a mí me gustaría mucho poder aportar a políticas públicas. Tengo una visión muy crítica respecto de la necesidad de potenciar la educación científica.No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
"La literatura no puede cambiar el mundo, pero sí puede crear conciencia. La literatura es la confianza en el pensamiento, mientras que la guerra es la confianza en la acción. La acción simplifica la realidad y el pensamiento la complica de manera creativa. De las dos cosas escojo la creativa", dijo.Maraini (Fiesole, 1936) será una de las figuras principales de su país en la Feria Internacional del libro de Guadalajara (FIL), que se desarrollará del 25 de noviembre al 3 de diciembre, y que tendrá a la Unión Europea como invitado de honor y contará con otros autores italianos de primera fila como Marco Griffi y Giorgio Ballario.En una rueda de prensa, Maraini reflexionó sobre la popularidad de las redes sociales, pero consideró que deben ser controladas."No se puede dejar la libertad a los instintos superficiales y agresivos del primero que llega. Algo insoportable es aquel que escribe, opina y critica sin poner su nombre. La libertad de palabra existe pero hay que ponerle cara, sino es una vileza", observó.La también poeta, dramaturga y guionista de cine lamentó que los abusos a las mujeres sucedan en todo el mundo y puso como ejemplo el asesinato en Italia hace unas horas de una joven de 21 años, a manos de su novio de la misma edad."Hay hombres que no aceptan la emancipación de la mujer; asumen las relaciones con posesión. A veces se vuelven locos y pueden convertirse en asesinos; es una realidad, un hecho cultural, no de género. Hay una la cultura de los privilegios que no se quiere cambiar", observó.Ante los medios, la autora se refirió a su amigo, el escritor y cineasta Pier Paolo Pasolini, de quien exaltó su honestidad."Decía la verdad con rigor y sinceridad; eran verdades incómodas para el poder que incomodaban a la derecha y también a la izquierda", observó.Al referirse a la crisis entre Israel y Palestina, Dacia reconoció que es un tema delicado y la situación es tensa."No hay dudas de que Hamás utilizó la violencia, pero al mismo tiempo la reacción de Israel tal vez ha sido fuerte. La venganza siempre es equivocada", concluyó.La escritora inaugurará en la FIL el Salón literario Carlos Fuentes y sostendrá un diálogo con la novelista mexicana Guadalupe Nettel, además de abrir el Pabellón italiano, en el cual estarán presentes siete editoriales.De parte de Italia, la Feria inaugurará el 23 de noviembre la exposición inmersiva 'Mosaico, Código Itálico de un arte atemporal', organizada por el Instituto Italiano de la Cultura y presentará la 'Fiesta Adriático-Balcánico', un espectáculo de mezcla de canciones, música y danza tradicionales y transnacionales del repertorio étnico del sur de Italia, Croacia, Rumanía, Bulgaria y Grecia.No olvide conectarase a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
María Luisa Bombal fue una destacada escritora chilena nacida el 8 de junio de 1910 y fallecida el 6 de mayo de 1980. Su obra se caracteriza por explorar temas relacionados con la identidad femenina, el amor y la opresión social.Nacida en Viña del Mar, Chile, Bombal comenzó su carrera literaria en la década de 1930. Su obra más conocida es la novela corta "La última niebla" (1934), que es considerada una de las primeras expresiones literarias del feminismo en América Latina.Esta obra es esencial en la literatura latinoamericana. La protagonista anónima se enfrenta a la alienación en su matrimonio y explora su propia identidad. La novela es conocida por su estilo poético y su enfoque en los deseos y la psicología femenina.Otra obra destacada de Bombal es "La amortajada" (1938), una novela que combina elementos de realismo mágico y se centra en la vida y muerte de una mujer llamada Ana María. La obra es una mezcla única de elementos surrealistas y exploración psicológica.María Luisa Bombal es elogiada por su estilo lírico y experimental. Sus obras a menudo incorporan elementos oníricos y simbólicos, contribuyendo al desarrollo del realismo mágico en la literatura latinoamericana.La escritura de Bombal ha sido analizada desde una perspectiva feminista, ya que aborda temas como la emancipación de la mujer, la sexualidad y la búsqueda de identidad en un contexto patriarcal.Aunque su obra es relativamente breve, el impacto de María Luisa Bombal en la literatura latinoamericana es significativo. Su enfoque en la voz femenina y su estilo innovador han influido en generaciones de escritores.La crítica literaria ha elogiado la habilidad de Bombal para explorar la psique femenina y su capacidad para fusionar lo real y lo surrealista en su narrativa.Aquí un fragmento de "La última niebla"El vendaval de la noche anterior había removido las tejas de la vieja casa de campo. Cuando llegamos, la lluvia goteaba en todos los cuartos.—Los techos no están preparados para un invierno semejante —dijeron los criados al introducimos en la sala, y como echaran sobre mí una mirada de extrañeza, Daniel explicó rápidamente: —Mi prima y yo nos casamos esta mañana.Tuve dos segundos de perplejidad.«Por muy poca importancia que se haya dado a nuestro repentino enlace, Daniel debió haber advertido a su gente», pensé, escandalizada.A la verdad, desde que el coche franqueó los límites de la hacienda, mi marido se había mostrado nervioso, casi agresivo.Y era natural.Hacía apenas un año efectuaba el mismo trayecto con su primera mujer; aquella muchacha huraña y flaca a quien adoraba, y que debiera morir tan inesperadamente tres meses después. Pero ahora, ahora hay algo como de recelo en la mirada con que me envuelve de pies a cabeza. Es la mirada hostil con la que de costumbre acoge siempre a todo extranjero.—¿Qué te pasa? —le pregunto.—Te miro —me contesta—. Te miro y pienso que te conozco demasiado…Lo sacude un escalofrío. Se allega a la chimenea y mientras se empeña en avivar la llama azulada que ahúma unos leños empapados, prosigue con mucha calma:—Hasta los ocho años, nos bañaron a un tiempo en la misma bañera. Luego, verano tras verano, ocultos de bruces en la maleza, Felipe y yo hemos acechado y visto zambullirse en el río a todas las muchachas de la familia. No necesito ni siquiera desnudarte. De ti conozco hasta la cicatriz de tu operación de apendicitis.Mi cansancio es tan grande que en lugar de contestar prefiero dejarme caer en un sillón. A mi vez, miro este cuerpo de hombre que se mueve delante de mí. Este cuerpo grande y un poco torpe yo también lo conozco de memoria, yo también lo he visto crecer y desarrollarse. Desde hace años, no me canso de repetir que si Daniel no procura mantenerse derecho terminará por ser jorobado. Y como a menudo enredé en ellos dedos temblorosos de rabia, conozco la resistencia de sus cabellos rubios, ásperos y crespos. En él, sin embargo, esa especie de inquietud en los movimientos, esa mirada angustiada, son algo nuevo para mí.Cuando era niño, Daniel no temía a los fantasmas ni a los muebles que crujen en la oscuridad durante la noche. Desde la muerte de su mujer, diríase que tiene siempre miedo de estar solo.Pasamos a una segunda habitación más fría aún que la primera. Comemos sin hablar.—¿Te aburres? —interroga de improviso mi marido.—Estoy extenuada —contesto.Apoyados los codos en la mesa, me mira fijamente largo rato y vuelve a interrogarme:—¿Para qué nos casamos?—Por casarnos —respondo.Daniel deja escapar una pequeña risa.—¿Sabes que has tenido una gran suerte al casarte conmigo?—Sí, lo sé —replico, cayéndome de sueño.—¿Te hubiera gustado ser una solterona arrugada, que teje para los pobres de la hacienda?Me encojo de hombros.—Ése es el porvenir que aguarda a tus hermanas…Permanezco muda. No me hacen ya el menor efecto las frases cáusticas con que me turbaba no hace aún quince días.Una nueva y violenta racha de lluvia se descarga contra los vidrios. Allá, en el fondo del parque, oigo acercarse y alejarse el incesante ladrido de los perros. Daniel se levanta y toma la lámpara. Echa a andar. Mientras lo sigo, arrebujada en la vieja manta de vicuña, que me echara compasivamente sobre los hombros la buena mujer que nos sirviera una comida improvisada, compruebo con sorpresa que sus sarcasmos no hacen sino revolverse contra él mismo. Está lívido y parece sufrir.Al entrar en el dormitorio, suelta la lámpara y vuelve rápidamente la cabeza, a la par que una especie de ronquido que no alcanza a reprimir le desgarra la garganta. Le miro extrañada. Tardo un segundo en comprender que está llorando.Me aparto de él, tratando de persuadirme de que la actitud más discreta está en fingir una absoluta ignorancia de su dolor. Pero en mi fuero interno algo me dice que ésta es también la actitud más cómoda.Y entonces, más que el llanto de mi marido, me molesta la idea de mi propio egoísmo. Lo dejo pasar al cuarto contiguo sin esbozar un gesto hacia él, sin balbucir una palabra de consuelo. Me desvisto, me acuesto y, sin saber cómo, me deslizo instantáneamente en el sueño.A la mañana siguiente, cuando me despierto, hay a mi lado un surco vacío en el lecho; me informan que, al rayar el alba, Daniel salió camino del pueblo.
“Escribí desde siempre. Fue una necesidad de crearme un espacio amable en medio de lo hostil, que en ese momento era un patio del colegio para una niña tímida”, confirma la autora de literatura infantil y juvenil en una entrevista con EFE en Madrid.Heredia cuenta que su timidez y soledad fueron el motor que la impulsaron a comenzar a utilizar un diario íntimo que finalmente “se convirtió en el espacio donde generaba sus propios diálogos”.“Cuando escribo de alguna manera vuelvo a ser esa niña tímida, solitaria, que se hace un montón de preguntas que le cuesta muchísimo responder, vuelvo a ser esa María Fernanda de los seis, siete años” recuerda."La literatura infantil no tiene edad"Heredia (Quito, 1970), autora de célebres títulos que forman parte de la biblioteca de todo niño como “Amigo se escribe con H”, reconoce que este premio recientemente otorgado por el Ayuntamiento de la localidad madrileña de Alcalá de Henares fue el que le hizo notar que ya lleva muchos años escribiendo.“Tengo una gran emoción pero luego aterrizo y digo ‘es un premio a la trayectoria’. Caigo en cuenta que ya llevo muchos años haciendo esto y espero que vengan por delante muchos años” sentencia la escritora, quien además califica este premio como el “más importante” en sus 30 años de carrera.“En una presentación de un libro llega una mamá con una niña y la mamá me dice ‘yo te leía cuando era niña y ahora traigo a mi hija’. Me encanta ser consciente de lo afortunada que he sido de poder recorrer estos 30 años”, reflexiona.Tras recordar textos como el clásico Hansel y Gretel de los Hermanos Grimm, la autora sostiene que “la literatura infantil es la única que no tiene edad” ya que posee una “capacidad simbólica poderosísima” que permite que una historia sea igual de cercana a los 5 años que a los 50.La necesidad de "identificar monstruos"En sus escritos, Heredia trabaja temáticas conflictivas como el divorcio, la migración forzada, el bullying y la violencia sexual a través de historias amenas, muchas veces utilizando el humor para que el acercamiento a los niños suceda de forma natural.Es por esto que fue declarada “amiga de UNICEF” tras el relanzamiento de su libro “Voces de caminantes”, que reúne relatos inspirados en testimonios de niños y adolescentes venezolanos que tuvieron que migrar forzosamente.Para la ecuatoriana, “hablar de estos temas es urgente y necesario” ya que “los monstruos están muy cerca, muchas veces dentro del propio hogar, en la escuela. Y quizá entre todos debemos ayudarnos a identificarlos”.En este sentido considera que “la literatura genera un vínculo”, una “palmadita en la espalda que le dice: oye, no estás sola, no eres la única, hay salida”.Sus libros se traducen al inglés y se distribuyen en distintos lugares del mundo. La autora es consciente que su audiencia cambia y que las infancias se viven de forma distinta según el lugar en el que uno nace.Sin embargo, sostiene que en algunos países de latinoamérica, por ejemplo, en su natal Ecuador, “la infancia se vive todavía bajo la estricta protección y vigilancia de unos padres o abuelitos muy preocupados por la seguridad de sus niños”.Actualmente, Heredia ha lanzado su propio sello editorial que publicará exclusivamente en formato papel llamado “Delfina” en honor a su abuelo.No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
"Agradecer con todas las letras", dijo esta mujer menuda, de cabellera blanca y voz suave, ante la multitud de personas de todas las edades reunidas para homenajearla."Gracias a los dementes que organizaron esto y a los dementes que vinieron. No lo merezco. Y además, llueve", agregó, mientras afuera soplaba el viento en una noche fría e inhóspita.La fiesta en la sede de la Cinemateca Uruguaya incluyó obras de Schumann, Strauss y Mozart entonadas por una soprano, flores y chocolates de regalo, palabras de autoridades, brindis y hasta un enorme pastel cuyas velitas la homenajeada sopló mientras todos le cantaban "Que los cumplas feliz".El festejo también tuvo alcance internacional, con la proyección del documental sobre su vida en varias ciudades iberoamericanas."Ida Vitale" se exhibió simultánteamente en Madrid, Ciudad de México, Guadalajara, Buenos Aires, y en el pueblo español de Juzbado, provincia de Salamanca, donde Vitale es especialmente querida, según contó la directora María Arrillaga a la AFP.En Montevideo hubo una función especial y se presentaron la banda sonora del film, con música original de Sylvia Meyer, así como el libro "Palabra por palabra, el mundo se hace mundo", en una edición que repasa su obra a modo de antología, con correspondencia personal, artículos, discursos y conferencias.Vitale, que durante la última dictadura cívico-militar uruguaya (1973-1985) se exilió en México, tuvo palabras de profundo amor hacia ese país luego de que el embajador mexicano en Uruguay, Victor Manuel Barceló, pidiera la palabra para destacar "la mente lúcida" y el "corazón enorme" de la poeta uruguaya."Tu humildad es lo que más amamos y lo que más admiramos", dijo Barceló. "En México siempre tendrás un lugar"."Estrella de rock"Nacida el 2 de noviembre de 1923, Vitale es la última referente de la Generación del '45, el movimiento intelectual uruguayo del que surgieron escritores de la talla de Juan Carlos Onetti, Idea Vilariño y Mario Benedetti.Poeta de obra prolífica, además de traductora del francés y del italiano, ensayista, profesora y crítica literaria, a Vitale la fama le llegó en la vejez.En los últimos años ganó, entre otros, el Reina Sofía de Poesía Iberoamericana (2015), el Premio Internacional de Poesía Federico García Lorca (2016), el Premio Max Jacob (2017), y el Premio Cervantes (2018), el máximo reconocimiento literario en lengua española.Durante la celebración del jueves, la alquimista del lenguaje, como la han definido por su poesía esencialista, abrió al azar su libro "Tiempo sin claves" y leyó algunos de sus poemas, siempre tan vital como lo indica su apellido y sin perder nunca su agudo sentido del humor."Esta fue una cosa muy inesperada y que me hace muy feliz", afirmó. "Si en el otro lado nos piden un recuerdo, este será uno", añadió, frente a un enjambre de fotógrafos y camarógrafos.Estaba radiante, cautivando "como una estrella de rock", al decir del ministro de Educación y Cultura, Pablo da Silveira, despertando risas y sonrisas entre quienes la rodeaban para pedirle un autógrafo."Me enteré por el noticiero y vine porque sentí que tenía que estar. Mujeres como ella me inspiran para seguir luchando en la vida", señaló a la AFP Agustín Candia, un argentino de 23 años que vive en Uruguay y trabaja en el área de limpieza.A su lado, Graciela Espino, una socióloga de 81 años, fundadora de la editorial Ediciones de la Plaza, siguió todo el festejo en primera fila. "La poesía de ella es tan intimista que llega profundamente", resumió.No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
I: Coloquio de las perrasKatiKati inclina el cuello, alza las orejas y afina el oído, como siempre hace para descifrar los enigmas.-¡Eche pa la casa, mi chanda hermosa! - le ordena él con ese amor recio con el que suele hablarle, mientras dos hombres uniformados lo alzan de los brazos y él patalea en el aire.Ella dobla el pescuezo hacia el otro lado y vuelve a ladrar. Debe de saber que ya está en la casa, aunque tan solo hace unos días hayan llegado a vivir a aquel parque.Quizás se pregunte si él le está hablando del callejón de antes, en el que vivieron hasta hace poco, de donde los sacaron con muchos otros una madrugada reciente a punta de chorros de agua y gases lacrimógenos.Parecen enfurecerla aún más los gritos que él lanza cuando los tipos lo arrastran hacia la camioneta. Entonces se une al alboroto con aullidos más roncos que le llenan de espuma la boca. Intenta lanzársele a uno de ellos, pero se refrena para esquivar la patada que recibe.- Cuídese, mi Katica, y espéreme en la casa, que yo ya vuelvo - le ruega el cautivo mientras lo suben al baúl de la camioneta que chisporrotea luces azules sobre la calle - Le prometo que ya casito, mi niña. Cuente com eso. ¡A la casa!.A lo mejor Kati deja de escucharlo cuando los hombres cierran la puerta. Corre hacia la máquina que arranca y lo destierra. La persigue por dos cuadras al galope, como queriendo hacerla frenar con su coraje, como si no tuviera duda de que sus ladridos pueden des. guazarla. Parece no saber qué hacer con su furor cuan. do ve que ha perdido la carrera. Esquiva una motocicleta que por poco la arrolla en medio de la calle. Ladra más desde la acera solitaria. Tal vez sea rabia lo que dispara por los pelos erizados del lomo. Quizás en las muelas se le condensen las ansias de morder a alguien. Gruñe sin escucha. No queda nadie que la advierta a esa hora de la noche en que las calles del centro están casi desiertas.Dejando escapar de vez en cuando alguno de los ladridos iracundos que aún le bullen por dentro, parece recordar la orden y la promesa que él le hizo, y regresa. A la casa de ahora, al pie del guayacán joven del parque, donde en la madrugada él aparca la carreta y tiende los plásticos y arma el cambuche de cartones, donde suelen enroscarse ambos entre las cobijas a batallar contra la fatiga y el helaje.Encoje las patas y se enrolla en las mantas como buscando aferrarse al calor que él alcanzó a dejar untado allí antes de que se lo llevaran. Esta vez no duerme, aunque quizás esté cansada después del merodeo nocturno de siempre. Jadea, pero tal vez no de calor. Vigila la esquina por la que él se fue, como si no quisiera perderse el momento en que regrese. Algunos hombres vuelven de trabajar con sus carretas y las plantan cerca. Gente que también tuvo que salir corriendo la madrugada en que entraron los tanques y las mangueras del desalojo a destruir su refugio. Parece reconocerlos. También a la señora que llega a esas horas a instalar el carrito de arepas frente al motel que siempre está abierto. Tal vez desde allí Kati huela, y le guste, el aroma a mantequilla quemada y queso. Entre el polvero los buses anuncian la llegada de la madrugada con su ronquera de máquinas menguadas. Brota un olor a lluvia ligera, a nubes diáfanas que rozan el suelo, y ella se resguarda un poco más debajo de la carreta sin perder de vista la esquina por donde él desapareció con su promesa.Desde pequeña sabe defender la casa de los ladrones. Sabe cuidar los cartones y las latas, las mantas, el radio, las bolsas de pan, las botellas de agua, la caja en que él guarda los sobrados para ella, las botas de caucho y el impermeable para los aguaceros, las herramientas y la cuerda, los costales con reciclaje y las lonas plásticas que hace poco les regalaron en una obra. Sabe erizar los pe-los, encoger los labios bigotudos, destapar los colmillos y ladrar para amedrentar a quien sea. Pero esta vez no tiene que morder a nadie. Los dos tipos que rondan la carreta se alejan al notar su vigilia atenta. Después llega a saludarla el perro blanco que cojea. El amigo de tanto tiempo, el vecino que ahora también se ha mudado al parque como ella. Se huelen los pliegues con entusiasmo y se restriegan los pelos, como queriendo contar con piel y fibras las hazañas de una noche de peregrinar por el cemento. Parece que la consuela un poco verlo. Es posible que él alcance a percibir la sustancia y vibración que cimentan la zozobra de ella.i A media mañana, con el hocico urgido, Kati rasga la bolsa en la que el hombre guarda la comida que recoge para ella en restaurantes y tiendas. Se traga con velocidad el mazacote que encuentra. Como ya no hay agua en su vasija sale a buscarla en los charcos aledaños. Bebe de un pozo que se forma en el tobogán del parque infantil y regresa al trote a la carreta para no apartarse por mucho tiempo de ella. En las calles las tiendas ya están abiertas. El rumor de los carros se confunde con el pregón de los parlantes de los vendedores ambulantes que se instalan en los andenes del parque a rogar que alguien les compre aguacates, chontaduros, candados, cargadores de teléfono y pantuflas en descuento.No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
La escritora bogotana María Ospina Pizano es la ganadora del Premio Sor Juana Inés de la Cruz 2023 por su libro Solo un poco aquí, una novela que es animales y movimiento.Ospina Pizano se convierte en la segunda colombiana en obtener este prestigioso galardón luego de que Laura Restrepo lo obtuviera en el año 1997 con su libro: Dulce compañía. El premio Sor Juana Inés de la Cruz reconoce la excelencia del trabajo literario de mujeres en idioma español de América Latina y el Caribe.“Estamos felices de que la maravillosa primera novela de María Ospina se abra su camino tan pronto y tan a lo grande. Es la suerte que siempre deberían correr los buenos libros”, afirmó Sebastián Estrada, Director Editorial de Penguin Random House.Solo un poco aquí es una novela de animales y movimiento: una tángara migratoria lucha con los desvíos que imponen las luces de la ciudad y sus edificios, una puercoespín huérfana es alimentada con leche humana, dos perras se refugian juntas de sus abandonos y un cucarrón recién salido de la tierra se extravía. Estos seres vuelan, se acurrucan, se arrastran, gruñen, lamen, olisquean, se trepan y buscan morada por estas páginas de extraordinaria literatura. Ospina Pizano nos regala fogonazos de vida a través de aquellas criaturas que existen a plena vista sin ser vistas, pero que aquí (y siempre) son testigos de las heridas humanas."Me llena de orgullo y alegría este reconocimiento para María, cuya escritura —y la sensibilidad que la caracteriza— siempre ha tenido gran impacto en mí y que desde su primer libro reconocí como sin igual. Me emociona saber que gracias a este galardón Solo un poco aquí, un libro tan poderoso y bello, llegará a más lectores", afirma Salomé Cohen Monroy, Editora del sello Literatura Random House.La entrega del galardón ser realizará el próximo 29 de noviembre en el marco de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.¿Quién es María Ospina Pizano?María Ospina Pizano (Bogotá, 1977) es autora del libro de cuentos Azares del cuerpo (2017), publicado en Colombia, Chile y España y traducido al italiano y al inglés. Sus cuentos han aparecido en antologías y revistas de Colombia y Estados Unidos. Ha escrito extensamente sobre memoria, violencia y naturaleza en la cultura colombiana contemporánea, incluyendo el libro El rompecabezas de la memoria: Literatura, cine y testimonio de comienzos de siglo en Colombia (2019). Coordinó el proyecto testimonial y museográfico Cartas de la persistencia (Biblioteca Luis Ángel Arango, Bogotá) y la antología del mismo nombre (2008). Tiene un PhD en literatura de la Universidad de Harvard y es profesora de cultura latinoamericana y escritura creativa en la Universidad de Wesleyan (Estados Unidos). Pasa su tiempo entre la costa este de los Estados Unidos y los Andes colombianos, donde ha vivido parte de su vida en el campo.No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
El compositor francés Héctor Berlioz nació hace 220 años, el 11 de diciembre de 1803 en La Côte-Saint-André. Figura destacada del Romanticismo francés Héctor Berlioz trabó una gran amistad con escritores de la talla de Víctor Hugo, Alejandro Dumas y Honoré de Balzac.La obra de Shakespeare ha inspirado a muchos músicos a lo largo de la historia y su tragedia más famosa, Romeo y Julieta, con mucha mayor razón y en diversos géneros. Héctor Berlioz le dedicó también su atención a este tema... y como es usual en este compositor francés, con un punto de vista muy particular. Él mismo en el Prólogo a su partitura manifestó que la voz no era lo que deseaba para expresar los intensos y profundos sentimientos de los personajes principales, de modo que se los confió a la orquesta, y sin embargo, requirió de dos coros para la obra, así como de solistas vocales.Además de escribir la obra incitado por su admiración a Shakespeare, también encontró aliciente en su amor por Harriet Smithson, la gran intérprete del dramaturgo inglés, y su visita a Verona escenario de la famosa tragedia. Berlioz escribió el siguiente prefacio a su obra, el cual consideramos un maravilloso manifiesto estético:"Si no se cantan las escenas del jardín y el cementerio, el diálogo de los amantes (...), si los dúos de amor y desesperación han sido confiados a la orquesta, hay muchas razones, fácilmente comprensibles, para proceder así: en primer lugar, porque se está componiendo una sinfonía, no una ópera; en segundo lugar, los dúos cantados de este tipo han sido compuestos mil veces por los grandes maestros, de modo que es prudente e interesante ensayar un nuevo enfoque.Además, como la sublimidad misma de este amor es una peligrosa dificultad para el compositor que intente pintarlo, tiene que conceder a su imaginación más libertad que la que le permitiría el significado preciso de las palabras cantadas, y volverse, en cambio, al idioma de los instrumentos, un lenguaje más rico, más flexible, y por su misma imprecisión incomparablemente más poderoso en tales circunstancias".Héctor Berlioz compuso generalmente sus melodías en reacción inmediata a la lectura de textos que le inspirasen, pues su carácter romántico así se lo exigía. A esto hay que añadir su amistad con numerosos poetas como Alfred de Musset, Alfred de Vigny, Auguste Barbier, Gérard de Nerval y Theóphile Gautier.El mismo Berlioz se describió como "músico de la sensibilidad mórbida y de la imaginación ardiente." Les nuits d'été (Las noches de verano) que escucharemos son ejemplo de este pensamiento. Compuestas en los años 1840 y 1841, originalmente fueron escritas para una mezzo-soprano o un tenor, acompañado con piano. La cuarta de las melodías, La ausencia, fue orquestada en 1843, y el resto en 1856.Las seis canciones, basadas en poemas de Théophile Gautier son ligadas por el material musical respondiendo al amor melancólico expresado por el poeta.La primera canción Villanelle describe al amante solitario que sueña escaparse con su amada... La segunda, El espectro de la rosa y la tercera Sobre las lagunas cantan el lamento por la muerte del amante. L'Ausencia implora para que un amante vuelva, mientras que En el cementerio (también llamada Claro de luna) lleva esta idea más lejos, yuxtapone la preocupación anterior de la muerte con la de la esperanza. Finalmente, la idea entera se resume con La isla desconocida, en los que el poeta sugiere el futuro imprevisible con este verso:"tómame,” dijo la belleza,a la orilla fieldonde el amor dura por siempre!".Lélio, o el regreso a la vida Op. 14b, de Héctor Berlioz es una obra incorpora un texto hablado, escrita como continuación de la Sinfonía Fantástica y que él mismo calificó de melóloga (mezcla de música y textos hablados en forma de discurso) Compuesta en Italia en 1831, se estrenó en el Conservatorio de París el 9 de diciembre de 1832 bajo el título Le Retour à la Vie, mélologue en six parties.La sinfonía utiliza música programada para describir a un artista desesperado que intenta suicidarse con una sobredosis de opio, lo que lleva a una serie de visiones cada vez más aterradoras. El programa de Lélio describe al artista despertando de estos sueños, reflexionando sobre William Shakespeare, su triste vida y el no tener una mujer.Podrá escuchar las obras seleccionadas y más datos sobre la vida de Héctor Berlioz en la nueva edición de El músico de la semana, el lunes 11 de diciembre a las 3:00 p.m. por la señal en vivo de la HJCK.
La versión que transmitiremos hoy en Canto y Música Coral por HJCK.com, grabada en 1973 por el sello discográfico RCA Victor contó con el siguiente reparto:El Califa por Bernd Weikl, Baba Mustapha, Cadí por Gerhard Unger, Margiana, hija de Baba Mustapha por Sylvia Geszty, Bostana, una pariente del cadí por Trudelise Schmidt, Neruddin, el héroe por Adalbert Kraus, Abul Hassan Ali Ebn Bekar, el barbero por Karl Ridderbusch Tres Muezzin (personas designadas en una mezquita para dirigir, y recitar, el llamado a la oración por Peter Schranner, Albert Gassner y Heinrich Weber, El esclavo del cadí por Karl Kreile.Estarán acompañados por El Coro de la Radio Bávara dirigido por Josef Schmidhuber y la Orquesta de la Radio de Múnich bajo la dirección de Heinrich Hollreiser.Aquí el argumento y el primer acto:Amanece y Nureddin está tumbado en un sofá de su casa, rodeado de frascos de medicinas y sus sirvientes, alimentando su amor desesperado por Margiana. Al quedarse solo, Nureddin despierta de sus fantasías, pero aun así está cautivado por su amor por Margiana, la hija del Cadi Baba Mustapha. (Cadí en musulmán es el cargo que se le da a la persona que realiza funciones civiles, judiciales y religiosas.)Bostana, una anciana parienta del Cadí, le ayudará a aliviar sus sufrimientos. Le ha contado a Margiana el noviazgo de Nureddin y ahora reaparece con la respuesta de Margiana: este mismo día lo recibirá en su habitación cuando su padre vaya a la mezquita al mediodía. Bostana le mostrará el camino. Antes de que se vaya Bostana le dispone un baño y un afeitado a Nureddin; él está de acuerdo y ella le recomienda a su barbero favorito, Abul Hassan Ali Ebn Bekar. Nureddin está demasiado ocupado en sus ensoñaciones para notar la entrada del barbero, llevando consigo su toalla, su palangana, un espejo y otros aparatos de su profesión, y, además, un astrolabio, con el que está acostumbrado a predecir el futuro de sus clientes.Nureddin está ansioso por que lo afeiten inmediatamente, pero está con el hombre más locuaz de Bagdad, y el barbero le cuenta detalladamente y en una serie de ingeniosas rimas lo afortunado que es que Nureddin lo haya elegido para realizar el trabajo necesario.La impaciencia de Nureddin aumenta rápidamente y grita a sus sirvientes que vengan y lo liberen de esta plaga de barbero. Sus intentos tienen éxito hasta cierto punto, pero, justo cuando lo llevan a la puerta, su cliente deja escapar la palabra "Margiana" de sus labios. Esto inicia una avalancha de reminiscencias y una indagación sobre las circunstancias particulares de esta historia de amor.Le horroriza saber que Margiana es la hija de Cadi Baba Mustapha, un villano. Nureddin le aconseja volver con sus sin duda innumerables clientes, pero Abul, que, según sus propias palabras, debe la pérdida de sus seis hermanos al desastroso y fatal efecto del amor, insiste en acompañarlo. Nuevamente Nureddin tiene que llamar a sus sirvientes y les ordena que atiendan al barbero, quien, según les dice, está muy enfermo; que lo acuesten y lo mantengan allí, sin escatimar remedio alguno. Los sirvientes logran atrapar a Abul, al que depositan en el sofá, cubriéndolo con cojines y preparando navajas y lancetas para "curarlo".Escuche la obra completa en la nueva edición de Canto y Música Coral el domingo 10 de diciembre a las 9:00 p.m. por la señal en vivo de la HJCK.
Recuerdo perfectamente los ojos espantados de mi abuela al ver los niños de la cuadra correr con la pólvora en las manos diminutas. Cuando tenía seis años la vida parecía resuelta, mis papás cumplían con la tradición de comprar las velas y salir al andén para prenderlas, la voz suave de mi madre me enseñaba a dar gracias por cada una de las velas que comenzaban a derretirse. Oraba un Ave María entre dientes tratando de recordar que decía la oración, todo lo que sabía era que las velas que iluminaban mi cuadra eran para dar gracias y pedir deseos o pedir amparo de Dios. Usualmente prendíamos una por cada persona de la familia, siempre mi mamá primero y mi papá ayudaba a que no nos quemáramos. El ruido de las demás casas a veces interrumpía la plegaria de mi abuela que juntaba sus manos como las imágenes de la Virgen María. La tradición continuó todos los años, mi hermana y yo aprendimos a hacer un resguardo para las velas con cartón porque el viento hacía de las suyas y las apagaba, solía pensar que era porque mis deseos y mis agradecimientos no eran lo suficientemente fuertes para mantenerse, pero el frío de Bogotá simplemente hacía su trabajo. Cuando mis abuelos murieron mi mamá decidió encender una vela por ellos, decía que podían ver su luz desde el cielo, así que espero cada 7 de diciembre vean que aún conservamos el calor de sus abrazos en esa muestra minúscula de luz. Dicen que el día de velitas no se hace en ningún otro lugar y creo que por eso lo hace tan especial, es el comienzo de la felicidad momentanea de diciembre, son las ganas de comer todo lo que no hemos comido en el año y nos hace recordar con nostalgia cada una de las personas que ha plantado una luz en nuestra vida. La luz de esas velas ha sido para mí el recuerdo de aquellos que nos dejaron pronto y de quienes lo hicieron en el momento correcto, es también el fervor con el que mi madre le pide a Dios por un año mejor y el abrigo que resguarda la vida del peligro, es también la esperanza que queda en cada uno de nosotros quienes esperamos por una chispa de luz en la oscuridad del mundo. No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
El cubismo, un movimiento artístico revolucionario que se originó a principios del siglo XX, transformó la manera en que percibimos y representamos el mundo visual. Esta corriente, impulsada por la exploración de la geometría y el análisis de las formas tradicionales, desafió las convenciones artísticas establecidas y sentó las bases para la evolución del arte moderno.El cubismo surgió en el contexto del cambio cultural y tecnológico de principios del siglo XX, donde la fotografía y la cinematografía comenzaban a cuestionar la necesidad de la representación pictórica realista. Pablo Picasso y Georges Braque, considerados los padres fundadores del cubismo, llevaron a cabo una revolución artística al alejarse de la representación visual convencional y abrazar una forma más abstracta y conceptual de expresión.El cubismo se caracteriza por la representación simultánea de múltiples perspectivas y el análisis de las formas en planos geométricos. Los artistas cubistas buscaban capturar la esencia de un objeto desde varios ángulos a la vez, desafiando así la percepción tradicional del espacio y el tiempo en el arte.El cubismo evolucionó a lo largo de varias fases distintas:Cubismo Analítico (1908-1912): En esta fase inicial, Picasso y Braque descompusieron las formas en fragmentos geométricos, utilizando una paleta de colores limitada y formas más angulares.Cubismo Sintético (1912-1914): Se caracteriza por la reintroducción de elementos figurativos en las obras cubistas, mediante el uso de collages y la incorporación de letras y números en la composición.Grandes Exponentes del CubismoPablo Picasso (1881-1973): Picasso, un titán del arte del siglo XX, co-creó el cubismo y personalizado un papel crucial en su desarrollo. Sus obras, como "Las señoritas de Aviñón" y "Guernica", son ejemplos destacados de la influencia del cubismo en la expresión artística y política.Georges Braque (1882-1963): Braque, colaborador cercano de Picasso, trabajó estrechamente con él durante la fase inicial del cubismo. Juntos, desarrollaron la técnica de la fragmentación y la representación simultánea de múltiples perspectivas.Juan Gris (1887-1927): Gris, otro destacado exponente del cubismo, aportó su propia interpretación al movimiento. Su enfoque meticuloso y su atención a los detalles se reflejan en obras como "Violín y Guitarra".El cubismo influyó no solo en la pintura, sino también en la escultura, la arquitectura y la literatura. Su legado perdura como un hito crucial en la historia del arte, desafiando las convenciones estéticas y abriendo el camino a nuevas formas de expresión.En conclusión, el cubismo es una manifestación artística que trasciende la mera representación visual para explorar la esencia misma de la percepción. A través de la experimentación con la geometría y la abstracción, los cubistas cambiaron para siempre la cara del arte y allanaron el camino para movimientos artísticos posteriores.No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
El dramaturgo y novelista noruego recibirá el Nobel el próximo domingo, con el resto de galardonados, pero la tradición establece que días antes pronuncien un discurso. Hoy fue el turno de Fosse (1959) con un texto en el compartió recuerdos de su vida y ahondó en su visión de la escritura.Fosse recordó que las felicitaciones que más le conmovieron cuando le concedieron el premio fueron las de personas que dijeron, “con franqueza”, que con sus escritos “les había salvado la vida”. En sus obras hay “muchos” suicidios y eso hacía temer al escritor que, con ello, pudiera haber contribuido a legitimarlo.“En un cierto sentido, siempre he sabido que escribir salva vidas, quizás incluso ha salvado la mía. Y si mi escritura también puede ayudar a salvar las vidas de otros, nada me haría más feliz”.Vestido de negro, con un pañuelo al cuello y el cabello largo y entrecano recogido en una coleta, comenzó su lectura tras una interpretación al piano de música de Bach, que también cerró el acto. En la Academia Sueca y ante decenas de invitados, narró que la primera vez que tuvo que leer en voz alta en el colegio escapó corriendo porque el miedo se apoderó del él.Un miedo a leer en alto través del cual entró en "la soledad, que es más o menos la vida de una persona que escribe" y ahí se quedó desde entonces. Fosse empezó a escribir pequeños textos y poemas para recuperar el lenguaje que le arrebataba el miedo, lo que le dio un “sentido de seguridad” y encontró un “lugar secreto” dentro de sí mismo, desde el que aún escribe.“Un lenguaje silencioso” fue el título del discurso, que conecta con la motivación de la Academia Sueca para concederle el galardón: “por sus innovadoras obras de teatro y prosa que dan voz a lo indecible".En su primera etapa de prosa y poesía trató de escribir lo que normalmente “no puede decirse con palabras”, pues “las cosas mas importantes en la vida no puede decirse, solo escribirse”. Por eso, intento dar palabras al "habla silenciosa”, dijo Fosse, autor intimista, reflexivo y minimalista, cuya obra innovadora y difícil de catalogar le ha hecho casi inventar nuevas formas literarias.El escritor pudo usar ese “habla” de una forma completamente diferente en el teatro, genero en el que comenzó con “Alguien va a venir” (1996), su primera obra y aún la más representada. Todo lo que tenía que hacer era escribir “pausa”, palabra que es la más usada en su teatro -dijo-. A través de esos intervalos lo que más habla “es el silencio”.El teatro le dio “un gran sentido de felicidad y seguridad”, ver sus obras representadas era lo opuesto a la soledad del escritor, era “compañerismo”, crear “arte compartiendo arte”. Para Fosse, el teatro es “un gran acto de escucha” y el acto de escribir es "escuchar", cuando escribe no planea nada y procede escuchando.Tras unos quince años escribiendo teatro sintió que “ya era suficiente” y volvió a la narrativa, donde había comenzado en 1983 con “Rojo, Negro”. Un género en el que detrás de lo escrito hay también un “lenguaje silencioso” que debe ser expresado.Ese lenguaje silencioso -destacó- habla desde “el espíritu de la totalidad de una obra”, ya sea teatro o narrativa, y si se oye lo suficientemente cerca, “escuchas el silencio. Y se ha dicho que solo en el silencio se pude oír la voz de Dios”.Su vuelta a la narrativa fue con 'Trilogía' (2014) y después llegaría 'Septología' que le proporcionó algunos de sus “momentos más felices como escritor”. Esta es una de la obras, junto a "Un día de verano" (1999) y "Mañana y tarde' (2022) de las que se leyeron unos fragmentos tras el discurso del nuevo nobel.Fosse, que no escribe para expresarse a sí mismo sino para “huir” de sí mismo, aseguró que si no escuchó las malas críticas en sus inicios y mantuvo la confianza en sí mismo, tampoco habría podido dejar que el éxito le influyera. “Me agarraría rápido a mi escritura, aguantaría, me aferraría a lo que había creado”. “Creo -aseguró- que eso es lo que he conseguido hacer, y realmente creo que seguiré haciéndolo incluso después de haber recibido el Premio Nobel”.No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.