La escritora María Ospina Pizano es la ganadora del Premio Nacional de Novela 2024 por Solo un poco aquí (Penguin Random House, 2023), una historia sobre animales que se mueven —migran, se pierden, viajan— y se cruzan con varios seres humanos. Una invitación a virar la mirada hacia los misterios y percepciones de esos otros seres que nos acompañan en el planeta.El jurado, conformado por Octavio Escobar Giraldo, Gabriela Cabezón Cámara y Vanessa Londoño López, explicó que elegía la obra “por la calidad literaria del texto, que explora las posibilidades poéticas de la ciencia”.También, resaltó que encontró “novedosa la propuesta que realiza la novela sobre un mundo liminal, ni antropocéntrico ni antropomórfico, que restaura la divinidad de los animales y donde lo humano apenas habita de manera periférica algún reflejo, demostrando la destreza de la autora para considerar otras escalas y cronologías que le permiten marcar esa descentración”.Por su parte, Adriana Martínez-Villalba, directora de la Biblioteca Nacional de Colombia, expresó: “En un año como este, en el que ‘La vorágine’ nos ha puesto a conversar de muchas formas sobre la relación de los humanos con la naturaleza llega este premio a ‘Solo un poco aquí’ como un llamado a seguir esa conversación que ya no podemos eludir como especie. La tángara que migra, protagonista inolvidable de este libro —que es a su vez novela, poesía y ensayo— nos abre la mirada al mundo desde su vuelo. Junto a ella, y siempre desde la palabra precisa, los otros animales y humanos de este indispensable relato son una oportunidad de repensar nuestros vínculos con otros”.💬 Síganos en nuestro canal de WhatsApp aquí¿De qué trata "Solo un poco aquí"?Solo un poco aquí es una novela sobre animales y movimiento: una tángara migratoria lucha con los desvíos que imponen las luces de la ciudad y sus edificios, una puercoespín huérfana es alimentada con leche humana, dos perras se refugian juntas de sus abandonos y un cucarrón recién salido de la tierra se extravía.Estos seres vuelan, se acurrucan, se arrastran, gruñen, lamen, olisquean, se trepan y buscan morada por estas páginas de extraordinaria literatura. La autora muestra fogonazos de vida a través de aquellas criaturas que existen a plena vista sin ser vistas, pero que aquí (y siempre) son testigos de las heridas humanas.Se trata de una novela con la que la autora ya había ganado el Premio Sor Juana Inés de la Cruz 2023, que se entregó durante la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL).🔴 No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
En esta edición el elenco cuenta con caras conocidas como la actriz estadounidense Sharon Stone, la cantante británica Raye, la francesa superviviente de violación Gisèle Pelicot o la premio Nobel de la Paz iraquí Nadia Murad, y la selección tuvo en cuenta la imparcialidad de la lista y la representación regional.En el caso de América Latina, 'BBC 100 Women' reconoció a catorce mujeres por su labor en diferentes sectores de la sociedad y su resiliencia, el tema que engloba la clasificación de 2024, y el país con mayor representación fue Brasil, gracias a la gimnasta Rebeca Andrade, la activista Lourdes Barreto y la bióloga Silvana Santos.En palabras de la activista colombiana Johana Bahamón, una de las protagonistas homenajeadas por su lucha por la reinserción de las personas tras salir de prisión, ser resiliente significa tomar la decisión de transformar una dificultad "en una oportunidad de crecimiento personal", describe a BBC.Sin embargo, para la programadora y científica de datos mexicana Gabriela Salas Carrera, también en la lista por su trabajo con el uso de la IA para amplificar idiomas subrepresentados como el náhuatl, es "la llama que nunca se apaga, que convierte el dolor en propósito e ilumina el camino para quienes la siguen".Asimismo incluyó a la escritora Cristina Rivera Garza (México/EE.UU), las abogadas Ruth López (El Salvador) y Katherine Martínez (Venezuela), la cantante Gaby Moreno (Guatemala), las biólogas Rosa Vásquez Espinosa (Perú) y Brigitte Baptiste (Colombia); la diseñadora Idania del Río (Cuba), la fundadora de un comedor social Margarita Barrientos (Argentina) o la jugadora de tenis de mesa Tania Zeng (Chile).💬 Síganos en nuestro canal de WhatsApp aquíDesde BBC indican que a lo largo del año las mujeres "han tenido que cavar profundo" para encontrar nuevos niveles de resiliencia y han enfrentado" conflictos mortales y crisis humanitarias" en Gaza, Líbano, Ucrania o Sudán y han presenciado la "polarización en las sociedades después de un número récord de elecciones en todo el mundo".El equipo de BBC 100 Woman diseñó la lista basándose en nombres recopilados a través de una investigación y sugeridos por la red de los 41 equipos de idiomas del Servicio Mundial de la BBC, así como de BBC Media Action, y todas las protagonistas dieron su consentimiento para aparecer en la clasificación, que se muestra sin un orden particular."Buscábamos candidatas que hubieran aparecido en los titulares o influido en historias importantes durante los últimos doce meses, así como aquellas que tuvieran historias inspiradoras para contar o hubieran logrado algo significativo e influido en sus sociedades de maneras que no necesariamente aparecerían en las noticias", explica BBC en su página web.🔴 No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
Desde un poema juvenil compuesto a los 22 años, Callejón sin salida, a un capítulo de su inconclusa novela póstuma, Los parentescos, la antología recoge relatos, poesía y fragmentos de sus novelas y ensayos, hitos de una trayectoria guiada por la curiosidad y la experimentación.José Teruel, profesor honorario de Literatura Española en la Universidad Autónoma de Madrid, biógrafo y director de los siete volúmenes de las Obras Completas de Martín Gaite, ha efectuado esta selección con el propósito de "despertar la curiosidad de los nuevos lectores y renovar el interés de sus incondicionales".El resultado es un reflejo de la versatilidad y la heterogeneidad de intereses intelectuales de la autora de novelas como Ritmo lento (1963) -que Teruel equipara en importancia a Tiempo de silencio (1962), de Luis Martín Santos- o ensayos como Usos amorosos de la posguerra española (1987)."Considero que su obra ha sido estudiada y reconocida, pero hay que reivindicar la significación cultural de la Gaite, particularmente su papel de testigo y de legataria de la bautizada generación de los 50", subraya Teruel, que también es patrono de la Fundación Carmen Martín Gaite.💬 Síganos en nuestro canal de WhatsApp aquí"Se sigue insistiendo en el anecdotario de la Gaite, pero no en su importante significación cultural", que "debería ser uno de los objetivos de este centenario".Exposiciones, collages y un congreso en su centenarioLa exposición principal del Centenario de Carmen Martín Gaite estará organizada por la Biblioteca Nacional de España, la Junta de Castilla y León y el Centro Internacional del Español de la Universidad de Salamanca. El calendario aún se está cerrando ya que será itinerante y estará acompañada de un congreso internacional.Martín Gaite será homenajeada también en la próxima Feria del Libro de Guadalajara, en México, que arranca el 30 de noviembre con España como país invitado.Será el primer acto de homenaje a la escritora, que nació el 8 de diciembre de 1925 en Salamanca, donde forjó su futuro como escritora en su propia casa, donde siempre escuchó hablar un excelente castellano.A los trece años empezó a escribir poemas y cuentos y, a los 17, vio por primera vez su palabra impresa en una publicación, lo que le hizo decidir que cada vez tenía que hacerlo mejor porque ya no lo haría para ella sola.Llegó a Madrid a los 25 años y en esa ciudad se rodeó de un círculo de amigos e intelectuales, como Rafael Sánchez Ferlosio, con quien se casó y tuvo una hija, Marta, fallecida en 1995.Martín Gaite publicó a los 29 años su primera novela, El balneario (1955), galardonada con el Café Gijón, y en 1978, por El cuarto de atrás, se convirtió en la primera mujer que obtenía el Premio Nacional de Literatura.Entre sus obras destacan Entre visillos (Premio Nadal 1958), Ritmo lento (1963), El cuento de nunca acabar (1983), Usos amorosos de la postguerra española (Premio Anagrama de Ensayo 1987), Caperucita en Manhatta (1990), Nubosidad variable (1992), Lo raro es vivir (1996) o Irse de casa (1998).🔴 No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
La autobiografía de Angela Merkel con el título Libertad llegará a las librerías esta semana. Se publicará simultáneamente en unos 30 países, también en China. La primera presentación de la obra, de 736 páginas, tuvo lugar este 26 de noviembre en el Deutsches Theather de Berlín. Las entradas se vendieron todas en pocos minutos.Merkel repasa su vida desde la infancia y la juventud en la RDA, la reunificación, el ascenso político en la República Federal hasta el término de sus 16 años como canciller a finales de 2021. También habrá un audiolibro. Además, está planeanda una gira por las principales ciudades europeas.Presentación del libro con Obama en WashingtonEn los extractos del libro publicados hasta ahora, Merkel aborda también cuestiones políticas actuales y controvertidas. Su experiencia con Donald Trump durante su primer gobierno (2017-2021), el predominio masculino en la política alemana, la controvertida acogida de refugiados y, en detalle, su política hacia Rusia y Ucrania y su opinión sobre el presidente ruso, Vladimir Putin. Muchos berlineses la ven ahora con ojos críticos.El periodista Ralph Bollman, quien escribió hace tiempo una biografía sobre la excanciller, destaca la acogida internacional de la política y recuerda el primer mandato de Trump durante los años de Merkel: "En aquel momento, ella era muy aclamada en EE.UU. como oponente liberal-demócrata. Eso seguramente le ayudará ahora en su marketing". El 2 de diciembre, Merkel estará en Washington y presentará su libro junto al expresidente Barack Obama.💬 Síganos en nuestro canal de WhatsApp aquíPolítica hacia RusiaBollmann considera un "error de juicio" que haya gente que piense que Merkel está ahora "por los suelos" en Alemania debido a su política hacia Rusia en el pasado. Todavía tiene "muchos seguidores en el país” y el libro se venderá bien. Para él, la "renuncia a reformar la política interna” es más problemática que las decisiones de política exterior de Merkel. Cita como ejemplo su renuncia a impulsar cuestiones difíciles como la reforma de la Bundeswehr.Especulación sobre ganancias millonariasComo suele ocurrir con este tipo de proyectos de libros, no se sabe cuánto ganará Merkel. Según la editorial de Colonia Kiepenheuer&Witsch, que publica el libro, la tirada inicial en Alemania es de 400.000 ejemplares. El diario Kölner Stadt-Anzeiger, sin citar fuentes, habla de un "anticipo exorbitante", "una cifra millonaria de dos dígitos", lo que supone "una cantidad extraordinaria de dinero para el mercado del libro alemán". Y el diario berlinés Tagesspiegel mencionó la suma de doce millones de euros.En una entrevista con Der Spiegel, en la que se refirieron a ella como futura "multimillonaria" y destacaron la sólida base financiera del expresidente estadounidense Barack Obama, Merkel dijo: "No podré crear algo tan grande como Obama, pero veamos". Su propia fundación tendría la ventaja de no depender del aparato de la CDU, ni ahora ni en el futuro.Memorias de la RDAEntre los cientos de autores que la editorial Kiepenheuer&Witsch, tradicionalmente liberal de izquierda, incluye en su página web, sólo hay cuatro figuras de relevancia política nacional: el excanciller del SPD Helmut Schmidt, los políticos de Los Verdes Daniel Cohn-Bendit y Joschka Fischer, y el actual ministro de Economía, Robert Habeck. A veces la decisión de elegir editorial también puede tener algo de compromiso.También el escoger el lugar de la presentación de la autobiografía, el Deutsches Theater. Durante la RDA, Merkel vivía a sólo un minuto a pie, en la Marienstraße, cerca del entonces muro que separaba al país. Merkel y su marido, Joachim Sauer, son visitantes habituales. Los pasajes de la autobiografía que publicó el diario Die Zeit contienen recuerdos de cuando era niña y adolescente e iba al teatro en Berlín con sus padres "una vez al año". Ella "siempre recordaría” esas visitas. Y ahora Angel Merkel es la estrella del escenario por una noche.🔴 No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
Este libro, junto a Las Primas, de Aurora Venturini; Si no fueras tan niña, de Sol Fantin; y Las Aventuras de la China Iron, de Gabriela Cabezón Cámara, está en la mira del Gobierno argentino después de que la vicepresidenta, Victoria Villarruel, compartiera fragmentos de la obra y criticara al gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof (peronista), por incluirlo como material didáctico en las escuelas de secundaria.“Los bonaerenses no merecen la degradación e inmoralidad que Kicillof les ofrece. Existen límites que nunca deben pasarse ¡Dejen de sexualizar a nuestros chicos, saquen de las aulas a los que promueven estas agendas nefastas y respeten la inocencia de los niños! ¡Con los chicos no!”, escribió en la red X Villarruel hace algunas semanas.Desde entonces no ha hecho más que crecer la polémica, que se ha traducido en el apoyo de múltiples escritoras y escritores a la autora argentina, tanto dentro como fuera del país.Cometierra forma parte de la colección Identidades Bonaerenses, presentada en 2023 por la Dirección General de Cultura y Educación de la provincia de Buenos Aires en las escuelas secundarias y de adultos.Según la iniciativa del Gobierno provincial, el libro de Reyes no forma parte de la colección destinada a la Educación Sexual Integral (ESI) en los colegios, sino que se enmarca en otra categoría referida a conocer las vidas de las personas que habitan el Área Metropolitana de Buenos Aires.💬 Síganos en nuestro canal de WhatsApp aquíAsimismo es definida, desde el programa oficial educativo, como una obra literaria “que trabaja la violencia de género, el terror y la ausencia” y que “requiere de acompañamiento docente”.Cometierra, que tiene como eje el feminicidio, fue publicado en 2019, traducido a 15 idiomas y elegido por New York Times como uno de los cien libros notables de ese año.“Es un intento de disciplinar a los docentes por medio del terror (...), es atacar la ESI, la presencia de bibliotecas en la escuela pública. Es atacar la ficción en las escuelas”, afirmó Reyes en la feria del libro de Chivilcoy, en la provincia de Buenos Aires.En medio de esta polémica, las acciones judiciales han comenzado.“Es inaceptable que se esté distribuyendo en instituciones educativas libros o novelas que relaten hechos de índole sexual explícito a menores de edad (...), queriendo despertar deseos sexuales en niños que aún no poseen la madurez adecuada", se lee en una denuncia presentada por la Fundación Natalio Morelli contra el director de Cultura y Educación del Gobierno bonaerense, Alberto Sileoni.Mientras tanto, muchas librerías muestran de forma destacada en sus estanterías las obras que molestan al Gobierno ultraderechista de Milei y Villarruel.🔴 No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
La autora "falleció en paz en su domicilio ayer (domingo, 24 de noviembre) tras padecer una corta enfermedad, y estuvo rodeada de sus seres queridos hasta el final", indica hoy un comunicado.Su novela, "A Woman of Substance", publicada en 1979, vendió 30 millones de copias y marcó el comienzo de siete secuelas y una adaptación para la televisión, que continúa siendo el programa más visto en la historia del canal Channel 4.La editora de la autora de obras como "Ravenscar", "Cavendon" y la serie de "House of Falconer" recordó cómo Taylor Bradford "dominando las listas de los más vendidos, hizo algo nuevo con sus novelas épicas que se expandieron a lo largo de generaciones, novelas que no eran romances y personificó la mujer de sustancia que creó, particularmente con su ética laboral despiadada".💬 Síganos en nuestro canal de WhatsApp aquíLa novelista "tenía curiosidad perenne, le interesaba todo el mundo y tenía una motivación extraordinaria", recordó Drew, que subrayó que además fue "una inspiración para millones de lectores e incontables novelistas".Por su parte, el jefe de la editorial HarperCollins, Charlie Redmayne, destacó también que Taylor Bradford fue "una escritora verdaderamente excepcional cuyo primer libro, el 'bestseller' internacional 'A women of substance', cambió las vidas de muchísimas personas que lo leyeron y continúa haciéndolo hoy".🔴 No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
1Mi madre me llamó Penélope. Le fascinaba el personaje de la ingeniosa esposa de Ulises tejiendo de día para destejer de noche y así engañar a sus pretendientes. Yo prefería al marido navegante. Me carga la idea de tejer y esperar eternamente, pero por esperar me quedé atrapada en Madrid. Fui de las últimas que entró antes de que cerraran el aeropuerto en marzo cuando se decretó el confinamiento por la pandemia. Había llegado de Nicaragua para ocuparme de los asuntos de mi madre muerta. Ella había fallecido en diciembre. En mi familia diciembre era el mes de morirse. Mi abuela, mi padre, una tía y un tío murieron en esas fechas. Meticulosos hasta en eso de llegar al último mes del año para declarar la vida por terminada. No quise quedarme entonces. Me llevé las cenizas de mi madre para dejarlas en nuestro país y postergué mi regreso a España. Dejé que pasaran enero y febrero. Me dije que en marzo el clima sería más benigno y en abril llegaría la primavera. Por ser hija única a mí sola me correspondían los bienes de mi madre: la casa y su contenido, sus cuentas, la utilería del teatro de su vida que, de seguro, habría dejado dispersa y en desorden por esa su filosofía de vivir el presente que era cómoda para ella, pero un rollo para los demás. No había apuro, me dije. Poco podía imaginar que llegaría la pandemia y mi vida quedaría atrapada como el barco de Shackleton, mi explorador favorito, atorado en el hielo de la Antártida. No era una mala metáfora. La pandemia llegó como la Edad del Hielo. Había que permanecer refugiado de ese mordisco invisible de la muerte asediando en el aire y, peor aún, en el hálito del prójimo. Me costó aceptar mi mala suerte. Me había imaginado deambulando por Madrid, recorriendo el barrio de las Letras, Chueca, las librerías, el Retiro; en vez de eso me tocaba el confinamiento y esa época tipo distopía del fin del mundo. No podría vender la casa de mi madre en medio de la pandemia, pero al menos tenía un lugar donde quedarme, un coche también, cafetera, cocina, cama, almohadas. Y mi computadora: los zooms, los chats, las series. El siglo xxi había aniquilado la soledad a golpe de teclas. Uno tenía compañía hasta la saciedad, compañía y chismes y los reels de Instagram que no sabía cómo controlar para que me dejaran de mostrar las vidas de las celebridades y sus parejas perfectas. Un asco todos los perfectos. Yo era tan flaca que, como decía un amigo, era de frente, filo, y de filo, nada. Me consolaba ver a Joyce Carol Oates. Ella era de mi equipo, del equipo de los endebles, raquíticos seres esqueléticos que, sin embargo, tenían mucho que decir o que escribir. A fin de cuentas, mi IQ era alto y aunque era flaca mi cara era de mejor ver que la de Joyce Carol Oates, con perdón de ella, que me cae muy bien, y que es una gran escritora, no hay duda. Me había dejado dos mechones de canas a lo Susan Sontag en mi pelo corto, oscuro y liso. Las gafas de marco negro, ancho y redondo, mi cara un poco larga, nariz y boca sin importancia me hacían una flaca con estilo.Como editora de una editorial mediana, podía seguir haciendo mi trabajo a distancia. Por otro lado, vaciar de cosas personales un caserón cerca de la sierra, abandonado por la inesperada y definitiva partida de una dueña que gustaba de guardarlo todo, me mantendría ocupada la soledad. Así lo pensé al principio. No imaginé viajar al vientre de mi madre y descubrir cuánto más había allí que yo desconocía. No imaginé lo que sería sumergirme en las cuevas cuidadosamente selladas de una existencia interrumpida de súbito. No llegué preparada para un encierro donde los recuerdos se dejaran ver y el pasado se levantara por las noches haciéndome oír sus susurros.2Mi madre fue guerrillera en los años setenta, en la Revolución Sandinista, la última que triunfó en Latinoamérica. De joven tomó las armas y vivió en pocos años varias vidas. Cuando contaba sus recuerdos parecía que quien hablaba era un personaje centenario. Había sido una mujer de huesos grandes, alta, de brazos musculosos y piernas de corredora, con una energía incesante. Su rostro era imperfecto. Heredé sus ojos grandes y oscuros y sus pómulos altos, pero no las cejas tupidas, ni la nariz respingona, ni la boca ancha y carnosa, de labios delineados. A ella ese rasgo y una gestualidad desenfadada le conferían un aire sensual dentro de un cuerpo de atleta. Paradójicamente, su familia ostentaba una larga trayectoria al servicio de la dinastía de los Somoza, que gobernó Nicaragua de 1936 a 1979 y a cuyo último ejemplar, Anastasio Somoza, ella combatió. Su abuelo era famoso porque manejó las confiscaciones a los alemanes cuando el fundador de la dinastía declaró la guerra a los países del Eje, entre ellos Alemania, el 7 de diciembre de 1941. El dictador se adelantó veinticuatro horas a la declaración de guerra de Estados Unidos luego del ataque japonés a Pearl Harbor. Semejante premura bélica fue un ardid para apropiarse de las tierras cedidas en 1852 a familias alemanas que iniciaron el cultivo del café. Las haciendas de los alemanes eran modelos de productividad. Mi bisabuelo fue el encargado de expropiarlas. Dos de ellas fueron el pago a su perruna fidelidad. Eran unas propiedades muy grandes, en las zonas altas del país, atravesadas por ríos, con hondas quebradas pobladas de árboles centenarios que daban sombra al café. Contaban con casashaciendas de muros anchos, hermosas. Él las administró muy bien. Fueron la base para acumular una cuantiosa fortuna. Con el dinero llegaron otras inversiones y amigos potentados. «Era a mí a quien mandaba a atenderlos —me decía mi madre—. Yo era adolescente, pero él me usaba de señuelo, me exponía.» Se reía con su humor sarcástico. Entre ellos podría encontrar marido, bromeaba. «Tu abuelo era un asco —me decía con una dolida expresión de desprecio—. Tu abuela no se atrevía a enfrentarlo. Como pasaban mucho tiempo en sus haciendas en el campo, yo me quedaba durante la semana en la ciudad en casa de Marisa, mi mejor amiga. Su padre dirigía una estación de radio importante.💬 Síganos en nuestro canal de WhatsApp aquíA esa casa llegaban poetas, cantantes y un profesor de historia erudito con un don excepcional para contar episodios nacionales con la verbosidad de un cuentacuentos. Eran opositores a la dictadura. Me trataban con cierto recelo. Empecé a relatarles lo que sabía de los negocios de Somoza. Me escuchaban con atención. Yo quería estar de su parte. Hacerles ver que era diferente a mi familia. Un día un grupo de universitarios se tomaron la radio del papá de Marisa. El ejército la rodeó. Él salió con los brazos en alto y pidió que no mataran a los muchachos, que se los llevaran, pero que no los mataran. Se metió el obispo a negociar y al final se los llevaron presos. Uno de los muchachos parecía el jefe, se llamaba Ajax. Al día siguiente se llevaron al papá de Marisa. Como a las dos semanas la Seguridad del Estado urdió el cuento del intento de fuga de Ajax. Lo mataron. La gente sabía que hacían eso. “Le aplicaron la Ley de Fuga”, decían. Recuerdo la foto en el periódico: la mamá con el cuerpo ensangrentado en los brazos porque la llevaron al patio de la prisión para que viera el cadáver. A los meses mataron al papá de Marisa porque su radio denunció el crimen. Apareció tirado en un camino, el cuerpo lleno de señas de tortura. Me radicalicé. Marisa y yo nos metimos en la resistencia contra Somoza. Después del bachillerato, Marisa se fue a estudiar al exterior. Yo decidí irme clandestina. Robé plata y armas de la hacienda y ése fue mi pasaje a la guerrilla. No volví más a mi casa.»Yo la oía. Imaginaba lo que sería enemistarse con el propio apellido. Crecí oyéndola negar a su familia. No hubo para mí ni abuelos ni tíos ni primos. En el colegio un profesor joven, recién ungido revolucionario, un poco sádico en su fanatismo, fue quien se dio a la tarea de ilustrarme sobre la calaña servil de mi parentela. Afirmaba que quien había sido encargado de exhumar el cadáver del fundador de la dinastía, que el hijo se llevó en una maleta en el vuelo que lo sacó del país cuando huyó al saberse derrocado, había sido nada menos que mi abuelo, que también lo acompañó en su huida.—Es verdad —me dijo ella, sonriendo con ironía—. Ahora decile que te cuente qué fue lo que hizo tu madre.Al profe se le subió el color cuando se lo pregunté.—Te dije lo de tu abuelo para que aprecies de cuánto se despojó tu madre para llegar a ser Comandante Guerrillera —uno de los títulos honoríficos de la Revolución Sandinista—. Ella liberó la segunda ciudad más importante del país con un Estado Mayor compuesto casi en su totalidad por mujeres. Cuentan que ella sola, desde la torre del comando a la que logró subir subrepticiamente, eliminó, con su puntería de francotiradora, a los guardias que impedían la toma del último reducto somocista de León.—Eso es lo que vale —le dije, orgullosa—. Cuando mi mamá le da la espalda a algo, no vuelve la vista atrás.Mientras vivió, amé y temí a mi madre. Mi amor de niña fue incondicional, lleno de admiración. Ya de adolescente empecé a resentir su devoción revolucionaria y sus incursiones por mi identidad. Pienso que temía que mis genes me traicionaran. Sentía que quería envolverme como hiedra, o comerme como planta carnívora. A mi padre lo habían matado en la lucha contra la dictadura somocista. No lo conocí, pero tuve varios padres, los amantes de ella que, en general, eran mimosos conmigo. Cuando llegaba a quererlos me daba por vigilar los ánimos de mi madre. Conocía perfectamente las señales de cuando se cansaba de ellos. Allí empezaba mi sufrimiento o mi labor de zapa a sus intenciones, remarcando lo bien que lo pasaba con X o Y, lo que aprendía con él. Me escuchaba y sé que retrasó más de una vez el final del juego por mí.Ella cambió después de la revolución. El sandinismo estuvo en el poder de 1979 a 1990. En esos once años tuvo que vérselas con una guerra contrarrevolucionaria. Estados Unidos temía otra Cuba en el continente y armó a los descontentos que se oponían a los cambios. Impuso, además, un embargo comercial. Hubo muchas muertes, escasez: faltaban el pan, la luz eléctrica, el papel higiénico; sobraba la arrogancia juvenil de los guerrilleros.Aun en medio de las dificultades, los sandinistas pensaron que ganarían en las elecciones de 1990. No fue así. La noche de la derrota electoral, el 25 de febrero de 1990, cuando el conteo de votos dio la victoria a Violeta Chamorro, candidata de la oposición, fue, para mi madre y sus compañeros, como el terremoto que destruyó Managua, la capital, en 1972. El edificio que contenía sus sueños y sus proyectos de vida, ese que siempre estaba en construcción, y que a ella le ocupaba más tiempo del que disponía, cayó estrepitosamente. Fueron días de duelo. Los amigos llegaban, lloraban sacudidos por la incredulidad. Parecía que se les acababa el mundo. Yo era una chavala de quince años. Había crecido dentro de la revolución, como en un escenario magnífico. Era la mascota del grupo. Me llevaban a las manifestaciones multitudinarias. Me compraban helados o refrescos. Desde mi infancia los había visto actuar como profetas. Se juntaban en mi casa a tomar ron y a discutir cuestiones que yo apenas entendía, pero que me inspiraban la idea de que todos ellos eran como los héroes de los cómics desafiando y destruyendo monstruos. Mi corto entendimiento no lograba comprender que el pueblo hubiese votado por el fin de la revolución, que ya no quisiera más esa romántica época de júbilo en las plazas y gente que proponía acabar con la pobreza. Buscaba, en medio del lamento de los adultos, alguien que me explicara la derrota.Poco tiempo transcurrió antes de que la desilusión y el desconcierto echaran raíces entre los que habían sido compañeros. La camaradería dio paso a amargas discusiones. El tinglado que antes parecía sólido se agrietó. En su afán de salvarse de la debacle, Daniel Ortega se hizo todopoderoso. Lo que había sido un heroico movimiento guerrillero se transformó en un informe partido político. Menos mal que, en medio de la dispersión y de buscarse otra vida, mi madre se enamoró, a mediados de los noventa, de un arquitecto español. Ella había vivido en España de joven. Apenas hablaba de ese tiempo. Lo recordaba como el peor de su vida. Quería borrarlo de su memoria. En aquella época la revolución la salvó, solía decir. Bromeaba por lo irónico de que España la salvara de nuevo, esta vez del fracaso de la revolución. A mí me pareció mentira la facilidad con que se marchó de Nicaragua con su nuevo amor, como si se tratara de Sodoma y Gomorra y ella estuviera decidida a no cometer el error de la mujer de Lot de volver la vista atrás. Su decisión de marcharse, el resplandor del amor que la iluminó, la disposición de que yo me quedara viviendo con su amiga Sofía hasta terminar la universidad, hizo que yo cortara el resto de cordón umbilical. Dejé de llamarla mamá. Pasé a llamarla Valeria.🔴 No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
Vallejo (España, 1979) viajó al país andino para participar en Hay Festival Arequipa, pero también visitó Lima para dictar talleres de creación literaria y realizar encuentros con escolares, a los que transmite su pasión lectora apelando a la innata curiosidad humana."Todavía hay un frente de resistencia y además, un intento de sanar las sociedades a través de la palabra", dice.Desde que publicó 'El infinito en un junco', hace cinco años, uno de los últimos grandes fenómenos de la literatura española que ha vendido más de un millón de ejemplares, ha conocido a innumerables amantes de la lectura que abogan por llevar los libros a todos los rincones para curar las sociedades."He podido conocer a muchísimos promotores de lectura que hacen una labor extraordinaria llevando los libros a barrios y zonas de sus países que socialmente parecían excluidos de esa experiencia, y que incluso están tratando de sanar cicatrices sociales y personales de la violencia y de los conflictos históricos a través de los talleres de lectura y de escritura", dice.La zaragozana cree que los libros y la cultura siempre están amenazados, pero ha sido "profundamente esperanzador" encontrar que hay tanta gente involucrada, especialmente en Hispanoamérica."Me parece muy destacable porque creo que estamos viviendo una época muy confusa y conflictiva donde se van creando bandos, oposiciones permanentes e incomprensiones", añade.Y, sin embargo, las democracias necesitan un diálogo sano, necesitan el uso de la palabra para forjar acuerdos", considera.💬 Síganos en nuestro canal de WhatsApp aquíCausa perdidaLos libros la rodean desde niña e incluso podría decirse que contribuyeron a que la escritora naciera. Vallejo muestra con cariño un ejemplar de 'Trilce', del poeta peruano que lleva su mismo apellido, y que su padre regaló a su madre cuando se estaban conociendo.Gracias al libro amarillento, prohibido en España durante la dictadura, la historia de amor entre ambos se fortaleció, según cuenta.Su amor por la lectura le llevó a escribir 'El Infinito en un junco', pero, mientras lo hacía, creía que abogaba por los libros y las humanidades en un mundo contemporáneo en el que parecía que estaban al borde del precipicio."Escribía este libro desde mi pasión lectora pero en un momento en el que había tanto pesimismo en la atmósfera y tanto convencimiento de que la lectura y los libros se terminaban, yo misma llegué a creérmelo y pensar, 'bueno, realmente soy una persona extravagante y formo parte de un mundo que está a punto de acabarse'", apunta.Pero, por el contrario, las cifras de ventas y sus miles de seguidores por todo el mundo demuestran lo contrario, Vallejo no está sola ante el cariño a los libros."Jamás de los jamases pensé que pudiera apelar a muchas otras personas. De hecho, creía que más que un libro, es una colección de causas perdidas", indica.Canto a la imaginaciónSu último libro, El inventor de viajes, es una adaptación ilustrada para niños del primer relato de ciencia ficción de la historia. Está basado en 'Historias verdaderas', de Luciano de Samósata, escrito en el siglo II, y es la primera vez que la literatura incluyó un viaje espacial.Sus milenarias páginas son los antecedentes de Julio Verne o de 'Star Wars'."Me gusta de la ciencia ficción es que aquello que parecía imposible, que parecía un sueño cuando se escribió por primera vez, luego se puede convertir en realidad. El ser humano ha llegado a la Luna, pero las cosas hay que soñarlas primero para que se hagan realidad", dice."Esta historia es un canto a la fantasía, una reivindicación a la capacidad de soñar y creo que en esta época es importante recordárselo a los niños, que tienen entretenimientos muy pasivos que simplemente con una pantalla reciben imágenes perfectamente elaboradas", advierte.Dice que el ser humano no puede perder "ese mecanismo tan liberador que es la imaginación que es además nuestra principal defensa contra la rutina, el aburrimiento y la tristeza".Igualmente, señala que otro mecanismo profundamente humano es el amor por escuchar una historia, que paradójicamente es un pacto entre el lector y escritor sobre la mentira que va a contarle."La ficción es una mentira muy especial, no es para engañar es una mentira para jugar divertirse. Ciertas verdades se alcanzan sólo a través de las ficciones, hay ciertas cosas de nuestra vida, miradas, emociones ocultas o silenciosa que se liberan gracias a esa mentira que son las ficciones", concluye.🔴 No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
Bonnett (Almafi, 1951) recoge este martes en Madrid el máximo galardón de la poesía en lengua española, que se concede a su antología La oscura disonancia, y le entregará la reina Sofía de España, madre de Felipe VI.Son más de 200 poemas, algunos inéditos e incluso manuscritos, con mucha denuncia social en un primer momento, para dar paso a otra etapa marcada por la enfermedad y suicidio de su hijo Daniel, en 2011, con solo 28 años.Y es, precisamente, el óleo Lápiz, 2001 de su hijo el que ilustra la portada de una antología de poemas que son capaces de "mirar y compadecer" como le enseñaron sus padres: "Vivo en un país violento con mucha desdicha, y no se puede existir sin una mediana de sensibilidad, sin sentir el dolor ajeno".Una poesía de "cicatrices"La antología, presentada este martes por Patrimonio Nacional (organismo público responsable de los bienes de titularidad del Estado que proceden del legado de la Corona española), y la Universidad de Salamanca (España), que edita el texto, deja ver su evolución como poeta, una creación en progreso donde, dice la escritora, se ven sus "cicatrices".💬 Síganos en nuestro canal de WhatsApp aquíBonnett reconoce que seleccionar una antología fue una tarea "muy difícil" porque se tuvo que poner en conexión con sus propios poemas, "como si no los conociera para hacer, de verdad, una selección representativa" de lo mejor que ha hecho, y eso implica "una mirada crítica".Y recibir este premio es una "satisfacción enorme", ya que supone el aval de los lectores y de gente respetable y competente: "Es un momento especialmente importante en mi vida", confiesa.Sin embargo reconoce sentir ambivalencia y preguntarse, en el fondo, si acaso el premio no le correspondería a otros poetas, "enormes voces que se merecían este reconocimiento".En la presentación de la antología, en el Palacio Real de Madrid, Bonnett explica que va entrando en una edad en la que va haciendo balance de vida, y la mejor representación está en su último libro, La mujer incierta, de la editorial Alfaguara, donde muestra lo mucho que le costó creer en su talento.En la presentación, Patrimonio Nacional y la Universidad de Salamanca han valorado la capacidad de Bonnett para acercarse "a la parte oscura" y a la denuncia social con "extraordinaria sensibilidad" y una poética "valiente".Bonnett leyó ante el auditorio un manuscrito dedicado a su hijo que le produce especial emoción: "Te he visto vacilar al borde, antes de dar el salto. Y me he quedado quieta, en mi silla blanca esperando que emerjas de la aguas".La poetisa premiada es licenciada en Filosofía y Letras por la Universidad de los Andes, con una maestría en Teoría del Arte por la Universidad de Colombia, con nueve libros de poemas publicados y varias antologías.🔴 No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
La historia de una trabajadora sexual turca cuya actividad se desarrolla en Estambul narrada en la exitosa novela de Shafak será adaptada al cine por la productora madrileña ISB Films y la turca Limon Film, asegura el medio especializado estadounidense.Shafak, considerada la autora más leída y, al mismo tiempo, la más influyente de Turquía, es conocida por su vasto trabajo que abarca más de una decena de novelas que han sido traducidas a 50 idiomas.Sus obras abordan, en muchas ocasiones, temas relacionados con los derechos humanos, como la libertad de expresión e identidad. Mis últimos 10 minutos y 38 segundos en este mundo extraño es la primera de sus novelas que se adapta al cine, señala Variety.Hace más de una década, la escritora, muy crítica con el Gobierno islamista de Recep Tayib Erdogan, se mudó de Turquía al Reino Unido después de que su libro El bastardo de Estambul, que trata sobre los asesinatos de armenios durante los últimos años del Imperio otomano, la llevara a ser juzgada por “insultar la identidad turca”, de lo que finalmente fue absuelta, recuerda el medio estadounidense.💬 Síganos en nuestro canal de WhatsApp aquíShafak -nacida en Estrasburgo (Francia) en 1971, de padres turcos- llegó a acusar a Erdogan (del partido AKP, de islamistas moderados) de ser el político más divisor en la historia política de la nación.La novela que ahora se lleva a la gran pantalla narra la historia de Leila o “Tequila Leila”, como la conocen como trabajadora sexual en Estambul.En la novela Leila es asesinada, pero su cerebro aún continúa activo durante unos ocho minutos en los que recuerda los principales episodios de su vida.🔴 No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.