Pedro Calderón de la Barca nació el 17 de enero de 1601 y falleció un 25 de mayo de 1681 en Madrid. Hoy es considerado una de las figuras más destacadas de la literatura del Siglo de Oro español.
La vida es sueño
Sueña el rey que es rey, y vive
con este engaño mandando, disponiendo y gobernando;
y este aplauso, que recibe
prestado, en el viento escribe y en cenizas le convierte
la muerte, ¡desdicha fuerte!¿Qué hay quien intente reinar,
viendo que ha de despertaren el sueño de la muerte?
Sueña el rico en su riqueza,
que más cuidados le ofrece;
sueña el pobre que padece
su miseria y su pobreza;
sueña el que a medrar empieza,
sueña el que afana y pretende,
sueña el que agravia y ofende y en el mundo, en conclusión,
todos sueñan lo que son,
aunque ninguno lo entiende.
Yo sueño que estoy aquí
de estas prisiones cargado,
y soñé que en otro estado
más lisonjero me vi. ¿Qué es la vida? Un frenesí. ¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción y el mayor bien es pequeño: que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son.
A las estrellas
Esos rasgos de luz, esas centellas
que cobran con amagos superiores
alimentos del sol en resplandores,
aquello viven, si se duelen de ellas.
Flores nocturnas son; aunque tan bellas,
efímeras padecen sus ardores;
pues si un día es el siglo de las flores,
una noche es la edad de las estrellas.
De esa, pues, primavera fugitiva,
ya nuestro mal, ya nuestro bien se infiere;
registro es nuestro, o muera el sol o viva.
¿Qué duración habrá que el hombre espere,
o qué mudanza habrá que no reciba
de astro que cada noche nace y muere?
A las flores
Éstas que fueron pompa y alegría
despertando al albor de la mañana,
a la tarde serán lástima vana
durmiendo en brazos de la noche fría.
Este matiz que al cielo desafía, Iris listado de oro, nieve y grana,
será escarmiento de la vida humana:¡tanto se emprende en término de un día!
A florecer las rosas madrugaron,
y para envejecerse florecieron: cuna y sepulcro en un botón hallaron.
Tales los hombres sus fortunas vieron: en un día nacieron y espiraron;
que pasados los siglos, horas fueron.
Éstas que fueron pompas y alegría
Éstas que fueron pompas y alegría,
despertando al albor de la mañana,
a la tarde serán lástima vana,
durmiendo en brazos de la noche fría.
Este matiz que al cielo desafía,
iris listado de oro, nieve y grana,
será escarmiento de la vida humana: ¡tanto se emprende en término de un día!
A florecer las rosas madrugaron
y para envejecerse florecieron;
cuna y sepulcro en un botón hallaron.
Tales los hombres sus fortunas vieron: en un día nacieron y expiraron;
que, pasados los siglos, horas fueron.
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Viendo estoy mis imperios dilatados
Viendo estoy mis imperios dilatados,
mi majestad mi gloria, mi grandeza,
en cuya variedad naturaleza
perfeccionó de espacios sus cuidados.
Alcázares poseo levantados,
mi vasalla ha nacido la belleza.
La humildad de unos, de otros la riqueza,
triunfo son al arbitrio de los hados.
Para regir tan desigual, tan fuerte
monstruo de muchos cuellos, me concedan
los cielos atenciones más felices.
Ciencia me den con que a regir acierte,
que es imposible que domarse puedan
con un yugo no más tantas cervices.