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Cinco poemas de escritores sudafricanos

A propósito de la declaración de Sudáfrica acerca del genocidio en Gaza traemos algunos poemas de escritores sudafricanos que han convertido las palabras en escudo contra la violencia.

Sudáfrica
Sudáfrica condenó los ataques de Israel a Palestina como un genocidio en la Corte Internacional de Justicia de La Haya.
IA.

"Diálogo con el sol", de Zachariah Rapola

las lágrimas que derramo vienen
menos saturadas de trazas de cloruro
entre mis poros escapan del sudor
rinden homenaje a la vejez
nacemos cuando queremos
y barajamos las sombras circundantes
para perfeccionar nuestro diálogo con el sol
el ciclo de la vida es tedioso
el amanecer y el atardecer
son sílabas monótonas.

"En el nombre de Amandla", de Vonani Bila

En el nombre de Amandla
dime qué ha cambiado en este pueblo
no hay víveres en la cocina
niños desnudos con grietas en los labios no pueden ir a la escuela
algún otro niño hambriento fue arrollado por el coche de un hombre rico
el niño nos ha dejado, el hombre rico contribuyó con un ataúd barato
todo el mundo pensó que se pudriría en la cárcel.

Es invierno, la escuela no tiene bancas, libros, ventanas
nuestros líderes mandan a sus hijos a escuelas privadas
pregúntales a ellos.

En el nombre de Amandla
dime qué ha cambiado en este pueblo
ese grifo está seco
carraspea aire caliente
la bomba está muerta
la abuelita no tiene efectivo para comprar diésel
camina distancias para acarrear agua sucia
del estanque inmóvil,
de la presa envenenada
donde la gente comparte el agua con los animales
la abuelita lava con una jícara roja rajada
ella compra agua y empuja una carretilla
Ella es grande, ¡70!
su cabaña colapsó durante los días de la inundación
ella sobrevivió porque estaba ocupada recolectando leña en el monte
ella espero por su pensión a los 60 años de edad
ella hace una fila empujando y arrastrando los pies
alguien de su edad colapsa bajo el asfixiante sol
ella cierra sus ojos, aspira rapé, estornuda,
escurren lágrimas en sus mejillas
ella consigue su pensión, es un cheque.

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En el nombre de Amandla
dime qué ha cambiado en este pueblo
Magogo toma un taxi al centro
los jóvenes no quieren sentarse junto a ella
dicen que huele a orines
ella compra una lata de parafina, una cobija y un pollo
ella compra harina de maíz a cuenta
sus hijas, ahora madres, quieren su parte
el gobierno da $110 por hijo
abuelita paga a la sociedad funeraria cada mes
ella no quiere ser enterrada en una sábana
la gente no querrá venir al funeral sin una vaca en sacrificio
ella habla sola, predice la muerte en cualquier momento a partir de ahora
ella es llamada cheque por sus propias hijas
sus esposos están desempleados
ellos tejen y venden cestas, fuman BB y toman mqombhoti
ellos esperan llegar a 65 para acariciar las monedas
Magogo se lava con una jícara roja rajada
ella quiere darse un baño antes de morir
ella llama a Mandela Mondela
ella sólo vota por la ANC
¿Por qué?

En el nombre de Amandla
dime qué ha cambiado en este pueblo
estamos en problemas
nuestra electricidad es débil
se apaga todo cuando usas una parrilla
se detiene cuando llueve
se va volando con el viento
Viene el invierno —el municipio la cortará
Pobre hombre negro con atrasos
de regreso a mbhawula y malahla
Megogo tiene frío
duerme junto al fuego quemándole los pies
el brasero emite gas,
ella toserá coágulos de sangre
el empleado de salud en la clínica
le dará paracetamol

En el santo nombre de Amandla
dime qué ha cambiado en este pueblo
nuestra casa del RDP filtra cuando llueve
no podemos adecuarnos, es un excusado
los vemos y los escuchamos haciendo el amor
en un cuarto dividido por una cortina
no puede haber ningún secreto
nosotros dormimos en la cocina
nos levantamos temprano como elefantes
Verwoerd, mi enemigo, construye casas mucho más grandes
Trevor Manuel no puede para de comprar submarinos Corvett’s y Jets de combate
nuestros impuestos pueden hacer algo mejor
la guerra está por venir
nos han dicho.

"Tierra adentro", de Koleka Putuma

Lleva fuerza el luto,
desmoronarse,
cosas que gotean, gente
que jamás volverá a ti.
Y aun así,
nos enseñan
que el luto es lo opuesto de la fuerza.
Cuántxs de nosotrxs hemos visto llorar a nuestras madres
ese tipo de llanto
que te deja
empapadx en las costuras,
ahogadx en agua salada,
rogando auxilio con los brazos.
El tipo
con el que regateas
para que te deje marchar
con vida.

"Silencios cultivados", de Pitika Ntuli

No me hables de silencios cultivados
De libros bancarios manchados de sangre
Y
De risas serviles que se trasforman
En gritos demenciales detrás de las barricadas del “hogar”
No me hables de sueños que desaparecen
De hojas que cantan y de pétalos que sonríen
Que se han transformado en los ecos de la memoria
En lugar de ello
¡Furia! Furia con todos tus pulmones
A todos aquellos que le roban a tus padres sus sueños y su dignidad
Que hablan tu lenguaje
¡para seducirte hacia la pobreza
Y el silencio!

"Líder recuerda", de Gcina Mhlophe

Recuerda, líder
el tiempo que pasaste
luchando por tu libertad
y la de tu pueblo
El tiempo que jugaste al escondite
con el opresor
hasta que al fin te atrapó
Te dejó entre cadenas y grilletes
Te arrojó a la cárcel
creyendo desde su corazón infecto
que nunca más
verías la luz del día

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Recuerda, líder
la fuerza con la que luchaste
Tu espíritu amante de la libertad
pateando duro y rehusándose a morir
Tu visión de un futuro mejor
que te daba energía y resistencia inconmensurables
en esa cruel cámara de torturas
mientras tu cuerpo yacía sobre el frío suelo de concreto
Tu espíritu huía por la ventana
e iba a mezclarse con otros espíritus
de luchadores por la libertad sin fin
en lo profundo de los bosques tropicales africanos
donde la humedad ecuatorial susurraba
aquel mensaje eterno que saben todos los libertadores;
‘No te rindas
No te rindas
Toma, lleva contigo
                        Amor
                        Respeto por ti mismo
                        Entrega
                        ¡Lucha por tu pueblo!’

No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.