"Es algo que está en el corazón de todo mi trabajo", ha reconocido en varias ocasiones esta escritora, una de las grandes de la literatura francesa, nacida en Lillebonne (Francia) en 1940 y a quien la cultura le permitió "saltar" del entorno obrero al burgués.
Porque la autora de "La mujer helada" ha mantenido a lo largo de su vida un sentimiento de traición, de ser una "tránsfuga" de la clase humilde en la que nació y así lo ha reflejado en sus libros, obras situadas en la Normandía en la que nació y creció en el seno de una familia obrera alejada de los placeres de las clases más burguesas.
Entre estos lados, para Ernaux la escritura y la política han sido su única forma de reconciliación: "Vivir entre dos aguas te impulsa a escribir. Solo hay que mirar a mí alrededor, está claro que es un ambiente burgués, pero no puedo reconocerme entre los que nacieron en esa clase", ha confesado la autora francesa, que empatizó en 2019 con las movilizaciones de los "chalecos amarillos".
Al igual que esta lucha, en su literatura refleja su feminismo comprometido, convencida de que sigue existiendo una "carga mental" sobre lo que ha sido el papel de la mujer tradicionalmente.
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Para Ernaux, la lucha del feminismo tiene que continuar: "Los hijos, la casa, la familia..., las mujeres aún llevamos en la cabeza un ordenador doméstico" mientras que son los hombres los que "llevan las riendas, el poder económico, lo que es la marcha del mundo", un reparto de papeles que es asumido en el mundo occidental, ha criticado en alguna ocasión.
La escritura para la nueva premio Nobel de Literatura está vinculada a la independencia total, empezando por la material, con su firme convicción de no deberle nada a nadie.
En su forma de escribir está lo justo pues, explica, nunca ha escrito "para que sea bonito o para hacer una frase bella: Lo que yo escojo es la frase justa", afirma esta escritora, que lleva más de 40 años diciendo que no se debe hablar de literatura de mujeres, al igual que no hay literatura de hombres.
A pesar de ello, recuerda cómo algunos de sus libros fueron recibidos con "condescendencia" como ocurrió con "La mujer helada", del que se dijo que era un "libro de mujeres", o con el "silencio total" que hubo alrededor de su obra "El acontecimiento", donde relató su aborto clandestino. Para leer: Abdulrazak Gurnah rechaza la condena de la escritora zimbabuense Tsitsi Dangarembga
Su literatura gira también en torno a la memoria, como demuestra en "Los años", una obra en la que a través de fotos y recuerdos dejados por los acontecimientos, las palabras y las cosas, Annie Ernaux describe el paso del tiempo, desde la posguerra hasta la actualidad, una forma de autobiografía impersonal y colectiva.
A menudo escritos en tercera persona, sus relatos autobiográficos son, como ella describe, "un análisis de la memoria".
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"Lo de decir que la memoria se equivoca es una creencia común. La memoria se basa en algo que ha tenido lugar, incluso si los detalles no lo son. Para mí utilizar la memoria es zambullirme en algo, mientras que imaginar es emerger. No me doy la libertad de inventar", indica.
Memoria que volcó recientemente en un documental montado con imágenes de archivo su vida familiar en la década de los 70.
De todo ello nació su rechazo a la ficción, que atribuye al hecho de que la novela es el género dominante y de posición indiscutible en el mundo literario, algo que le parece "la proyección en literatura de la dominación de las clases llamadas superiores", según explicó al recoger el Premio Formentor en 2019.
Y por eso, desde siempre, su literatura intenta sustituir "la ligereza de los términos de la comunicación que transmiten alegremente la dominación social y sexual por el peso de palabras lastradas de la vida real de la gente", algo que, para Annie Ernaux, significa otorgar implícitamente a la escritura un poder de intervención en el mundo. Recuerde conectarse con la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
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