En los pasillos del Museo Metropolitano de Arte de Nueva York, MET, se encuentran numerosas historias, unas más conocidas que otras y algunas más curiosas; grandes pinturas y esculturas y otras del tamaño de la palma de nuestra mano, como es el caso del autorretrato Belleza revelada .
A sus cuarenta años, la pintora estadounidense Sarah Goodridge pintó su retrato en miniatura más famoso, en este caso un autorretrato, de su pecho al descubierto rodeado por una tela blanca, ni su rostro ni su torso aparecen en la pieza de apenas 6.7 por 8 centímetros pintada con acuarelas sobre marfil.
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Además de ser una obra de arte, la pequeña pieza también representó una declaración de intenciones de la pintora de pretender al reconocido estadista, y para ese momento viudo, Daniel Webster, con quien los historiadores explican, quería contraer matrimonio.
Aunque tal unión nunca se llevó a cabo, pues el estadista contrajo matrimonio con otra mujer, la descendencia de Webster conservó el autorretrato hasta 1980 cuando lo vendieron a Gloria Manney, quien años más tarde, en el 2006, lo donó al MET .
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Para la época en que Goodridge terminó está pintura se encontraba en la cúspide de su arte, con la que inició desde muy niña. Era reconocida por su habilidad para pintar con mucho detalle retratos en miniatura de personajes influyentes en Estados Unidos, un formato que generaba cierta conexión y cercanía con quienes los poseían pues se veían en la necesidad de acercarse a la pintura para apreciar tales detalles.
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Se presume que Goodridge sostenía o sostuvo una relación con Webster al momento de enviarle Belleza revelada, pues años antes, en 1825, trabajó en un retrato del hombre y sostenían correspondencia. El retrato de Webster actualmente hace parte de la colección del Museo de Bellas Artes de Boston.
Lo que hoy llamaríamos una ‘nude’ fue una expresión artística transgresora para mediados del siglo XIX, donde la pintora estadounidense, pionera en este tipo de arte en formato miniatura, cargó de detalles sutiles su propia imagen. Unos pezones pequeños y una piel tersa son el foco principal de la pieza rodeada por la imagen de una tela suave, blanca y en movimiento, además un pequeño lunar también resalta sobre la piel de aquel cuerpo.
Lo sobresaliente en la técnica de Goodridge puede atribuirse a sus estudios en su vida adulta, cuando se mudó con su hermana Elizabeth, también pintora, a Boston donde aprendió del miniaturista Elkanah Tisdale; sin embargo, su talento tiene sus orígenes mucho antes.
Nacida el 5 de febrero de 1788 en Templeton, Massachusetts, empezó a pintar desde niña y, con los años, a desarrollar una carrera autodidacta, pues en aquel entonces la pintura, la formación y la educación no era de acceso para las mujeres, lo que solo sigue agregando valor al desarrollo de su arte.
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