Prohibida en Normandía es la última novela de la española Rosario Raro (1971), una historia basada en hechos reales, que se publica cuando se cumple el 80 aniversario del desembarco de las tropas aliadas en el norte de la Francia ocupada por los nazis, el Día D, el 6 de junio de 1944.
Gellhorn (San Luis, Estados Unidos, 1908 - Londres, 1998) había cubierto antes conflictos bélicos en España en 1937, Finlandia en 1939 o China en 1940, y siempre intentó escribir con una mirada puesta hacia la mujer y las consecuencias que las guerras tenían para ellas.
"Lo que ella nos ha legado de las guerras es la intrahistoria, las vidas anónimas que realmente son quienes sufren las consecuencias de los grandes acontecimientos bélicos", dice la autora, con cuya novela ha querido devolver a esta reportera el "primer plano que le fue escamoteado".
Porque Gellhorn escribía para la revista del Ministerio de Defensa estadounidense Barras y estrellas y también para Colliers Weekly, pero no le acreditaron para cubrir el desembarco "por un único motivo, que era mujer, ya que su profesionalidad estaba fuera de dudas", dice Raro en un encuentro con periodistas.
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A Gellhorn no se le dio la importancia que tuvo como corresponsal de guerra, asegura la autora: "Ella dijo literalmente que no quería ser una nota a pie de página de la vida de otra persona. Y se la define por ese parentesco, por ser 'una de las mujeres de Hemingway ', cuando eso solo fue un paréntesis de menos de cinco años en su biografía".
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En la novela se refleja cómo el propio Hemingway tampoco la apoyó especialmente en su empeño de cubrir el desembarco de Normandía; "llegó a decirle que él lo que quería era una mujer en la cama y no una periodista en el frente", recuerda Raro, quien asegura además que el Premio Nobel de Literatura no le perdonó que fuera la única mujer que le abandonó.
Tras cruzar el Atlántico en un carguero noruego, intentó de todas las formas posibles cubrir el desembarco como periodista y, al no conseguirlo, se hizo pasar por camillero. "Ella tuvo que enfrentarse a varios frentes simultáneos, no solo el de la guerra", relata Rosario Raro.
Gellhorn estaba empeñada en que su crónica fuera la primera que llegara a América y la dictó a través de un militar estadounidense por teléfono. Pero no la publicaron, como comprobó al volver a Estados Unidos, y cuando amenazó con denunciar a la revista, un par de meses después publicaron un texto mutilado que se titulaba Alguien dijo que estuvo allí ya.
"Fue tremendo, sin otorgarle ninguna credibilidad. Y mientras tanto, Hemingway había aparecido en portada rodeado de soldados y además declarando que él había dirigido parte de las maniobras en las playas de Normandía". A él le condecoraron y a Martha Gellhorn la condenaron por saltarse las normas.
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La novela recupera también uno de los episodios menos conocidos del desembarco que contribuyó a la victoria de los aliados, la operación Fortitude, que contó con los mejores actores de la época: se trataba de crear un ejército fantasma, una "gran superproducción" para desviar la atención del Ejército alemán hacia las costas de Calais en vez de Normandía.
La "indómita" reportera, que escribió varios libros, continuó su labor a lo largo de su larga vida e incluso con 81 años cubrió la invasión de Estados Unidos a Panamá; "siempre estaba donde sucedía la acción", resume Rosario Raro.
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