Florencia Grimaldi, la protagonista encarnada por la soprano Aylin Pérez es una gran diva que después de haber triunfado en los principales escenarios operísticos del mundo, se sube a principios del siglo XX en un barco a vapor rumbo a Manaos, sede de la legendaria ópera en el corazón de la Amazonía brasileña, en busca de su amor perdido, un cazador de mariposas desaparecido en la selva."Es maravillo tener un nuevo trabajo que la gente no conoce tan bien, aunque no es tan nuevo", dice a la AFP Mary Zimmerman, la directora de la propuesta del MET, que reconoce que a los amantes de la ópera les cuesta salir de lo conocido."Aman sus tradiciones: escuchar las melodías una y otra vez", dice. Es como visitar "a un viejo amigo", pero los amantes de la ópera "deberían hacer nuevos amigos", sostiene.La tercera ópera de Catán, encargada por la Gran Ópera de Houston en 1996, y de su libretista Marcela Fuentes-Berain, también mexicana, que estudió con el premio Nobel de Literatura Gabriel García Márquez, recuerda a la obra del escritor colombiano "El amor en los tiempos del cólera".Sin embargo, pese a ser una ópera relativamente nueva, tiene todo los elementos del romanticismo: es "melódica, exuberante, suena a Puccini. A veces es muy colorida", explica Zimmerman.También aborda un dilema eterno: elegir entre carrera profesional o amor. En el barco "El Dorado", entre una vegetación abundante, pirañas, bromelias, cocodrilos, aves y la frondosidad de la selva, viajan tres tipos de mujeres.Además de la diva que ha conseguido el éxito profesional en detrimento del amor, se encuentra Rosalba, una periodista que prepara una biografía de la estrella y que no quiere tampoco que el amor la desvíe de su camino, y una pareja hastiada uno del otro donde el desamor se hace presente. Pero una violenta tormenta tropical hace zozobrar el barco y con él los principios hasta entonces inamovibles de sus pasajeros.Latinos al escenarioLa producción de Zimmerman está repleta de latinos: desde Aylin Pérez, hija de inmigrantes mexicanos y una de las estrellas fulgurantes del MET, pasando por Gabriella Reyes, que encarna a Rosalba, hija de inmigrantes nicaragüenses, la mezzosoprano española Nancy Fabiola Herrera, el tenor guatemalteco Mario Chang o el escenógrafo Riccardo Hernández, nacido en La Habana y criado en Buenos Aires."Lo bueno es que todos sienten el calorcito de lo latino", dice Reyes, que eligió un aria de Florencia para el examen de graduación en la escuela del MET para jóvenes talentos. "¡La orquesta tuvo que encargar las partituras porque no las tenían!", dice divertida.Pero "es por esa aria, por esta obra, que tengo mi carrera", asegura a la AFP. Y aunque es la segunda vez que interpreta a Rosalba, poder hacerlo por primera vez en el MET, seis años después de su graduación, "es un sueño realizado"."Cantar con latinos y en español me sale del alma de una manera diferente que cuando canto en italiano", confiesa.Esta es la tercera obra en español que resuena en el templo de la ópera neoyorquino, después de "Goyescas", del compositor español Enrique Granados, en 1916, y "La vida breve", de Manuel de Falla, presentada diez años después."El mundo en que vivimos"La ópera de Catán es una de las nuevas apuestas del MET de esta temporada para ampliar audiencias. En octubre, inauguró la temporada "Dead Man Walking", una adaptación del libro de la monja Hellen Prejean sobre su relación con un preso en el corredor de la muerte cuya ejecución por inyección letal presenció.La semana pasada estrenó "The Life and Times of Malcolm X", que narra la vida del activista por los derechos humanos de los negros, asesinado en 1965.Estas obras, dice el director del MET, Peter Gelb, "merecen estar junto a las piezas maestras de siglos pasados", sobre todo porque tienen "cosas urgentes y profundas que decirnos sobre el mundo en el que vivimos".
Compuesta por Händel para la temporada de ópera de 1726-1727 de la Royal Academy of Music, fue también un homenaje al recientemente coronado Jorge II y a la nación de la que Händel acababa de recibir la ciudadanía.La versión que presentamos en Canto y Música Coral fue la primera grabación realizada de esta obra por el sello discográfico Decca – The Ópera Company, que tuvo como protagonistas a: Sara Mingardo en el rol de Riccardo I, rey de Inglaterra, Sandrine Piau, como Constanza, hija del rey de Navarra, Olivier Lallouette, interpreta a Berardo primo de Constanza, Roberto Scaltriti, en el papel de Isacio gobernador de Chipre, Claire Brua, como Pulcheria hija de Isacio, Pascal Bertin en el rol de Oronte príncipe de Siria y la Orquesta barroca 'Les Talens Lyriques', bajo la dirección de Christophe Rousset.La acción se desarrolla en la conquista de Chipre por Riccardo Corazón de León en 1191.La princesa Costanza ha sido traída a Chipre para casarse con Riccardo, rey de Inglaterra, a quien nunca conoció. En la costa de Limassol, ve sus barcos naufragar en una violenta tormenta. Ella amenaza con suicidarse, temiendo que Riccardo se haya ahogado, pero Berardo, su primo y tutor, la detiene. Isacio, el tiránico gobernador de Chipre, junto con su hija Pulqueria y su amante Oronte, príncipe de Siria, encuentran a Costanza y Berardo, quienes se hacen pasar por sirvientes de Costanza y dicen llamarse Doride y Narsete, respectivamente.Riccardo llega a salvo a la costa y se entera de que Costanza está en el palacio del gobernador. Oronte corteja a Costanza, despertando los celos de Pulcheria. Isacio también le hace insinuaciones, pero ella lo rechaza. Riccardo se presenta ante Isacio disfrazado de su propio embajador, requiriendo a Constanza y advirtiendo de la presencia de tropas británicas en la isla. Isacio se da cuenta de que Doride es Costanza y se compromete a liberarla, para complacencia de Riccardo.Podrá escuchar esta obra completa el próximo domingo 12 de octubre en la nueva edición de Canto y música Coral a las 9:00 p.m. por la señal en vivo de la HJCK.
Se sabe que Vivaldi escribió cuatro oratorios: uno sobre temas del Papa Pío V en 1713, Moisés en 1714 en Juditha Triumphans en 1716 y La Adoración de los Magos en 1722. El segundo y el tercero con textos latinos y los otros dos con textos vernáculos. Aunque trabajaba en el Ospedale della Pietà (una de las cuatro instituciones residenciales venecianas en las que las niñas recibían instrucción musical experta) como profesor de violín desde 1703, con frecuencia sustituyó al maestro de coro Francesco Gasparini después de que este último se ausentara por enfermedad en 1713.Los libretos del oratorio -el de Juditha Trumpans es de un tal Giacomo Cassetti- vuelven a contar las historias bíblicas a su manera, eliminando y añadiendo detalles con algo de libertad.La historia de Judith de los apócrifos era un tema de oratorio popular, quizás porque los dos personajes centrales podían identificarse tan fácilmente con los tipos operísticos comunes: la propia Judith con la heroína virtuosa pero astuta, y Holofernes con el tirano fanfarrón domesticado por el poder del amor.En 1714 Venecia había entrado en su sexta guerra con los turcos. Al equiparar a Venecia con Judith y al poder turco con Holofernes, Cassetti convierte el oratorio en una oración por la victoria. La victoria, por desgracia, no iba a ser, porque, aunque el Tratado de Passarowitz de 1718 consolidó las posesiones venecianas en Dalmacia, reconoció la pérdida de prácticamente todo el Peloponeso, ganado a Turquía 19 años antes.Compuesto en Venecia por Antonio Vivaldi el año 1716 y presentado al público por primera vez en noviembre del mismo año, el oratorio Juditha Triumphans está estructurado en dos partes.En Canto y Música Coral se presentará la versión Juditha Triumphans de Antonio Vivaldi interpretada por: Birgit Finnila en el papel de Juditha que representa a la ciudad de Venecia, Ingeborg Springer en el rol de Abra que es la personificación de la fe cristiana, Julia Hamari como Holofernes la personificación del sultán turco, recién derrotado, Elly Ameling interpreta a Vagaus quien simboliza al comandante del ejército otomano, Annelies Burmeister en el papel de Ozias que es la encarnación del Papa.Los acompaña el Coro 'Asociación de Solistas de Radio Berlin', dirigidos por Dietrich Knothe y la Orquesta de Cámara de Berlín bajo la dirección de Vittorio Negri.La primera parte del oratorio presenta la acción durante el asedio asirio a la ciudad irreal de Betulia (una metáfora de la propia Iglesia).La viuda Juditha y su fiel Abra acuden al campamento asirio. Recibidas por Bagoas, el eunuco comandante, éste informa al general Holofernes de que una judía viene como mensajera de la paz. Holofernes se enamora de ella y el general ordena a Bagoas organizar un banquete en su tienda, al que asistirán él y Juditha.Podrá escuchar la obra completa en la nueva edición de Canto y música Coral, el domingo 5 de noviembre a las 9:00 p.m. por la señal en vivo de la HJCK.
El libertino castigado o Don Juan, cuyo título original en italiano es, Il dissoluto punito, ossia il Don Giovanni, mundialmente conocida como Don Giovanni, es un drama jocoso en dos actos con música de Wolfgang Amadeus Mozart y libreto en italiano de Lorenzo da Ponte basado en la obra original El burlador de Sevilla y convidado de piedra de Tirso de Molina. Lleva como número en las obras de Mozart el KV 527. La ópera se estrenó en el Teatro Estatal de Praga el 29 de octubre de 1787, bajo su título completo de Il Dissoluto Punito, ossia il Don Giovanni Dramma giocoso in due atti.En esta audición de Canto y Música Coral la escucharemos en versión de: Thomas Allen, como Don Giovanni noble libertino, Sharon Sweet, en el papel de Doña Anna hija del comendador, prometida de Don Ottavio, Francisco Araiza, interpreta a Don Ottavio, Karita Mattila, en el rol de Doña Elvira dama de Burgos abandonada por Don Giovanni, Simone Alaimo, como Leporello sirviente de Don Giovanni, Claudio Otelli, es Masetto un aldeano, Marie McLaughlin está a cargo del papel de Zerlina aldeana prometida de Masetto y Robert Lloyd, como Don Pedro Il Commendatore. Los acompañan los Coros Ambrosianos y Academia de San Martín en Los campos bajo la dirección de Sir Neville Marriner. Esta ópera de Mozart, Don Giovanni, se desarrolla en Sevilla, a mediados del siglo XVII.ACTO IEn una noche oscura en Sevilla, Leporello vigila, refunfuñando, frente a una casa en la que su amo Don Giovanni se dedica a su última búsqueda amorosa. Su objetivo es Doña Anna, hija del Commendatore; pero ella, al descubrir que el intruso no es su prometido Don Ottavio, despierta a la familia y obstaculiza la huida de Giovanni. Aparece su padre y lo desafía a un duelo que él acepta de mala gana. Luchan, el anciano muere y Giovanni se va. Mientras tanto, Anna ha ido a buscar a Ottavio, y encontrar a su padre muerto hace que Ottavio jure vengarse del asesino desconocido.Mientras Don Giovanni y Leporello avanzan por las calles desiertas, observan a una mujer joven en apuros. Aprovechando su oportunidad, Don Giovanni va a consolarla, solo para descubrir que es a Doña Elvira a quien ya ha seducido y abandonado. Ella se vuelve hacia él con furia, pero él empuja a Leporello hacia adelante para distraer su atención mientras él escapa. Leporello, para justificar a su maestro, le lee el extenso catálogo de las conquistas de Don Giovanni.En la siguiente escena, ambientada en el campo, los aldeanos celebran la próxima boda de Masetto y la bella Zerlina, sobre la que se posa inmediatamente la mirada errante de Don Giovanni.Invita a todos a su villa cercana para tomar un refrigerio y le ordena a Leporello que cuide especialmente a Masetto, quien, aunque se resiste a dejar a su novia a solas con el apuesto noble, es arrastrado por Leporello. Don Giovanni ejerce todo su encanto sobre Zerlina, quien está lista para sucumbir a sus insinuaciones cuando Elvira aparece de repente y, advirtiendo a Zerlina del peligro. Doña Anna llega con Ottavio y, reconociendo a Don Giovanni solo como un noble conocido por ella, le pide ayuda para descubrir al asesino de su padre. Mientras él promete hacer todo lo posible, Elvira regresa y lo denuncia.Avergonzado, trata de hacer pasar esto como un estallido de histeria; pero las sospechas se han despertado, y cuando Doña Anna está a solas con Ottavio, afirma que ahora reconoce a Don Giovanni como el posible seductor que mató a su padre y le recuerda a Ottavio su juramento. Mientras tanto, sin desanimarse en lo más mínimo, Don Giovanni le ordena a Leporello que prepare una gran cena para todos los aldeanos en su casa.Los aldeanos comienzan a llegar al jardín de la casa de Don Giovanni, entre ellos Zerlina, tratando de calmar a su celoso prometido Masetto. Don Giovanni renueva sus atenciones hacia ella, y cuando Masetto interviene convenientemente, los conduce fríamente a la casa para unirse al baile. Ahora entran Elvira Anna y Ottavio, con máscaras de elegancia y deseos de venganza. A petición de Don Giovanni, Leporello invita a los recién llegados a entrar.Durante el baile, Don Giovanni logra llevar a Zerlina a una habitación contigua; pero sus alarmados gritos de ayuda atraen a todos en su ayuda. Don Giovanni intenta salvarse de la situación diciendo que que la estaba rescatando de Leporello, pero nadie le cree, y cuando sus tres nuevos invitados se desenmascaran y lo enfrentan, hay una confusión general, durante la cual de alguna manera logra escabullirse.Escuche la obra completa en la próxima edición de Canto y Música Coral el domingo 29 de octubre a las 9:00 p.m. por la señal en vivo de la HJCK.
Pensado para conmemorar el centenario de su nacimiento, el museo contiene unas 1.300 piezas que incluyen un álbum escolar de Callas, libros con inscripciones, vestidos de ópera y fotografías, explican sus responsables. "La gran diva, Maria Callas, vuelve a casa", dijo el miércoles el alcalde de Atenas, Kostas Bakoyannis, durante una visita del museo para la prensa. "Estamos muy orgullosos de este primer museo que combina tecnología y experiencia en vivo", agregó.Ubicado en un edificio de color crema de cuatro plantas de los años 1920 que antes acogía un hotel, el museo cercano a la céntrica plaza Sintagma se construyó durante una década y costó 1,5 millones de euros (1,58 millones de dólares). Pero la colección comenzó constituirse hace 24 años, cuando la capital griega adquirió algunos objetos de Callas en una subasta de París."Para todos los sentidos"El recorrido empieza en la segunda planta, donde los visitantes se topan con un paisaje de bosques en el que Callas, dibujada en un escenario en la pared trasera, canta una aria de la ópera Norma de Bellini.Otra sala recrea la vista nocturna del balcón de la soprano en París, y en una tercera se escucha la grabación de una clase magistral de Callas en la escuela de música Juilliard en Nueva York a principios de los 1970."No tienen que sobreactuar", decía la diva a los estudiantes, a quienes anima a usar su cara y sus ojos. "No hay que cantar. Debéis eliminar el sonido", insistía. "Este es un museo para todos los sentidos", dijo Constantinos Dedes, uno de los supervisores del proyecto.Entre las piezas de la colección destacan un álbum de fotos personal de la soprano, el espejo de su camerino y sus gafas graduadas, que casi nunca llevaba en público. También se exponen cajas de cerillas que le regalaron aerolíneas y hoteles en su última gira mundial en 1973-1974 y el menú de la fiesta en Venecia donde Callas conoció al empresario griego Aristóteles Onassis en 1957.La diva se terminó divorciando de su marido, el industrial Giovanni Meneghini, por Onassis, que después la dejó para casarse conla ex primera dama de Estados Unidos, Jackie Kennedy."Niña prodigio"Decenas de instituciones griegas y coleccionistas privados, entre ellos los artistas fallecidos Alekos Fassianos, Dimitris Mytaras y Panagiotis Tetsis, contribuyeron al nuevo museo, explicó la autoridad municipal.Algunas de las piezas fueron donadas por La Scala de Milán, la Ópera Metropolitana de Nueva York, el teatro La Fenice de Venecia o la Arena de Verona, donde Callas debutó en Italia en 1947, agregó. "Queremos atraer a aquellos que no conocen (a Callas) y no escuchan ópera (...) y ayudarles a entender qué le hizo sobresalir", explicó el diseñador de la exhibición, Erato Koutsoudaki, a la AFP. La entrada cuesta 10 euros (10,5 dólares)Nacida en Nueva York en 1923 de padres griegos, Sophia Cecilia Anna Maria Kalogeropoulos vivió en Atenas desde 1937 hasta 1945 después de la separación de sus progenitores. "Tan pronto mi madre se dio cuenta de mis calidades vocales, decidió convertirme en una niña prodigio", escribiría más tarde la cantante. "Pero los niños prodigios nunca tienen una infancia real y genuina", agregaba.El edificio ateniense donde Callas vivió brevemente con su madre y su hermana debe convertirse en una academia de música, dijo el miércoles Bakoyannis. Después de tomar clases de canto en el Conservatorio Nacional, Callas hizo su debut en la Ópera Real de Atenas en 1941.Gozó de una ilustre carrera de más de tres décadas antes de morir en París de un ataque cardíaco en 1977, a los 53 años. Dos años después sus cenizas fueron esparcidas en el mar Egeo. En ocasión del centenario de su nacimiento, el próximo año debe estrenarse también una película biográfica con Angelina Jolie en el papel de la legendaria soprano.No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
Euryanthe es una ópera catalogada por el propio compositor como grande, heroica, romántica, en tres actos. El libreto en alemán de Helmina von Chézy, está basado en un cuento medieval inglés: La historia del muy noble y caballeroso Príncipe Gerardo, Conde de Nevers, y de la virtuosa y castísima princesa Euriant de Saboya, su almeja. La ópera con música de Weber fue estrenada el 25 de octubre de 1823 en el Theater am Kärntnertor de Viena. Euryanthe se aparta de la tradición del Singspiel alemán (la forma de drama musical que se caracteriza por el diálogo hablado, alternado con canciones, baladas y arias.La audición que ofrecemos en HJCK será interpretada por: Jessye Norman en el papel de Euryanthe de Saboya, Rita Hunter como Eglantine von Puiset, Nicolai Gedda interpreta a Adolar, conde de Nevers, Tom Krause está a cargo del papel de Lysiart, conde de Forest y Beaujolais, Siegfried Vogel se desempeña como el Rey Luis VI, Renate Krahmer es Bertha, una chica de campo y Harald Neukirch interpreta a Rudolf, un noble. Los acompañan el Coro de la Radio Alemana de Mitteldeutscher, con sede en Leipzig y la Staatskapelle de Dresden, bajo la dirección de Marek Janowski Los lugares en que se desarrolla esta ópera son Prémery y Nevers, en Francia.Le dejamos el argumento y el primer acto de esta obra maravillosa del maestro Carl María von Weber.Euryanthe está comprometida con el conde Adolar. En un salón del palacio del rey Luis VI de Francia en Prémery, el conde canta las alabanzas de su prometida. Lysiart, conde de Forest y Beaujolais, desafía la fidelidad de la doncella y afirma que él puede conquistarla si quisiera intentarlo. Adolar apuesta sus tierras y fortuna por la fidelidad de Euryanthe y exige que su amigo muestre alguna prueba de su victoria, si gana.En su castillo de Nevers, Euryanthe ha dado refugio a Eglantine de Puiset, la hija de un amotinado. Eglantine está enamorada de Adolar y, bajo el pretexto de la amistad con su benefactor, decide secretamente llevar a cabo la caída de Euryanthe y romper su apego a Adolar.Lysiart, que ha intentado sin éxito ganarse el favor de Euryanthe, ayuda a Eglantine. Después de ser interrogada por Eglantine, Euryanthe le confía un secreto que Adolar le dio a Eglantine. La hermana de esta última, Emma, había perdido a su amante en la batalla y se había suicidado bebiendo veneno de un anillo. Su alma no puede encontrar descanso hasta que el anillo, que yace en su tumba, se humedezca con las lágrimas de una doncella herida e inocente. Euryanthe, que ha estado orando todas las noches en la tumba de Emma, le había prometido a Adolar mantener este secreto y, demasiado tarde, se arrepiente de habérselo dicho a Eglantine.Escuche la obra completa en una nueva edición de Canto y Música Coral el próximo domingo 22 de octubre a las 9:00 p.m . por la señal en vivo de la HJCK.
La Filarmónica de Bogotá lanzó hoy su XXVI edición del Festival Ópera al Parque en la Central Mayorista de Corabastos en el Escenario Móvil de Idartes, entre frutas, verduras y tubérculos para romper con la rutina y conquistar a los ciudadanos con una experiencia única y completamente inesperada, se llevó a cabo un recital de canto lírico abierto para el público. Propietarios, trabajadores, compradores y visitantes de la Central Mayorista pudieron disfrutar de la Opera de una manera diferente en horas de la mañana. Así como ellos, todos los ciudadanos y visitantes de Bogotá podrán acceder a programación gratuita y por los lugares más inesperados por todos los rincones de la ciudad.El Festival trae una agenda cultural muy nutrida que se centrará en la idea de llevar la ópera a lugares no convencionales de la ciudad con el fin que los y las ciudadanos de Bogotá tengan la oportunidad de disfrutar de actuaciones operísticas en escenarios que van más allá de los teatros tradicionales, llevando la música y la emoción del género a lugares inusuales e inolvidables.David García, director general de la Orquesta Filarmónica de Bogotá, nos contó acerca de Ópera al parque y su objetivo este año: "en esta edición del festival decidimos llevar la ópera a lugares inesperados, en los que usualmente no se presenta este tipo de música como la Central Mayorista de Corabastos". "La idea es que la gente pueda tener acceso a la música y a este género que usualmente se hace en espacios cerrados o en teatros, queremos que la música clásica también haga parte de la vida cotidiana de todos los seres humanos que habitan la ciudad", continúa el director. El objetivo de este año es que los ciudadanos disfruten de música diferente y se abra la posibilidad de explorar nuevos escenarios para la cultura en Bogotá, "esto tiene dos lados, primero: el público que va a tener el acceso a este tipo de música en lugares como Corabastos o Paloquemao (que no son lugares usuales para hacer conciertos) y segundo: los músicos que participan son ganadores de convocatorias y becas que otorga la Filarmónica a través de sus programas de estímulos", explica García. Algunos de los lugares donde se realizarán las actuaciones en esta edición incluyen: el Terminal de Transporte, el Aeropuerto internacional, Transmilenio, Maloka, Museo Nacional, Supercades y la Alianza Francesa, entre muchos otros ambientes. Además de las actuaciones en estos emocionantes escenarios, el Festival Ópera al Parque N°26 ofrecerá proyecciones de documentales sobre el canto lírico, proporcionando una visión profunda de este género artístico y sus intérpretes."Nuestra función desde hace muchos años es que la Filarmónica llegue a donde está el público y no al contrario, este es el fruto de los aportes de los ciudadanos para que la cultura llegue a cada rincón de la ciudad", concluye David García. Ópera al parque estará recorriendo Bogotá los meses de octubre y noviembre, puede consultar la programación en este enlace. No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
La Gran Gala Verdi conmemora los 210 años del nacimiento de una de las figuras más importantes de la ópera: el compositor italiano Giuseppe Verdi. En este concierto, que reunirá a la Orquesta Filarmónica Juvenil y el Coro Filarmónico Juvenil de la Orquesta Filarmónica de Bogotá, participarán también un grupo de destacados solistas internacionales dirigidos por Enrique Patrón de Rueda.Giuseppe Verdi fue uno de los compositores más importantes de todos los tiempos. Durante el siglo XIX, en el que Italia pasaba por una verdadera convulsión política, sus obras se convirtieron en un símbolo de la unidad de su país.Sus 28 óperas llevan la impronta de una particular estética que colinda entre el belcanto de Rossini, Bellini y Donizetti, el verismo y el posterior trabajo de Puccini. También dejan entrever un discurso político que dentro y fuera del escenario Verdi expresaba con su sueño de una Italia unificada. Cada nota, texto e intención en sus célebres composiciones ha conmovido a miles de personas que a lo largo de la historia de la ópera han inspirado a generaciones de fanáticos y artistas de un género que en Verdi encuentra a uno de sus mayores exponentes.El programa de la Gran Gala Verdi presentará los más representativos coros, conjuntos y arias de obras de Verdi, como ‘Nabucco’, ‘Rigoletto’, ‘Aída’ y ‘La traviata’, entre otras, así como las partes más destacadas de algunas obras no operísticas, como el ‘Réquiem’.Esta gran gala marca el regreso a la Ópera de Colombia del reconocido director musical mexicano Enrique Patrón de Rueda, quien por varios años hizo parte de las más grandes producciones de la compañía. También tendrá la participación de la soprano mexicana María Katzarava, ganadora de Operalia; el tenor italiano Alessandro Fantoni, uno de los pocos intérpretes vivos especialistas en los más importantes roles verdianos; la joven soprano mexicana Diana Rojas, quien está comenzando una prometedora carrera europea tras vencer en los más importantes concursos líricos de su país; el barítono brasilero Rodrigo Esteves, una de las figuras latinoamericanas más queridas en las óperas de Europa, y el bajo Valeriano Lanchas, uno de los mayores representantes de la lírica en Colombia.El evento se levará a cabo el próximo 18 de octubre a las 8:00 p.m. en el Teatro Mayor Julio MArio Santo Domingo, puede adquirir las entradas en su página web o en las taquillas del teatro. No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
Cándido fue originalmente concebida por Lillian Hellman como una obra con música incidental. Bernstein se interesó tanto por la idea que convenció a Hellman para hacerla como una opereta cómica; ella entonces escribió el libreto original para la opereta, que se estrenó en la New York City Opera el 10 de octubre de 1982.La versión que presentamos en Canto y Música Coral cuenta con el siguiente reparto: Cándido, joven aristócrata por Jerry Hadley, Cunegonda, la amada de Cándido por June Anderson, Pangloss, tutor de Cándido por Adolph Green, La vieja Dama, compañera de Cunegunda por Christa Ludwig, El Gobernador y un comerciante por Nicolai Gedda, Paquette, criada en el castillo de la familia de Cunegunda por Della Jones, Maximiliano, hijo de la baronesa por Rurt Ollmann, El Tsar Iván por Clive Bayley, Cacambo, criado de Cándido por Neil Jenkins acompañados por El Coro y la Orquesta Sinfónica de Londres bajo la dirección de Leonard Bernstein.Acto IEs en Westfalia donde comienza nuestra historia. Cándido es el sobrino ilegítimo del barón Thunder-ten-Tronck. La inmensamente gorda baronesa y su sorprendentemente vanidoso hijo Maximilian lo tratan como un inferior social, pero, sin embargo, Cándido está enamorado de la hermosa hija de la baronesa, Cunegonda, quien parece corresponder a su amor.Todos los jóvenes estaban felices, incluso Paquette, la hermosa joven criada que disfrutaba del honor de desnudar a la baronesa y, a veces, de desnudar al mismo barón. Si había alguna nube sobre la felicidad del hijo del barón, Maximiliano, y de la hija del barón, Cunegunda, era la dificultad de decidir cuál de los dos era más hermoso.En un rincón apartado del parque, Cándido y Cunegunda se declaran su amor y sueñan con las alegrías matrimoniales que les esperan.El barón y su familia están indignados. Cándido es un primo ilegítimo, un inferior social. ¿Cómo se atrevía a abrazar a la hija de un barón de Westfalia? Es brutalmente expulsado de Schloss Thunder-ten-Tronck y deambula solo, con solo su optimismo a lo que se aferra.Descubierto al amanecer dormido en un campo, Cándido es forzado a unirse al ejército búlgaro. Intenta desertar, pero es recapturado y golpeado fuertemente. Apenas puede volver a caminar cuando los búlgaros declaran la guerra a Abars.Todos son masacrados: el barón, Maximiliano, Paquette, incluso Pangloss (tutor de Cándido). La baronesa es cortada en pedazos, Cunegonda violada repetidamente antes de que la maten con bayoneta. Entre las ruinas Cándido busca su cadáver.El tiempo pasa. Completamente solo en el mundo y hambriento. Cándido da impulsivamente las pocas monedas que ha mendigado a un anciano de nariz de hojalata, peor que él, la sífilis le ha podrido varios dedos y lo ha dejado cruelmente desfigurado. Es Pangloss, quien, con su fe inquebrantable por sus experiencias, explica su condición.Un comerciante que viaja a Lisboa les ofrece empleo, pero son arrestados como herejes y llevados al auto de fe (tortura y ejecución públicas rodeadas de toda la diversión de la feria) para enfrentarse al Gran Inquisidor.El vals de ParísCándido, habiendo llegado por feliz coincidencia a París, se sorprende al encontrarse con Cunegunda. Su reunión es interrumpida por la compañera de Cunegunda, la Vieja Dama. Ella les advierte de la llegada del judío y del cardenal. Cándido los apuñala a ambos en un ataque de locura. Cándido, Cunegunda y la Vieja se escapan a Cádiz llevándose todas las joyas de Cunegunda.Con la policía francesa persiguiendo los asesinatos en París, Cándido acepta una comisión para luchar por los jesuitas en América del Sur, a cambio de llevar a Cunegunda y a la Vieja Dama. Así es como se embarcan para el Nuevo Mundo.Podrá escuchar esta obra en la próxima edición de Canto y Música coral el domingo 7 de octubre a las 9:00 p.m. por nuestra señal en vivo.
Con libreto en francés de Simon-Joseph Pellegrin, basado en la tragedia de Fedra (princesa cretense, hija de Minos y de Pasífae), obra del dramaturgo francés Jean Racine que se publicó en 1677, es la primera ópera con música de Jean-Philippe Rameau, que se estrenó con gran controversia en la Académie Royale de Musique de París el 1 de octubre de 1733, hace 290 años.La acción de Hipólito y Aricia se desarrolla en la ciudad de Troczen y sus alrededores, en la costa del Peloponeso. Teseo se ha convertido en rey de Atenas al eliminar a toda la familia de su rival Palas excepto a Aricia, a quien obliga a hacer votos de castidad. Mientras tanto, su esposa Fedra ha desarrollado una pasión incestuosa por su hijastro Hipólito, hijo de Teseo de un matrimonio anterior.La versión que se presentará en Canto y Música Coral por cuenta con el siguiente reparto: Aricia por Véronique Gens, Hipólito por Jean Paul Fouchécourt, Fedra por Bernarda Fink, Teseo por Russell Smythe y Diana diosa de la caza por Thérése Feighan. Acompañados del Conjunto Vocal Sagittarius dirigido por Michel Laplénie y Los Músicos del Louvre bajo la dirección de Marc Minkowski.ACTO IUn templo dedicado a Diana, Aricia se prepara a regañadientes para tomar sus votos. Cuando Hipólito descubre sus intenciones trata de disuadirla. Los dos revelan su amor mutuo y rezan por la protección de Diana. Las sacerdotisas vienen a rendir homenaje a Diana. Su ceremonia es interrumpida por Fedra, quien sospecha que Aricia ha desobedecido a Teseo y ha renunciado a sus votos por amor a Hipólito. La reina, confirmadas sus sospechas, ordena a los guardias que asalten el templo.Las súplicas de las sacerdotisas a los dioses son respondidas por truenos y Diana desciende. Asegura a los enamorados su protección contra Fedra. A solas con Oenone, su confidente, las reflexiones de Fedra se ven interrumpidas por la noticia de que Teseo ha descendido al Hades y ahora debe ser considerado muerto. Oenone señala que la muerte de Teseo hace legítima la pasión de Fedra por su hijastro. Donde Aricia solo puede ofrecerle amor, la reina puede ofrecerle tanto corazón como corona. Fedra es persuadida a regañadientes, pero jura morir si no logra conquistar a Hipólito.Escuche la obra completa en la próxima edición de Canto y Música Coral, el domingo 1 de octubre a las 9:00 p.m. por la señal en vivo de la HJCK.
El aclamado cineasta, de 85 años, lleva cuatro décadas tratando de sacar adelante este proyecto épico de ciencia ficción, que a lo largo de los años ha sufrido innumerables retrasos y diferentes versiones en el guion, recuerda el diario británico, que señala que Coppola tuvo que vender parte de su viñedo para sufragar los gastos de la cinta.Aunque miembros del elenco de actores, como Adam Driver, han hablado de manera positiva de su experiencia durante ese rodaje, que duró cuatro meses, según otras fuentes no identificadas por el periódico, la realización del filme fue casi tan "caótica" como en su día lo fue la de 'Apocalypse Now'.Entre las muchas críticas, se malgastó mucho tiempo y esfuerzo en el set y algunos integrantes "cruciales" del equipo de grabación abandonaron el proyecto a medio camino, mientras que Coppola "complicó" mucho más las cosas al embarcarse al mismo tiempo en un proyecto de rehabilitación de una propiedad (al renovar un hotel para alojar a miembros de su familia)."Fue como ver cómo un tren se destroza día tras día, semana tras semana, sabiendo que todo el mundo que estaba allí había dado lo mejor de sí mismo para ayudar a que esto se evitara", indicó un miembro del equipo al diario.Según algunos de estos testimonios, la grabación se convirtió en un "choque" entre la manera "a la vieja escuela" de dirigir de Coppola y los métodos tecnológicos digitales más modernos: "Creo que Coppola vive en un mundo en el que, como autor, él es el único que sabe lo que está ocurriendo y el resto está ahí para hacer solo lo que se les pide que hagan", apuntó uno de esos trabajadores.💬 Síganos en nuestro canal de Whatsapp aquí.Los miembros del rodaje encontraron, además, en ocasiones, "exasperante" la manera de enfocar el trabajo del director por sus cambios de parecer.Entre los reproches, una de esas fuentes anónimas comentó que "todos eran conscientes de que estaban participando en lo que podría ser un final muy triste de su carrera", mientras que algunos sintieron que el director "estaba siendo muy desagradable con muchísimas personas que intentaban ayudar a facilitar el proceso y ayudar a mejorar la película".No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
Ai (Pekín, 1957) es conocido por su arte contemporáneo altamente crítico con el régimen chino, dos facetas que para él son inseparables: "Son lo mismo. Artista y activista deberían ser lo mismo", razonó.Exiliado en 2015, pasó por varios países europeos hasta que hace cuatro años compró una casa en el campo en Montemor-o-Novo, en el Alentejo portugués, atraído por la población local y por el clima, parecido al de la región de China donde creció.Entre olivos y en compañía de varios rafeiros alentejanos, una raza de perro típica de la región, está terminando de construir un nuevo taller, un enorme edificio de madera y ladrillo con el que no tiene pensado hacer nada."El edificio que he construido en Montemor va a ser un edificio vacío, porque el vacío también es el significado. Y yo soy un hombre muy vacío, así que es un edificio perfecto para mí", explicó.Vacías están también algunas paredes de su casa en el Alentejo, donde no ha colocado ninguna de sus obras; en su habitación cuelgan todavía los cuadros que puso el anterior dueño, uno de ellos incluso tiene una imagen de Buda.¿Qué quiere hacer con su arte? "Mi arte no sirve para nada, de hecho. No tiene realmente un objetivo claro. Pero es una buena idea", reconoció el artista, que pasó 81 días en prisión en China hace más de una década y, cuando pudo recuperar su pasaporte, se mudó a Europa. Pero en Occidente, defendió, también existe una "fuerte censura".💬 Síganos en nuestro canal de Whatsapp aquí.El propio Ai Weiwei denunció hace meses que fue censurado en al menos cuatro galerías en París y Londres tras una publicación en la red social X en la que criticaba la alianza entre Estados Unidos e Israel.Para él, el ejemplo más claro de esa "censura" es el del fundador de Wikileaks, Julian Assange, que se encuentra en prisión en Londres desde 2019 y podría enfrentar una pena de 175 años de cárcel en Estados Unidos."¿Qué pasa con la libertad de expresión? ¿Qué pasa con la libertad de prensa? Creo que esto es un caso muy claro. Mientras no se libere a Julian Assange, hablar sobre libertad de expresión es un chiste", denunció. Y añadió que en Europa, aunque se vive en condiciones "mucho mejores", también hay "hipocresía"."Todavía se rechaza a los refugiados y a la gente que intenta llegar a Europa. Y todavía son abandonados. Siempre tenemos esta doble vara de medir, y eso normalmente se llama hipocresía", aseveró.Ai Weiwei nunca ha estado en un sitio que pueda llamar hogar, "ni siquiera China", pero en Portugal ha encontrado un sitio donde vivir, al menos de momento.Cuestionado sobre si en tierras lusas se siente "totalmente libre" para hacer su arte, su respuesta fue tajante: "Nadie puede ser totalmente libre para hacer arte en ningún sitio. Eso no existe"."El arte que puede ser totalmente libre no es arte. El arte tiene que encontrar sus propios obstáculos, y siempre que estés intentando descubrir algo nuevo, algo imposible, no puedes ser totalmente libre. En ningún sitio del mundo", dijo.Portugal también se ha convertido en la casa de muchas de sus exposiciones, la última "Paradigma", que abre sus puertas este miércoles en la Galería São Roque Too de Lisboa, donde permanecerá hasta el 31 de julio.La muestra consta de 17 obras de arte, entre las que se incluyen retratos hechos con piezas Lego y muchas esculturas en porcelana, que evocan también la tradición que este material tiene en Portugal.Ai no tiene "ni idea" de si su nueva casa tiene algún impacto en su arte, por eso está haciendo exposiciones e intentando "establecer algún tipo de comunicación con la gente local".Lo que sí ha aprendido en Portugal, especialmente con todo el proceso para construir su nuevo taller, es a ser paciente, confesó: "Tienes que tener mucha paciencia".No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
Entre los relatos breves que condujeron a que la escritora canadiense Alice Munro fuera galardonada con el Premio Nobel de Literatura en 2013, Radicales libres, contenido en su obra Demasiada felicidad (2011), destaca por presentar a una viuda reciente que busca reconstruir su vida. Sin embargo, es al enfrentarse a su condición de enferma terminal donde encuentra la fuerza necesaria para afrontar una situación extrema.*Al principio la gente llamaba por teléfono para cerciorarse de que Nita no estaba demasiado deprimida, ni demasiado sola, ni comía demasiado poco o bebía demasiado. (Había sido una bebedora de vino tan diligente que muchos olvidaban que tenía completamente prohibido beber.) Ella mantenía las distancias, sin parecer ni dignamente afligida ni anormalmente animada, ni distraída ni confundida. Decía que no necesitaba que le hicieran la compra, que se las arreglaba con lo que tenía a mano. Tenía las medicinas que le habían recetado y suficientes sellos para las cartas de agradecimiento. Sus mejores amigos probablemente sospechaban la verdad: que no se molestaba en comer mucho y que si llegaba alguna carta de pésame la tiraba a la basura. Ni siquiera había escrito a personas que vivían lejos, para evitar dichas cartas. Ni siquiera a la anterior esposa de Rich, que vivía en Arizona, ni al hermano, que vivía en Nueva Escocia y del que estaba bastante distanciado, a pesar de que ellos quizá entenderían mejor que la gente más cercana por qué había seguido adelante con el no funeral como lo había hecho. Rich le gritó que se iba al pueblo, a la ferretería. Eran como las diez de la mañana; había empezado a pintar la verja de la terraza. Es decir, estaba raspándola para pintarla y la vieja rasqueta se le rompió en las manos.A Nita no le dio tiempo a pensar por qué tardaba Rich. Él se inclinó sobre el cartel que había en la acera, delante de la ferretería, que anunciaba cortacéspedes de oferta. No le dio tiempo ni a entrar en la tienda. Tenía ochenta y un años y buena salud, salvo una leve sordera en el oído derecho. El médico le había hecho un reconocimiento hacía solo una semana. Nita se enteraría de que el reciente reconocimiento, el certificado médico favorable, se repetía en un sorprendente número de los casos de muerte súbita con que se encontró de repente. Casi te da por pensar que habría que evitar tales visitas, dijo. Solamente debería haber hablado en esos términos con sus malhabladas amigas Virgie y Carol, sus íntimas, mujeres casi de su misma edad, sesenta y dos años. A los más jóvenes ese lenguaje les parecía indecoroso y ambiguo. Al principio estaban más que dispuestos a formar una piña alrededor de Nita. No llegaron a hablar del proceso de duelo, pero Nita se temía que empezaran en cualquier momento. En cuanto se metió con los preparativos, todos menos los más fieles y fiables se replegaron, naturalmente. La caja más barata, a enterrarlo de inmediato, sin ceremonia de ninguna clase. En la funeraria dieron a entender que a lo mejor era ilegal, pero Nita y Rich lo tenían muy claro. Se habían informado hacía casi un año, cuando a Nita le dieron el diagnóstico definitivo. «¿Cómo iba yo a saber que se me iba a adelantar?» La gente no se esperaba un funeral tradicional, pero sí les apetecía algún rito moderno. La exaltación de la vida. Escuchar su música preferida, todos cogidos de la mano, contar anécdotas elogiosas de Rich mientras pasaban de puntillas y con humor sobre sus rarezas y sus perdonables defectos. Esas cosas que Rich decía que le daban ganas de devolver. 💬 Síganos en nuestro canal de Whatsapp aquí.De modo que el asunto se despachó enseguida y el revuelo y el calor que la había rodeado se disiparon, si bien ella suponía que algunas personas seguirían diciendo que las tenía preocupadas. Virgie y Carol no lo decían. Únicamente decían que era una vieja bruja y una egoísta si pensaba diñarla antes de lo necesario. Se pasarían por su casa y la resucitarían con Grey Goose; eso decían. Nita decía que no pensaba hacerlo, aunque sí le veía cierta lógica. De momento su cáncer había remitido; a saber qué quería decir eso realmente. No significaba que estuviera «en regresión». O no para siempre. Su hígado es la principal sala de operaciones y mientras ella se limite a comisquear no se queja. Lo único que deprimiría a sus amigas sería recordarles que no puede beber vino. Ni vodka. Después de todo, de algo le había servido la radioterapia de la primavera pasada. Ahora es pleno verano. Piensa que ya no tiene un color tan bilioso, pero a lo mejor eso solo significa que se ha acostumbrado. Se levanta temprano, se lava y se viste con lo que tenga a mano. Pero al menos se viste y se lava, se cepilla los dientes y se arregla un poco el pelo, que ha vuelto a salirle bastante bien, canoso alrededor de la cara y oscuro por detrás, como antes. Se pinta los labios y se oscurece las cejas, que se le han quedado muy despobladas, y por la misma consideración de toda la vida hacia una cintura estrecha y unas caderas moderadas, comprueba los progresos que ha hecho en ese sentido, aunque sabe que la palabra adecuada para calificar todo su cuerpo en esos momentos sería «escuálido». Se sienta en su amplio sillón de costumbre, rodeada de montones de libros y revistas sin abrir. Da unos sorbos cautelosos a la infusión aguada que ahora sustituye al café. En su momento pensó que no podría vivir sin café, pero resulta que en realidad lo que quiere entre las manos es el tazón caliente; eso es lo que ayuda a pensar o a hacer lo que haga durante la sucesión de las horas, o de los días. Esa casa era de Rich. La compró cuando estaba con su esposa Bett.No iba a ser sino un sitio para los fines de semana, cerrado durante el invierno. Dos dormitorios minúsculos, una cocina adosada, a un kilómetro del pueblo. Pero al cabo de poco tiempo ya estaba trabajando en ella: aprendió carpintería, construyó un ala con dos dormitorios y dos cuartos de baño y otra para su despacho, transformó la casa original en un salón-comedor-cocina. A Bett empezó a interesarle; al principio decía que no entendía por qué había comprado semejante cuchitril, pero siempre se implicaba en las mejoras prácticas y compró dos mandiles de carpintero a juego. Necesitaba algo a lo que dedicarse cuando terminó y publicó el libro de cocina que le había llevado varios años. No tenían hijos. Y mientras Bett le contaba a la gente que había encontrado su lugar en la vida como ayudante de carpintero y que eso los había unido más a Rich y a ella, Rich se enamoraba de Nita. Ella trabajaba en la secretaría de la universidad donde Rich daba clase de literatura medieval. La primera vez que hicieron el amor fue entre las virutas y la madera serrada de lo que llegaría a ser la habitación principal con techo arqueado. Nita se dejó las gafas de sol, no a propósito, aunque Bett, que jamás se dejaba nada en ningún sitio, no se lo creyó. Después vino la consabida y dolorosa trifulca, tras la cual Bett se marchó a California y después a Arizona, Nita dejó su trabajo por sugerencia de la secretaría y Rich perdió la oportunidad de ser decano de letras. Él se prejubiló y vendió la casa de la ciudad. Nita no heredó el mandil de carpintero más pequeño y se dedicó a leer de buena gana sus libros en medio del desorden, a preparar cenas elementales en un hornillo, a dar largos paseos de exploración de los que volvía con desaliñados ramilletes de lirios atigrados y zanahorias silvestres que metía en latas de pintura vacías. Más adelante, cuando Rich y ella ya se habían instalado, se avergonzaba un poco al pensar en lo dispuesta que había estado a desempeñar el papel de la mujer joven, la feliz rompehogares, la ingenua risueña y atolondrada. En realidad era una mujer —no precisamente una chica— seria, físicamente torpe, tímida, capaz de enumerar todas las reinas de Inglaterra, no solo los reyes sino también las reinas, y que se sabía de memoria la guerra de los Treinta Años, pero a quien le daba vergüenza bailar en público y que jamás aprendería a subirse a una escalera de mano, al contrario que Bett. Su casa tiene una hilera de cedros a un lado y el terraplén de la vía del tren al otro. El tránsito ferroviario nunca ha sido gran cosa, y ahora pueden pasar solo un par de trenes al mes. Entre los raíles la maleza crecía profusamente. Una vez, a las puertas de la menopausia, Nita incitó a Rich a hacer el amor allí arriba, no sobre las traviesas, naturalmente, sino en el estrecho arcén de al lado, y después bajaron exageradamente contentos. Nita pensaba con detenimiento, cada mañana al sentarse, en los sitios donde Rich no estaba. No estaba en el cuarto de baño pequeño, donde seguían sus cosas para afeitarse y las píldoras para diversos achaques, molestos pero no graves, que Rich se negaba a tirar. Tampoco en el dormitorio del que Nita acababa de salir después de haberlo recogido. Ni en el cuarto de baño grande, al que Rich solamente entraba para bañarse. Ni en la cocina, que se había convertido en el dominio casi exclusivo de Rich durante el último año. Por supuesto, tampoco estaba en la terraza con la verja a medio raspar, dispuesto a atisbar en broma por la ventana, frente a la cual en otros tiempos a veces Nita fingía iniciar un striptease. Ni en el despacho. Ese era el sitio donde su ausencia tenía que establecerse con más firmeza. Al principio Nita necesitaba abrir aquella puerta y quedarse allí, contemplando los montones de papeles, el ordenador moribundo, las carpetas desbordantes, los libros que se habían quedado abiertos o boca abajo y los que se apiñaban en las estanterías. Después empezó a conformarse con imaginarse las cosas.Un día de estos tendría que entrar. Lo veía como una invasión. Tendría que invadir el cerebro muerto de su marido. Algo que jamás se había planteado. Rich le parecía tal pilar de eficacia y capacidad, una presencia tan enérgica y firme que siempre había creído, absurdamente, que viviría más que ella. Después, durante el último año, aquella convicción absurda se convirtió en una certeza para los dos, o eso pensaba ella. Primero arreglaría el almacén de abajo. En realidad era un almacén subterráneo, no un sótano. Unos tablones servían de pasarelas sobre el suelo de tierra, y las altas ventanitas estaban cubiertas de telarañas sucias. Allí abajo no había nada que fuera a necesitar. Solamente estaban las latas de pintura medio vacías de Rich, varias tablas de diversas longitudes que algún día podían venir bien, herramientas en buen uso o que más valía tirar. Había abierto la puerta y bajado los escalones solo en una ocasión, para ver si había alguna luz encendida y para comprobar que allí estaban los interruptores, con etiquetas al lado para que supiera cuál correspondía a qué. Cuando subió echó el cerrojo como de costumbre, por el lado de la cocina. Rich se reía de esa costumbre suya, y le preguntaba qué amenaza creía que podía entrar allí, por las paredes de piedra y las ventanas del tamaño de un elfo. De todos modos sería más fácil empezar por allí, cien veces más fácil que por el despacho. Hacía la cama y arreglaba lo que había dejado tirado en la cocina o el cuarto de baño, pero el esfuerzo de una limpieza a fondo era algo superior a sus fuerzas. Apenas era capaz de tirar un clip torcido o un imán de la nevera que hubiera perdido la fuerza de atracción, por no hablar del plato de monedas irlandesas que se habían traído Rich y ella de un viaje hacía quince años. Todo parecía haber adquirido un peso y una extrañeza propios.Carol o Virgie llamaban todos los días, normalmente a la hora de cenar, cuando pensaban que a Nita la soledad debía de resultarle menos soportable. Ella decía que estaba bien, que pronto saldría de su guarida, que necesitaba tiempo, que se dedicaba a pensar y a leer. Y que comía bien y dormía. También eso era verdad, salvo lo de leer. Se sentaba en el sillón, rodeada de libros, y no abría ninguno. Siempre había leído tanto —una de las razones por las que según Rich era la mujer adecuada para él: se sentaba a leer y lo dejaba en paz—, y ahora no aguantaba ni media página seguida. Nita no era de los que nunca vuelven a leerse un libro. Los hermanos Karamazov, El molino del Floss, Las alas de la paloma, La montaña mágica una y otra vez. Cogía uno, pensando en leer un trocito concreto, y se veía incapaz de dejarlo hasta volver a tragárselo entero. También leía novela moderna. Siempre novela. Detestaba la palabra «evasión» aplicada a la ficción. Podría haber argumentado, y no solo por llevar la contraria, que la evasión era la vida real. Pero esto era demasiado importante para discutirlo. Y de repente, aunque pareciera mentira, todo aquello había desaparecido. No solo con la muerte de Rich, sino con la inmersión en su enfermedad. Después pensó que se trataba de un cambio temporal y que resurgiría la magia cuando le retirasen ciertas medicinas y el tratamiento que la dejaba agotada. Al parecer no fue así. A veces intentaba explicar el porqué a un interrogador imaginario.—Tengo mucho que hacer.—Es lo que dice todo el mundo. ¿Qué tienes que hacer?—Prestar atención.—¿A qué?—Quiero decir pensar.—¿En qué?—Da igual.Una mañana, después de estar un rato sentada, pensó que hacía mucho calor. Debía levantarse y poner los ventiladores. O bien, para ser más respetuosa con el medio ambiente, podía abrir las puertas de delante y de atrás y dejar que la brisa, si la había, entrase a la casa por la tela metálica. Primero descorrió el cerrojo de la puerta delantera. E incluso antes de que se hubiera colado un centímetro de la luz de la mañana, vio una raya oscura que le cerraba el paso a esa luz. Había un joven ante la puerta de tela metálica, que tenía el gancho puesto.—No quería asustarla —dijo—.Estaba buscando un timbre o algo. He dado un golpecito en el marco, pero supongo que no me ha oído.—Perdone —dijo Nita. —Tendría que echarle un vistazo a su caja de fusibles. Si me dice dónde está. Nita se apartó un poco para que el joven entrase. Tardó unos momentos en recordarlo.—Sí. Abajo —dijo—. Voy a encender la luz para que lo vea. Él cerró la puerta y se agachó para quitarse los zapatos.—No se preocupe —dijo Nita—. No es como si estuviera lloviendo.—No está de más. Es una costumbre. En lugar de barro igual le dejaba huellas de polvo. Nita entró en la cocina, incapaz de volver a sentarse hasta que aquel hombre se marchase. Le abrió la puerta mientras él subía las escaleras.—¿Todo bien? —preguntó Nita—. ¿Lo ha encontrado?—Sí. Bien.Nita se adelantó para acompañarlo hasta la puerta y se dio cuenta de que no oía pisadas detrás. Se volvió y lo vio de pie, en la cocina.—No tendrá por casualidad algo que pueda prepararme para comer, ¿no? Se había producido un cambio en su voz, un estallido, con un tono ascendente, que a Nita le hizo pensar en un humorista de la televisión imitando un gañido con acento rural. Bajo la claraboya de la cocina vio que no era tan joven. Al abrir la puerta solamente se había fijado en un cuerpo flacucho, una cara oscura recortada contra el resplandor de la mañana. Al volver al verlo, el cuerpo era efectivamente flacucho, pero más consumido que juvenil, con una simpática caída de hombros. Tenía la cara alargada y como gomosa, y unos ojos prominentes azul claro. Una mirada jocosa, pero persistente, como si siempre se saliera con la suya.—Es que resulta que soy diabético —dijo—. No sé si conoce a algún diabético, pero el caso es que cuando te entra el hambre tienes que comer, o se te pone el organismo raro. Debería haber comido antes de venir, pero me entraron las prisas. ¿Le importa que me siente?—Ya se había sentado a la mesa de la cocina—. ¿Tiene café?—Tengo té. Una infusión, si le apetece.—Claro, claro.Nita puso una medida de té en una taza, enchufó el hervidor y abrió la nevera.—No tengo gran cosa —dijo—. Unos huevos. A veces hago un huevo revuelto y le pongo salsa de tomate. ¿Le apetece? Y podría tostar unos bollos de pan inglés.—Inglés, irlandés, abisinio… Lo mismo me da. Nita cascó un par de huevos en la sartén, rompió las yemas y lo removió todo con un tenedor; después cortó un bollo y lo puso en la tostadora. Sacó un plato del aparador, lo colocó delante del hombre. Luego sacó cuchillo y tenedor del cajón de la cubertería.—Bonito plato —dijo él levantándolo como para verse la cara. Justo cuando Nita se daba la vuelta para seguir con los huevos oyó que se estrellaba contra el suelo. —Vaya por Dios —dijo él con otro tono de voz, chillón y decididamente desagradable—. Mire lo que he hecho. —No pasa nada —contestó Nita, sabiendo que sí pasaba. —Se me habrá escurrido de la mano. Nita sacó otro plato, lo dejó en la encimera hasta que las rebanadas de pan estuvieron tostadas y después puso los huevos cubiertos de salsa de tomate encima. Mientras tanto el hombre se había agachado para recoger los trozos de loza. Cogió un trozo que tenía la punta afilada. Cuando Nita dejó la comida sobre la mesa el hombre se raspó ligeramente un antebrazo con la punta. Brotaron minúsculas gotitas de sangre, al principio separadas, después formando un hilillo. —No es nada —dijo—. Solo una broma. Sé cómo hacerlo para gastar una broma. Si hubiera querido hacerlo en serio no habríamos necesitado salsa de tomate, ¿no? Quedaban unos trozos en el suelo que él no había visto. Nita se dio la vuelta, con la intención de coger la escoba, que estaba en un armario cerca de la puerta trasera. Él la agarró por un brazo como un rayo. —Usted siéntese. Quédese aquí sentada mientras yo como. Levantó el brazo ensangrentado para volver a enseñárselo. Después se hizo un bocadillo con los huevos y el pan y se lo comió de unos cuantos mordiscos. Masticaba con la boca abierta. El agua estaba hirviendo. —143— —¿La bolsa de té está en la taza? —Sí. Bueno, es té en hebras. —No se mueva. No la quiero cerca del agua hirviendo, ¿me entiende? Echó agua en la taza. —Parece heno. ¿No tiene otra cosa? —Lo siento. No. —Deje de decir que lo siente. Si no tiene otra cosa, no tiene otra cosa. No se ha creído que venía a ver la caja de fusibles, ¿verdad? —Pues sí —dijo Nita. —Ahora ya no. —No. —¿Está asustada? Nita decidió no tomárselo como una burla sino como una pregunta en serio. —No lo sé. Supongo que estoy más sorprendida que asustada. No sé. —Hay una cosa, una cosa de la que no debe tener miedo. No voy a violarla. —No se me había ocurrido. —Nunca se sabe. —El hombre tomó un sorbo de té y torció el gesto—. Solo porque es usted una mujer vieja. Hay cada uno por ahí… Se lo harían a cualquier cosa. Niños pequeños, perros, gatos o viejas. Viejos. No son tiquismiquis. Pero yo sí. A mí solo me interesa lo normal, y con una señora agradable que me gusta y que le gusto. O sea que quédese tranquila. —Lo estoy, pero gracias por decírmelo —dijo Nita. El hombre se encogió de hombros, aunque dio la impresión de sentirse satisfecho de sí mismo. —¿El coche de ahí enfrente es suyo?—De mi marido. —¿De su marido? ¿Dónde está? —Ha muerto. Yo no sé conducir. Quiero venderlo, pero todavía no lo he hecho. Qué estúpida, qué estúpida era por contárselo. —¿Dos mil cuatro? —Creo que sí. Sí. —Por un momento he pensado que iba a engañarme con lo del marido, pero no habría funcionado. Es que lo huelo, si una mujer está sola. Lo sé nada más entrar en una casa. En cuanto me abren la puerta. Instinto. ¿Y va bien? ¿Sabe el último día que lo cogió? —El siete de junio. El día que murió. —¿Tiene gasolina? —Supongo que sí. —Estaría bien que lo hubiera llenado. ¿Tiene las llaves? —Aquí no, pero sé dónde están. —Vale. —Empujó la silla y le dio un golpe a un trozo de loza. Se levantó, sacudió la cabeza, como sorprendido, y volvió a sentarse—. Estoy hecho polvo. Tengo que sentarme un momento. Pensaba que me sentiría mejor comiendo. Lo de ser diabético me lo he inventado. Nita empujó su silla y el hombre se levantó de un salto. —Usted se queda donde está. No estoy tan hecho polvo para dejarla escapar. Es que me he pasado la noche andando. —Iba a por las llaves. —Usted se espera hasta que yo lo diga. He venido por la vía del tren. Ni un tren he visto. He venido andando hasta aquí y no he visto ni un tren. —Raramente pasa un tren. —Sí. Mejor. Bajé a la cuneta al pasar por esos poblachos de catetos. Cuando amaneció todavía estaba bien, salvo cuando atravesaba —145— la carretera y tuve que echar a correr. Y cuando al mirar para aquí vi la casa y el coche, pensé, ahí lo tengo. Podría haberme llevado el coche de mi viejo, pero todavía me queda un poco de cabeza. Nita sabía que aquel hombre quería que le preguntase qué había hecho. También estaba segura de que cuanto menos supiera, mejor para ella. Y de pronto, por primera vez desde que aquel hombre entró en la casa, Nita pensó en su cáncer. Pensó en cómo la liberaba, en que la salvaba del peligro. —¿Por qué sonríe? —No sé. ¿Estaba sonriendo? —Me imagino que le gusta que le cuenten cosas. ¿Quiere que le cuente una historia? —A lo mejor preferiría que se marchase. —Me marcharé, pero primero le voy a contar una cosa. Metió la mano en uno de los bolsillos traseros. —Mire. ¿Quiere ver una foto? Mire. Era una fotografía de tres personas, en un salón con las cortinas de flores echadas como telón de fondo. Un hombre mayor —no viejo, tal vez de sesenta y tantos años— y una mujer más o menos de la misma edad sentados en un sofá. Una mujer más joven, enorme, en una silla de ruedas junto a un extremo del sofá, un poco adelantada. El hombre era grueso, canoso, con los ojos entrecerrados y la boca ligeramente abierta, como si tuviera dificultades para respirar pero se esforzaba por sonreír. La mujer era mucho más menuda, llevaba el pelo teñido de oscuro, los labios pintados y lo que antes se llamaba una blusa de campesina, con lacitos rojos en el cuello y las muñecas. Sonreía con decisión, casi con ardor, con los labios estirados sobre una dentadura quizá en mal estado. Pero era la mujer más joven quien monopolizaba la fotografía.Claramente definida y monstruosa con su vestido hawaiano de vivos colores, el pelo oscuro recogido en una serie de ricitos sobre la frente y las mejillas desparramadas sobre el cuello. Y a pesar de la mole de carne, una expresión de cierta satisfacción y astucia. —Son mi madre y mi padre. Y mi hermana Madelaine. La de la silla de ruedas. »Nació rara. No pudieron hacer nada, ni los médicos ni nadie. Y comía como un cerdo. Nos tuvimos tirria desde que siempre. Era cinco años mayor que yo y me hacía la vida imposible. Me tiraba todo lo que tenía a mano, me pegaba e intentaba atropellarme con su puta silla. Usted perdone. —Debió de pasarlo usted mal. Y sus padres. —Sí, ya. Ellos miraban para otro lado y lo permitían. Es que iban a una iglesia de esas, y el predicador les decía: es un regalo de Dios. Se la llevaban a la iglesia y ella se ponía a aullar como un puto gato y ellos decían: oh, intenta hacer música, que Dios la bendiga, me cago en… Usted perdone otra vez. »Así que yo no paraba mucho en casa y hacía mi vida. Vale, decía yo, no tengo por qué soportar esta mierda. Hacía mi vida. Tenía trabajo. Casi siempre tenía trabajo. Nunca me quedaba tocándome los huevos y bebiéndome el dinero del gobierno. O sea, haciendo el zángano. Nunca le pedí ni un centavo a mi viejo. Me levantaba y me iba a poner alquitrán a un tejado a más de treinta grados o a fregar el suelo de un puto restaurante o de ayudante de mecánico en un garaje de mierda. Y lo hacía.Pero como no siempre estaba dispuesto a tragar quina no duraba mucho. Esa gentuza siempre anda mangoneando a la gente como yo y yo no tengo por qué tragar. Soy de una familia como es debido. Mi padre trabajó hasta que estuvo demasiado enfermo, trabajó en los autobuses. A mí no me criaron para tragar quina. Pero bueno, eso da igual. Lo que siempre me habían dicho mis padres es: la casa es tuya. La casa está pagada, está en buenas condiciones y es tuya. Eso es lo que me dijeron. Sabemos que aquí tuviste las cosas difíciles cuando eras joven y que si no hubieras tenido las cosas tan difíciles igual podrías haber estudiado, de modo que queremos compensarte como podamos. Así que no hace mucho estaba yo hablando con mi padre por teléfono y me dice: bueno, supongo que comprenderás el trato. Y yo digo: ¿qué trato? Y él: solo hay trato si firmas los papeles para ocuparte de tu hermana mientras viva. La casa es tuya solo si también es su casa, me dice. »Dios santo. Yo no sabía eso. Yo no sabía que ese fuera el trato.Yo siempre había pensado que el trato era que cuando se murieran, ella se iría a una casa de acogida. Que no iba a ser mi casa. »Así que le dije a mi viejo que no era así como yo lo entendía y él me dice: está todo arreglado para que firmes, y si no quieres firmar, no tienes que hacerlo. Tu tía Rennie se pasará por aquí y estará pendiente de ti y de que cuando nosotros faltemos te atengas al acuerdo. »Sí, claro, mi tía Rennie. Es la hermana pequeña de mi madre, un bicho de mucho cuidado. »De todas formas me dice: ya te vigilará tu tía Rennie, y de repente cambié de idea. Dije: bueno, supongo que las cosas son así y que es justo. De acuerdo, ¿os va bien que vaya a cenar este domingo? »Claro, me dice. Me alegro de que te lo tomes como es debido. Tú siempre te enciendes demasiado pronto, y a tu edad deberías tener un poco de sentido común. »Qué curioso que tú digas eso, pensé yo. »Así que allí me fui, y mamá había preparado pollo. Olía bien cuando entré en casa. Después me llega el olor de Madelaine, el mismo olor asqueroso de siempre que no sé qué es pero que ahí está aunque mamá la lave todos los días. Pero actué muy bien. Es una ocasión especial, les dije, así que voy a hacer una foto.Les conté que tenía una cámara nueva, estupenda, que revelaba al momento y podrían ver la foto. Te ves en un pispás, ¿qué os parece? De modo que los senté a todos en el salón como le he enseñado a usted. Mamá dice: venga, deprisa, que tengo que volver a la cocina. Si no tardo nada, le digo. Hago la foto, y ella: venga, vamos a ver cómo hemos salido, y yo: un momento, un poco de paciencia, solo tardará un minuto. Y mientras esperan a ver cómo han salido, yo saco mi pistolita y pim, pam, pum, me los cargo. Después hice otra foto, fui a la cocina, comí un poco de pollo y no volví a mirarlos. Pensaba que la tía Rennie estaría allí también, pero mamá dijo que tenía no sé qué en la iglesia. Me la habría cargado igual. Así que mire. Antes y después. La cabeza del hombre estaba caída de lado, la de la mujer hacia atrás. Sus expresiones habían volado por los aires. La hermana había caído hacia delante, de modo que no se le veía la cara, solamente las enormes rodillas envueltas en tela floreada y la cabeza oscura con el peinado enrevesado y pasado de moda. —Podría haberme quedado allí tranquilamente una semana. Estaba tan relajado… Pero me marché al oscurecer. Me lavé bien, me terminé el pollo y pensé que lo mejor era largarme. Estaba preparado para que la tía Rennie se presentara de un momento a otro, pero se me pasaron las ganas, y sabía que tendría que ponerme otra vez de humor para cargármela a ella. Ya no me apetecía. Es que tenía el estómago lleno, porque era un pollo grande.Me lo había comido todo en lugar de llevarme un poco porque me daba miedo que lo olieran los perros y montaran un escándalo cuando me metiera por los senderos del campo, como me figuraba que tendría que hacer. Pensé que el pollo que me había metido entre pecho y espalda me duraría una semana, pero fíjese el hambre que traía cuando llegué aquí. Recorrió la cocina con la mirada.—Supongo que no tendrá nada de beber, ¿no? Ese té es asqueroso. —A lo mejor hay vino —dijo Nita—. No sé. Yo ya no bebo… —¿Es de Alcohólicos Anónimos? —No. Es que no me sienta bien. Se levantó y notó que le temblaban las piernas. Natural. —Me he ocupado del teléfono antes de entrar —dijo el hombre—. Es para que lo sepa. Si bebía, ¿se tranquilizaría un poco y se pondría más amable? ¿O más odioso y bruto? ¿Cómo iba a saberlo ella? Encontró el vino sin necesidad de salir de la cocina. Rich y ella solían beber vino tinto con moderación todos los días, porque se supone que es bueno para el corazón. O malo para algo que no es bueno para el corazón. Con el miedo y la confusión no se acordaba de cómo se llamaba aquello. Porque tenía miedo. Por supuesto. El cáncer no iba a servirle de ayuda en ese momento, de ninguna ayuda. El hecho de que fuera a morirse al cabo de un año se empeñaba en no anular el hecho de que podía morirse en aquel mismo momento. —Oiga, este es del bueno —dijo él—. Sin tapón de rosca. ¿No tiene un sacacorchos? Nita fue hacia un cajón, pero él se levantó de un salto y la apartó, sin demasiada brusquedad. —No, no, ya lo cojo yo. Usted ni se acerque a este cajón. Vaya, qué cantidad de cosas buenas hay aquí. Puso los cuchillos en el asiento de su silla, donde Nita no pudiera alcanzarlos, y empezó a abrir la botella con el sacacorchos. A Nita no le pasó inadvertido hasta qué punto podía ser perverso aquel instrumento en sus manos, pero ella no tenía la menor posibilidad de poder llegar a usarlo. —Solo iba a coger unos vasos —explicó, pero él dijo que no.—Nada de cristal. ¿No tiene de plástico? —No. —Pues tazas. Y la estoy viendo. Nita sacó dos tazas y dijo: —Para mí solo un poquito. —Para mí también —contestó él, muy formal—. Tengo que conducir. —Pero se llenó la taza hasta el borde—. No quiero que un madero meta la cabeza por la ventanilla para ver cómo estoy. —Los radicales libres —dijo Nita. —¿Y eso qué significa, a ver? —Es algo del vino tinto. O los destruye porque son malos o los refuerza porque son buenos. No me acuerdo. Tomó un sorbo de vino y no le dieron ganas de vomitar, al contrario de lo que esperaba. Él bebió, de pie. —Cuidado con esos cuchillos cuando se siente —dijo Nita. —No empiece a tomarme el pelo. —Cogió los cuchillos, los metió en el cajón y se sentó—. ¿Se cree que soy tonto? ¿Se cree que estoy nervioso? Nita se arriesgó. —Solamente pienso que nunca había hecho una cosa así —dijo. —Claro que no. ¿Qué se ha creído, que soy un asesino? Sí, vale, los maté, pero no soy un asesino. —Es distinto —dijo Nita. —Hombre, claro. —Yo sé lo que es. Sé lo que es librarse de alguien que te ha ofendido. —¿Ah, sí? —He hecho lo mismo que usted. —Venga ya… Empujó la silla hacia atrás pero no se levantó.—No me crea si no quiere, pero lo he hecho —afirmó Nita. —Y una mierda. ¿Cómo lo hizo? —Con veneno. —Pero ¿qué dice? ¿Que les dio ese puto té o qué? —Solo a una persona. Una mujer. Al té no le pasa nada. En teoría alarga la vida. —Yo no quiero que me alarguen la vida si tengo que beber una guarrería así. Además, pueden descubrir el veneno en el cuerpo de un muerto. —No estoy segura de que sea así con los venenos vegetales. De todos modos, a nadie se le habría ocurrido mirar. Era una de esas chicas que tuvo fiebre reumática cuando era pequeña y lo fue arrastrando toda la vida; no podía practicar deporte ni hacer gran cosa, continuamente tenía que sentarse a descansar. Nadie se llevaría una sorpresa si se moría. —¿A usted qué le había hecho? —Era la chica de la que se había enamorado mi marido. Iba a dejarme para casarse con ella. Me lo había dicho. Yo lo había hecho todo por él. Estábamos arreglando esta casa juntos. Él era lo único que tenía. No habíamos tenido hijos porque él no quería. Aprendí carpintería y aunque me daba miedo subirme a las escaleras, lo hacía. Él era mi vida. Y de repente me iba a echar a patadas por esa quejica inútil que trabajaba en la secretaría. Todo aquello por lo que habíamos trabajado se lo quedaría ella. ¿Era justo? —¿Cómo se consigue veneno? —Yo no tuve que buscarlo. Estaba en el jardín de atrás. Ahí mismo. Había un huerto con ruibarbos desde hacía años. En las nervaduras de las hojas del ruibarbo hay veneno más que suficiente. No en los tallos. Los tallos son lo que nos comemos. Son buenos, pero las nervaduras rojas y finitas de las hojas, esas son venenosas. Yo lo sabía, —152— aunque tengo que confesar que ignoraba la cantidad exacta que necesitaría para que fuera efectivo, así que lo que hice fue una especie de experimento. Tuve suerte en varias cosas. En primer lugar, mi marido estaba fuera, en un simposio, en Minneapolis. Podría habérsela llevado, claro, pero eran las vacaciones de verano y ella tenía que quedarse a cargo de la oficina.Otra cosa era que a lo mejor no estaba completamente sola, que podía haber otra persona. Y además, ella podría haber sospechado de mí. Tuve que suponer que ella no sabía que yo lo sabía y que seguía considerándome una amiga. La habíamos invitado a casa, nos llevábamos bien. Tuve que confiar en que mi marido, que era de esas personas que lo dejan todo para el final, me lo habría contado a mí para ver cómo me lo tomaba pero no le habría dicho a ella que me lo había contado. Entonces, ¿por qué deshacerse de ella? A lo mejor él no se había decidido. »No. Habría seguido con ella de alguna manera. Y aunque no siguiera, ella nos había envenenado la vida. Había envenenado mi vida, así que yo tenía que envenenar la suya. »Preparé dos tartaletas, una con las nervaduras venenosas y otra sin ellas. Naturalmente, hice una señal en la que no tenía. Fui a la universidad, compré dos cafés y fui a su oficina. Estaba sola. Le dije que tenía que ir a la ciudad y que al pasar por los jardines de la universidad había visto una panadería muy bonita que mi marido siempre elogiaba por su café y sus pasteles, de modo que entré a comprar las tartaletas y los cafés, pensando en que estaría sola cuando el resto de la gente se había ido de vacaciones y en que yo también estaba sola, con mi marido en Minneapolis. Ella estaba encantadora, muy agradecida. Dijo que se aburría un poco y que como la cafetería estaba cerrada tenías que ir al edificio de ciencias a por café y que le ponían ácido clorhídrico. Ja, ja, qué gracia. Así que fue como una fiestecita.—Yo el ruibarbo no puedo ni verlo —dijo el hombre—. Conmigo no habría funcionado. —Pero con ella sí. Tuve que arriesgarme a que empezara a hacer efecto deprisa, antes de que se diera cuenta de lo que pasaba y le hicieran un lavado de estómago, pero no demasiado rápido para que no lo relacionara conmigo. Tenía que quitarme de en medio enseguida. El edificio estaba vacío, y hasta la fecha, que yo sepa nadie me vio entrar ni salir. Naturalmente, conocía algunos atajos. —Se cree muy lista. Se fue de rositas. —Como usted. —Lo que yo he hecho no es tan rebuscado como lo que hizo usted. —Pero para usted era necesario. —Hombre, claro. —Lo mío también era necesario. Salvé mi matrimonio. Mi marido comprendió que ella no le habría hecho ningún bien. Estoy casi segura de que se habría puesto enferma con él. Ella era así. Habría sido una carga para él. Y él lo comprendió. —Más vale que no haya puesto nada en los huevos esos —dijo el hombre—. Como lo haya hecho, se va a arrepentir. —Claro que no. Ni se me habría ocurrido. No es algo que haga con frecuencia. La verdad es que no sé nada de venenos. Me enteré de eso por pura casualidad. El hombre se levantó con tal brusquedad que derribó la silla en la que se sentaba. Nita observó que no quedaba mucho vino en la botella. —Necesito las llaves del coche. Nita fue incapaz de pensar por un instante. —Las llaves del coche. ¿Dónde las ha puesto? Podía ocurrir. En cuanto le diera las llaves del coche podía ocurrir. ¿Serviría de algo contarle que se estaba muriendo de cáncer? Qué estupidez. No serviría de nada. Morir de cáncer más adelante no le impediría hablar hoy. —Nadie sabe lo que le he contado —dijo—. Es usted la única persona con quien he hablado de esto. Sí que iba a remediar eso las cosas. La ventaja que había alegado probablemente le había entrado por un oído y le había salido por el otro. —No lo sabe nadie todavía —dijo el hombre, y Nita pensó: Gracias a Dios. Va por buen camino. Lo comprende. ¿O no? Quizá, gracias a Dios. —Las llaves están en la tetera azul. —¿Dónde? ¿En qué jodida tetera? —En la esquina de la encimera… Se rompió la tapa y la usábamos para guardar cosas… —Cállese. Cállese o la hago callar yo bien callada. —Intentó meter la mano en la tetera azul, pero no le cabía—. ¡Joder, joder, joder! —gritó; volcó la tetera, le dio un golpe contra la encimera, y no solo cayeron al suelo las llaves del coche, las de la casa, monedas diversas y un fajo de dinero antiguo de Canadian Tire, sino que unos cuantos trozos de cerámica azul se desparramaron por el suelo. —Las del cordel rojo —dijo Nita con un hilo de voz. El hombre se puso a dar patadas a las cosas hasta que cogió las llaves que quería. —Bueno, ¿qué va a decir del coche? Que se lo ha vendido a un desconocido, ¿no? Nita tardó unos segundos en comprender la importancia de aquellas palabras. Cuando cayó en la cuenta, la habitación se puso a temblar. —Gracias —dijo Nita, pero tenía la boca tan seca que no sabía si le había salido ningún sonido. Algo debió de salirle, porque el hombre dijo: —155— —No me dé las gracias todavía. Tengo buena memoria —añadió—. Muy buena memoria. Y ese desconocido, no se parecerá en nada a mí. No querrá que se pongan a desenterrar cadáveres en los cementerios, ¿no? Acuérdese: como suelte algo, lo suelto yo. Nita seguía mirando al suelo. Sin moverse ni hablar, solo miraba el revoltijo del suelo. Se había marchado. Se cerró la puerta. Nita siguió sin moverse. Quería cerrar la puerta con llave pero no podía dar ni un paso.Oyó que arrancaba el motor, después se apagó. ¿Qué pasaba? El hombre estaría tan nervioso que lo hacía todo mal. Otra vez arrancaba, volvía a arrancar y giraba. Los neumáticos en la grava. Fue temblando hasta el teléfono y comprobó que aquel hombre había dicho la verdad; lo había cortado. Junto al teléfono había una de las múltiples estanterías que tenían. Aquella estaba llena sobre todo de libros viejos, libros que no se abrían desde hacía años. La torre orgullosa. Albert Speer. Los libros de Rich. Alabanza de las verduras y las frutas conocidas. Platos suculentos y elegantes y nuevas sorpresas, recopilados, probados y creados por Bett Underhill. Cuando terminaron la cocina, Nita cometió el error de intentar cocinar como Bett durante una temporada. Una temporada muy corta, porque resultó que Rich no quería que le recordaran todo aquel follón y ella no tenía suficiente paciencia para tanto cortar y hervir. Pero aprendió unas cuantas cosas que la sorprendieron, como las propiedades tóxicas de ciertas plantas conocidas y por lo general inofensivas. Debería escribir a Bett. Querida Bett, Rich ha muerto y yo he salvado la vida haciéndome pasar por ti. ¿Qué le importa a Bett que haya salvado la vida? Solo hay una persona a la que realmente merece la pena contárselo.Rich. Rich. Ahora se da cuenta de lo que es echarlo en falta de verdad. Como si al cielo le chuparan todo el aire. Debería ir al pueblo. Había una comisaría detrás del ayuntamiento. Debería comprarse un teléfono móvil. Estaba tan impresionada, tan terriblemente cansada que apenas podía moverse. En primer lugar, tenía que descansar. La despertó un golpe en la puerta, que seguía abierta. Era un policía, no uno del pueblo, sino de la policía provincial de tráfico. Le preguntó si sabía dónde estaba su coche. Nita miró hacia la grava donde lo aparcaban antes. —Ha desaparecido —dijo—. Estaba ahí. —¿No sabía que lo habían robado? ¿Cuándo fue la última vez que se asomó y lo vio? —Debió de ser anoche. —¿Estaban las llaves dentro? —Supongo que sí. —Tengo que decirle que ha sufrido un grave accidente. Un accidente sin otros coches implicados a este lado de Wallenstein. Al conductor se le fue a la cuneta y lo destrozó. Y eso no es todo. Buscan al hombre por triple asesinato. Esas son las últimas noticias que tenemos. Asesinato en Mitchellston. Ha tenido suerte de no tropezarse con él. —¿Está herido? —Muerto. Instantáneamente. Merecido se lo tiene. Luego siguió un sermón amable pero severo. Dejarse las llaves en el coche. Una mujer que vive sola. Nunca se sabe en los días que corren. Nunca se sabe.No olvide conectarse con la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
Entre el 22 y el 26 de mayo, la Casa de Poesía Silva realizará la Semana Libros y Versos para conmemorar los 128 años de la muerte del poeta colombiano José Asunción Silva. Esta edición estará dedicada a explorar la relación entre la poesía y las ciencias médicas.Para ahondar en este tema, los conversatorios, lecturas de poemas, talleres, presentación de libros, caminata poética y venta de libros de poesía tendrán la participación del Departamento de Psiquiatría de la Universidad Nacional de Colombia, el Doctorado en Neurociencias de la Pontificia Universidad Javeriana y su Laboratorio de investigación Cognición, Neurociencia y Contexto y por supuesto, de la HJCK.Además, participarán Los Impresentables literatura y cultura emergente y la Red de Talleres de Escritura Creativa y Tertulias Literarias, Relata.La relación entre ciencia y poesía, que es transversal en esta programación cultural tiene su origen en el poema titulado Avant – Propos, que da inicio al poemario Gotas Amargas. En él, Silva es el primer poeta en Colombia que establece la equivalencia que puede existir entre la poesía y la medicina al proponer que, así como aquella medicina popular de la época, conocida bajo el nombre de Gotas Amargas, era capaz de mejorar un estómago estragado, de la misma manera los poemas de este poemario son capaces de sanar el alma. De allí que se decidiera que el propósito de esta semana sea el de resaltar la relación entre la poesía y las ciencias médicas, mostrando cómo ambas pueden enriquecerse mutuamente. A través de conversatorios, lecturas de poemas, talleres y presentaciones de libros, se busca promover un diálogo interdisciplinario que honre la memoria y el legado de José Asunción Silva.Programación de la Semana Libros y Versos 2024Miércoles, 22 de mayoConversatorio y lectura de poemas: «Autopsia al corazón del poeta»Es noticia bien difundida que José Asunción Silva aparece muerto en su casa debido a un disparo en el corazón propiciado por un revólver Smith & Wesson que reposa cerca de su mano. Hoy en día existen varias teorías al respecto de la muerte del poeta que se dividen principalmente entre aquellas que asumen que su muerte es debida a la propia mano y aquellas otras que siguen la teoría expuesta por Enrique Santos Molano en la cual se establece el posible asesinato del poeta. En este interesante conversatorio los doctores, de la Universidad Nacional de Colombia, Franklin Escobar (Psiquiatra forense de la Universidad Nacional de Colombia) y Nelson Téllez (Médico patólogo forense, escritor y editor) conversarán con Rodolfo Ramírez Soto (poeta y experto en la vida y obra de José Asunción Silva) al respecto de las señales que se deben buscar, según sus especializaciones médicas, para poder tomar partido por una u otra teoría.🕒 6:30 p.m.📍 Auditorio de la Casa de Poesía SilvaJueves, 23 de mayoPresentación de libros: Editorial independiente Matera LibrosSe tiene documentado que la noche del sábado 23 de mayo de 1896 José Asunción Silva realizó una velada literaria en su casa en la cual recitó varios poemas de su autoría. Con el ánimo de rememorar la actividad de aquella noche la Semana Libros & Versos destinó la actividad del jueves 23 para presentar la obra de tres poetas emergentes que recientemente han publicado su primer poemario con el sello Editorial Matera.🕒 6:30 p.m.📍 Auditorio de la Casa de Poesía Silva💬 Síganos en nuestro canal de Whatsapp aquí.Viernes, 24 de mayoConversatorio y lectura de poemas: «Gotas amargas: la poesía como cura desde 1891»Gotas amargas quizá sea el poemario más particular, cercano a lo antipoético, compuesto en Colombia entre 1891 y 1895. En él el autor propone que sus textos alivian el alma de la sociedad Bogotana que está entregada a los excesos formales románticos. Su poemario, además de crítico con las costumbres sociales del momento, también apunta a sanar los vicios del oficio poético y la mayor enfermedad de la época: la depresión, conocida en aquellos días como el Mal del siglo. Los doctores Hernando Santamaría (Director del Departamento de Psiquiatría – Universidad Nacional de Colombia) y Lucas Herrera Leiva (Poeta, médico psiquiatra y doctorante en neurociencias) hablarán con la periodista Camila Builes (Directora de la HJCK y magister en literatura) y nos contarán, a la luz de la documentación científica contemporánea, qué tan cierta es aquella idea de que un poema sea capaz de aliviar los males del cuerpo.🕒 6:30 p.m.📍 Auditorio de la Casa de Poesía SilvaSábado, 25 de mayoTalleres de creación y apreciación poéticaCon el ánimo de dar una parte práctica a la conversación realizada el viernes el Laboratorio de investigación: Cognición, Neurociencia y Contexto, de la Universidad Javeriana de Colombia, desarrollará algunos ejercicios experimentales con los asistentes del Taller de Poesía Ciudad de Bogotá: Los Impresentables 2024, que ese día abrirá su sesión al público en general que quiera hacer parte de estos ejercicios en los que se estudia la relación entre la experiencia literaria y el cerebro.🕒 10:00 a.m. a 12:00 p.m.📍 Sala de lectura de la Biblioteca especializada en poesía de la Casa de Poesía SilvaInscripción previa, aquí.Domingo, 26 de mayoCaminata Poética: «Tras los pasos de Silva»: Las enfermedades de la Bogotá de 1865-1896Silva vivió en la Bogotá de los años 1865 a 1896. Para esos años las enfermedades que más asolaban a los ciudadanos eran el cólera, el tifo y la viruela. Varias de ellas llevaron a la muerte a los hermanos de José Asunción Silva. En este recorrido visitaremos las casas que habitó el poeta rememorando cómo eran en aquellos años y haciendo notar cómo el entorno resultaba propicio para la propagación y desarrollo de estas enfermedades. Para ello contaremos con la compañía del médico pediatra y salubrista Bryan Castañeda quien nos contará más detalles de estas enfermedades y los métodos más comúnmente empleados para enfrentarlas.🕒 8:30 a.m.📍 Parque Santander, BogotáTalleres de creación y apreciación poéticaEl ejercicio poético como una actividad artística que propicia la sanación también se ha visto estudiado en la relación existente entre la poesía y la música. En el taller del domingo se explorarán diversos géneros musicales a partir de los cuales se puede entretejer una composición poética.🕒 11:00 a.m. a 1:00 p.m.📍 Sala de lectura de la Biblioteca especializada en poesía de la Casa de Poesía SilvaInscripción previa, aquí.Los eventos de esta agenda cultural son de entrada libre, y en los casos que se requiere inscripción previa, solamente tendrá que diligenciar el formulario mencionado en la descripción de cada evento. Ver esta publicación en Instagram Una publicación compartida por Fundación Casa de Poesía Silva (@casadepoesiasilva) 🔴 No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
El director de cine franco-polaco de 90 años, al que varias mujeres han acusado de agresión sexual y violación, había tachado la acusación de Lewis de "odiosa mentira".Los jueces del tribunal correccional de París no debían pronunciarse sobre si el director violó o no a Lewis, sino sobre si abusó de la libertad de expresión en una entrevista que concedió a la revista Paris Match en 2019.En aquella entrevista, el director de "Chinatown" y "El bebé de Rosemary" calificó de "odiosa mentira" la acusación de la actriz, quien en 2010 afirmó que este la "agredió sexualmente" durante un 'casting' en su domicilio en París en 1983, cuando ella tenía 16 años."Como ven, la primera cualidad de un buen mentiroso es una excelente memoria. Charlotte Lewis siempre es mencionada en la lista de mis acusadoras sin que nunca se señalen [sus] contradicciones", añadió el director en la entrevista.Los magistrados consideraron que estos comentarios constituían "un juicio de valor sobre el carácter polifacético de la demandante".El tribunal apreció "una discrepancia significativa entre la admiración y el reconocimiento (de la actriz) hacia el director, que expresó públicamente hasta 2010, y la denuncia del carácter violento de su relación en el momento en que decidió tomar parte en la vindicta contra él".La abogada de Polanski, Delphine Meillet, dijo que era un fallo "importante". "Se puede poner en duda las declaraciones de parte acusadora", señaló.💬Síganos en nuestro canal de WhatsApp aquí."Un día muy triste"Charlotte Lewis expresó su "tristeza" tras el fallo. "Es un día muy triste para las mujeres que denuncian a sus agresores", dijo llorando. Su abogado, Benjamin Chouai, indicó que su clienta "probablemente" apelaría. "Esto no ha terminado", advirtió.Durante el juicio por difamación celebrado en marzo, Lewis, que actuó en la película "Piratas" de Polanski en 1986, declaró que fue víctima de una "campaña de difamación" que estuvo a "punto de destruir" su vida tras sus revelaciones.Los abogados de Polanski, que no asistió al juicio, citaron una entrevista de Lewis publicada en 1999 por el desaparecido periódico sensacionalista británico News of the World. El diario atribuía a Lewis estas declaraciones: "Quería ser su amante (...) Probablemente lo deseaba más que él". Pero la actriz denunció que no eran "exactas".Los abogados de Polanski estiman que su cliente fue "abandonado a merced" de la opinión pública en "el asfixiante contexto del #Metoo" y denuncian un "juicio absurdo".A lo largo de su carrera, varias mujeres han acusado al ganador de tres premios Óscar y de una Palma de Oro en el festival de Cannes por "El pianista" de agresión sexual y violación, algunas cuando eran menores. El director siempre ha negado estas acusaciones por hechos prescritos, que no le han impedido trabajar.Desde hace más de 40 años, está considerado como un prófugo en Estados Unidos, donde fue condenado por mantener relaciones sexuales ilegales con Samantha Gailey, una menor de 13 años.En 2025, el director deberá enfrentar un juicio civil en la ciudad estadounidense de Los Ángeles, después de que una mujer lo acusara de violarla en 1973 cuando era menor.El fallo coincide con el día de la inauguración del 77º Festival de Cannes, que abrió sus puertas este martes en un clima de efervescencia, con una nueva oleada de movilizaciones contra la violencia sexual en el cine francés.No olvide conectarse con la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.