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Turbantes: un tejido de dignidad y herencia

En el marco de la edición número 25 del Festival Petronio Álvarez, conversamos con Karen Mina, una mujer dedicada a visibilizar el legado ancestral que pervive a través de los turbantes, una de las tradiciones más importantes para las mujeres en el Pacífico Colombiano. Hacemos un recorrido por la historia de esta prenda.

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Festival Petronio Álvarez

A menudo sucede que las primeras impresiones que tenemos sobre algunos elementos siguen dos caminos: nos deslumbran o nos dan igual. Sin embargo, cada vez se hace más necesario aguzar el ojo y escuchar, más cuando se trata de comunidades que desde hace muy poco han tenido espacios abiertos y libres para sus voces.

Los turbantes, como tejido que son, han entrelazado distintos hilos a lo largo de la historia, hasta convertirse en lo que son, un símbolo de resiliencia para las mujeres de la comunidad afro. Pero su significado es una herencia, el resultado de un proceso de resignificación que construyeron los descendientes de los esclavos, quienes se han encargado de heredar ese símbolo, generación, tras generación.

En el marco de la edición número 25 del Festival Petronio Álvarez, conversamos con Karen Mina, una mujer dedicada a visibilizar el legado ancestral que pervive a través de los turbantes, una de las tradiciones más importantes para las mujeres en el Pacífico Colombiano. Aquí hacemos una línea de tiempo por su historia.

"Turbante obligatorio": un mandato racista

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La dominación de las colonias europeas atravesó todas las dimensiones humanas de las comunidades africanas esclavizadas. Movidos por una necesidad inagotable de distinción, los colonizadores promulgaron leyes con el objetivo afianzar la superioridad de los europeos y mantener empobrecidos a los esclavos. Bajo esa lógica se decretó la "Ley del Negro", en 1735, que ordenaba el tipo de ropa y telas que las personas negras podían usar. Más adelante el "Edicto de buen gobierno” que decretó la colonia española, obligaba a las mujeres a usar un pañuelo en la cabeza y les prohibía el uso de joyas. Los pañuelos en la cabeza eran un rasgo de inferioridad. Para los colonizadores se convirtió en una forma de disuadir a los capataces de las plantaciones de mantener cercanía con mujeres negras.

Para Karen Mina, caleña de nacimiento y con una huella ancestral que la conecta a Santander de Quilichao, el turbante es sinónimo de resiliencia, identidad cultural, empoderamiento de la mujer. Mina reconocer que "fue impuesto en la época de la colonización para que las mujeres negras que era esclavas, taparan su cabello y sus peinados", sin embargo, la transformación de esta prenda no solo ha dado un sentido estético a la comunidad, sino que se ha convertido en una declaración de estatus para las mujeres.

Sobre el uso obligado del turbante, Mina asegura que "Eso marcó el rumbo de todo un lenguaje no verbal, hasta que lo convertimos en un arte. Cada moño, cada amarre tiene un significado diferente. Además, le dimos distintas funcionalidades. En la época de la colonia, fue ese accesorio que tapaba las rutas de escape que eran las trenzas, además se guardaba el oro allí para que al escapar, pudiese utilizarse como sustento de las familias".

Nudos y significados: las formas de llevar un turbante

Siguiendo en la línea del tiempo, durante las guerras civiles en Estados Unidos, los pañuelos se convirtieron en parte del uniforme de las mujeres negras esclavas y para las mujeres mestizas fueron obligatorios los turbantes, así seguían siendo distinguidas como no blancas. Los rumores de rebelión por parte de los esclavos se convirtieron en el pretexto para endurecer los castigos y vigilancia que ejercían los dueños de las plantaciones. Así la regulación del código de vestuario de la comunidad negra se recrudeció.

El turbante se asoció con la representación de las mujeres negras como “mamis” que satisfacían las necesidades de sus amos y amas blancas. Ese fue uno de los primeros estereotipos que permeó la publicidad, como la Tía Jemima de la mezcla de pancakes. Sin embargo, la comunidad fue resignificando la prenda poco a poco, variando los nudos, los costados de la cabeza en los que se ubicaban, hasta convertirse en un rasgo identitario, de orgullo y dignidad.

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Para Karen Mina hay tres nudos muy importantes: "Si llevamos el nudo o moño a la derecha, significa que es una mujer casada, seguramente tiene hijos. A la izquierda, se se lee como una mujer soltera, que está disponible y ahí los hombres copia el código; pero si lo lleva al frente, es el posicionamiento que la mujer tiene en nuestra sociedad, matrona de la familia".