Sergio Cabrera ha sido uno de los directores de cine colombiano más importantes, se convirtió en una figura fundamental para entender la narrativa colombiana del séptimo arte. Nació en 1950 en la ciudad de Medellín y desde niño estuvo cerca de las cámaras gracias a su padre quien era actor, a los 13 años su familia decidió irse a Pekin y allí comenzo el camino.
Su adolescencia estuvo atravesada por el arte y el cine, cuando cumplió 16 años se unió a un colectivo de estudiantes que hicieron parte de la revolución cultural en China llamado Guardia Roja. Volvió a Colombia en el año 1968 y cuatro años después decidió volver a China para estudiar Filosofía en la Universidad de Pekín.
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“Mi formación oriental me da más perspectiva de las cosas, más paciencia, más pasión, un concepto más realista del tiempo en el que no todo tiene que ser ya”, dijo en estrevista con la revista BOCAS en el 2015.
Luego decidió dedicarse al cine y se fue a Londres para formarse como director después de coincidir con el cineasta Joris Ivens a quien asistió en una película como intérprete.
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La Estrategia del Caracol y el camino en el cine
En 1993 se estrenó su obra prima, La Estrategia del Caracol , película protagonizada por el padre de Cabrera y uno de los filmes más emblématicos de la historia cinematográfica colombiana.
Cabrera cuenta en la entrevista con BOCAS que sin Gabriel García Márquez La Estrategia del Caracol no habria sido posible: "cuando íbamos en el tercero de los diez rollos llamó a Mercedes y le dijo que cancelara la cena. Se quedó hasta las once y me prometió que al otro día se ponía a salvar la película. Efectivamente al día siguiente me llamó, me puso en contacto con unos productores en París y me ayudó a conseguir la financiación para terminar La estrategia del caracol. Sin ese empujón yo no sé qué hubiera pasado".
Cabrera también ha mencionado que la frase emblemática de la película "ahí tiene su hijueputa casa pintada" puede interpretarse como el logro de aquellos que siempre han estado bajo lo mismo y pueden por fin despegarse de aquello, salir de la opresión.
Otro de sus proyectos recordados es Golpe de Estadio , lanzada en 1998, que es una forma de ver el futbol como espacio para la reconciliación del conflicto. Esta película fue nominada a los Premios Goya en 1999 como mejor película de habla hispana.
Después de un tiempo decidió no hacer más largomentrajes sino dedicarse a otras producciones, fue ahí donde empezó a dirigir novelas como Escalona, La Pola, Dr. Mata y Garzón vive .
En la entrevista con BOCAS le preguntan acerca de la finalidad del cine y Cabrera menciona: "para contar las historias que me interesan. A mí no me preocupa que me recuerden ni que mis películas trasciendan en la historia. Hago cine porque quiero hablar de las cosas que me importan".
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Cabrera también resalta la importancia del apoyo al cine colombiano e independiente: “si en un principio un país no tiene cine, después no tiene teatro, tampoco ballet, ni música y terminamos convertidos en una fábrica”, dijo en una entrevista con el diario El Espectador.
Paso a la política
En 1968 en su regreso a Colombia se integró al Ejército Popular de Liberación (EPL), sus diálogos con el movimiento comunista empezaron desde China y cuenta que "desde que llegué me di cuenta de que eso no era lo mío, sentí que me habían engañado. Pero salirse una vez que uno está adentro es muy difícil".
En 1998 llegó a la Cámara de Representantes de Bogotá, allí logró el puesto como segundo vicepresidente, estuvo allí algunos años y luego volvió al cine como el hijo pródigo que vuelve a casa.
Ahora regresa a la tierra que lo vio crecer y que inspiró también su trabajo cinematográfico, en donde dio sus primeros pasos por el camino de las cámaras y que está a la espera de recibirlo de nuevo.
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