
Ozzy Osbourne es una figura esencial en la historia del heavy metal. Su influencia no solo se limita a su rol como vocalista de Black Sabbath, sino que se extiende a su carrera solista, su estética, su presencia escénica y su capacidad para reinventarse. Desde los años 70 hasta la actualidad, Osbourne ha sido un referente que ha moldeado profundamente el género y lo ha llevado a nuevas audiencias.
Todo comenzó a finales de los años 60, cuando junto a Tony Iommi, Geezer Butler y Bill Ward, formó Black Sabbath. Su álbum debut homónimo de 1970, seguido por Paranoid y Master of Reality, sentó las bases del heavy metal con guitarras distorsionadas, riffs pesados y letras oscuras que rompían con el idealismo hippie. En esta época, la voz de Ozzy, lúgubre y apocalíptica, se convirtió en una de las más distintivas del rock pesado.
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En los años 80, tras su salida de Black Sabbath, Osbourne sorprendió al mundo con una exitosa carrera solista. Blizzard of Ozz y Diary of a Madman no solo revitalizaron su figura, sino que, gracias a la colaboración con el guitarrista Randy Rhoads, llevaron el metal hacia un sonido más virtuoso y teatral. Además, Ozzy fue pionero en el uso del videoclip como herramienta de difusión, consolidando su imagen —cruces, maquillaje, murciélagos— como un ícono visual del género en plena era MTV.
Durante los 90, cuando el grunge dominaba la escena musical, Ozzy se mantuvo vigente. En 1997, se reunió con Black Sabbath, pero también creó Ozzfest, un festival que impulsó nuevas bandas como Slipknot, System of a Down y Marilyn Manson. Así, logró conectar a las nuevas generaciones con el metal clásico y amplió la diversidad sonora del género.
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En los años 2000 y 2010, Ozzy trascendió la música para convertirse en una figura mediática. Su reality show The Osbournes, emitido por MTV, lo mostró como un personaje entrañable, contradictorio y cercano, lo que lo convirtió en una celebridad global. Aun así, no dejó de producir música ni de colaborar con artistas contemporáneos, como Post Malone, demostrando su vigencia y su capacidad para dialogar con otros géneros.
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Incluso en la última década, marcado por problemas de salud y el diagnóstico de Parkinson, Ozzy lanzó nuevos discos como Ordinary Man (2020) y Patient Number 9 (2022), reafirmando su lugar como leyenda viva del metal. Su retiro de los escenarios en 2023 no significó un adiós, sino el cierre digno de una carrera que transformó radicalmente la música pesada.
Ozzy Osbourne no solo ayudó a crear el heavy metal: lo expandió, lo desafió y lo mantuvo relevante. Su legado, marcado por la reinvención constante, la audacia estética y la fidelidad a un sonido potente y oscuro, es imposible de imitar. El “Príncipe de las Tinieblas” fue, sin duda, una de las figuras más influyentes en la evolución del heavy metal a lo largo de las décadas.
Con su muerte se cierra un capítulo esencial en la historia de la música pesada: el de un artista que transformó el metal desde sus cimientos, lo llevó a escenarios impensables y supo mantener viva su llama durante más de cinco décadas. Irreverente, caótico y genial, Osbourne deja un legado imposible de medir, pero presente en cada riff oscuro, cada grito gutural y cada generación que encontró en su voz un eco de resistencia y libertad.
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