A sus 44 años, Orozco-Estrada (Medellín, 1977) es el colombiano que más brilla en el firmamento de la música clásica, en el que ha dirigido la Filarmónica de Berlín, el Concertgebouw de Ámsterdam, la Filarmónica de Viena, la Nacional de Francia y la Sinfónica de Chicago, entre muchas otras.
El maestro, que también ha sido director titular de la Sinfónica de Houston y de la Sinfónica de Viena —donde reside—, dio una entrevista a Efe en Bogotá, donde a partir de este fin de semana dirigirá a la Orquesta Sinfónica Nacional de Colombia en un ciclo de tres conciertos en el Teatro Colón en los que se interpretarán por primera vez en el país las cinco sinfonías de Felix Mendelssohn.
Pregunta: ¿Cuáles son sus fortalezas para estar donde está, viniendo de Colombia, un país sin tradición en la música sinfónica?
Respuesta: Primero es una cosa personal, es el entender —y esto me lo decía mi maestra Cecilia Espinosa estando yo muy joven, de 15 ó 16 años: "No se le olvide que aparte de tener talento y ganas, tiene que tener el estómago para ser director"—, y yo no sabía qué me quería decir (...), pero después entendí que el estómago es como una metáfora de muchas cosas, significa que hay que tener la resistencia, ese coraje y esa decisión.
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Hay que entender que para ser músico y para ser un profesional hay que hacer muchos esfuerzos, muchos sacrificios.
Es entender la dirección como una combinación de muchas cosas, de muchos talentos, de muchas disciplinas y básicamente de un respeto profundo por todo, por la partitura, por el trabajo, por tus ideas, por los otros, por la orquesta, por los que tocan para ti.
P: ¿Ha sentido alguna discriminación por su origen?
R: Honestamente, no. Lo digo de otra forma, es posible, pero yo no le presto atención; puede ser que haya sucedido, pero como yo estoy concentrado en lo mío (...) aunque haya situaciones adversas o difíciles, yo no les presto demasiada atención. Cuando esas situaciones sucedan, que pueden suceder, hay que seguir adelante porque gente tonta hay en todas partes del mundo.
P: ¿Hay alguna orquesta que no haya dirigido que le gustaría?
R: No me lo había preguntado. Le podría decir a cuáles orquestas quisiera volver, pero en realidad creo que he tenido la suerte de dirigir todas las orquestas que me hubiese imaginado algún día.
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He podido pasar por casi todas y las que no, pues están muchas ya agendadas. Por ejemplo, en un par de meses voy a Boston, siempre he querido dirigir la Sinfónica de Boston; el año entrante voy a dirigir la Filarmónica de Nueva York, entonces esas orquestas también emblemáticas en las que por supuesto he soñado estar van viniendo, afortunadamente. Me siento totalmente feliz y afortunado en ese sentido.
P: ¿A cuáles le gustaría volver?
R: A la Filarmónica de Berlín me encantaría regresar, es una orquesta maravillosa y tuve una experiencia muy bonita, pero no se ha dado el regresar y quisiera, ojalá algún día, poder estar allí.
En el Concertgebouw de Ámsterdam estuve una vez, pero bueno, regresaré. El año entrante hacemos una producción de ópera, un "Fidelio", de Beethoven, en el Teatro de la Ópera de Ámsterdam y va a tocar la Concertgebouw, entonces ahí volveré.
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De resto, creo que más allá de los nombres, que es fundamental, es siempre cómo buscar esa química, buscar ese lenguaje común entre una orquesta y, en el caso mío de director, para lograr transmitir realmente lo que queremos.
P: ¿Qué viene después de la Sinfónica de Viena. Tiene entre sus objetivos ser titular de alguna orquesta?
R: Eso siempre lo he hecho y me gusta mucho, además que lo sueño. Estamos trabajando en eso, vamos a ver cómo se desarrolla. Yo en estas cosas hasta que no tenga un contrato firmado no hablo, pero hay algunas alternativas, se están moviendo algunas cosas.
Lo que sí está claro es que hay dos momentos importantes para mí en la situación de la Sinfónica (de Viena), que fue que tenía que terminarse; yo decidí terminar el trabajo con la Sinfónica por las razones que creo que se conocen, y para mí fue importante porque se me abre la posibilidad de reorganizar mi vida de cierta forma y de entender muchas cosas de mí mismo, y eso siempre es positivo viéndolo desde ese punto de vista.
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P: ¿Cómo percibe la acogida de la música sinfónica en Colombia y en América Latina?
R: En Latinoamérica en general no tengo mucha presencia porque básicamente estoy siempre en Colombia y de resto, en Europa y en Estados Unidos, pero siempre que vengo a Colombia, sea aquí en Bogotá o en Medellín, me siento en casa, el público es muy receptivo y muy caluroso, me reciben siempre con mucho respeto y con mucha alegría, y eso, aparte de que me honra y me alegra, me llena también de mucha responsabilidad.
P: ¿Qué puede contar del disco que grabó recientemente con la violinista Hilary Hahn, con el sello de la Deutsche Grammophon?
R: Fue una experiencia maravillosa. Yo he tenido el gusto, el placer, el honor de trabajar con Hilary varias veces, inclusive estuvimos en Colombia una vez en Medellín, y hemos entablado una relación artística muy interesante donde podemos desarrollar la interpretación y las ideas artísticas de una manera muy orgánica.
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Tenemos el "Concierto para Violín", de Dvorak y luego combinamos esto con el "Concierto para violín", de Ginastera, y al final, como un regalo para el público, hicimos la "Fantasía Carmen" para violín y orquesta, de Sarasate. Fue un proyecto maravilloso, yo quedé muy contento y creo que ella también y sobre todo con ganas de seguir haciendo más proyectos en el futuro.
P: Usted es director titular de la Filarmónica Joven de Colombia. ¿Cómo es esa relación con los jóvenes músicos colombianos?
R: Lo más importante es, primero, poder compartir con la gente joven, eso siempre me llena de alegría y además en Colombia, mi país, con mayor razón.
Es una orquesta compuesta por los mejores músicos de todo el país, pero sobre todo es una orquesta muy comprometida, hay una disciplina absoluta y yo creo que eso es fundamental, sobre todo en la parte educativa para los jóvenes.
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Además, hay un respeto por lo que se hace, que es el segundo componente muy profundo. Y lo tercero es que intentamos, a través de la música y en esa combinación de jóvenes de todo el país y de muchas edades ofrecer también en el escenario algo muy auténtico, con mucha energía y muchas veces también visualmente diferente.
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