La artista asegura que está abrazando todo tipo de géneros, incluyendo la música urbana en español, para hacer "accesible y cercana" la música clásica. "La música salvó mi vida", destaca la fundadora de esta organización sin ánimo de lucro que busca "llevar la música sinfónica de clase mundial del pedestal al corazón de nuestra comunidad".
Recuerda rancheras como "Paloma negra" y otras que cantaba su madre, oriunda de la ciudad mexicana de Tijuana. Eran sinónimo del "gran amor" que recibió de ella.
En la adolescencia fueron las versiones de los clásicos del pop que tocaba en la banda de marcha instrumental de su escuela como directora de campo las que la alegraron. "Cuando estaba liderando la banda era mi momento feliz", dice.
Por eso decidió dedicarse a la música, para lo que consiguió una beca. Sin embargo, fue durante sus primeras semanas en la universidad cuando escuchó por primera vez música clásica y lo que sintió fue "tan profundo" que la transformó.
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Ahora, a sus 41 años, quiere pagar su deuda con la música "creando nuevas oportunidades para que públicos diferentes vivan lo mismo". Una de esas oportunidades será el concierto "ALTA Sinfónica", en el que Bejarano dirigirá a la Filarmónica, con los artistas urbanos Snow Tha Product, Los Rakas y Óscar Cortez.
El recital tendrá lugar el 1 de octubre en San Francisco y será dirigido por Bejarano, quien se considera un "puente" entre las diferentes expresiones musicales.
"Superheroína" de la música
La primera pieza clásica que Bejarano escuchó fue la Quinta Sinfonía de Beethoven, y "en ese momento supe que necesitaba saber más sobre música clásica y sumergirme en ese mundo tanto como fuera posible", recordó.
La cara de la conductora se ruboriza al recordar la experiencia. Poco después se le llenan los ojos de lágrimas al acordarse de su madre, quien no llegó a verla triunfar.
"Cuando mi mamá estaba en coma por un aneurisma en el cerebro, le puse el segundo movimiento del quinto concierto para piano de Beethoven, la pieza que me había enamorado. Quería que le salvara la vida a ella, como me la salvó a mí, pero murió poco después", recordó.
Bejarano abandonó la música por un año y estaba en proceso de entrar a la academia de policía cuando una de sus alumnas de piano, a las que daba clases para subsistir, le dijo que la veía "como una superheroína" porque podía hacer música.
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Era algo que no había escuchado jamás. De hecho, algunos profesores universitarios hasta trataron de desanimarla de seguir en la música clásica por sus rasgos latinos, sus múltiples tatuajes y 13 "piercings". "Yo nunca le presté atención a esas cosas, porque siempre supe quién era y el poder que tiene la música", manifestó.
"Creciendo como latina y gay"
"Creciendo como latina, como gay, lo único que me mantuvo anclada fue la música. Es lo que quiero para los jóvenes", explica. "No basta con invitar a gente que se siente ajena a la música clásica a venir a los conciertos. Hay que acercar la música a ellos", agrega.
Bejarano ha hecho para la Filarmónica de San Francisco arreglos de los temas de Snow Tha Product, Los Rakas y Óscar Cortez. "He sido muy cuidadosa porque quiero elevar su música, no minimizarla ni apagarla", explicó.
"Al ser una minoría, al ser mujer, también estoy, con sólo estar en el podio, mostrando y siendo una voz para esas otras minorías que represento", destacó.
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En abril de 2019, Bejarano fue la primera mujer en dirigir como invitada a la American Youth Symphony en Los Ángeles. También fue directora invitada en la Conferencia Mujeres en la Música, la Diversidad y el Liderazgo de la Universidad Estatal de San Diego.
En 2018 fue la directora residente de la Orquesta Sinfónica de la Universidad de California en Santa Cruz. Poco después decidió que quería su propia orquesta y comenzó los esfuerzos para fundar la Filarmónica de San Francisco.
Además, ha dirigido orquestas en Rusia, Italia, Rumania, Bulgaria, República Checa, España, Venezuela y muchas ciudades de Estados Unidos. Actualmente es una de las directoras invitadas regulares de la Camerata Antonio Soler en San Lorenzo de El Escorial, en España.
Todos esos logros le producen una mezcla de "asombro y orgullo", pero insiste en que lo único importante es "la música y la conexión que genera".
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"Cuando estoy en el podio siempre siento esa energía poderosa que me envolvió el primer día. El tiempo desaparece y me siento en el presente como parte de un intercambio de energía entre la orquesta, mi batuta y el público, que me tardo tres días en sentirme normal de nuevo", relató. No tiene un momento favorito, y considera que la experiencia de la dirección "es la magia".
Bejarano agradece que cada vez haya más latinos en el mundo de la música clásica además de Gustavo Dudamel, el director venezolano de la Sinfónica de Los Ángeles y el más conocido.
Entre las mujeres figuran la colombiana Lina González-Granados, nombrada recientemente directora residente de la Ópera de Los Ángeles, y la mexicana Alondra de la Parra, designada en este 2022 directora principal invitada de la Orquesta Sinfónica de Milán.
Sin embargo, "falta mucho", afirma Bejarano. Por eso, está abriendo nuevas puertas para atraer a más jóvenes. Una de ellas es el inicio de su como autora, con un libro para niños que saldrá el próximo año.
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