Para ningún director ocupó Anton Bruckner una posición tan central y tan dominante como para Eugen Jochum, que dominó un repertorio que se extendía de Perotin, en la Alta Edad Media, a Karl Amadeus Hartmann, de Julio César, de Handel a los Trionfi , de Carl Orff. Además, Eugene Jochum tenía varias cosas en común con Bruckner: un padre que también ejercía la enseñanza, la dedicación al órgano durante toda su vida y la fe católica.
Eugen Jochum nació hace 120 años, el primero de noviembre de 1902 en la localidad de Babenhausen, situada en la Suabia bávara, no lejos de Ottobeuren. Tuvo la suerte de recibir en el Instituto Benedictino de Augsburg la formación humanística de la que procedía su competencia en cuestiones tanto de literatura como de historia del arte, deudora también de su estrecha relación con el erudito Romano Gaurdini.
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Eugen, el segundo de tres hermanos que han entrado a formar parte de la historia de la música, quería ser organista; su talento para la dirección de orquesta se descubrió por casualidad en la Musikhochschule de Munich. Ya en 1930, Eugen era en Duisburg el Director General de Música más joven de Alemania.
Eugen Jochum prefirió siempre las versiones originales. Se opuso, sin embargo, a la interpretación historicista de Bach y Handel; su corazón amaba las Pasiones de Bach, pero las dejó a un lado en los años cincuenta porque estaba harto de que se le acusara de romantización . Aceptaba que Haydn y Mozart se tocaran de manera expresiva y con una amplia plantilla orquestal. Las interpretaciones beethovenianas de Jochum se situaron frecuentemente junto a las de su modelo secreto, Furtwängler.
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La cabeza de un sabio, las gafas, el pelo blanco y la costumbre de dirigirse a sus músicos con un acento suabo, le daban un aire magistral a Eugene Jochum, sin embargo, este se disipaba en cuanto la batuta empezaba a dibujar curvas a la manera de Furtwängler y la mano izquierda reclamaba a los violines una especial expresividad.
Eugen Jochum (a quien recordamos en los 120 años de su nacimiento), encarnó el tipo de director específicamente alemán, cuyos gestos y cuya concepción remitían al postromanticismo y al expresionismo. Fueron justamente estas características las que propiciaron su relación durante décadas con la Orquesta del Concertgebouw de Ámsterdam, con la Sinfónica de Bamberg y con varias orquestas americanas, con las que ya anciano, en compañía de su hija, la pianista Verónica Jochum von Moltke, se presentó como director invitado.
Es difícil encontrar una orquesta de primera fila con la que Eugen Jochum no haya trabajado. Permaneció activo hasta una avanzada edad y se lamentó tan sólo de la pérdida de visión. Escuche el especial en Aniversarios HJCK el martes 1 de noviembre a las 11:00 a.m. por la señal en vivo de la HJCK.