Han pasado 62 años desde que inició la carrera artística de Francisco Buarque de Hollanda, reconocido como Chico Buarque, pero seis décadas exactas desde que su arte se popularizó.
Para entender su obra, activismo político y el mensaje de libertad que habita en sus letras nos tenemos que remontar al 31 de marzo 1964, cuando un golpe de estado derrocó al gobierno del presidente João Goulart e instauró una dictadura militar, con Humberto de Alencar Castelo Branco a la cabeza, que se extendió hasta marzo de 1985.
Nacido el 19 de junio de 1944 en Río de Janeiro, Brasil, Buarque creció en un entorno político y artístico; uno de los cuatro hijos historiador y sociólogo Sergio Buarque de Hollanda, quien más tarde co fundaría el movimiento de centro izquierda Partido de los Trabajadores, y la pianista y pintora Maria Amélia Cesário Alvim.
Aunque inició su formación profesional en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Sao Paulo, su vocación e influencias, como la del músico Vinicius de Moraes, lo acercaron al bossa nova y las letras.
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Para 1964, con la dictadura ya instaurada, y la amenaza de expulsar a la orden religiosa de los padres dominicos, como recuerda el periodista brasileño Fernando Morais para la Universidad del Valle, el teatro Paramount, en São Paulo, se llevó a cabo un show de beneficencia para apoyarlos. En ese evento tuvo lugar la primera aparición de Buarque para un gran público.
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Sus letras desde entonces contaban la represión que vivía el país. En 1966 alcanzó la fama tras su victoria compartida en el II Festival de Música Popular Brasileña (MPB), con su canción A Banda , junto a Geraldo Vandré y su canción Disparada .
“Hay días en que uno se siente como quien partió y murió, uno se estancó de repente, o fue el mundo entonces que creció”, reza Roda Viva, la canción más famosa de Buarque en 1968, que presentó al mundo después de participar en la 'Marcha de los cien mil'. Hacer parte de esta protesta multitudinaria contra la dictadura le valió meses de prisión y posterior necesidad de exiliarse en Italia.
Durante los siguientes años, la música de Buarque se consolidó en el famoso movimiento de MPB, con canciones como Samba de Orly , también conocida como Samba de exilio.
En los años setenta se popularizó Apesar De Você, una de sus canciones que con uno de sus versos, A pesar de usted mañana será otro día, se convirtió en el himno de la gente contra la dictadura y su represión, al punto de ser censurada en todo el país.
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Sin saberlo, Buarque le dio a los brasileños, el himno que años más tarde recordaría en las calles, para entonarlo, esta vez, en contra del gobierno de ultraderecha de Jair Bolsonaro entre 2019 y 2022.
A propósito del cumpleaños ochenta de Chico Buarque, Adélia Bezerra de Meneses, profesora de teoría literaria de la Universidad Estadual de Campinas (Unicamp) y de la Universidad de São Paulo (USP) aclaró a la Agencia Brasil el valor de las letras del artista:
“Por mi propia experiencia, puedo decir que no todas las letras de las canciones pueden ser tratadas como un poema, pero las canciones de Chico apoyan este enfoque, que no es ni superior ni inferior al análisis musical: la perspectiva buscada es otra. También es importante decir que existen distinciones entre compositores, y Chico –según sus propias declaraciones– se inclina más por la letra que por la música”, aclaró.
A la basta obra musical de Buarque, se suma su trabajo incansable en el campo de la literatura, en el que ha compuesto obras de teatro como Ópera do Malandro en 1978, cuentos, poemas y novelas, entre las que se destacan Estorvo (1991), Benjamim (1995) y Budapest (2003).
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En su obra escrita, al igual que en sus canciones, Buarque también habla sobre la lucha por la libertad y los derechos humanos. Además,rinde homenaje a la música, la literatura, y las tradiciones de Brasil, a menudo infundiendo sus obras con referencias culturales y folclóricas.
Sus novelas, su obra en conjunto, fue celebrada en 2019 con el Premio Camões, uno de los principales galardones de la literatura en lengua portuguesa; sin embargo, no fue hasta el 2023 que pudo recibir el reconocimiento de la mano de los presidentes de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa, y Lula da Silva, de Brasil. En 2019, Bolsonaro, como presidente, se rehusó a otorgarle el premio.
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