
La literatura latinoamericana del siglo XX estuvo marcada por voces que desafiaron los límites estéticos, morales y sociales del canon. Entre ellas, la de Raúl Gómez Jattin se levanta como una de las más viscerales, desgarradas y auténticas de la poesía colombiana contemporánea.
Su obra, marcada por la marginalidad, la locura, la sexualidad y la condición de poeta maldito, sigue interpelando a lectores que buscan en la poesía una verdad más honda que la retórica.
Lea también:
Gómez Jattin nació en una familia de ascendencia siria, en el Caribe colombiano. Creció en Cereté (Córdoba), una tierra cálida y húmeda que se convertiría en escenario simbólico y material de muchos de sus versos. Desde joven mostró inclinaciones artísticas, en especial hacia el teatro y la poesía. Se trasladó a Bogotá para estudiar derecho, pero pronto abandonó la carrera para entregarse de lleno a la literatura y las artes escénicas.
Su vida estuvo marcada por trastornos mentales —diagnosticado con esquizofrenia— y una existencia errante que lo llevó a vivir largas temporadas en hospitales psiquiátricos, en la calle, o dependiendo de la caridad de amigos y conocidos.
Publicidad
El poeta fue un habitante de parques, plazas y cafés de Cartagena, donde escribía y recitaba versos con una intensidad que oscilaba entre el éxtasis y la desesperación. Murió trágicamente en 1997, atropellado por un autobús en Cartagena, en circunstancias aún confusas que alimentan el aura trágica que rodea su figura.
La poesía de Raúl Gómez Jattin se inscribe en una tradición profundamente autobiográfica, marginal y contestataria. Su escritura, despojada de ornamentos, lanza al lector a una experiencia radical donde el yo poético se desgarra, se expone, se transgrede.
Publicidad
En su obra es recurrente la exploración de temas como: La locura y la enfermedad mental, abordadas sin victimismo ni pudor, como una forma de experiencia límite. La homosexualidad, tratada con naturalidad y rebeldía en una época en que aún era un tabú en la literatura colombiana. La pobreza, el desarraigo y la vida callejera, plasmadas con un realismo poético que no elude la crudeza. El erotismo y el deseo, muchas veces vinculados al dolor y a la necesidad de conexión humana.
Su estilo mezcla lo coloquial con lo lírico, lo sucio con lo sublime, lo confesional con lo político. Si bien puede leerse dentro de la tradición del poeta maldito —como Artaud, Rimbaud o Bukowski—, Gómez Jattin le imprimió una voz propia profundamente anclada en el Caribe colombiano, lo que le otorga una musicalidad y color únicos.
💬 Síganos en nuestro canal de WhatsApp aquí
Algunas obras recomendadas
"Poemas" (1980): Su primer libro publicado. Un compendio de poemas que ya da pistas de su estilo frontal y descarnado.
Publicidad
"Tríptico Cereteano" (1988): Una de sus obras más importantes. En ella aparecen los textos “Cereté”, “El árbol loco” y “Retratos”, donde conjuga memoria, delirio y paisaje. Es considerado su poemario más completo y maduro.
"El libro de la locura" (1995): Testimonio poético de su experiencia con la enfermedad mental. Una obra profunda que hurga en la psique del poeta desde su propia vivencia de los hospitales y la marginación.
"El amor por todas partes" (2000, póstumo): Reúne poemas inéditos y dispersos. Una mirada más íntima y lírica del poeta en sus últimos años.
Raúl Gómez Jattin no pertenece a una escuela ni sigue una tradición académica. Su poesía emerge desde los márgenes, pero ha ido ganando el reconocimiento que le fue negado en vida. Hoy se le lee con respeto y fascinación, como una de las voces más singulares y necesarias de la poesía latinoamericana.
Publicidad
Su vida, marcada por la tragedia, no eclipsa el valor de su obra: al contrario, le otorga una densidad ética y estética que desafía al lector. En tiempos de corrección política y discursos pulidos, leer a Gómez Jattin es recordar que la poesía puede —y debe— ser peligrosa.
🔴 No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.