
El poema ha sido traducido a las lenguas quechua, guaraní, náhuatl, aimara, maya peninsular, wayú, tsotsil, mixteco, zapoteco, maya kaqchikel, otomí, mapuche, totonaco, mazateco, mazahua, purépecha, mixe, nasa yuwe, sikuani, warao, zoque, pemón, kogui, namtrik, ikü, desano y tuyuca, y la edición multilingüe fue presentada en Nueva York en octubre pasado, según el Cervantes.
En esta edición de la FilBo , que tiene a España como país invitado de honor, fue presentada la traducción a la lengua arhuaca, hablada por indígenas de ese pueblo que habita la Sierra Nevada de Santa Marta, en el norte del país.
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"Fue un grito en nombre de la dignidad humana, de solidaridad de gente que sufría: una mujer maltratada, gente que pasaba hambre, gente que estaba en peligro de muerte por la guerra, gente perseguida por su sexualidad y lo que quiso fue defender la palabra amor", aseguró el director del Instituto Cervantes, Luis García Montero.
García Lorca (1898-1936) escribió ese poema durante su estancia en Nueva York y se considera una protesta contra el autoritarismo que nace del momento en que el Papa de aquella época, Pío XI, firmó un acuerdo de colaboración con el dictador italiano Benito Mussolini.
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Convivencia y concordia entre pueblos
García Montero destacó la importancia que tiene la presentación de la traducción de ese poema a lenguas indígenas.
"Es muy importante lanzar este grito de Federico García Lorca desde el español a otras lenguas porque lo que se busca es la convivencia, el entendimiento, la emoción, la concordia y la relación entre pueblos", afirmó.
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Para el director del Cervantes, "la traducción del poema es un mensaje de concordia y de defensa de la poesía hacia la dignidad humana" porque este género literario sirve para "buscar puntos de acuerdo desde la diferencia, es decir sirve para defender el hermanamiento y al mismo tiempo defender que el hermanamiento solo se da cuando se respeta la diferencia".
Por su parte, Gunawin Chaparro Mejía, quien fue el encargado de la traducción del español al arhuaco, recalcó que tuvo que hacer diez intentos hasta que finalmente logró darle cuerpo a su trabajo.
"El pueblo arhuaco en su hablar no es poético y por lo tanto se me dificulta un poco hacer la traducción porque al ser poema hay muchos lenguajes que no se entienden porque no es de uso común", explicó Chaparro sobre las dificultades que tuvo para la traducción.
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En ese sentido, García Montero apuntó que es difícil expresar en una lengua palabras que allí no existen porque cuando no hay el concepto de palabras como "manzana" o "muchedumbre" se hace muy difícil expresarlo.
Para la traducción, Chaparro se basó en entender "cuál era el mensaje que estaba dando (García Lorca) a través del poema" y lo adaptó al lenguaje arhuaco.
Por último destacó el hecho de que el Instituto Cervantes hubiese decidido traducir esa poesía porque es "reconocer que Colombia está lleno de lenguas indígenas", ya que hay 65 habladas por 115 pueblos originarios.
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