Eso mismo hacen quienes visitan A Casa, el lugar o la balsa, en medio de la isla española de Lanzarote, desde donde el nobel portugués miraba al exterior.
Este martes lo hicieron el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, y el primer ministro portugués, António Costa, quienes junto a la viuda de Saramago y presidenta de su fundación, Pilar del Río, recorrieron la casa-museo del escritor luso, cuya figura envuelve la cumbre hispano-portuguesa que comienza este miércoles en la isla atlántica.
Precisamente el Atlántico y la capacidad de este océano para unir ambos países con América Latina, Europa y África es la idea central de la que partirá este encuentro bilateral, en el que se espera que ambos países avancen en la agenda europea, la cultura y las políticas transfronterizas.
Cuenca cultural del Atlántico Sur
Pilar del Río destacó a EFE el gran contenido cultural de la cumbre y apuntó que Saramago siempre vivió y asumió las dos culturas ibéricas "a tope", desde la defensa de esta "cuenca cultural" del Atlántico sur donde se sitúan Portugal y España. Esto permite, agregó, dar la mano a unos 850 millones de personas que viven en Iberoamérica, lo que hace que esa cuenca tenga también un aspecto "económico y humanista" desde donde se puede "intervenir en el mundo".
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Preguntada por las buenas relaciones entre ambos países y aquella idea de la unión ibérica a la que Saramago aludió tantas veces, Del Río recordó que al escritor nunca le interesó ser un solo país, sino que aquella utopía respondía más bien una idea más federalista, en la que ambos estados se entendieran y hubiera relaciones múltiples , sin la desconfianza que promovían las dictaduras de Salazar en Portugal y Franco en España.
Una casa con muchas puertas
Frente a quienes se oponen a la democracia, prosiguió Del Río, A Casa en la localidad canaria de Tías, pese a contar con muchas puertas y ventanas, sí estará siempre cerrada para quienes abanderen la intolerancia, la xenofobia y la cerrazón.
"No cabe todo el mundo, evidentemente. Aquí hacemos una defensa de la cultura, de lo público, del encuentro y del diálogo. Para los que representan el hostigamiento y el odio... esta casa no es suya porque está construida con libros, con acercamientos, con acariñamientos", reflexionó Del Río. Ese tipo de personas nunca serían felices en A Casa, porque la razón, la conciencia y especialmente los libros "les van a vociferar", insistió.
Respecto a la enorme cantidad de actos celebrados alrededor del mundo con motivo del centenario del nacimiento del escritor, que en cierta manera culminan con el apretón de mano de los máximos representantes de ambos países en la casa-museo, Del Río celebró la multitud de maneras en muchísimos países que han celebrado la figura de Saramago, todas "de una forma maravillosa".
Sobre si ha percibido alguna vez que haya políticos que se puedan acercar a la figura del nobel luso sin haberlo "interiorizado", Del Río expresó que prefiere no enjuiciar a nadie y celebra esos acercamientos sin calificarlos nunca como un "interés bastardo".
"Si un político se quiere acercar desde cualquier lugar, donde sea, bendito sea. No lo voy a juzgar nunca. Estoy para quien se acerque, especialmente si representan a millones de personas, sean progresistas o conservadores ", concluyó.
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