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Cinco poemas para comenzar el año

Los primeros días del año oscilan entre el irremediable regreso a las labores normales y la angustia que provoca un año nuevo en medio de las condiciones que hoy vivimos. Por eso les traemos cinco poemas sobre el animal enorme que es el ser humano, su capacidad para ir, volver, quemarse y renacer; y también sobre la pérdida, lo irrecuperable.

Poemas

"Gansos salvajes", de Mary Oliver

No tienes que ser buena.
No tienes que atravesar el desierto
de rodillas, arrepintiéndote.
Solo tienes que dejar que ese delicado animal
que es tu cuerpo ame lo que ama
Cuéntame tu desesperación y te contaré la mía.
Mientras tanto, el mundo sigue.
Mientras tanto, el sol y los guijarros cristalinos
de la lluvia avanzan por los paisajes,
las praderas y los árboles frondosos, las montañas y los ríos.
Mientras tanto, los gansos salvajes, que vuelan alto
en el aire azul y puro,
vuelven nuevamente a casa.
Seas quien seas, por muy sola que te sientas
el mundo se ofrece a tu imaginación,
y te llama, como los gansos salvajes, chillando con excitación
anunciando una y otra vez
tu lugar en la familia de las cosas.

"El poema del puente", de Donna Kate Rushin

Estoy cansada
Estoy harta de ver y de tocarlos dos lados de las cosas
Harta de ser el puente para todo el mundo
Nadie
puede hablar con nadie
sin mi ayuda ¿no?
Le explico mi mamá a mi papá mi papá a mi hermanitami hermanita a mi hermano mi hermano a las feministas blancaslas feministas blancas a la gente negra de la iglesia la gente negra de la iglesia
a los ex hippies los ex hippies a los separatistas negros los
separatistas negros a los artistas los artistas a los padres de mis amigos
Después me tengo que explicar a mí misma
a todo el mundo
Traduzco más
que las Naciones Unidas
Déjenme de joder
Estoy harta
Estoy harta de llenarles los espacios en blanco
Harta de ser su seguro contra
el aislamiento de las limitaciones que ustedes mismos se imponen
Harta de ser la loca en las fiestas
Harta de ser la rara en el almuerzo del domingo
Harta de ser la única amiga negra de 34 personas blancas
Búsquense otra conexión con el resto del mundo
Búsquense a otra que los haga sentirse legítimos
Búsquense otra manera de ser politizados y cool
No pienso ser el puente a su feminidad
a su masculinidad
a su humanidad
Estoy harta de recordarles que no se cierren
mucho por demasiado tiempo
Estoy harta de mediar con la peor versión de ustedesen nombre de sus mejores versiones
Estoy hartade tener que recordarles
que respiren
antes de ahogarse
en su propia estupidez
Olvídense
Amóldense o ahóguense
Evolucionen o muéranse
El puente que tengo que ser
es el puente a mis propias fuerzas
Tengo que traducirmis propios miedos
Mediar conmis propias debilidades
Tengo que ser el puente a ninguna parte
salvo a la que soy de verdady ahí sí
voy a ser útil.

"Desembarco", de Elvira Hernández

¿desembarco o desbarranco?
yo no avanzo metros
entrometido en la métrica
mis trancos son el blanco
salteador pirata y leguleyo
alternativo saltador de páginas
me atrevo qué sé yo
doro la perdiz
Bien. Empiezo con un suspiro vaporino
saco pecho
(no me gustan las miradas
despectivas ni la sonrisa amarilla de conejo)
Bien. sigo en la cresta de la ola.
Barro la muerte del umbral todos los días
para eso estoy en casa. Un lunes ella
me quitará la escoba.
Bueno. Después de eso
no puedo seguir.
No hay que echarse a morir
Hay que echarse a vivir serenamente.
Debes ir y poner tu huella digital
sobre lo más sólido
Después brindar con el borrón de ti mismo
sin cuenta nueva en el espejo
en el bar de la esquina
Después marcharte con el portazo único
de tu corazón
por la calle larga
y cerciorarte
que nunca nadie te siga.

"La ciudad", de Constantino Cavafis

Dices: “Iré a otra tierra, hacia otro mar,
y una ciudad mejor con certeza hallaré.
Pues cada esfuerzo mío está aquí condenado,
y muere mi corazónlo mismo que mis pensamientos en esta desolada languidez.
Donde vuelvo los ojos solo veolas oscuras ruinas de mi vida
y los muchos años que aquí pasé o destruí”.
No hallarás otra tierra ni otro mar.
La ciudad irá en ti siempre. Volverás
a las mismas calles. Y en los mismos suburbios llegará tu vejez;
en la misma casa encanecerás.
Pues la ciudad es siempre la misma. Otra no busques -no la hay-
ni caminos ni barco para ti.
La vida que aquí perdistela has destruido en toda la tierra.

"La ruina que nombro", de Andrea Cote

Quiero saber qué es la piedra
que tanto me conmueve.
Qué es en verdad
la ruina que nombro.
También escribir es derrumbarse.