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Pilar Perdomo Munévar: de la tierra a los frutos y las flores

A propósito del ciclo de cine para la paz y reconciliación "Que haiga paz" hablamos con Pilar Perdomo Munévar, directora de "El árbol de Matías", una de las películas que estará en el ciclo y que traza una línea entre la familia y la violencia.

El árbol de Matías
Matías y su abuelo pescando en un rio en Chaparral, Tolima.
Cortesía.

A través de una pantalla, una mujer entrelaza la historia de su familia y la de este país así como se crean bucles en su pelo. Dispuesta a conversar con una extraña acerca de la película en la que vio crecer a su hijo que empezó a hacer preguntas sobre sus antepasados y los murmullos de la guerra.

El árbol de Matías es la historia de la familia de Pilar marcada por una herida transversal que la mayoría de familias en Colombia tienen, la violencia. Empieza la conversación con aquella extraña que quiere trepar ese árbol y reposar entre sus ramas.

La película se desarrolla en seis capítulos que llevan por nombre las partes de un árbol: 1. la tierra, el abono; 2. la semilla, 3. la raíz, 4. el tronco, 5. las ramas y 6. las flores, los frutos. Pilar y Matías llevan de la mano a quienes quieren adentrarse en el follaje de este árbol conociendo una realidad cruda y devastadora desde la perspectiva de un niño que se cuestiona todo.

Pilar Perdomo cuenta por qué decidió contar esta historia que trasciende en el legado fraternal. "Yo siempre tuve como una idea muy vaga en la cabeza de contar como toda esa etapa de mis abuelos, porque sabía que era una historia muy emblemática, en el sentido en que le había pasado a miles de familias. Entonces durante mucho tiempo tenía esa idea dándome vueltas hasta que llegó Matías con sus infinitas preguntas. Es un niño super curioso y me hizo esa pregunta de dónde estaba mi abuelo paterno y de esa pregunta fue qué surgió la idea de contarle la historia. También el reclutamiento por parte de los paramilitares al hijo de mi prima cuando era todavía un adolescente, entonces ahí fue cuando todo cobró sentido de contar la historia. El círculo vicioso de la guerra seguía estando en nuestra familia y en el país, por eso me parece importante que hablar es una forma de romperlo, así fuese simbólica".

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Matías fue quien impulsó a su madre para crear esta película que es tan profundamente conmovedora y al mismo tiempo cruda, como la realidad de este país. ¿Cómo logró que El árbol de Matías sea el entrelazado entre una historia conmovedora que le cuentas a Matías y con esta realidad tan cruda y difícil que es la violencia en Colombia?

Muy difícil en realidad, no sé ni cómo lo hice porque cuando uno hace una película es muy difícil, o en general, cuando hace cualquier expresión artística es muy difícil mantener una objetividad y cuando es una historia personal se hace aún más difícil. Por ejemplo, en un inicio no quería que saliera ni Matías, ni yo. De hecho hubo una época de la película se llamaba Carta a Matías, era una carta donde yo le contaba a Matías la historia de mi abuelo, de mi papá y del hijo de mi prima, y en donde nosotros estábamos completamente fuera, yo era una mera narradora. También me daba mucho miedo que él se sintiera como que yo lo estaba usando, esa idea a mí nunca me gustó varias veces me lo sugirieron en laboratorios, en asesorías, pero me negaba completamente, hasta que Matías quiso acompañarme en los rodajes, empezó a preguntarme y a pedirme la cámara; también tenía interés, él sí quería saber qué era lo que sucedía allí.

Sin duda Matías se convirtió en otro cineasta y director que ayudó a hacer la película, él fue el mago de algunas escenas, él es parte fundamental del hilo conductor, así que Pilar contó la experiencia de cómo fue grabar con su hijo.

A mí me me gustaba cuando él espontáneamente decía: 'no, ahora tú tal cosa o ahora hagamos esto'. Cuando viajamos a Chaparral, me pareció chévere que que él grabara ya que ese momento él estaba más grande y ya también él sabía casi que toda la historia y tenía un poco menos de interés, pero de todas formas él quería saber que había sucedido desde la perspectiva de nuestra familia.

Pilar empieza su documental hablando acerca de la maternidad y lo que significa Matías para ella, así que cuenta su interpretación de ser madre en un país violento como Colombia. "Creo que tanto en la maternidad como en todo el tema es el equilibrio, pero el equilibrio en un lugar como este es muy frágil y en estos tiempos tener equilibrio internamente y externamente es algo muy complejo. Pero para mí también es un acto político, también implica una conciencia política. Pues sí hay unos compromisos, unas responsabilidades de conciencia, de tratar, de pensar, de hacer las cosas lo mejor que podemos según lo que creemos.

Los hijos nos hacen renacer y vivir la vida nuevamente con una inocencia que ya hemos perdido cuando somos papás la hemos perdido y es como volverla a retomar. Y tratar de disfrutar con ellos, que se sientan acogidos, que se sientan protegidos también, no porque yo hablara como de esos temas con Matías, pero siempre como guiándome por su propia curiosidad".

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La música, la literatura, el cine, entre otras expresiones artísticas hacen parte de las herramientas con las que se puede trasformar la realidad y El árbol de Matías tiene sus ramas a disposición de quienes quieran treparlas. ¿Cómo cree que el cine, en este caso, puede transformar a un país como este?

Yo lo que creo es que cuando la gente permite ser tocada por una película puede llegar a cambiar esa perspectiva, ver esa otra arista que tal vez nunca había visto. O cuando me dicen ‘bueno, pero es que tal vez aquí no hay buenos y malos, tal vez aquí hay víctimas y victimarios, pero los victimarios también pudieron haber sido víctimas antes’. O sea, cuando me empiezan a poner en duda lo que yo he creído, cuando me lo muestran de otra forma y eso me hace generar empatía, pues llegar a los corazones o las mentes de las personas que habitan estos países sí se pueden generar cambios.

También hay unas aplicaciones que son mucho más directas y comprometidas, como la gente que hace trabajo con colectivos comunitarios, que tienen colectivos de jóvenes, niños, campesinos de productos audiovisuales en los que ellos mismos hacen sus piezas, que retoman sus memorias, las memorias de su lugar, de su cultura a través del audiovisual, ahí hay una riqueza enorme porque es aferrarse y no perder su esencia; cosas que están dentro de ellos y que a través del audiovisual los reviven, lo comparten, lo sacan afuera y todo eso es muy poderoso y transformador.

El árbol de Matías extendió sus raíces desde los ríos de sangre hasta los hogares y ciudades que lloran por sus muertos, recorrió el país con un aire esperanzador, sus ramas cálidas cruzaron los campos en donde fallecieron tantos y así como surgió de la tierra, llenó todo de frutos y flores.