La presentación en el casco viejo de San Sebastián contó con una numerosa representación de autoridades y artistas chilenos, encabezada por su ministra de Cultura, Carolina Arredondo, y el embajador de Chile en España, Javier Velasco, así como altos cargos de la corporación RTVE, como su presidenta Elena Sánchez.
Sánchez destacó su rigor histórico y su elevada calidad, así como su capacidad de invitar a la reflexión sobre "uno de los eventos más reprobables de la historia contemporánea: el violento derrocamiento de un régimen democrático y la posterior muerte de su presidente electo, Salvador Allende", del que fue testigo el mundo hace justo medio siglo.
La miniserie, que está a punto de finalizar su emisión en la Televisión Nacional de Chile (TVN) y llegará a mediados de octubre a la española, consta de cuatro capítulos donde se analiza este periodo desde las circunstancias políticas y sociales que lo rodearon, pero también humanas y familiares.
La ministra chilena recordó que series como ésta, y otras muchas con motivo del cincuentenario del golpe, "nos tienen que dar la oportunidad de reflexionar sobre el país que queremos". "Pero no hay reflexión posible sin entender que los quiebros de la democracia y las violaciones de los derechos humanos no son aceptables nunca", señaló.
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Con un impresionante cuadro de actores encabezado por un irreconocible Alfredo Castro, convertido en Salvador Allende tras no menos de tres horas diarias de maquillaje, la serie es la primera coproducción entre Chile y España fruto de los acuerdos firmados entre ambos gobiernos el pasado julio.
Según contó Castro a EFE, la intención era "no imitar a Salvador Allende, sino evocarlo, y ese fue un juego hermoso a pesar del maquillaje y las prótesis, sobre todo por el discurso tan maravilloso, humanista y tan respetuoso sobre las libertades, todas".
Hubo momentos del rodaje, reconoció el actor, que tuvo que parar porque se emocionaba mucho: "Hoy que está tan convulsionada la sociedad, el discurso de Allende cobra un valor de realidad enorme".
Como reza el título, "Los mil días de Allende" rememoran los tres años de gobierno de Salvador Allende, líder de la Unidad Popular, contados desde la voz de un periodista español que fue asesor del presidente chileno, Manuel Ruiz (Pablo Capuz).
Con su voz en 'off' comienza el primer capítulo, en medio del terrible bombardeo del Palacio de la Moneda, los minutos últimos de un Allende ya vencido que le pide que huya. "Alguien tiene que contar lo que hemos vivido, Manuel. Andate", le ordena Allende. Ya desde el principio se señala a Estados Unidos y al gobierno de Richard Nixon como maniobrantes de la desestabilización.
Dirigida por Nicolás Acuña, que reconoció "el miedo al reto", y no solo por el enorme proyecto, sino por la fecha y el protagonista. Leonora González Jelincic estuvo al frente de un equipo de guionistas asesorados por un sólido grupo de investigadores.
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La serie, además, se apoya en numerosos documentos fílmicos reales y otros, como la llegada de Fidel Castro (también magnífico Benjamín Vicuña en el papel) a Buenos Aires, recreados en blanco y negro.
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