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"La vorágine más allá" y el espejismo de una lengua

Hasta el 20 de octubre se presentará en la sala Fanny Mikey del Centro Nacional de las Artes Delia Zapata Olivella "La vorágine más allá", una puesta en escena de Mapa Teatro que se dispone como un relato onírico y en contravía de "La vorágine".

La Vorágine más allá Crédito Juan Cristobal Cobo.JPG
"La vorágine más allá" se trata de una experiencia inmersiva de 45 minutos, al que solamente podrán ingresar cuarenta espectadores a la vez.
Cortesía

Durante este año hemos escuchado y leído “todo” sobre La vorágine. Por el centenario de su publicación, la novela de José Eustasio Rivera ha sido sometida a todo tipo de análisis: desde geográficos, donde se consideran las variantes del territorio que Rivera recorrió y sus posibles imaginarios; hasta de género y el papel de las diferentes mujeres que aparecen dentro de la historia. Sin embargo, la puesta en escena de Mapa Teatro La vorágine más allá, nos plantea casi que un contra relato del libro.

Dividida en tres momentos, esta pieza artística plantea una extraña premisa: los protagonistas no serán los personajes del libro (Arturo Cova y Alicia), sino los que no aparecen o solo fueron insinuados dentro del relato, la comunidad indígena Nükak. Al iniciar el recorrido, el rumbero —aquel que conoce el rumbo y domina el camino— advierte que posiblemente los Nükak habrían visto a Rivera recorrer la selva amazónica y a pesar de eso nunca presentarse ante él. Este pueblo fue contactado oficialmente en 1988, eso quiere decir que para cuando el escritor estaba haciendo su trabajo de censo en la frontera, la comunidad indígena no había tenido ningún tipo de comunicación con otros pueblos.

Se ha dicho que La vorágine relata en parte el genocidio ocurrido en contra de miles de indígenas a causa del fervor que provocó el caucho a finales del siglo XIX y comienzos del XX, pero a pesar de la fama que tuvo el libro (fue considerado durante muchos años la novela nacional, antes de la publicación de Cien años de soledad ) la representación indígena ha sido su mayor deuda. Esa fue una de las razones por las que la obra de Mapa teatro se centra en las palabras y los sonidos de una comunidad que aparece en el libro apenas como el chasquido de dientes de un fantasma.

Según la tradición oral de los Nükak, junto con la evidencia etnográfica y lingüística, se considera que son una rama de los Kakua que emigró hacia el norte. Uno de los principales motivos de este desplazamiento hacia su territorio actual fue escapar de los comerciantes de caucho, quienes esclavizaban a los pueblos indígenas de la región a principios del siglo XX. Sin embargo, su profundo conocimiento sobre la fauna y la flora del lugar sugiere una ocupación mucho más antigua. El idioma Nukak es inteligible con el de los Kakua o Bara, del Vaupés colombiano, y ambos son clasificados como parte de la familia lingüística Makú-Puinave. Entonces, al inicio de la pieza, atravesados por los sonidos de una lengua desconocida, vemos el nacimiento del libro de Rivera. Una mujer recita fragmentos de La vorágine y un hombre acostado boca arriba se hace pasar por Cova, pero en esta pieza solo los indígenas son quienes dicen ser.

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Todo está velado: simbólica y literalmente. La sala Fanny Mikey en el Centro Nacional de las Artes Delia Zapata Olivella, se transforma en un espacio del sueño, un espejismo onírico, una simulación de un recuerdo remoto y perdido. Nadie sabe qué dicen las voces que hablan, pero habita una certeza: con esos sonidos y esas palabras los árboles caminan y las flores brotan.

En un segundo momento, o en otro sueño del mismo sueño, un hombre está parado encima de un caimán. Llueve. El reflejo del hombre en el agua parece más una visión mística que la representación de una novela que ha recibido la categoría de Literatura de la tierra. El caimán y el hombre son uno solo porque ninguno se mueve, pero son distintos porque uno está sobre el otro. Cuando el hombre habla, las voces de los indígenas son apenas susurros y sin embargo, aunque sus manos están frente a su rostro, el reflejo sigue inmóvil, como un dios antiguo que espera, espera.

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¿Qué dicen los que hablan con los animales y las piedras? Después de un tiempo dentro de La vorágine más allá, los significados se revelan no con palabras sino con sensaciones. Se sabe que hablan del río porque las letras y el sonido de las vocales parecen correr como el Guaviare, se sabe que hablan de la sangre porque la vibración del pecho arde. Al final, en medio de una sala atravesada por una luna gigante que proyecta su luz en todas las paredes, un satélite extravagante en medio del espacio, aparecen los hombres y las mujeres que Rivera no vio, no sabemos si por decisión o por desconocimiento. Sobre columpios de caucho se mecen en silencio, mientras se conjura al “verdadero Nükak”, el que sabe caminar entre la selva y levantar a los árboles que están hincados rezando.

Mapa teatro ofrece una instalación o un performance o una exposición, nada claro ni completamente lo uno o lo otro y allí radica su éxito. En crear en el centro de Bogotá un sueño donde más de 30 personas sueñan al tiempo y sueñan lo mismo. Un pensamiento mágico que supera la lectura de una novela que apenas tiene cien años.

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Fechas: 9 al 20 de octubre de 2024

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*Tres presentaciones diarias
6:00 p.m. | 7:00 p.m. y 8:00 p.m.

*Domingos y festivos: funciones a las 3:00 p.m. | 4:00 p.m. y 5:00p.m.

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