El pasado 19 de julio el presidente Gustavo Petro designó a Leonor Zalabata como embajadora de Colombia en la ONU. Es la primera vez que una mujer indígena ocupa el puesto. Esto significa un hito en temas de representación y resistencia, sobre todo porque Zalabata ha sido una ardua defensora de los derechos humanos, y su propia experiencia como víctima ha sido primordial en su trabajo. El contexto violento en el que creció la impulsó a luchar por los derechos de su comunidad y los pueblos indígenas colombianos, su trabajo se signó en temas de salud pública y resignificación del territorio en la Sierra Nevada de Santa Marta. Leonor Zalabata fue una de las representantes por los pueblos indígenas que se presentó para la Asamblea Constituyente de 1991, en la que defendió los derechos de los pueblos originarios en la nueva constitución. Después hizo parte de la toma a la Conferencia Episcopal en 1996, hecho histórico para las comunidades pues con ello lograron eliminar el adoctrinamiento católico a los indígenas. La hermana mayor, como la llaman en su comunidad, ha tejido redes de acompañamiento y ha defendido su territorio de la guerra, dialogó con las extintas FARC en el mandato de Andrés Pastrana y decidió no cesar las conversaciones por la paz luego de ese periodo. "La violencia en Colombia no tiene una sola dimensión, tiene varias. Si se solucionaran los problemas sociales no habríamos llegado a este punto en el que estamos", dijo Zalabata en entrevista con Caracol Radio. También menciona que es imposible que en los territorios sagrados ocurran masacres y se derrame sangre. En la Organización Nacional Indígena de Colombia han enunciado el trabajo de Zalabata como representativo y significativo, su fuerza como mujer y activista ha dado frutos para todas las comunidades de la Sierra Nevada."Son más de 200 años de vida republicana, donde el sistema de Colombia ha sido muy duro contra las culturas diferentes a la hegemónica (...) Antes de que llegaran los conquistadores ¡esto era indígena!", comentó en una entrevista a la AFP. Esta mujer atravesada por el conflicto ha resurgido del fuego y de la opresión sistemática a su pueblo, ha trabajado décadas para defender lo que les corresponde como comunidades originarias, Zalabata ha sido y seguirá siendo el puente para que los indígenas dejen de ser estigmatizados y violentados, es quien ahora llevará el mensaje de la paz y la reconciliación al mundo hostil y hegemónico. "Poder respirar aire puro, tener agua, tener animales, equilibrio ecológico. Yo creo que eso es lo que Colombia podría lograr a través de los indígenas", concluyó en entrevista. Leonor Zalabata es una de las miles de mujeres indígenas que dedican su vida a proteger sus comunidades y a defender los derechos que les corresponden, llevando siempre la sabiduría y el tejido ancestral en la espalda, caminando en medio del mundo violento y abanderando la paz. Escuche lo mejor de la música clásica por la señal en vivo de la HJCK.
La vigésimo sexta edición de la muestra, organizada por la Cámara Departamental del Libro de La Paz (CDLLP), se inauguró en un acto al que asistieron el presidente del país, Luis Arce; el alcalde paceño, Iván Arias; el embajador de España en Bolivia, Francisco Javier Gassó, y el cónsul general de Chile, Fernando Velasco, entre otros invitados.La inauguración estuvo marcada por la música del guitarrista boliviano Piraí Vaca y una interpretación de la típica danza de la morenada a cargo de una tropa de cholitas, las emblemáticas mujeres aimaras de La Paz, junto a la Banda Municipal "Eduardo Caba", quienes recorrieron los pasillos de la feria contagiando alegría.La expectativa es acoger a unos 100.000 visitantes en once días de feria, con más de 400 actividades culturales y unos 160 expositores de todo el país, explicó a Efe el presidente del directorio de la CDLLP, David Pérez Hidalgo.Poder femenino"Estamos alineados con el Año de la Despatriarcalización y de la Lucha contra la Violencia hacia la Mujer. La mujer empoderada va a estar muy presente", indicó Pérez y explicó que de la treintena de autores invitados, "el 70 % son mujeres en una diversidad de géneros" literarios.El homenaje al aporte femenino a la literatura también se refleja en los nombres elegidos para las cuatro salas donde se llevarán a cabo las actividades feriales.Una lleva el nombre de la líder minera Domitila Barrios, cuyo testimonio de lucha está plasmado en el libro "Si me permiten hablar...", publicado en 1978 por la brasileña Moema Viezzer.La segunda sala se llama Feminiflor, como la revista boliviana con enfoque feminista publicada entre 1921 y 1923, y la tercera lleva el nombre de la poeta Emma Villazón.La sala cuatro se denomina Ateneo Femenino, por un grupo de jóvenes mujeres de clase media-alta que fue clave para desarrollar propuestas que desafiaban posturas conservadoras a principios del siglo XX en Bolivia.Además de las mujeres, la feria también tendrá espacios para la narración en idiomas originarios, a propósito del Decenio Internacional de las Lenguas Indígenas.También se resaltará el valor de las juventudes para la literatura por los "nuevos lenguajes tecnológicos" y por las "ideas de los nuevos paradigmas que pregona esta generación", dijo Pérez en el acto inaugural.Invitados especialesPor primera vez la feria tiene una ciudad invitada, Iquique, en pos de fortalecer los "lazos de hermandad" que vinculan a esa urbe del norte chileno con La Paz mediante un diálogo "a través de las artes, la cultura y la literatura", indicó la CDLLP.La institución invitada de honor es el Centro Cultural de España en La Paz (CCELP), que en mayo pasado cumplió una década de funcionamiento, algo que, según Pérez, "hay que celebrarlo"."El CCELP siempre fue un participante muy activo, nunca nos ha negado el apoyo en todas las ferias que hemos tenido", destacó.A su turno, el embajador español resaltó que el CCELP no está dedicado "a la promoción de la cultura propia", sino que ha crecido "apoyando a los creadores, a las industrias culturales bolivianas y paceñas"."El enfoque de la cooperación cultural de España es muy claro, la cultura es un factor de desarrollo, es un elemento que permite el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que contribuye inmensamente a reducir la pobreza y las desigualdades", remarcó Gassó.Por ello, la acción cultural española apunta al intercambio, al fomento de la diversidad y al encuentro de culturas, agregó.Los participantes Entre los autores invitados están los españoles Álex Chico, Tirso Priscilo Vallecillos, Laura Freixas, Ana Flecha, Blanca Riestra, María Lois y Álex Ayala y desde Chile llegarán Óscar Contardo, Yosa Vidal, Romy Jones, Juan Malebrán, Jonathan Guillén, Juan José Podestá y la poeta mapuche Daniela Catrileo.También participarán los argentinos Anna Franco, Elsa Osorio y Daniel Benchimol, la uruguaya Fernanda Trías, el italiano Silvio Mignano, el alemán Robin Kiera, el venezolano Manuel Llorens, la mexicana Chary Gumeta, el ecuatoriano Xavier Oquendo y la cubana Katiuska Blanco.El país anfitrión estará representado por las laureadas escritoras Liliana Colanzi, Magela Baudoin y Giovana Rivero, la comunicadora Quya Reyna y la artista plástica, narradora de la tradición oral indígena y directora del Museo de Etnografía y Folclore, Elvira Espejo.La feria se efectuará en el Campo Ferial Chuquiago Marka, en el sureño barrio de Bajo Següencoma, hasta el próximo 14 de agosto.Escuche lo mejor de la música clásica por la señal en vivo de la HJCK.
La autora se llama Alicia Jaraba y el resultado es "Celle qui parle" ("La que habla", Bamboo Edition). Un libro ilustrado que intenta imaginar cómo fue la vida de esta joven conocida como Malinalli o Malintzin en lengua náhuatl."No es conocida en Francia, ni mucho más en España... En México sí, por supuesto" explicó Alicia Jaraba en entrevista con la AFP a su paso por París para promocionar el libro.De hecho, la Malinche es un personaje decisivo en la historia de la caída del imperio azteca. De cuna noble, según los historiadores, la Malinche fue ofrecida como tributo a los conquistadores por una tribu del actual estado de Tabasco (sur de México) junto a otras mujeres, tras una derrota.La Malinche conocía de pequeña al menos dos lenguas, el popoluca, un dialecto y el náhuatl, la lengua franca que abría las puertas al extenso territorio en el centro de México donde se hallaba el corazón del imperio azteca (o mexica), Tenochtitlán.Rápidamente aprendió el español junto a los conquistadores, a los que no solamente ayudó como traductora, sino como consejera para ayudarlos a descifrar una cultura y unas costumbres desconocidas. "Tenía un don. Ya tenía en la cabeza varias gramáticas y lenguas diferentes. Si empiezas así, todo es más fácil, me parece" cree Jaraba, de 34 años.De origen gallego, esta lingüista de formación habla además del castellano el gallego y escribe en francés. Para este proyecto, que por el momento no tiene versión en español, Alicia Jaraba trabajó con una editorial francesa. "Desgraciadamente no es posible vivir del cómic en España", asegura.El cómic describe el choque entre dos mundos con referencias culturales y espirituales muy diferentes, el ansia de oro de los conquistadores y la violencia y la complejidad de relaciones entre las tribus indígenas.La Malinche sobrevivió y aprendió a navegar en ese mundo turbulento y en transformación. Y por su relación ambigua con los conquistadores, y en especial con Hernán Cortes, a quien le dio un hijo, su papel en la historia mexicana es controvertido. Traidora o madre del mestizaje que refundó el país, según las fuentes.Era, en todo caso, "una mujer de inteligencia viva y llena de sentido práctico, y de una lealtad que parece sin límites" para con Hernán Cortés, que inicialmente la había entregado a uno de sus lugartenientes, explica el historiador mexicano Fernando Cervantes, profesor en la universidad británica de Bristol, en su libro "Los Conquistadores", recién publicado en Francia.Mujer con superpoderes Jaraba se enfrenta al imponente mito de la Malinche (Doña Marina para los españoles) concentrándose en su juventud. "Lo que me fascinó es su superpoder con las lenguas, de mediación, el hecho de que consiguió salir de su condición de esclava gracias a él", a Cortés. "Me interesaba la fundación del mito: por qué se convirtió en la Malinche"."Algunos dicen que traicionó a su pueblo. ¿Pero cómo hablar de traición cuando fue vendida como esclava por su propia familia, cuando era adolescente? Es complicado", considera Alicia Jaraba.Otros libros ilustrados han aparecido recientemente en Francia sobre la conquista de México, como "Cortés", de Christian Chavassieux y Cédric Fernandez, que solo menciona brevemente a la Malinche, aunque los autores prometen más detalles en un segundo volumen."No lo sabemos todo sobre ella", recuerda Alicia Jaraba. "Así que muchas cosas que cuento son inventadas. Lo que quería era una narración intimista, no un cómic histórico, que es otro género".Recuerde conectarse a nuestra señal en vivo y escuche lo mejor de la música clásica, aquí en la HJCK.
Hace una semana Chile perdió a la última mujer que hablaba la lengua Yagán, Cristina Calderon, quien desde muy chica recorrió los fríos territorios de la Patagonia chilena junto a su familia en canoas y a temperaturas bajo cero. Ella fue la última descendiente de los pueblos indígenas del sur de Chile que conservaba la lengua originaria, lo que significa que fue la última poseedora de un universo complejo de lenguaje, creencias e interacciones. Calderón intentó heredar a las generaciones que venían estos conocimientos, por ejemplo, su nieta Cristina Zárraga creó un diccionario y un libro de historias llamado “Hai Kur Mamašu Shis (Quiero contarte un cuento)”. Su hija, Lidia González contó a la AFP que su madre aprendió el español a los nueve años, pero nunca dejó de hablar su lengua madre.El pueblo Yagán es originario del sur chileno, habitaban en la costa meridional de Isla Grande de Tierra del Fuego, en las costas del Canal Beagle y en las islas Hoste, Navarino, Picton y Wollaston. Se dedicaban a la caza, la recolección y a la pesca, se movilizaban en canoas por el mar a temperaturas de -10° C, las mujeres eran quienes remaban y pescaban en las heladas aguas, además eran las únicas que sabían nadar.La pérdida del lenguaje no es algo nuevo, ha sucedido desde la llegada de los colonizadores a América Latina, acto que privó a los pueblos originarios de transmitir sus costumbres a las nuevas generaciones. Cuando llegó el hombre blanco y decidió evangelizar las “tierras descubiertas”, arrasó con la cultura ancestral y empezó a disminuir la cantidad de indígenas que hablaban el lenguaje de sus antepasados.“Después de la llegada de los primeros europeos a América, una parte sustantiva de la historia y lo que pudiera conocerse como literatura de los pueblos originarios de nuestro continente se mantuvo en la oralidad; y aunque se dejó constancia de nuestro pasado prehispánico en textos que posteriormente escribieron en grafías latinas frailes y descendientes de las culturas indígenas, no todo el acervo de nuestras lenguas y culturas se traspuso en los libros de aquellas épocas.”, escribió Jorge Miguel Cocom en el prólogo de “Antes del Amanecer” (2010).No obstante, la cultura y las historias ancestrales permanecieron vivas gracias a la oralidad: la narración oral permitió que el lenguaje no fuera borrado del mapa tan fácilmente. Los pueblos indígenas optaron por compartir historias reales y ficticias transmitidas por generaciones gracias a la práctica de contar, los relatos de viejos sabios se convirtieron en mitos y leyendas que se conocen hasta nuestros días.“La narración en vivo de historias (mitos, leyendas, epopeyas, experiencias diversas, ficciones) es una actividad expresiva común a las más diversas culturas del globo. Es decir, es una manera de expresarse el ser humano, como lo son la música, la danza, el teatro, la literatura, etc.”, dice el argentino Daniel Mato en El arte de narrar y la noción de la literatura oral (1995). En Colombia existen más de 65 lenguas indígenas según la ONIC (Organización Nacional Indígena de Colombia), en 30 de los 32 departamentos existen indígenas que las hablan y la mayoría las comparte con las nuevas generaciones, sin embargo, la preservación está en peligro y esto es un declive para la cultura ancestral del país.Por ejemplo, Miguel Rocha menciona en su libro “Antes del Amanecer” lo siguiente: “La lengua camëntsá es una lengua relativamente aislada que hoy en día contará con menos de cuatro mil hablantes, mientras que la lengua inga o quechua es una de las más habladas en América, con un número de hablantes que supera los ocho millones”, hablando de los pueblos inga y camëntsá quienes habitan el Valle de Sibundoy en el Putumayo.“El relativo aislamiento en que viven igualmente muchos de los que sí se conocen ha preservado sus lenguas y formas de vida. Sin embargo, esa no es la condición de muchos otros, pues están en serio riesgo de desaparecer. Y eso significaría prácticamente el fin de unas culturas milenarias”, menciona el profesor Juan Gonzalo Betancur en su texto “Colombia tiene en grave riesgo otro tesoro: sus 68 idiomas”.En agosto del 2019 la Universidad del Norte en Barranquilla realizó una Escuela de Lingüística y la analista del discurso Adriana Bolívar mencionó que el lenguaje y la cultura tienen una relación estrecha y fundamental para entender los diferentes pueblos que habitan en una región. La lengua permite adentrarse en el mundo de los pueblos recónditos y perdidos en medio del colonialismo y la extinción.¿Cómo influye la pérdida del lenguaje indígena en la literatura?Las historias ancestrales que se escuchan en los rincones de Colombia son fundamentales para que permanezca el legado cultural que los pueblos originarios han mantenido vivo por más de 500 años. La tradición, las costumbres y la forma de comunicación se ve reflejada en esos cuentos que montan niños en serpientes y hablan de los hijos del sol, ¿cómo se conocería la historia de los pueblos si no fuera por su literatura y su narración oral? La memoria se está deteriorando y por eso es que se debe preservar el relato vivo.Por esta razón es fundamental dar a conocer relatos que siguen permaneciendo en medio de esta ola de extravíos lingüísticos. En el libro “Antes del Amanecer”, Miguel Rocha recopila historias de diferentes pueblos originarios que habitan Los Andes y La Sierra Nevada de Santa Marta. “Los textos presentados provienen en su mayoría del arte verbal oral, conectados como están con formas de escritura familiares a otros objetos, seres y espacios, como los tejidos, las vasijas de barro, las figuras de oro y tumbaga, las pinturas y relieves rupestres, los animales, las plantas, las piedras, las montañas, los ríos y, en fin, todo tipo de «libros» en donde el pensamiento y las historias se han guardado, escrito y cantado desde hace mucho pero mucho tiempo”, cuenta Rocha en la primera parte del libro.La literatura indígena transmite cultura y la vida del lenguaje renace de entre las cenizas como el fénix, como tantos caciques que nacieron en lagunas y lagos, como el retrato de los sabios que compartieron sus historias con los hijos de sus hijos y como a quienes llevan el mensaje sin pensar en el tiempo o en el espacio.Le dejamos algunos fragmentos de historias escritas por indígenas Misak que hacen parte de la antología “Antes del Amanecer”:Dos hermanos ya muy mayores (Dagua, 1998: 105-106)Kɵsrɵkɵllimisak y Srekɵllimisak son dos hermanos ya muy mayores. Este último es un anciano con las manos llenas de llagas y que usa un bordón de oro; su trueno suena muy duro y el camino de su piisik, viento del aguacero, es por los ríos; por eso tiene que venir por Piendamó y Silvia. El primero es menos viejo y viene de arriba; su trueno suena como despacio, como metido en una olla, y su viento, el viento mayor, el viento Tombe, tiene su camino por los altos. Antiguamente, como Srekɵllimisak era muy viejito, se cansaba y le tocaba descansar en un sitio que tuviera laguna, parado sobre una peña bien firme para que esta no se moviera cuando él hiciera tronar. Kɵsrɵkɵllimisak, su hermano menor, lo veía muchas veces y se llenaba de envidia contra él porque le producía miedo a la gente, quemaba casas, tumbaba árboles y hacía escándalo. Entonces le buscaba pelea. La vara de Srekɵllimisak lleva fuego en la punta y por eso puede lanzar el rayo. Con ella va a la laguna, mete la punta en el agua y así sale la lluvia a través del truenoLos hijos del agua (Bárbara Muelas, 2005: 28-33)En el principio fue solamente el Pishimisak, un ser muy bueno, muy sabio, conocedor de todo. En ese entonces la tierra era muy grande, amplia y buena en todo su entorno. Tenía de todo; no faltaba nada. En ese entonces el territorio guambiano era tan grande y amplio que el ojo no alcanzaba a divisar sus límites. No era un corralito como los resguardos de ahora. Abajo hacia el valle estaban Pisintarau, Piuya, Tunya, Kalutu, Turimpiu, Kɵlinchaku, Kilkasrɵ, Kalimpiu, Yautu. Por los lados del volcán Puracé, Kuknuk, Patia, Tɵmpiu, Nupirau. Hacia arriba se encontraban Pishimpala, Ñimpipisu, las lagunas, y Panikketa, Malpasrapchak, Pantsɵtaro, Tuktarɵ, Pullantarɵ, Palotarɵ.Así era nuestro territorio hacia acá, hacia allá, hacia arriba y hacia abajo; era tan grande que no faltaba nada.
"Ha fallecido mi madre, Cristina Calderón, a los 93 años. Tengo una pena profunda por no estar con ella al momento de partir. Es una noticia triste para los yagán. Todo lo que haga en el trabajo en el que estoy, será en tu nombre. Y en él, estará también reflejado tu pueblo", escribió en Twitter su hija, Lidia González Calderón, vicepresidenta adjunta en la Convención Constitucional.Según indicó su hija en una carta póstuma divulgada el miércoles en la tarde, Calderón fue la "última hablante competente del idioma Yagán. Con ella se va también parte importante de la memoria cultural de nuestro pueblo".Cristina calderón "aprendió a hablar español a los nueve años, y a la vez conservó el idioma yagán. Sus hijos no lo aprendimos de ella por el justificado temor a ser discriminados. A pesar de ello, fue su activa difusora", describió la hija."Junto a Cristina Zárraga, una de sus nietas, creó un diccionario, además de un libro de leyendas e historias originarias llamado Hai Kur Mamašu Shis (Quiero contarte un cuento)".La última abuela de una cultura Sus vecinos y cercanos la llamaban "abuela Cristina", y Calderón se había convertido en símbolo de la resistencia cultural de los pueblos originarios chilenos. Los yaganes son indígenas canoeros que poblaban los canales y costas de Tierra del Fuego y el archipiélago del Cabo de Hornos."Soy la última hablante yagán. Otros igual entienden pero no hablan ni saben como yo", dijo a un grupo de periodistas que la visitó en 2017 en la Villa Ukika, el lugar donde reside gran parte del casi centenar de descendientes yaganes que aún sobreviven, a un kilómetro de Puerto Williams, la localidad más austral del planeta.De rasgos marcados, cara ancha y piel morena, tras la muerte de su hermana Úrsula, el gobierno chileno la reconoció en 2009 como un "Tesoro humano vivo", destacando su labor como depositaria y difusora de la lengua y tradiciones de su pueblo.Hasta sus últimos años de vida Calderón se dedicó a la confección de artesanías y logró traspasar a una de sus nietas y una sobrina parte del idioma yagán, un lenguaje no escrito y melódico, en claro riesgo de extinción. "Las generaciones más jóvenes también conocen la lengua yagán pero no al nivel de Cristina, entonces ahí va a haber una pérdida irreparable", advertía ya hace cinco años el antropólogo Maurice van de Maele, en Puerto Williams.El presidente electo Gabriel Boric, oriundo de Punta Arenas, la ciudad más austral de Chile, lamentó el fallecimiento de Calderón pero recalcó que "su cariño, enseñanzas y luchas desde el sur del mundo, donde todo comienza, seguirán vivos por siempre. Un abrazo gigante a toda su familia y Villa Ukika. No están sol@s", indicó en su cuenta de Twitter.
El autor sudafricano Wilbur Smith, maestro de la novela de aventuras, algunas basadas en su propia vida, falleció a los 88 años. El éxito le llegó en 1964 con la publicación de su primera novela, "Cuando comen los leones", la historia de un joven que crece en una granja de ganado en Sudáfrica.A partir de ahí desarrolló la saga de la familia Courtney a lo largo de muchos volúmenes, siguiéndola durante tres siglos, desde el África colonial hasta el Apartheid, lo que la convierte en "la más larga de la historia editorial". Wilbur Smith dijo que el núcleo de su obra era la "historia africana"."He escrito sobre negros y blancos. Escribí sobre la caza, las minas de oro, las fiestas y las mujeres", dijo el autor de best sellers en su autobiografía publicada en su sitio web oficial. Su segunda gran saga familiar, después de los Courtney, es la de la familia Ballantyne, que comienza con "Vuela el halcón".Desde los primeros colonos holandeses hasta el apartheid y la descolonización, cuenta la historia de Sudáfrica y Rodesia del Norte (actual Zambia), donde él mismo nació de padres británicos en 1933. A principios de los 1990, empezó una serie egipcia con títulos como "Río Sagrado" o "El séptimo papiro" e "Hijos del Nilo". En 50 años de carrera, Wilbur Smith escribió 49 novelas traducidas a una treintena de idiomas, de las que se han vendido cerca de 140 millones de ejemplares, según su editor.
El nombre de Sor Juana es pronunciado con familiaridad por los mexicanos. Algunos de sus versos (las redondillas imprecatorias a la necesidad masculina, por ejemplo) han pasado a engrosa el archivo de las sentencias populares y el repertorio de los más ínfimos aficionados a la recitación. La figura de Sor Juana, en lo que tiene de novelesco, ha despertado la imaginación de algunos de los más ilustres escritores de habla hispana, desde Amado Nervo hasta Emilio Abreu Gómez y Octavio Paz.Los eruditos se han mostrado más remisos a su encanto. Hubo de intervenir el celo de un sacerdote, Alfonso Méndez Plancarte para que se dispusiera de un retrato de la monja jerónima, de su vocación intelectual y religiosa, del ambiente en el que se forjó, de los obstáculos ante los que adquirió la reciedumbre, de sus particularidades y sus frustraciones, de la manera en como su obra se entroncó con la tradición y de los matices con que las enriquece; de la multiplicidad de los temas que solicitan su pluma; de los géneros en que ejercita su destreza; de su cultura; de sus renunciamientos cada vez más extremos y de su muerte, como la preconizaba Rilke, escogida y asumida con entera voluntad. Lea también: "Esta es la voz de Carlos Fuentes".Sor Juana Inés de la cruz nació el 12 de noviembre de 1651. Respira por su primera herida: la ilegitimidad. Sus padres no estaban unidos en matrimonio. De sus cinco hermanos, tres llevaron su apellido. Sor Juana crece con su abuelo materno, al pie de los volcanes, en Amecameca; antes de cumplir los tres años aprende a leer y a los ocho, compone una loa en honor al Santísimo Sacramento. En 1667 ingresa en el Convento de San José de Carmelitas Descalzas, pero tres meses más tarde lo abandona porque la fragilidad de su salud, no soporta el rigor de la orden.Sus biógrafos la describen como una mujer diligente, cumplida con sus oficios de contadora y archivista; hábil para cocinar y una humilde molendera de chocolate. Aunque lo auténtico de Sor Juana Inés no está en las anécdotas sino su obra, su peor enemigo es ella misma. Su índole reflexiva es su talón de Aquiles. Se toma como objeto de meditación, se pone entre paréntesis para dilucidar si lo que constituye su personalidad es verdaderamente valioso. El silencio último de la poetisa, de la intelectual, de la monja, no significa sabiduría, ni sobreabundancia de bienes, gozo y plenitud. Su silencio último no es alusión a lo inefable. La obra de Sor Juana es casi siempre impersonal, hecha por encargo, ceñida a las circunstancias. La distancia en es alma de lo bello, dice Simone Weil. Pero también la condición del humor. Y esta artista, más que admirable y conmovedora, más allá de su soledad del fracaso de su vuelto más alto, supo sonreír.
Una inusual quema de libros fue realizada por una junta escolar en Ontario, Canadá, como un acto de reconciliación con los pueblos indígenas. Tras la dura condena de los líderes políticos canadienses, la propia junta ahora dice que lamenta su gesto simbólico.La primera ceremonia de la "purificación de la llama", se llevó a cabo en 2019 por el Conseil scolaire catholique Providence, que supervisa las escuelas primarias y secundarias en el suroeste de Ontario. En dicho encuentro, la emisora nacional de Canadá informó que al menos 30 libros fueron quemados con "fines educativos" y cuyas cenizas se utilizaron como fertilizante para plantar un árbol. Desde entonces, se retiraron más de 4.700 libros de los estantes de las bibliotecas de 30 escuelas, y desde entonces han sido destruidos o están en proceso de ser reciclados, informó.Lyne Cossette, portavoz de la junta, dijo al National Post que se formó un comité y que "muchos encargados de los conocimientos y saberes ancestrales participaron de la quema y fueron consultados en varias etapas, desde la conceptualización hasta la evaluación de los libros y la iniciativa de plantación de árboles". Además, “simbólicamente, algunos libros se usaron como fertilizante”, dijo.El proyecto, titulado Redonnons à la terre ("devuélvele a la tierra" en español), tenía la intención de "hacer un gesto de apertura y reconciliación al reemplazar libros en las bibliotecas que tenían contenido obsoleto y llevaban estereotipos negativos sobre las Primeras Naciones". Los títulos incluyen ejemplares de Tintín, Asterix, Jacques Cartier y algunas historias de Disney, como la de Pocahontas, que fueron desplazados por su “representación negativa de los pueblos indígenas y la representación aborigen ofensiva de los dibujos”.Cuando se le preguntó sobre la quema de libros, Justin Trudeau dijo que nunca estaría de acuerdo con la quema de libros”. Por su parte, Yves-François Blanchet, líder del Bloc Québécois, dijo “no quemamos libros”, en una conferencia de prensa. “Nos exponemos a la historia, la explicamos, demostramos cómo la sociedad ha evolucionado o debe evolucionar”.También se eliminaron libros que contienen apropiación cultural, así como libros de historia obsoletos, como dos biografías de Jacques Cartier, un explorador francés que cartografió San Lorenzo, y otra del explorador Étienne Brûlé. André Noël, un periodista de Quebec, señaló en Twitter que su libro Trafic chez les Hurons, publicado en 2000, estaba entre los que se retiraron de los estantes. En un hilo de Twitter, Noël escribió que la eliminación de su libro "sorprende y parece excesiva".
Elicura Chihuailaf, de 68 años, recibió el premio por llevar "la tradición oral y el universo poético de su pueblo más allá de las fronteras de su propia cultura", según afirmó la ministra de las Culturas, Consuelo Valdés. La ministra informó del premio a través de un acto virtual, donde resaltó "su vasta trayectoria y su capacidad de instalar la tradición oral de su pueblo en una escritura poderosa que trasciende la escritura mapuche". "Con maestría y haciendo uso de una expresión muy propia ha contribuido de forma decidida a difundir su universo poético en todo el mundo amplificando la voz de sus ancestros desde la contemporaneidad", agregó Valdés.Chihuailaf, quien había sido nominado al mismo premio en dos ocasiones, destaca en su lírica la cosmovisión e idiosincrasia mapuches - la población originaria más numerosa en Chile - en su relación con la naturaleza y la reivindicación de la cultura indígena en la poesía chilena. Se le enmarca dentro de los escritores que comenzaron a surgir tras el golpe de Estado de Augusto Pinochet en 1973, una generación marcada por el exilio. Sus textos, escritos originalmente en castellano y mapudungun (idioma mapuche), fueron traducidos a decenas de idiomas en todo el mundo, en los que destaca además el llamado a la conversación como única vía de entendimiento con los pueblos originarios.Además de sus versos, Chihuailaf también es reconocido como ensayista y traductor del idioma del pueblo mapuche, habiendo pasado al castellano textos del también poeta Pablo Neruda, Víctor Jara o Alonso de Ercilla. El reconocimiento ocurre en medio del rebrote de la violencia en la región de Araucanía, a unos 600 km al sur de Santiago, donde se asientan la mayoría de las comunidades indígenas que reivindican como suyas tierras que están en manos de privados.En el marco de ese conflicto se han incrementado los ataques a camiones y maquinaria agrícola, atribuidos a grupos radicales mapuches, aunque también en la zona hay denuncias de autoataques y montajes. Camioneros mantienen parcialmente bloqueadas varias rutas de Chile desde hace seis días, en protestas por mayor seguridad.Escuchen aquí algunos de sus versos en su propia voz:
“Manifiesta no saber firmar, nacido el 31 de diciembre”, de esa forma se marcaron las cédulas de cientos de indígenas Wayuu en la Guajira colombiana. El Estado certificaba mayoría de edad, garantizaba votos para candidatos que llegaban a los territorios. Lo más oprobioso del asunto fueron los nombres despectivos que los funcionarios escribieron de los indígenas: “En wayunaiki no existe la efe, entonces no podemos articular Rafael, sino Rapayel; así por deformación, en realidad por burla pusieron Raspahielo. Una tía, Castorila, quedó registrada en la cédula como Cosita Rica”. Estos casos fueron narrados por la escritora indígena Estercilia Simanca Pushaina en su libro Manifiesta no saber firmar* y también descritos en el libro Palabrero, del escritor y traductor Philip Potdevin. Ese podría ser solo el inicio de una lista de agravios comentidos por el Estado en contra de las comunidades indígenas.Para nadie es un secreto que quienes liberaron a América del yugo español proferían un gobierno de carácter blanco y elitizado, sostenido en las doctrinas académicas y políticas de Europa, los pueblos indígenas siguieron tratándose como a subalternos, esa minoría de edad kantiana con la que hoy quiere seguirse gobernándolos. El mismo Miguel Antonio Caro, presidente de Colombia entre 1892 y 1898, centró en su régimen de “Regeneración” en la construcción de una nación bajo directivas de depuración racial a sectores que consideraba denigrantes. Iglesia y Estado, cada uno con sus herramientas, hicieron todo lo posible por destruir lenguas, cosmogonías y valores culturales de los pueblos indígenas. El blanqueamiento en Colombia debía darse a toda costa para que la nación pudiera alcanzar estándares de desarrollo como los europeos.Podríamos llenar miles de páginas con las múltiples formas con las que el Estado colombiano ha buscado constantemente la eliminación de los pueblos indígenas. Incluso, después de la Constitución del 91, con la constatación de este como un país multiétnico y pluricultural, la traducción de la misma a siete lenguas indígenas ( en Colombia hay 65 lenguas vivas) y la inclusión de las llamadas “minorías étnicas” en políticas estatales; las formas de gobierno siguieron optando por un trato jerarquizado, racista y discriminatorio. En este país, alguien que lee y escribe en castellano, que vive en las ciudades y trabaja 8 horas en una oficina se siente profundamente occidental y superior al mundo rural, indígena y afro.A finales de los 90 y comienzos de la década del 2000, el país se encontró hundido en el narcotráfico, apabullado en el auge de la peor violencia paramilitar y una represión estatal brutal, gobernando por y para la guerra. Esa sociedad que en los años noventa luchaba por erigirse desde otra perspectiva democrática y había puesto todo su empeño en la Constitución del 91 (país multiétnico y pluricultural), no logró nunca construir algún tipo de identidad, incluso respeto, por los pueblos indígenas que la conforman. Todo lo anterior sigue evidenciándose en diversos lugares de la sociedad, en la educación impartida en los colegios se sigue abordando la cuestión indígena desde lo pasado, referenciando un antes de la conquista española que en la mayoría de ocasiones se representa, además, con la identidad del “buen salvaje”, pero que no se conecta en nada con el presente de los niños y niñas. La imagen del primitivo permanece tanto en la forma de gobernar del Estado como en las representaciones sociales que se tienen de los pueblos indígenas, las narrativas son presentadas en mitos y leyendas, incluidas en términos de lo folclórico pero nunca de lo literario y lo identitario.Organizaciones como la ONIC o el CRIC surgidas en los sesenta a partir de la lucha por la tierra, buscan desde su creación la integración, autonomía y respeto por los territorios indígenas y las personas que los habitan; desde allí han dado una dura pelea con distintas instancias gubernamentales y actores del conflicto armado por el respeto a la vida y los derechos de los pueblos indígenas. Es muy paradójico, cómo los indígenas organizados y reclamando derechos han sido estigmatizados en estos años; en diversas ocasiones se ha señalado a los Nasa en el Cauca como aliados de las guerrillas, las instituciones militares han cometido los peores atropellos y en el Senado, la bancada del Centro Democrático, les ha llamado “terratenientes, narcotraficantes y aliados del terrorismo”, incluso la senadora Paloma Valencia pidió dividir al Cauca entre indígenas y no indígenas, toda una política de racialización y discriminación digna de la corona española. Sin embargo, si la representación de los indígenas se hace en fiestas, campañas y nombramientos, investidos con atavíos ceremoniales y sin cuestionar las políticas de gobierno, se habla con orgullo de la ancestralidad americana.A partir del último escándalo surgido por un funcionario del MinTIC en donde reafirmaba las miradas que tiene sobre el mundo indígena el partido de gobierno, de la ausencia del Estado que visibilizó la pandemia por Covid-19, dado que los departamentos amazónicos no cuentan con Unidades de Cuidados Intensivos para atender a los indígenas que están muriendo, los proyectos de ley para la explotación minera y las licencias de turismo en territorios sagrados de los pueblos indígenas, el asesinato sistemático de sus líderes y el silencio cómplice de la sociedad colombiana, solo puedo pensar en las palabras del poeta yanakuna, Fredy Chikangana:“Me entregaron un puñado de tierra para que ahí viviera.«Toma, lombriz de tierra», me dijeron,«Ahí cultivarás, ahí criarás a tus hijos,ahí masticarás tu bendito maíz».Entonces tomé ese puñado de tierra,lo cerqué de piedras para que el aguano me lo desvaneciera,lo guardé en el cuenco de mi mano, lo calenté,lo acaricie y empecé a labrarlo . . .Todos los días le cantaba a ese puñado de tierra;entonces vino la hormiga, el grillo, el pájaro de la noche,la serpiente de los pajonales,y ellos quisieron servirse de ese puñado de tierra.Quité el cerco y a cada uno le di su parte.Me quedé nuevamente solocon el cuenco de mi mano vacío;cerré entonces la mano, la hice puño y decidí pelearpor aquello que otros nos arrebataron.”*La investigación de Estercilia Simanca Pushaina fue adjuntada después de la publicación de este artículo. El título de este texto es igual al del libro de Simanca.
"Se distribuirá por todo el mundo y se rodará sobre todo en Vietnam, aunque espero que también en California. Están escribiendo el guion y se estrenará de aquí a 3 años", declara Larry Berman, autor del libro Perfect Spy (El espía perfecto) publicado en 2008 por Harper Perennial y que recientemente fue traducido al vietnamita.El autor firmó el pasado año un contrato con la productora BHD Co. para la realización del film, que será dirigido por el director vietnamita Charlie Nguyen.No muy lejos de la cafetería de la antigua Saigón (hoy Ho Chi Minh) en la que habla Berman, Pham Xuan An desempeñó durante casi dos décadas su labor de espía delante de la plana mayor de los periodistas estadounidenses y de los responsables militares, que nunca sospecharon de aquel educadísimo reportero vietnamita.La historia de An (1927-2006), una de las más fascinantes del conflicto bélico, arranca en 1956, cuando Vietnam queda dividido en dos tras la derrota de los colonizadores franceses y el Norte comunista necesita información sobre la nueva potencia extranjera que patrocina al Sur: Estados Unidos.Estancia en CaliforniaPor su habilidad para los idiomas y las relaciones personales, el veinteañero An es elegido para viajar a EE.UU. vivir allí y comprender la manera de ser y de pensar del país que ya se perfilaba como el próximo enemigo bélico del Vietnam comunista.Su aguda inteligencia y su habilidad para las relaciones humanas en un Saigón plagado de estadounidenses le permiten realizar la jugada redonda: Edward Lanslade, responsable de la misión militar de EEUU en Vietnam, se convirtió en su mentor y patrocinó su viaje a California para cursar estudios de Periodismo."Estaba oculto a la vista de todo el mundo", dice Berman, profesor emérito de la Universidad de California.Estudiante modelo, An se deja seducir en California por un estilo de vida muy distinto al de su Saigón natal, hace amigos, recibe premios por su brillantez académica y aprende todos los secretos de una forma de hacer periodismo libre de la que se enamoró para siempre.Su idilio con EE.UU. termina al cabo de dos años ("los dos mejores años de mi vida", dice en el libro), cuando sus superiores lo llaman para regresar a su país y poner en práctica los conocimientos adquiridos en su periplo estadounidense.Corresponsal de los grandes mediosDe vuelta en Vietnam ejerce de corresponsal para la agencia Reuters, la revista Time y el New York Herald Tribune, se convierte en el periodista vietnamita más respetado y en la referencia de algunos grandes reporteros estadounidenses, que se nutren a menudo de su información, que solía ser veraz.Al tiempo que proporciona esa información a los periodistas y despacha con altos dirigentes del destacamento estadounidense, An proporciona a su bando mensajes escritos en tinta invisible y camuflados en rollitos comestibles que dejaba siempre bajo el mismo árbol y que una vendedora ambulante recoge para hacerlo llegar a dirigentes del Vietcong.Con ese sistema proporcionó información vital al bando comunista, entre la que Berman destaca la que permitió a las fuerzas revolucionarias una contundente victoria en Ap Bac en 1962 y la ofensiva del Tet, que en 1968 supuso un punto de inflexión en la guerra para la victoria comunista definitiva siete años después.Fue entonces cuando se desveló el papel de An para asombro de las decenas de estadounidenses que le habían tratado y con quienes había trabado una amistad que parecía sincera.En los últimos días de abril de 1975, antes de la caída de Saigón, el propio An ayudó a escapar a Estados Unidos en helicóptero a algunos amigos vietnamitas que, de haberse quedado, hubieran sufrido las represalias del régimen victorioso."Era el momento en que se podía quitar su máscara, pero después de tantos años, se había convertido en su propia máscara", afirma Berman, quien conoció a An por casualidad en Saigón a principios de este siglo y con quien mantuvo largas conversaciones hasta su muerte por enfisema pulmonar en 2006.Castigado por el régimen vietnamitaTras la victoria comunista An fue ascendido a general, pero pagó con 18 meses en un campo de reeducación su ayuda al enemigo y su ignorancia en teorías marxistas y con nueve años de arresto domiciliario su atrevimiento de decir que el sistema económico que los comunistas querían implantar era un fracaso."An desde el principio fue un nacionalista acérrimo y un comunista por obligación", apunta Berman.Con su sempiterno cigarrillo en los labios o los dedos (se enganchó al tabaco en Estados Unidos y fumó cinco paquetes al día durante más de medio siglo), An pasó los últimos años de su vida viviendo una vida modesta junto a su familia y sus adorados perros en Saigón con la pena de que el régimen no le permitiera regresar de visita a Estados Unidos.Sin embargo, tuvo la satisfacción de participar activamente en el deshielo de las relaciones de Vietnam y EE.UU. en los años noventa y de ver cómo su hijo ejercía de intérprete para el presidente de EE.UU George W. Bush.Expectante por ver cómo se plasma su libro en el cine, Berman expresa medio en broma una última duda sobre la historia, de la que sabe que An solo contó una pequeña parte."¿Cómo sé si mi libro no fue el último gran trabajo del espía Pham Xuan An?". Recuerde conectarse con la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
"Figurativo y expresionista", el artista afirma: "La forma es el pretexto para poder contar el carácter del personaje. Captar su personalidad, sus inquietudes; ese es el material que yo tengo para después pasar a la arcilla y poder representarlo”.Nacido hace 57 años en Córdoba (centro) y radicado en Buenos Aires, comenzó su carrera en las artes a los 38, momento que define como su "segundo nacimiento".Hoy, dos décadas más tarde, es uno de los escultores con mayor obra expuesta en el espacio público del país suramericano y con muchos encargos privados, en el país y el exterior.Emerge el escultorPropietario de una empresa de cartelería publicitaria, la severa crisis económica y social que afectó a Argentina a finales de 2001 le obligó a buscar otras opciones: "Realmente no sabía cómo salir, sin darme cuenta de que estaba en mis manos, que estaba en mí", explica el artista.En aquella etapa, Benavídez decidió retomar el dibujo, actividad para la que, explica, siempre tuvo una cualidad natural. Fue mediante esa impronta aplicada a la arcilla que descubrió y dio vida al escultor."Me di cuenta que hasta el último día de mi vida iba a estar con un pedazo de arcilla en mi mano, que fluía, podía jugar con ella y generar esto que se ha generado en todo este tiempo de trabajo", manifiesta.Uno de los primeros concursos que Benavídez ganó fue para erigir una estatua de más de tres metros de la cantante Mercedes Sosa: "Luego empezaron a sucederse llamados y licitaciones", explica.Eva Perón, Juan Domingo Perón, Raúl Alfonsín, Diego Maradona... "Me ha tocado hacer muchos personajes destacados de la cultura y del deporte", comenta.Entre sus obras están el monumento a Ástor Piazzolla en Mar del Plata, ciudad natal del bandoneonista y compositor, y la estatua de Eva Perón en Los Toldos, localidad bonaerense donde nació la "abanderada de los humildes".El artista es autor también del Paseo de la Gloria, una serie de esculturas en la Costanera Sur de la capital argentina, que homenajea a los máximos exponentes del deporte nacional.Allí lucen en resina, entre otros, el baloncestista Emanuel Ginóbili, los tenistas Guillermo Vilas y Gabriela Sabatini, el golfista Roberto De Vicenzo y el quíntuple campeón mundial de automovilismo, Juan Manuel Fangio.También estaba el futbolista Lionel Messi, pero de su escultura actualmente solo queda una bota, tras ser vandalizada varias veces.MaradonaAunque no conoció personalmente al '10', Benavídez es autor de muchas obras escultóricas que representan al futbolista.En 2006, un amigo llevó de regalo al 'Pelusa' varias creaciones del artista, y la respuesta de Maradona no se hizo esperar: "Decile al escultor que me encanta lo que está haciendo y que todo lo que 'Diego' toca se convierte en oro", dijo.Catorce años más tarde, en 2020, el artista plástico fue el encargado de concretar uno de los más imponentes monumentos en homenaje al ídolo, entonces recientemente fallecido.Ubicada frente al estadio Madre de Ciudades, de la capital provincial de Santiago del Estero (norte), con cinco metros de altura y dos toneladas de peso, la estatua de bronce representa a un 'Diego' de pie, con sus brazos en jarra, desafiante, sacando pecho y con la pelota en la zurda."Ya no hacía falta contarlo a él en sus habilidades, eso ya estaba, ahora teníamos que contar esa personalidad, ese carácter", explica el escultor sobre la representación elegida. "Realmente se logró, pero fue un gran desafío", agrega.El 3 de junio de 2021, antes del partido contra Chile por las eliminatorias mundialistas, la selección argentina inauguró la obra, situación en que Benavídez pudo compartir unos instantes con 'La Pulga'."Cuando nos vamos alejando, él (Messi) se da vuelta y mira el monumento. Yo estaba a su lado y le digo: 'Prepárate, pichón, porque van a venir muchas de las tuyas', se reía, nos saludamos y se fue".Entre sus proyectos, Benavídez anhela poder contar mitos y leyendas de Argentina que surcan el territorio de norte a sur: "Tenés tantas historias para contar en cada una de las provincias, hay muchísimo material. Si contamos lo nuestro creo que va a ser algo único, inédito para el mundo", exclama."Empezar a jugar y hacer volar nuestra imaginación con todo ese mundo mágico que ha pasado en nuestra tierra. Ese sería un gran desafío para esta nueva etapa", concluye el escultor. No olvide conectarse con la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
Este nuevo 'tour' arrancará el 23 de junio y hará parada en siete ciudades en las que la cantante y compositora repasará su nuevo álbum y los grandes éxitos de sus más de dieciséis años de carrera.La artista, de padre español y madre puertorriqueña, es toda una celebridad en Latinoamérica y Estados Unidos, y ahora se propone conquistar al público español con su música reivindicativa, baladas pegadizas y ritmos tropicales.Un público distintoEl pasado año hizo un breve periplo por España que resultó ser todo un éxito, por eso ahora volverá con una gira más extensa y un nuevo 'show'."Siempre hay nervios por saber si la gente irá a comprar boletos para un concierto, por eso el 'sold out' (todo vendido) en España fue súper reconfortante y tengo muchas ganas de volver", explica la autora de éxitos del pop latino como 'Duele menos', 'Alguien', "Agüita e coco", 'Confieso', 'Soy yo' o 'Para siempre'.Recuerda Kany García que el primer concierto que dio el pasado año en Sevilla (España) fue "clave" para conocer el lenguaje, los gustos y las preferencias del público español, muy diferente del latino. Por eso, aunque el repertorio es casi siempre el mismo en todos los países que visita, intenta adaptar el tipo de espectáculo a las particularidades de cada uno.En Colombia, por ejemplo, sube al escenario y apenas puede hablar con el público, ya que hay tal nivel de "pasión y entrega" que éste lo único que quiere es que interprete "una canción tras otra".Los españoles, en cambio, "quieren que les hables, que les cuentes, es un público que tiene hambre de escuchar", y eso, que "maravilla" a Kany García, requiere toda una preparación previa.Su último disco"El amor que merecemos", el octavo disco de estudio de la artista, es una fusión de baladas, música pop y canciones bailables que incluye duetos con los españoles Alejandro Sanz y Rozalén, dos "amigos" con quienes canta 'Muero' y 'Justito a tiempo'.La ganadora de seis Grammy Latinos ha colaborado anteriormente con cantantes españoles como Dani Martín, Leiva, Melendi o Vanesa Martín, y reconoce que le "encantaría trabajar en algún momento" con otros como Aitana o Macaco, que "están haciendo cosas increíblemente maravillosas".De su último álbum asegura que es "el menos íntimo y personal", ya que lo ha compuesto con otra gente, aunque es el proyecto en el que más se ha atrevido a dar sus propias opiniones."Es un disco muy arraigado a cómo veo mi música en este momento, muy cercano a lo que deseo ofrecer como propuesta. Lo siento como un álbum muy mío", asegura García."El amor que merecemos" incluye canciones lentas y otras "muy latinas", pero también temas "de justicia social", sello de identidad de Kany García, un referente del feminismo y el colectivo LGTBI.Y es que la artista, que estuvo casada con un hombre, hizo pública hace siete años su relación con su entrenadora personal y actual esposa, Jocelyn Trochez. Fue de las primeras figuras públicas femeninas en Latinoamérica en salir del armario.Kany García tiene otra historia personal peculiar: es hija de Antonio García, un sacerdote español que colgó los hábitos al enamorarse de Shela de Jesús -la madre de Kany- en Puerto Rico. Estuvieron 47 años juntos, hasta la muerte del exsacerdote en 2017.La cantante y guitarrista recuerda que su padre "tenía muy claro" que quería que sus hijos sintiesen que eran "50 por ciento españoles y 50 por ciento puertorriqueños". "Desde niños veníamos de visita a España, es parte de mi cultura y tengo aquí familia. Lo siento como un país muy mío", afirma.Por eso, porque "para un artista no hay nada más satisfactorio que tener éxito en su propio país", España es su asignatura pendiente. Su próximo objetivo a alcanzar. No olvide conectarse con la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
"Me interesaba poner ese espejo de la guerra civil mientras vemos cómo una simple disputa entre dos hombres puede agrandarse en algo cada vez peor", ha dicho durante un encuentro virtual con un reducido número de periodistas.Casi quince años después de debutar en el cine con la comedia criminal "Escondidos en Brujas", McDonagh tenía ganas de volver a reunirse con los irlandeses Colin Farrell y Brendan Gleeson. "Nos ha costado, pero lo logramos", apunta.Nueve nominacionesAsegura que guardaba muy buenos recuerdos de aquel primer rodaje del que nació una amistad que han mantenido a lo largo de estos años. "La película se ha convertido en una obra de culto y pensamos que sería genial juntarnos de nuevo, pero no para repetir lo que hicimos, sino para algo nuevo"."The Banshees of Inisherin" ha conseguido nueve nominaciones a los Óscar, incluidas las de mejor película, director y guion original; además, Colin Farrell luchará por la estatuilla al mejor actor protagonista, y Gleeson y su compatriota Kerry Condon por las de mejor actor y actriz de reparto respectivamente.Ambientada en una pequeña isla frente a la costa oeste de Irlanda, la película cuenta la historia de dos amigos de toda la vida, Pádraic (Farrell) y Colm (Gleeson), a partir de la decisión del segundo de poner fin de forma abrupta e inesperada a esa amistad.Pádraic, ayudado por su hermana Siobhán, se esfuerza por reconstruir la relación y se niega a aceptar la negativa de su amigo, creando una tensión creciente entre ambos que tendrá consecuencias trágicas.McDonagh cuenta que estaba atravesando una situación personal de ruptura cuando escribió el guion, pero no quería verse solo como víctima. "Me interesaba entender también la perspectiva del que deja la relación; en el guion quedó en una proporción 60-40 a favor de Colin, pero tras hablar con Brendan lo llevamos a 51-49".Drama y humorSobre el tono del filme, asegura que le resulta imposible renunciar al humor, por serio que sea el tema. "Es una historia triste, pero sabía que si se quedaba en eso sería difícil de ver y lo cierto es que el humor me viene de forma natural siempre que escribo".Su anterior película, "Tres anuncios por un crimen" (2017), también combinaba drama y humor, en aquel caso para una historia de venganza protagonizada por la estadounidense Frances McDormand. Logró seis nominaciones y ganó dos Óscar, a mejor actriz (McDormand) y mejor actor de reparto (el también estadounidense Sam Rockwell).McDonagh comenzó su carrera en el teatro, de donde conserva el gusto por trabajar con actores y el peso que da a los personajes. Se dio a conocer en 1996 con la obra teatral "La reina de la belleza de Leenane", primera entrega de una trilogía que le valió el reconocimiento unánime de la crítica como renovador del "teatro de la crueldad".Hoy afirma que se siente más cómodo haciendo cine. "Siempre he adorado el cine, desde adolescente, pero nunca pensé que podría permitirme hacerlo, es genial formar parte de esta comunidad y aportar cosas que no sean historias de superhéroes".Reconoce que el tema de dejar un legado, que aborda en "The Banshees of Inisherin" a través del personaje de Gleeson, es algo en lo que ha pensado, pero tampoco le obsesiona."Legado es una palabra grande, uno quiere aportar algo bueno y me siento en una posición privilegiada para hacerlo, pero no es que sienta que debo dedicar cada minuto de mi vida a ello, creo que puedes ser una persona feliz y amable y también hacer películas como esta", asevera. Recuerde conectarse con la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
El próximo 16 de febrero se estrenará a nivel nacional la cinta "Camilo Torres Restrepo, el amor eficaz" de la cineasta colombiana Marta Rodríguez codirigida junto a Fernando Restrepo, donde se acercarán a legado de una de las figuras políticas más importantes de Colombia del siglo XX. "En este documental se intenta develar quién fue realmente Camilo, mirando a la Colombia de hoy, analizándola, entendiéndola, quizás, un poco más, en sus desigualdades y su violencia constante. Una conversación que pretende mostrar los años de ausencia de Camilo de la vida social y política del país. Una mirada desde la importancia de la teología de la liberación hasta la idea del amor eficaz. Porque es difícil imaginar otra forma posible de encontrar la tan mencionada paz, sin comprender las raíces profundas de siete décadas de conflicto armado", destaca el comunicado oficial dela cinta. Por su parte, la documentalista Marta Rodríguez resalta que: "aquí en Colombia la gente olvida, olvida muy fácilmente, y yo creo que una figura como Camilo no se da todos los días ni todos los años, él fue un ejemplo, entregó su vida por las ideas que defendió". "Yo pienso que su pensamiento fue importante, en la universidad tuvimos un grupo de trabajo en el que se decidió publicar las obras que él dejó. Admiro esto en particular y lo digo en el documental: él hizo con Orlando Fals Borda el libro de la Violencia en Colombia, este trabajo fue vital para que en Colombia hubiese una mirada científica a la violencia que nos ha martirizado, pienso que nos dejó una obra valiosísima, aunque se haya ido muy temprano y fue una pérdida enorme", asegura Marta sobre la realización del documental", agrega. Vea aquí el tráiler oficial de Camilo Torres Restrepo "El amor eficaz"La película realizada con el apoyo del FDC, Proimágenes, El Ministerio de Cultura y la Fundación Cine Documental, hizo parte de la selección oficial del Festival Internacional de Cine de Cartagena de Indias - FICCI en su edición 61 y en el Festival Internacional de Cine Político de Buenos Aires - FICIP en su edición 11, entre otros. Puede consultar las redes sociales de la distribuidora de cine Distrito Pacífico para saber más sobre esta cinta. Recuerde conectarse con la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.