"Huasipungo" de Jorge Icaza es un hito literario latinoamericano, publicado en 1934, que revela la brutalidad de la opresión social en la hacienda ecuatoriana. Esta novela, impregnada de realismo y crítica social, es una denuncia feroz de las injusticias sufridas por los indígenas frente al poderoso sistema terrateniente.La trama se desenvuelve en torno a la vida de los habitantes indígenas de la hacienda, sus luchas por la supervivencia y su sometimiento a condiciones inhumanas impuestas por los terratenientes. Icaza presenta personajes complejos que representan la lucha por la dignidad y la resistencia ante la explotación despiadada.Con un estilo narrativo vívido y desgarrador, Icaza exhibe la crueldad de la discriminación social y económica, ilustrando las consecuencias devastadoras del sistema feudal en Ecuador. La obra resalta la degradación humana, la violencia y la desigualdad, dejando una poderosa impresión sobre el lector."Huasipungo" trasciende como un documento literario indispensable que visibiliza las realidades marginadas y perpetuadas en la historia latinoamericana. Su relevancia perdura en la actualidad, al ofrecer una crónica penetrante y atemporal de la lucha por la justicia social y los derechos humanos.No olvide conectarse tarde con la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
A los 36 años de aquella protesta que contribuyó a reconocer en la Constitución el derecho de los pueblos originarios sobre las tierras ancestrales, Krenak conquistó una nueva "reparación histórica", según define, al convertirse el mes pasado en el primer indígena miembro de la Academia Brasileña de Letras, fundada en 1897."Vamos a poner un poco de ruido en ese silencio centenario", dice el filósofo, escritor y poeta en una entrevista con la AFP en Sao Paulo. La Academia, cuyo objetivo es cultivar la lengua y la literatura brasileñas, "siempre estuvo cerrada a los pueblos originarios y dominada por la lusofonía", destaca el activista, de 70 años.Ahora, este autor que escribe en portugués espera contribuir para que casi 200 lenguas nativas existentes en Brasil sean valoradas y adquieran un registro gráfico, de gramática y vocabulario, en el seno de la institución."A través de la lengua, la literatura o las artes, las culturas de los pueblos originarios pueden ser percibidas como culturas vivas, y no como algo del pasado", explica el pensador, vestido de camisa a rayas y un collar del que cuelgan plumas sobre la espalda."Estamos vivos""Estamos vivos; ganamos" al colonialismo, afirma. Krenak, de ojos y cabellos oscuros, lleva el "apellido" de pertenencia a su pueblo, cuyas tierras se ubican a orillas del Rio Doce en Minas Gerais (sudeste).De ese territorio fueron expulsados los krenak alrededor de 1970, durante la dictadura militar (1964-1985), forzándolo al exilio junto con su familia. A los 18 años estudió en el estado de Paraná (sur) "la lengua del colonizador" y se formó en periodismo.El pueblo krenak fue torturado y sólo recuperó parcialmente sus tierras tras el gobierno militar, pero quedó esparcido por los estados de Minas Gerais, Mato Grosso y Sao Paulo, y con una población de casi 600 indígenas, según el censo de 2022. Aquellos padecimientos inspiraron la lucha de Krenak.De hablar sereno y frases filosas, el autor que también reivindica la tradición oral de los pueblos originarios es actualmente uno de los principales intelectuales indígenas de Brasil.Su lucha escrita se plasma en una decena de obras atravesadas por críticas al colonialismo europeo y el sistema capitalista, con títulos como el bestseller "Ideas para postergar el fin del mundo" (2019), traducido a más de diez idiomas.El líder indígena, que prefiere no exponer su vida privada, está casado desde 2000 con la también activista Irani Krenak, con quien tuvo tres hijos, uno fallecido en un accidente. Otra de sus hijas de una pareja anterior también falleció.Descartar al hombreEn sus escritos de tono didáctico, Krenak rechaza la idea de "civilización" atribuida a los colonizadores que, según él, distanció al hombre de la Tierra. Eso permitió que las corporaciones se apoderaran del planeta, "devorando florestas, montañas y ríos", escribe en su texto sobre cómo aplazar el fin del mundo.Krenak propone otra forma de existencia, como la de las comunidades originarias que resistieron "aferradas a la tierra", como parte de la naturaleza.El líder indígena se asentó hace unos cuatro años en su tierra originaria, habitada por unos 350 indígenas. También allí se padece el "monstruo corporativo", dice, en alusión al rompimiento de una represa minera en 2015 que provocó un desastre ambiental en el Rio Doce, el "abuelo" de los krenak y hasta entonces fuente de agua y alimento.Pero la destrucción, señala, afecta a todos por igual: "Los daños ya no son solo una amenaza para los indígenas, ahora también lo son para el hombre blanco". A la vez que se dice "en un compás de espera" por cambios políticos y sociales, admite que su expectativa prescinde del hombre: "Mi esperanza es que seamos descartados lo más rápidamente posible para que el planeta siga su curso maravilloso".
Están creando un diccionario digital inglés-apache, uno de varios proyectos que pretende preservar idiomas indígenas en riesgo de desaparecer en Estados Unidos.Trabajan con el programa informático "Rapid Word Collection" (RWC), cuyo algoritmo escanea las bases de datos escritas y de audio del apache para encontrar palabras olvidadas, definirlas, traducirlas al inglés, pronunciarlas con el tono adecuado y grabarlas.Todo sirve para volver a la vida estos idiomas prácticamente olvidados: libros infantiles, aplicaciones para teléfonos o páginas web. Joycelene Johnson, una profesora de 68 años, y dos colegas se divierten validando la palabra "kapas" que significa papa o patata.Estas "aplicaciones de idioma escrito están bien para los estudiantes que disponen de una colección" de vocabulario y gramática en apache, explica Johnson. En las escuelas bilingües de su reserva hay "un millar de estudiantes" pero "una sola persona en clase de primaria es capaz de hablarlo con fluidez".Este taller sobre lengua apache es uno de tantos que ofrece la Conferencia Internacional para la Documentación, Educación y Revitalización de Lenguas Indígenas (ICILDER) que se celebró el fin de semana pasado en la Universidad de Indiana, en el centro de Estados Unidos.Una cuarentena de pueblos originarios procedentes de Estados Unidos, Canadá, México, Brasil, Perú y Nueva Zelanda, entre otros, se reunieron en la bucólica ciudad de Bloomington, con motivo del Día Internacional de los Pueblos Indígenas en Estados Unidos, que cuenta con 6,8 millones de nativos, el 2% de la población.Lingüistas, profesores, estudiantes, investigadores y caciques debatieron sobre la recuperación de sus idiomas orales, conscientes de la magnitud de la catástrofe.4.500 lenguas amenazadasDe entre las más de 6.000 lenguas censadas en el mundo, cerca de la mitad están en peligro de extinción y 1.500 amenazadas con su desaparición inmediata, según un estudio de 2021 del que Unesco se hizo eco en diciembre pasado.La ONG The Language Conservancy (TLC), que trabaja en la protección de medio centenar de idiomas autóctonos en Estados Unidos, Canadá, México y Australia, desarrolló el programa informático RWC para crear diccionarios con el fin de preservar este patrimonio.Con un presupuesto de tres millones de dólares procedentes de fondos públicos y privados, TLC crea regularmente talleres de grupos integrados por indígenas y lingüistas blancos.Cada grupo "registra 150 palabras al día, por lo que con diez grupos son 1.500 palabras y 15.000 cada diez días" para cada lengua, explica Wilhelm Meya, presidente fundador desde 2005 de TLC y coorganizador de la ICILDER."La tecnología nos permite salvar lenguas mucho más rápido que antes. Partiendo de cero, ahora podemos crear un diccionario en 12 meses, frente a los 20 años de antes", asegura este antropólogo estadounidense de 51 años nacido en Austria, que se define a sí mismo como un "emprendedor social", que se ha rodeado de lingüistas. Y es que el tiempo apremia.En la mayor parte de los países con pueblos originarios, las lenguas nativas se están extinguiendo rápidamente con la muerte de los últimos hablantes. Estados Unidos es el país con mayor número de lenguas amenazadas de muerte, 143 de 219, seguido de Canadá, con 75 de 94, según TLC.Antes de los europeosAntes de la llegada de los europeos hace 500 años, en el territorio estadounidense se hablaban cerca de 500 lenguas indígenas. Hoy en día, "la situación está llegando realmente a un nivel de crisis y emergencia, ya que la edad media de los últimos hablantes es de 75 años", advierte Meya.Sólo quedan "unos pocos años para registrar estas lenguas", advierte el experto, que distribuye gratuitamente sus diccionarios, libros escolares y métodos en las instituciones educativas públicas de Estados Unidos, incluyendo las reservas amerindias.Jacob Chávez, un estudiante cheroqui de 26 años, se declara "encantado" con estas nuevas tecnologías porque su lengua puede "desarrollarse" entre los jóvenes "mucho más rápido y durante más tiempo" que en el pasado.La profesora de lengua taltán Pauline Hawkins se siente "realmente emocionada y feliz de ver este diccionario" digital, después de que sus padres contribuyeron al primer diccionario en papel en la década de 1980.Sin embargo, su colega Dannielle North King, de 51 años, de la tribu chemehuevi o nuwuvi, critica el "método occidental" de transcribir su "lengua indígena oral y hablada" a la forma escrita.En 2022, Meya fue blanco de las críticas de un funcionario lakota por los derechos de autor de su trabajo de edición. "No poseemos los derechos de autor ni las direcciones IP de las lenguas sobre las que trabajamos", responde el responsable de TLC.En cuanto al riesgo de ser acusado de "apropiación cultural", Meya responde: "Si yo fuera un médico blanco con un paciente indígena, ¿se me impediría tratarle por no ser indígena?". "Las lenguas no son una cuestión racial", sino el "fundamento de la identidad, la nación y de la soberanía", zanja.No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
El Día de la Raza se celebra el 12 de octubre en muchos países de América Latina, así como en España. Esta fecha conmemora el encuentro entre dos mundos, el europeo y el americano, que tuvo lugar el 12 de octubre de 1492, cuando el navegante genovés Cristóbal Colón, en representación de los Reyes Católicos de España, llegó a lo que hoy conocemos como América.Sin embargo, es importante destacar que la celebración del Día de la Raza es un tema controversial y ha evolucionado a lo largo de los años. Originalmente, se estableció como el "Día de la Raza" para celebrar la herencia y la mezcla de razas y culturas que se produjo a raíz del encuentro entre Europa y América. En algunas regiones, también se conoce como el Día de la Hispanidad.Hoy en día, el término "Día de la Raza" ha sido criticado por su connotación eurocéntrica y por el impacto negativo que tuvo el contacto entre culturas en términos de la colonización, opresión y desplazamiento de poblaciones indígenas. Por lo tanto, en varios lugares, la celebración se ha transformado en una oportunidad para reflexionar sobre la diversidad cultural y étnica en América y promover la valoración de las culturas indígenas y la lucha por los derechos de los pueblos originarios. En algunos países, el 12 de octubre se celebra como el Día de la Resistencia Indígena o el Día de la Descolonización, en lugar del Día de la Raza.Desde la perspectiva crítica el peruano Anibal Quijano, la idea de raza es el instrumento de dominación social, que se produce en el comienzo de la formación de América y del capitalismo. Este criterio de clasificación social universal distribuye las identidades, por una parte, en un campo social y por el otro, geo cultural. En ese sentido, la alteridad (“Indio”, “Negro”), lo “Blanco” y “Mestizo”. Y, “América”, “Europa, “Africa”. Sobre estas bases se configuran esquemas de distribución del trabajo e intercambio, donde el poder está en el eurocentramiento capitalista.De igual forma, a esta conceptualización de raza, pensadoras latinoamericanas retoman un concepto feminista de interseccionalidad, pero lo aterrizan a Latinoamérica. Este articula las nociones de raza, género y clase, de forma situada y sugiere pensar otras formas de desigualdad propias del mundo contemporáneo, como lo plantea Mara Viveros, la nacionalidad, la religión y la diversidad funcional y la religión. No olvide sintonizar la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar
En las afueras de Pucallpa, la ciudad más grande de la Amazonía peruana, se encuentra el laboratorio Chana, una estación científica dedicada a las ciencias del lenguaje y la interculturalidad."Es un lugar de trabajo, de encuentro y de unión en el cual investigadores, estudiantes, indígenas y miembros de comunidades pueden venir y trabajar en proyectos de investigación y desarrollo social orientados a conocer mejor y preservar y revitalizar la diversidad lingüística de nuestra Amazonía", explica a EFE el fundador de Chana, Roberto Zariquiey.La sofisticación de cámaras y tecnología contrasta con las humildes paredes de madera y ladrillos de este centro, situado en la comunidad de San José de Yarinacocha y donde se investigarán las 20 lenguas indígenas que se hablan en la cuenca del río Ucayali a través de talleres, estudios y diversos programas.Por ejemplo, el programa informático en el que participa Edelvina permite conocer mejor el proceso de construcción del lenguaje shipibo, gracias a los movimientos de los ojos captados por la cámara, que indican cómo el cerebro percibe una imagen y cómo esto influye a la hora de formar una oración, pistas que ayudarán a conocer mejor esta lengua para su posterior enseñanza.La estación cuenta con el apoyo de la Pontificia Universidad Católica de Perú (PUCP), la Universidad de Zurich y el Instituto Max Planck de Alemania."Trabajar con comunidades indígenas, en este caso amazónicas, en un país como el nuestro donde hay una alta concentración de familias lingüísticas es una apuesta estratégica importante. Significa la posibilidad de conocer mejor estas lenguas, su revitalización, y al mismo tiempo fortalecer la identidad de los grupos amazónicos que las practican", indica el vicerrector de Investigación de la PUCP, Aldo Panfichi.Acercar a la academia"Está muy bien conocer, incrementar nuestro conocimiento sobre la diversidad lingüística mundial, pero por otro lado, nos interesa preservarla, promoverla. Y eso se tiene que hacer siempre en coordinación con las organizaciones locales, con las comunidades y de acuerdo a sus demandas, sus necesidades, sus intereses", indica Zariquiey.El investigador refiere que el conocimiento lingüístico es en ocasiones algo abstracto, pero este puede usarse para implementar políticas educativas y elaborar materiales educativos."Nuestro objetivo es que el conocimiento que construyamos a través de métodos de lingüística, de psicolingüística, etcétera, pueda emplearse para entender cómo los niños están aprendiendo los idiomas, cómo los adultos procesan el lenguaje, cómo son esas lenguas, qué características tienen", relata emocionado.En ese sentido, la investigación colaborativa que se desarrollará en Chana dará lugar a conocimientos para preparar mejor a profesores bilingües de la región que imparten la educación primaria en español y otras lenguas indígenas, lo que es un impacto directo en la mejora de la enseñanza de los docentes, explica Panfichi.Una verdadera colaboraciónLa lingüista Pilar Valenzuela reflexiona a las puertas de la estación que cuando se hacen investigaciones de lenguas indígenas en Perú y viene gente de fuera "lamentablemente entran con una visa de turista y llegan hasta las comunidades indígenas, se relacionan, hacen su trabajo, recogen su información y luego se van. Hacen sus tesis, se gradúan, y las publicaciones son muy técnicas, no son accesibles y listo, ya no los vemos más". "Esto más bien es extraer información del pueblo y luego los resultados nunca llegan", sostiene.Explica que hay muchas investigaciones que dan resultados muy interesantes, pero que no llegan a la gente, algo en lo que puede contribuir Chana, al ser un lugar de encuentro de investigadores que informen de lo que están haciendo y luego compartan sus resultados.Una colaboración que conjuga a las propias comunidades con universidades locales, nacionales y también internacionales y, en este sentido, Panfichi señala que ya hay varias instituciones educativas europeas y estadounidenses interesadas en la estación, porque las posibilidades de este proyecto son "enormes".El nombre de este centro hace referencia al ave chana, y Zariquiey relata que se trata de una palabra que está en todas las lenguas pano, el grupo de lenguas de esta parte de la Amazonía, y que se remonta al protopano, la madre de todas ellas."Es un ave que puede imitar los cantos de otras aves, entonces los shipibos y otros pueblos siempre han asociado al chana con inteligencia y con diversidad de lenguas. Y bueno, ese es un poco el espíritu de Chana: ciencia, inteligencia, reflexión y multilingüismo", concluye el experto.No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
Nacieron entre hilos y telares; las tejedoras de los pueblos originarios de Argentina se han transformado en voceras del planeta. En sus artesanías, retratan las enseñanzas de generaciones de mujeres para mantener viva su cultura ancestral y dejar un pedazo de historia con cada puntada.Celeste Balero es una de ellas. Se define como cuarta generación de tejedores tradicionales de Jujuy, provincia norteña que limita con Bolivia. Trabaja las fibras de llama desde que tiene memoria y actualmente el "negocio familiar" se transformó en una comunidad donde participan 18 personas."Lo que sostiene el tejido es mucho más profundo que un saber. Es una cuestión espiritual, cargado de significados comunitarios y la herencia que nosotros recibimos tiene mucho que ver con la conexión y el equilibrio con la naturaleza", explica a EFE la joven artesana.Balero representa a "Tejedores Andinos", una colectividad que emplea las técnicas textiles de sus antepasados con telas naturales, funcionando como recordatorio catalizador de todo lo que brinda la tierra. "Tratamos de seguir recordando de las mismas maneras que lo hicieron nuestros ancestros, de manera colectiva y comunitaria", agrega.A lo largo de los años, se han adaptado de forma eficiente a la realidad tecnológica que rige el mercado actual. Más allá de la necesidad de sobrevivir, un porcentaje de las ganancias se destinan a que su comunidad continúe creciendo; así aseguran sostén emocional y económico."Plasmamos la interpretación de la naturaleza en nuestros tejidos. Somos la voz de la Tierra y a través de nosotros se puede contar ese mensaje de resistencia para que no olvidemos quién sostiene nuestra existencia", indica la joven.Muchas tejedoras han recibido el oficio de sus madres o abuelas, y aunque no lo ejerzan, Balero insiste en que las mujeres descendientes de indígenas están volviendo a las raíces para "reivindicar su poder y su feminidad a través del hacer". Algo que demostraron al participar del 'London Craft Week' este año.Algo similar sucede con Noelia Naporichi, originaria Qom de la ciudad de Castelli, en la provincia del Chaco, en el norte del país, donde se encuentran las mayores comunidades de los pueblos Tobas y Wichí. Hace un tiempo se mudó a Rosario (Santa Fe) buscando mejores oportunidades laborales y educativas, aunque se mantiene en contacto con sus cimientos natales.Junto a un colectivo de 15 mujeres indígenas, presentó por primera vez sus obras hechas en hoja de palma o carandillo, una planta nativa ancestral muy utilizada por los Qom, en las cuales trasmiten sus saberes por medio de manualidades relacionadas con el arte de la cestería.Teje con las emociones y para dar un mensaje que puede conllevar un "agradecimiento" o un "regalo de bienvenida". Con sus productos, representa el ecosistema de los territorios que habitaron sus antepasados y deja una parte de ellos en sus trabajos con la idea de que la sociedad los conozca y resguarde.Hoy, su principal materia prima está amenazada por la expansión del hombre y el cambio climático. "La hoja de palma nos da de comer, nos permite permanecer en el territorio y llevar el conocimiento del tejido hasta Buenos Aires", aclara a EFE Naporichi."Dejamos un pedazo de nuestro territorio y de nuestro saber, que viene de hace muchos años en linajes preexistentes de Argentina. Es algo hermoso para nuestro pueblo y para que sienta que no tiene un valor específico, porque es una transmisión de muchas estirpes. No es una simple cartera, es una transmutación de energía para la persona que se lo lleva", señala la mujer Qom.Chicas como Naporichi salieron de sus ciudades natales en pos de mejores oportunidades, pero siempre llevando sus orígenes consigo. De hecho, tienen hogares comunitarios construidos por ellas, que funcionan para reforzar sus conocimientos y brindarse contención ante problemas financieros o sociales.En todo esto pensó la curadora y gestora intercultural Andrei Fernández cuando agrupó recientemente en arteba, feria de arte contemporáneo anual de Buenos Aires, "el sentido migrante" del arte y "su impacto social".Oriunda de la norteña provincia de Salta, que linda con Jujuy, eligió propuestas aunadas con la voluntad de transformar los contextos de las comunidades indígenas."Esos objetos, por ser utilitarios, no tienen un valor menor que otro artístico, sino que es una forma de llevar el arte y esos conocimientos. En el caso de los ornamentales, hacen que sean parte de tu vida cotidiana de una forma mucho más directa de lo que a veces entendemos. El arte puede convivir con nosotros", afirma a EFE.Para ellas, presentarse en la feria es una manera de introducir a la gente que ignora el arte indígena y dar voz a parientes lejanos que, durante milenios, fueron obligados al ostracismo: demostrar que son parte de la rica cultura que integra Argentina.No olvide conectarse con la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar
Desde que el Centro Nacional de las Artes Delia Zapata Olivella abrió sus puertas, ha sido pensado como un punto de encuentro abierto, de creación y de diálogo con los territorios y el mundo. Gran parte de su enfoque, su misión y el trabajo colectivo es con la diversidad de poblaciones colombianas. Y es justamente por esto que a partir del 9 de agosto se realizará En El Delia: el Primer Encuentro de Pueblos Originarios Abya Yala."La programación, pensada en el lema “sanar el territorio”, busca dialogar sobre la conexión sagrada entre los pueblos indígenas y la tierra, y enfatiza en la importancia de los derechos colectivos de los pueblos para la tierra y los territorios como una forma efectiva de proteger los ecosistemas críticos, las vías fluviales y la diversidad biológica", se menciona en un comunicado.Entre el 9 y el 13 de agosto, las distintas salas del CNA servirán como escenarios para colectivos culturales, encuentros de la palabra, talleres de saberes, performances e instalaciones y conciertos con trece pueblos indígenas participantes, entre ellos los pueblos Wayuú, Arhuacos, Gunadule, Murui del Amazonas, Muiscas, Emberas, Kamentsá, Wiwas, Kankuamos y más.El 9 de agosto se dará inicio al encuentro en la Plazoleta del CNA con fuego ceremonial, en el marco del Día Internacional de los Pueblos Indígenas.Para Iván Benavides, director general del CNA: “más allá de ser simplemente un evento artístico, es hacer un reconocimiento a la cultura, los saberes, la diversidad y la importancia de estos saberes en este momento histórico de crisis, tanto por el cambio climático como por una crisis de modelo civilizatorio, y creemos que los pueblos indígenas tienen mucho que aportar”, señala.Dentro del encuentro habrá dos ensambles, uno de ellos será Danzantes del Viento, “una creación colectiva que si bien representa lo que se podría llamar una obra teatro, en la concepción de los pueblos originarios no existe tal expresión, pero sí es una traducción o puesta en escena donde hacemos una narrativa creada con ellos a partir de la palabra, la danza y la música: una gran triada donde ellos tienen mucho poder”, explica Benavides.También habrá un laboratorio creativo musical que resultará en el Ensamble Paleofuturista que, como detalla el director: “así como la experiencia con Develaciones, la obra que hicimos para la Comisión de la Verdad con artistas y colectivos culturales, esta vez habrá otro ensamble intercultural con Mucho Indio y con músicos invitados del pueblo Kicwha y del Pueblo Tubú”. Todos ellos escogidos a través de convocatoria para armar un gran ensamble.En el encuentro participarán artistas plásticos indígenas como Julieth Morales y Edinson Quiñones, con propuestas artísticas como performances e instalaciones que están proyectándose a nivel nacional e internacional. Los encuentros de la palabra han sido propuestas de sabedores y sabedoras de diferentes pueblos del territorio nacional, quienes realizan acciones de sanación a través de los saberes ancestrales.Entre las propuestas se destacan mujeres sanadoras reconocidas por el vínculo con el cuerpo y el territorio a través del canto, la danza y el tejido. Por otro lado, habrá una franja de talleres en su mayoría, propuestos y diseñados por los propios cabildos indígenas y se han hecho en conversación con organizaciones y cabildos que los representan en la ciudad de Bogotá. Como invitado especial de esta franja estará el Sabedor Gunadule Abadio Green quien ofrecerá un taller práctico sobre la semilla como sanadora de la vida."Con estos espacios y manifestaciones artísticas propias e inspiradas en los pueblos indígenas se busca acercar de manera profunda a su cosmovisión, fomentar un mayor entendimiento y apreciación de sus saberes y de la diversidad cultural de América Latina, así como generar reflexiones sobre la importancia de la conexión sagrada entre las comunidades indígenas y la tierra para contribuir a la valoración y preservación de nuestras culturas y tradiciones ancestrales", termina el comunicado. La cita es en el Centro Nacional de las Artes del 9 al 13 de agosto, si desea puede consultar la programación en este enlace. No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
Mediante la cuenta @juliotzin76, el maestro del municipio Amaxac de Guerrero enseña el idioma nativo de su abuela, y busca que las nuevas generaciones valoren las raíces indígenas de su estado.El profesor compartió con EFE que durante la pandemia por covid-19 observaba a sus sobrinos grabar sus bailes graciosos, con lo que descubrió TikTok y la gran cantidad de "videos basura” en la red. Por ello, ideó un plan para subir materiales interesantes, prácticos y educativos.“Siempre tuve la curiosidad de aprender y hablar náhuatl, por lo que comencé a grabar videos con los números y el abecedario, es decir, desde lo básico, porque era mi sueño mantener viva la lengua originaria de mí abuela, quien me decía muchas cosas que yo no entendía. Cuando crecí me di cuenta que tan groserías y palabras con cariño”, narró.Subió sus primeros videos y recibió comentarios ofensivos, pero él se mantuvo firme y avanzó con sus clases. El docente argumentó que más de la mitad de los municipios de su estado hablan esta lengua, por lo que debe mantenerse vigente. Se acercó a una comunidad cercana que habla náhuatl para practicar, mejorar su pronunciación y su interacción. “Todo lo aprendido tenía que compartirlo, por lo que comencé a incursionar en el TikTok con fines educativos”, reiteró.Proteger los idiomas indígenas de México Los videos de enseñanza del náhuatl resultan una novedad en México, uno de los países con más población indígena de América, con más de 23 millones de personas que se asumen como tal entre un total de 126 millones de habitantes, según el último censo del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).De ellas, casi 7,4 millones de personas hablan alguna lengua indígena, el 6 % de la población total, con el náhuatl como la principal, con más de 1,65 millones de hablantes.En poco tiempo, Julio Hernández tiene ahora más de 167.000 seguidores, y ha logrado una comunidad de personas interesadas de diferentes estados y hasta del extranjero.“Está el clásico alumno que se interesa en todo y quiere saber más, está la persona que quiere aprender a decir algunas frases para poder comunicarse, los extranjeros tienen mucha curiosidad y los migrantes buscan conocer la lengua para el día que regresen a territorio mexicano”, expuso.El maestro enfatizó que sus tendencias se apegan a la modernidad, pero combina el entretenimiento y la enseñanza.Su mayor reto es la instalación de un Centro de Enseñanza de Lenguas Originarias en su natal Tlaxcala con la intención de fomentar la preservación de este idioma.No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
Vito Apüshana es autor de los libros Contrabandeo sueños con alijunas cercanos (1992); En las hondonadas maternas de la piel (2010). Sus poemas han aparecido en revistas especializadas como Número (Bogotá), Casa de las Américas (La Habana), Le Poésie (París), y Americas Quarterly (New York).Miedo alijunaMañana llegarán nuevamente los aliijunay traerán más preguntas acerca de nosotros,y nada sabrán sino escuchan el silencio de nuestros muertosen cada sonido de nuestras vidas…y nada se llevarán sino cuelgan sus miedos en el interior de lasmochilas familiaresy reciban, de nuestro temblor, el asombro de la madrugada…junto al temor de los espantos.Sümüshe’e alijunaAnteena watta’a nachukuwa’a na alijunakanairuaje ko’omüinjeerü natuma nasakiijüin wanainje nnojoleerü kasain natijaain o’u wachiki müle aka nnojorülenaapajüin ko’utüin na waamakakanairuasünainwai shi’ira tü wakuwa’ipakalüirua…Je nnojoleerü kasain nalü’üjain müle aka nnojorüle nakacherüin tünamüshe’ekaa sulu’utü sususiakalüirua apüshiiJe kamüinjeena, wamüshe’enainjee…tü ainkia aa’in maaliajatkaa süma’alee sheema tü mmarülakalüirua.Oscuridad-luzVengo de recibir un cargamento de vocesenviado por Jouktai,el andariego viento del Este.Vengo de entregar, al silencio de mis mayores,un tejido de sueñossudorosos y encendidos.Ahora contemplo, entre el sol del atardecery el rostro de mi mujer,la roja celebración del estar vivoPiushi-warattüiEntushi taya sunainje apawaa wanee chiso’ui kemeeriasnuluwatala Jouktai,chi kakuwaika’i.Entushi taya sunainje apaa, kakuai’pa naatamulo’uyusekana,wanee lapü einushiiruawalatshishi sumaa warattulin.Joolu’u teiraka amüirü, nikiima ka’i ka’i,otta so’upünaa tü tawayüse,tü talataakaa ishoitakalü maain tü kataakalü o’u.Vivir-morirCrecemos, como árboles, en el interiorde la huella de nuestros antepasados.Vivimos, como arañas, en el tejido del rincón materno.Amamos siempre a orillas de la sed.Soñamos allá, entre Kashi y Ka’i, el Luna y el Sol,en los predios de los espíritus.Morimos como si siguiéramos vivos.Kataa o’u-outaaMulo’ushii waya, müin aka saa’in wunu’usüchikanainru’u tü wapüshi sümaiwajatkalüirua.Kato’una waya, müin aka saa’in alekerü, süsheke’eru’u shi’nüintü weikaa.Acheküshii waya weinshi sotpa’a tü miaasükaa.A’lapujaashii waya cha’aya, sainküin Kashikaa je Ka’ikai,suumainpa’a tü asheyuuwaakalüirua.Outushii waya müin aka katakai wo’u.Locura diariaUn aire silba, en esta noche,sobre el tronco oscurocerca de la enramada.La abuela Maachonna aseguraque es el espíritu de mi joven amigo,de Maurepa, recién muerto,que me vigila para que yo no salgadel camino abandonado…Jo’ukaijatü mamainaAsirajüsü wanee joutai jaa’u aikaa tü,jaa’uwunu’usa’a pi’uushikaaja’atou lumakaa.Jüpansaajüin tü oushuukoo Ma´achonnaJian nüsheyuu chi tatünajutü jima’ikai,tü Maurepa, outakai.Ni ´raja oo’uchi tayaa juulia toju’itajüinJulia tü apünaaushikaa jüpüne…PastoresSomos pastoresSomos los hombres que viven en el mundo de las sendas.Nosotros, también, apacentamos,también regresamos a un redil… y nos amamantan.Y somos leche del sueño, carne de la fiesta… sangre del adiós.Aquí, en nuestro entorno,la vida nos pastorea.No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
Venezuela y Colombia comparten una frontera común al norte de ambos países. Esta frontera es el lugar de asentamientodel pueblo indígena más numeroso que existe en las dos naciones: el wayúu. Según el Censo del DepartamentoAdministrativoNacional de Estadística (DANE) realizado en 2021, en Colombia habitan 380.460 personas autorreconocidas como wayúu, mientras en Venezuela esta población indígena es de 413.437, de acuerdo con el Censo Nacional de Estadística de 2011.La situación del territorio entre ambos países se ha caracterizado por las necesidades humanitarias que enfrenta el pueblowayúu. Históricamente, los wayúu se han enfrentado a la pobreza, la falta de medios de subsistencia y la carencia de agua potable y salud de calidad, entre otras situaciones que dificultan el desarrollo de la vida en medio de su vasto territorio desértico que ocupa25.000 kilómetros entre Venezuela y Colombia.La desatención de ambos Estados ha afectado de forma estructural y sistemática los derechos humanos de este pueblo indígena, y a ello se ha sumado la presencia de grupos armados heredados del conflicto armado en Colombia. Los pobladores son muy herméticos sobre la presencia de grupos armados (guerrilla, narcotráfico y contrabandistas) por miedo a represalias, amenazas y hostigamientos, pero se conoce la fuerte presencia del Ejército de Liberación Nacional (ELN) en zonas de la Guajira. Esta guerrilla, aprovechando la vulnera- bilidad y pobreza de la población, capta a jóvenes para reclutarlos forzosamente en sus filas ohacerlos partícipes de sus negocios ilícitos.Poco han hecho los Estados para garantizar el cumplimiento de los derechos humanos del pueblo wayúu y muchos han sido losproyectos estériles para garantizar la dignidad de sus condiciones de vida. Más recientemente, la situación de derechos humanos ha empeorado por el aumento del flujo migratorio de venezolanos que han decidido marcharse de su país en vista de la emergenciahumanitaria compleja que se vive allí.Del lado venezolano, el municipio de Guajira se ubica en el noroccidente del estado de Zulia, en la frontera con Colombia, yabarca una superficie de 2.370 km2. La capital es Sina- maica y posee cuatro parroquias civiles (unidades político-territoriales en las que se dividen los municipios): Sinamaica, Elías Sánchez Rubio, Guajira y Alta Guajira.En el estado de Zulia, la Comisión para los Derechos Humanos del Estado Zulia (Codhez) se ha encargado de monitorear y documentar la situación de derechos humanos en la región, que presenta características particulares y diferenciadas con respecto a otras entidades del país: es un estado fronterizo, cuenta con una densidad de población mayor y es el hogar del pueblo indígenamás numeroso de Venezuela.Desde Codhez hemos documentado el complicado panorama de los pueblos y las comu- nidades indígenas ubicados en esta zona fronteriza. Mediante visitas, reportes, denuncias y documentación, insistimos en visibilizar la realidad de la población wayúu y llamar la atención del Estado venezolano para que asuma sus responsabilidades constitucionales de proteger los derechoshumanos de los pueblos indígenas y garantizar la permanencia de sus cosmologías y tradiciones ancestrales, que poseen un valor único para la humanidad. No obstante, esta tarea no ha resultado nada sencilla, pues, como veremos, el contexto del territorio presenta graves obstáculos y amenazas para la defensa de los derechos humanos.Como datos que ayudan a vislumbrar el panorama de la zona de Guajira en Venezuela, se destaca que el 98 % de la poblacióndel municipio se encuentra por debajo de la línea de pobreza, mientras que 86 % vive por debajo de la línea de pobreza extrema: es decir, son familias que no cuentan con ingresos para satisfacer sus necesidades más básicas.El municipio de Guajira es epicentro estratégico para el intercambio comercial, industrial y cultural entre Colombia y Venezuela, y es uno de los pasos fronterizos con mayor movilidad humana en Latinoamérica. Es el lugar donde el puebloindígena wayúu ha vivido y donde ha forjado sus costumbres familiares y referentes cosmológicos. Pese a que el territorio posee un valor ancestral, en diciembre de 2010, a través del Decreto 39583 firmado por el entonces presidente de Venezuela, Hugo Chávez Frías, se impuso el Distrito Militar N.o 1en la Guajira venezolana, con mando central en la localidad de Paraguaipoa. Sin respetar el derecho de los pueblos indígenas a laconsulta previa y a decidir sobre sus territorios originarios, se ordenó la presencia masiva de la Fuerza Armada Nacional, lo quealteró las costumbres ancestrales de la etnia. Bajo el supuesto de atender la emergencia por lluvias en la zona, luchar contra elcontrabando y resguardar la seguridad ciudadana de la población wayúu, se impuso un cerco militar que ha sido el origen deabusos militares, ejecuciones extrajudiciales y, en general, de la pérdida progresiva de la libre determinación y autonomía de lospueblos indígenas.A esa primera ofensa en contra del territorio, en 2015 –por decisión unilateral del gobierno de Nicolás Maduro– se ordenó elcierre de la frontera y de las actividades económicas entre Venezuela y Colombia, debido a desacuerdos diplomáticos. En general, el cierre les causó una grave crisis económica, social y cultural a los wayúu, por cuanto significó la ruptura con su territorio ancestral y la dificultad para ejercer sus actividades comerciales y mantener la conexión con sus familiares. Ante la ausencia estatal, se hicieron más frecuentes las denuncias del aprovechamiento de las personas indígenas pobres y personas no indígenas para redes de trata de personas, negocios ilícitos, contrabando y reclutamiento forzado de parte de grandes grupos criminales yparamilitares.La reanudación de las relaciones diplomáticas entre Venezuela y Colombia, a partir de agosto de 2022, ha avivado la esperanza e incentiva a poner sobre la mesa la situación de derechos humanos de la Guajira venezolana. Aunque se reactivará oficialmente el intercambio comercial con núcleo en la Troncal del Caribe (Maracaibo-Maicao), los líderes de ambos países no han hablado sobreuna apertura de la frontera enfocada en derechos humanos, a pesar de lo apremiante que resulta el contexto en materia denecesidades humanitarias, y de la seguridad y atención a personas migrantes y refugiadas venezolanas.Hacer posible la defensa de los derechos humanos en este territorio no resulta fácil cuando se tiene en cuenta la existencia de un conjunto de restricciones, limitaciones y vulnerabili- dades a las que están sometidas las organizaciones de la sociedad civil y los defensores de derechos humanos en Venezuela. Se trata de patrones comprobados de comportamientos de hostigamiento contra las defensoras y defensores de derechos humanos por parte de las autoridades venezolanas.Hay patrones relacionados con la vigilancia y el control estatal que llegan a niveles de persecución y hostigamiento, mediante operativos de seguimiento por parte de cuerpos policiales o de inteligencia militar contra quienes realizan denuncias públicas:allanamien- tos, detenciones arbitrarias, acusaciones falsas e infundadas mediante la manipulación de los órganos de justicia, retención de equipos y documentaciones, descalificación y desprestigio contra defensoras y defensores, y precalificaciones de las organizaciones de la sociedad civil con actividades relacionadas con la delincuencia organizada y el terrorismo.La defensa de los derechos humanos: un tejido queresiste El tejido, para los miembros del pueblo wayúu, es más que una práctica cultural: es una herencia de sus ancestros y un mediopara expresar la vida como la sienten y desean. Según su cosmología, Wale’ Kerü («araña tejedora» en idioma wayuunaiki) fue quien enseñó a la mujer wayúu a tejer. Al amanecer de cada día, Wale’ Kerü tenía hechos susus («bolsos» en idioma wayuunaiki) yhamacas para el uso y servicio del pueblo wayúu.La defensa de los derechos humanos en la Guajira se ha tejido como un susu wayúu: con paciencia, hilo tras hilo, gracias al aporte de diversos Wale’ Kerü, defensores de derechos humanos, periodistas locales y liderazgos de hombres y mujeres wayúu desde sus comunidades. El objetivo ha sido documentar lo que se vive en la Guajira, como si se guardara todo en un bolso wayúu y con ello se pudieran hacer las denuncias y exigencias necesarias. Esta tarea se asume como una responsabilidad, pero tambiéncomo un riesgo que, en ocasiones, incluye represiones, persecuciones y detenciones por parte del Gobierno, así como la desprotección frente a la violencia y las amenazas de los grupos armados.Hambre y represión Los factores que inciden en la existencia de condiciones tan complejas en la Guajira son de diversas magnitudes y alcances. Las extremas condiciones de pobreza obligan a que la mayoría de los jóvenes (62 %) en edades comprendidas entre 15 y 24 años noestudien ni trabajen. No hay fuentes dignas de empleo. Los habitantes de sectores como Potrerito se trasladan hasta la frontera conParaguachón para vender agua, chicha o trabajar como carretilleros5; se trata de una zona sumamente peligrosa, controlada por mafias y delincuencia organizada. Otros se dedican a la cría de ovinos y caprinos, a la pesca, al corte de leña o al transporte enmotos. En general, existen limitados medios de vida dignos y seguros.Para comer, las familias wayúu dependen de los programas de alimentación del Gobierno nacional. El programa Mercado deAlimentos (Mercal) y las cajas CLAP (Comités Locales de Abastecimiento y Producción) fueron creados por el Gobierno para abastecer de alimentos de primera necesidad a la población, con precios de bajo costo o de manera gratuita. De acuerdo con la LeyConstitucional que regula el Comité Local de Abastecimiento y Producción, publi- cada en la Gaceta Oficial n.o 41.330, se entregauna caja de alimentos a familias compuestas por cinco personas o menos. La frecuencia de entrega de alimentos es cada quincedías, pero el 79,2 % de las familias zulianas confirmó haberlas adquirido tres o menos veces al año, de acuerdo con datos de Codhez. Además, pese a anunciarse como un programa gratuito, a las familias se les exige un pago de por lo menos 10.000 pesoscolombianos (moneda extranjera en Venezuela, pero que es de libre uso en la zona fronteriza debido a la devaluación del bolívar). La cantidad de comida entregada solo alcanza para unos cuatro días. Estos progra- mas son utilizados por voceros del Gobierno como forma de manipulación política o como instrumento para controlar el voto popular.El hambre en la Guajira no es nueva y durante el inicio del confinamiento por la pandemia el pueblo wayúu protestó por los retrasos en la llegada de los programas alimentarios prome- tidos por el Gobierno y que resultaban ser la única salvación de las familias para alimentarse durante la época de cuarentena extrema.En estas circunstancias, hubo detenciones arbitrarias y violencia policial y militar en medio de las protestas de la población, lo cual demostró la impericia y el desconocimiento de policías, militares y autoridades civiles en materia de contención sanitaria conenfoque de derechos huma- nos y atención a poblaciones indígenas. Por ejemplo, el 12 de abril de 2020 hubo varias protestas enel poblado de Guarero, en las que se reclamaba la falta de alimentos y las fallas generalizadas de los servicios públicos. LaGuardia Nacional Bolivariana (GNB) reprimió fuertemente la protesta y disparó contra la población, hiriendo con un perdigón elrostro de una lideresa wayúu. Esta agresión a una mujer wayúu demuestra el irrespeto y la grave vulneración a sus dere- chos eidentidad por parte de los funcionarios militares estacionados en territorio indígena. En la cosmología wayúu, la mujer es creadorade vida y posee autoridad especial en su familia y en la sociedad para el cuidado de las futuras generaciones, las tradiciones y lascostumbres.Las mujeres wayúu protegen la identidad wayúu y son las responsables de los ritos sagrados y el mantenimiento del bienestarfamiliar.Es muy común ver alcabalas improvisadas por la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) y la Policía Nacional Bolivariana (PNB), de las que se reportan constantes atropellos y extorsio- nes. La represión es una fórmula común para mantener el control social sobre la población. Este año documentamos, como mostraremos a continuación, un hecho que evidencia la instrumentalización del hambre y las necesidades del pueblo wayúu en favor de la obtención de votos por parte del Gobierno municipal.Uso político del hambre Heberto Ferrer, docente y líder de la Guajira, nos contó la experiencia vivida en el marco de las elecciones internas del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV, partido del gobierno de Nicolás Maduro). Los habitantes de las comunidades de La Rita,Cardoncito, Caño Palajama, Botoncillo, Mamoncito, Carraiquilla y Puertecito (899 electores) fueron convocados a tal elección. El 6 de agosto de 2021, día de la instalación de las mesas electorales, los líderes indígenas denunciaron que en los centros de votación solo estabanfuncionarios adscritos a la alcaldía del municipio de Guajira, a cuyo cargo se encuentra Indira Fernández, alcaldesa en ejercicio yrepresentante del PSUV. La otra fuerza política en contienda para las primarias era el Partido Comunista de Venezuela, que notenía ningún tipo de representación. Esta injusta y abusiva situación también fue apoyada por funcionarios del Consejo Nacio- nalElectoral (CNE) y por el componente militar presente, lo que vulneró el derecho de participación de los líderes indígenas eincrementó el disgusto de las comunidades. Ante las constantes quejas de la comunidad, el centro electoral fue desmontado y lamáquina de votación fue desinstalada y retirada en una camioneta de la Alcaldía.Mientras ocurría esto, a la casa del coordinador de la mesa electoral y vocero del consejo comunal de Puertecitos llegaron 600 bolsas con alimentos CLAP para ser distribuidas solamente entre las personas que votaran por la alcaldesa: quien no lo hiciera, no tenía derecho a las bolsas. Decenas de personas wayúu se trasladaron hasta la casa del coordinador para protestar en contra de esta arbitrariedad, pues el programa de alimentación de las cajas CLAP debe distribuirse a todos por igual para garantizar la seguridad alimentaria de la población y en ningún caso debe usarse como un medio para coaccionar el voto. La comunidad estaba decidida a apoderarse de las bolsas y a que no se entregaran como instrumento para acumular votos para la alcaldesa.De acuerdo con Ferrer, los funcionarios de la Alcaldía y los integrantes de la mesa electoral se trasladaron a la casa del coordinador de la mesa electoral para resguardar las bolsas. Al ver la protesta y el descontento de la comunidad, la presidenta de la mesa (aliada de la alcaldesa) hizo una llamada telefónica y al terminar dijo: «Vámonos. Ya recogimos todo, dejémosles las bolsas a estos malditos guajiros muertos de hambre», lo que desencadenó una serie de quejas de la comunidad ante el maltrato.En estas circunstancias, se presentaron funcionarios de la Policía Nacional y fuerzas poli- ciales adscritas a la Alcaldía de la Guajira y la Gobernación de Zulia, incluyendo motorizados del Cuerpo de Policía Bolivariana del estado de Zulia y el Equipo deRespuesta Especial de la Policía del Estado (que persigue a los criminales más peligrosos). La represión en contra de la comunidad culminó en horas de la noche. A las 11:00 p. m. llegó un camión de la Alcaldía de la Guajira para llevarse las bolsas (supuestamente para venderlas), pero la presión de la comunidad logró que estas fueran entregadas a los votantes.Estos hechos también fueron reseñados por periodistas locales y medios de comunicación nacionales. «En procesos de elecciones pasados llevaban la comida y quien votaba recibía su bolsa, los habitantes de Los Puertecitos al este de Sinamaica#Venezuela #Zulia se cansaron de eso y enfrentaron a quienes hacen esa práctica, hay lesionados», denunció el periodista Lenin Danieri, vía Twitter6. Asimismo, El Nacional reportó que los habitantes de Los Puerte- citos se cansaron de las promesas de los dirigentes y se enfrentaron a quienes en procesos de elecciones llevaban bolsas de comida a cambio de votos. También El Pitazo afirmó que los voceros de los consejos comunales del PSUV utilizaron las bolsas de Mercal para comprar los votos de los electores: alrededor de 23.000 familias en el municipio de la Guajira llevaban esperando tres meses este beneficio alimentario para las comunidades. Se destaca que sobre estos acontecimientos no hubo ningún pronunciamiento o comunicado oficial por parte delos representantes de la Alcaldía o la Gobernación.El día de las elecciones internas del PSUV, el 8 de agosto de 2021, la mesa electoral fue abierta con mucha lentitud y se reportó que las máquinas no funcionaban bien. Solo pudie- ron sufragar unas 150 personas y más de 400 no pudieron ejercer su derecho al voto: al final anunciaron que la alcaldesa Indira Fernández había resultado reelecta. En noviembre de 2021 fue la ganadora de las elecciones municipales.Después de estos hechos, a las personas vecinas de estas comunidades no se les ha permi- tido acceder a los alimentos de Mercal ni a las bolsas CLAP, y la Alcaldía no va hasta estos caseríos que se encuentran alejados de los poblados principales de laGuajira (Sinamaica y Paraguaipoa), lo que violenta el derecho a la alimentación de la población.Para los activistas en terreno, la instrumentalización del hambre no solo es una práctica utilizada antes de la elección de cargos políticos, sino una estrategia generalizada de control social donde la figura del Consejo Comunal juega un papel importante. Silas personas quie- ren protestar o van hasta una emisora radial a hacer una denuncia, reciben como represalia el que se les quite la caja CLAP. Por ello, la gran mayoría ha decidido guardar silencio y no arriesgarse a perder una bolsa de comida que es tannecesaria.Vivir en medio de la crisis de servicios básicos Esta realidad de hostigamiento y violación de derechos se agudiza con la falta de acceso a los servicios básicos. En 2021, en laGuajira, más del 72,3 % de los hogares presentaba serios pro- blemas de déficit de servicios público: de energía eléctrica, aguapotable, gas doméstico, aseo urbano y transporte público, entre otros. Algunos sectores han padecido hasta más de dos años sinelectricidad, como Caño Pajaima y Cardoncito. Las familias deben recurrir a pozos artesa- nales o utilizar el agua de los jagüeyes(no tratada ni potable), para lo que deben hacer extensos recorridos a pie. Se cocina en fogones con leña. Los motorizados son laprincipal forma de transporte, dado que la mayoría de las calles no están asfaltadas y los caminos son de arena y maleza(situación que empeora en temporada de lluvias por inundaciones y desbordamientos de aguas). La salud y educación sonderechos inexistentes. En el informe de Codhez sobre la situación general de los derechos humanos en Zulia (Guajira e Isla deToas), de marzo de 2022, reportamos que en el Hospital Binacional Dr. José Leonardo Fernández, de Paraguaipoa, centro desalud para la población wayúu en Venezuela, se presenta hasta un 90 % de escasez de insumos médicos y medicinas. Ellaboratorio no funciona por falta de reactivos. La unidad de imágenes está inoperativa. No hay ambulancias para traslados deemergencia, pues las dos unidades que había fueron sustraídas por funcionarios de la Alcaldía después del ca∫mbio de gestión en la Gobernación de Zulia. En este mismo informe, el personal administrativo del centro de salud denuncia que buena parte de los insumos que llegaban a este centro hospita- lario estaban escondidos y un 30 % vencidos. El hospital padece fuertes cortes de electricidad y el agua potable no llega por tubería, sino mediante un pozo artesanal.Las niñas, niños y jóvenes no cuentan con espacios óptimos de estudio. Las escuelas no tienen pupitres, mesas, sillas ni baños. Durante la primera época de la pandemia, los centros educativos fueron desvalijados y se llevaron desde los sanitarios hasta los techos. Ahora los pocos niños que asisten deben escuchar sus clases sentados en el suelo, a la intemperie. La calidad educativa habajado considerablemente y se ha afectadado por la deserción estudiantil y docente: muchos maestros migraron del país o se vieron obligados a dedicarse a otras actividades, dados los bajos salarios recibidos. Las escuelas no cuentan con programas de alimentación (las agencias humanitarias de Naciones Unidas no han llegado a estos espacios marginados), de modo que las niñas y niños no tienen alimentos en sus hogares y tampoco los encuentran en sus escuelas. El hambre, la desnutrición y la pobreza son lascompañeras diarias de la infancia wayúu.Las fallas en las comunicaciones y la obsolescencia en la tecnología complican la labor humanitaria y de defensa de derechos humanos, así como el acceso a la educación. Se estima que para 2021, en la Guajira solo 0,8 % de los hogares tenían acceso a internet y 2,2 % tenían computadores. Por estos motivos, es normal que la población pase varios días sin conexión, sin saber qué ocurre a su alrededor, y sin poder hacer públicas y visibles las carencias y vio- laciones a las que está sometida.Por otro lado, la movilización hacia y desde esta zona fronteriza es todo un reto. Uno de nuestros principales problemas es el acceso a estas comunidades por falta de transporte e inseguridad. En el trayecto hay alcabalas: unas montadas por efectivosmilitares, para inti- midar, y otras por personas involucradas con actividades delictivas o grupos armados, para controlar y vigilar alas personas que circulan por allí. Se trata de un escenario hostil, peligroso y empobrecido donde reina la impunidad y la arbitrariedad. Las personas están en un estado de desatención total por parte de los órganos gubernamentales, cuya única función efectiva se ha circunscrito a la militarización de la zona –lo que se traduce en incrementos de abusos, intimidaciones y amenazas contra la población–. Por su parte, los gobernantes se han dedicado a amedrentar a las personas si no aceptan sus imposiciones o caprichos, como se evidencia en el caso de la protesta de la comunidad Los Puertecitos que se negó a cambiar bolsas de comida por votos.Experiencias y retos de las defensoras y defensores dederechos humanos La labor de Codhez en la Guajira empezó a través de la investigación de casos y de la documentación de la situación general de derechos humanos junto al Comité de Derechos Humanos de la Guajira entre 2016 y 2017 (este comité es la organización de la sociedad civil más antigua en el estado de Zulia; se fundó en agosto de 1999 y desde entonces se dedica a promover y defender losderechos humanos del pueblo wayúu y añú).Saylin Fernández, periodista wayúu y defensora de derechos humanos, hace parte del Comité de Derechos Humanos de la Guajira desde hace catorce años. Su trabajo inició en las comunidades como periodista de calle y ese contacto hizo que conociera«el compás de realidades de la Guajira a través de los caseríos, las instituciones educativas y de salud», según nos afirmó en una entrevista realizada en noviembre de 2022. Para ella, las necesidades de la Guajira siempre han estado allí, así como la desatención del Estado, y por eso ha sido impor- tante impartir talleres de formación para las comunidades, que les permitan empoderarlas enel conocimiento de sus derechos.En alianza con las organizaciones y los defensores de derechos humanos en Zulia, se han logrado tener momentos de concertación para conservar los espacios de denuncia, la labor de documentación y salvaguardar la seguridad de los periodistas y defensores que se encuentran en terreno. Las denuncias, los llamados y las alertas ante situaciones que vulneran los derechos humanos no se publican de modo individual, sino que se hacen en conjunto con una red de organizaciones para que la información se masifique. Además de Codhez y el Comité de Derechos Humanos de laGuajira, en tal red también están la Red de Derechos Humanos del Estado Zulia (que abarca dieciocho organizaciones de derechos humanos en Zulia), la Red Leal y organizaciones nacionales como el Programa Venezolano de Educación y Acción enDerechos Humanos (Provea) y el Laboratorio de Paz.Esta estrategia ha sido efectiva para resguardar la seguridad de los activistas indígenas de la Guajira venezolana: cuando se denuncian casos por abusos policiales o militares y se revela el nombre del periodista o activista indígena involucrado, «toca correr a Colombia», como lo expresan los activistas indígenas en terreno. Por temor a represalias, es mejor cruzar la frontera hacia el país vecino hasta que la tensión desaparezca y sea seguro volver a la Guajira del lado venezolano.Adicionalmente, en la Guajira no funcionan las líneas telefónicas con la misma efectividad que en el área metropolitana deMaracaibo. La señal es intermitente y si hay fallas eléctricas la comunicación es imposible, porque la desconexión es total. Así, la mejor forma de sortear estas dificultades es teniendo un vínculo con los líderes de las comunidades indígenas e ingresar con ellos al territorio. Los choferes que nos trasladan suelen ser personas involucradas en el activismo de derechos humanos y tienen nexos con concejales y miembros del gobierno municipal de la Guajira con interés en el abordaje de las comunidades y la promoción de losderechos humanos. Estos vínculos los hemos construido gracias al trabajo de años en la Guajira y al reconocimiento de la reputación de la organización entre los líderes sociales y los activistas políticos.Para hacer el trabajo de registro y toma de videos y fotografías, llevamos los materiales del equipo de producción, pero no nos identificamos como equipo de prensa o como una organización de derechos humanos. El motivo declarado de la visita puede ser «visita a familiares» o «a escuelas» para entregar donativos de material escolar. Una vez, una comunidad nos pidió un aporte de cuadernos y útiles escolares para la donación de una escuela y tuvimos que llevarlo para facilitar el acceso a estas comunidades. Los militares que registraron el contenido del vehículo nos cuestionaron: «¿Para qué los cuadernos?», a lo que el chofer y guía dela visita contestó con sorna: «Para leer y escribir».Nuestras medidas de prevención han mostrado ser efectivas. No hemos sido amenazados en el territorio ni perseguidos porlos agentes de seguridad del Estado venezolano. En enero y marzo de 2022, nuestra organización recorrió la Guajira venezolana y pudimos contactarnos con catorce de sus comunidades, en específico en el eje foráneo de la parroquia Sinamaica. Gracias al vínculo con líderes comunitarios, pudimos conversar con familias wayúu y conocer sobre su realidad. Estas comunidades fueron Los Puertecitos (300 familias), Mamoncito (20 familias), Karaipia (30 familias), Los Cardoncitos (200 familias), La Rita (160 familias), El Botoncillo (140 familias), Alewajirrawa (100 familias), Caimare Chico (280 familias), Bloque 6 (60 familias), Los Campiones (50 familias), Los Hermanitos (50 familias), Arizona (40 familias), Campo Alegre (150 familias) y Campo Alegre II(80 familias).Vimos mucha pobreza. No solo por la carencia de medios de subsistencia –el pueblo wayúu se vio seriamente afectado en sus actividades comerciales con el cierre de la frontera–, sino también en el acceso a servicios públicos domiciliarios y en la falta de oportunidades para los niños y jóvenes wayúu. Estas comunidades no tienen acceso a agua potable, electricidad y mucho menosescuelas funcionales que permitan impartir clases en condiciones dignas.Pasados casi diez meses desde la visita de Codhez al eje foráneo de la Guajira, la situación allí se ha agudizado: los índices de pobreza, desatención y protección estatal continúan, y el padecimiento por las múltiples carencias y precariedades se vive a diario. Además, los peligros y riesgos para defender los derechos en esta zona se han incrementado, debido al aumento de la presenciamilitar y la proliferación y el crecimiento de grupos armados.También visitamos el sector Virgen del Carmen, en Paraguaipoa, particularmente una infraestructura de una base de misionesque quedó abandonada por la Alcaldía de la Guajira y que fue rescatada por la comunidad hace cuatro años para la atención de niños en edad escolar. Pudimos conversar con las madres wayúu que viven a diario las dificultades para garantizarles a sus hijoseducación de calidad y alimentación.Entre Codhez y otras organizaciones de derechos humanos venezolanas hemos adelan- tado varias campañas, como #8AccionesPorLasMujeres, promovida en marzo de 2022. Esta campaña evidenció la falta de políticas públicas en alimentación, salud y educación que afectan de manera diferencial a las mujeres wayúu y cómo los casos de abuso sexual a niñas y mujeres wayúu se mantienen en la impunidad. Lo anterior ocurre porque no hay un sistema de denuncia judicial efectivo y con enfoque interseccional que atienda a las mujeres víctimas, dada la lengua que hablan, las características del territorio (se deben recorrer largas distancias para ir hasta las oficinas policiales a denunciar), y la vulnerabilidad y situación de pobreza en queconviven, entre otros aspectos.La unión de las organizaciones de la sociedad civil que defendemos los derechos humanos en la frontera es esencial parapromover la conservación de los derechos de las mujeres wayúu.Oportunidades y recomendaciones A pesar de los inconvenientes, las múltiples necesidades y la situación sistemática de violación de derechos humanos en la región, seguimos motivados a continuar con nuestra labor de exigirle al Estado venezolano el cumplimiento de sus obligaciones. En este sentido, de forma general, consideramos que el incremento de nuestras medidas de seguridad (autocuidado y autoprotección), el resguardo de nuestra base de datos e información, la implementación de formas seguras de movilización y la ampliación de nuestras fuentes de financiamientos continuos y comprometidos que permitan garantizar nuestra sostenibilidad son algunas delas medidas que deben tomarse a corto plazo para afianzar nuestro trabajo como defensoras y defensores de derechos humanos.En términos comunitarios, es necesario crear espacios de confianza y acercamiento con las comunidades, especialmente con líderes y lideresas wayúu. Tradicionalmente, los líderes wayúu son una figura de ejemplo e influencia en sus comunidades; se tratade personas que conservan el patrimonio cultural wayúu a través de la tradición oral, el respeto a su cosmología y las enseñanzas desus prácticas de diálogo y construcción de paz como lo dicta su sistema de justicia propio. Así, establecer nexos respetuosos con ellos nos permitirá ampliar el ámbito de intervención para una defensa más efectiva.En caso de lograrse lo anterior, se potenciarían dos aspectos: en primer lugar, se aumentaría la presión que puede hacerse ante lasinstancias gubernamentales para priorizar la atención de temas relacionados con la seguridad e integridad de las personas, y laasignación de recursos suficientes para mitigar la emergencia humanitaria compleja entre estas comunidades indígenas; y, en segundo lugar, se facilitaría la labor humanitaria, pues tendríamos el respaldo de los repre- sentantes de estas etnias, lo que se traduce en una mayor protección yseguridad para nosotros. Esta integración de los defensores de derechos humanos con las comunidades indígenas haría viable no solo mostrar y documentar las vulneraciones de los derechos humanos de los integrantes de estos pueblos, sino ejercer una labor de acompañamiento para que las víctimas de estas vulneraciones sean escuchadas en varios ámbitos (regional, nacional e internacional) y para que sus necesidades sean identificadas y atendidas de forma prioritaria.Con relación a los espacios nacional y regional, le recomendamos al Gobierno, en todos sus niveles, la aplicación de programasde capacitación y formación para sus componentes policiales y militares (incluso con la colaboración de organizaciones de lasociedad civil) en el respeto de los valores humanitarios y la integridad personal y laboral de las defensoras y defensores de derechoshumanos, así como en la valoración, el respeto y el resguardo de la idiosincrasia y cultura indígenas. Esta formación debe afianzarsebajo la perspectiva de los derechos humanos y el enfoque de género.En términos generales, con relación a afectaciones a los defensores de derechos humanos en Venezuela, se recomienda eliminar toda forma de persecución y hostigamiento contra ellos; abstenerse de cultivar un discurso ofensivo, estigmatizante y criminal; eliminar cualquier forma de obstáculo o restricción para su operación en el terreno (especialmente, en cuanto a temas relacionados con el acceso a financiamientos y registro y actualización de su condición jurídica); investigar, procesar y sancionar a personas y funcionarios militares, policiales o cualquier otro funcionario, responsables de violaciones a los derechos humanos de las defensoras y defensores; y reconocer, con respeto, la labor desempeñada por ellos.En cuanto a espacios internacionales, dado que hablamos de zonas fronterizas, es impor- tante crear redes de alianzas entre organizaciones venezolanas apostadas en esta zona y organizaciones colombianas; incluso, resulta determinante la participación de organizaciones internacionales de otras latitudes (interesadas en temas indígenas, de migración y fronteras), en especial cuando haya oportunidades de entendimiento y consenso sobre medidas comunes que requieran ser diseñadas e implementadas.Es importante el financiamiento a través de proyectos a mediano y largo plazo que promue- van el empoderamiento en la exigencia de derechos humanos de las comunidades indígenas y también en asistencia legal y sistematización de la documentaciónde violaciones a los derechos humanos con enfoques de incidencia en el Sistema Interamericano de Derechos Humanos y el Sistema Universal de Derechos Humanos, de modo que se puedan promover mayores voluntades políticas que incidan en políticas públicas de atención binacionales.Se sugiere la creación de un Observatorio de Derechos Humanos para la Guajira, debido a la relevancia del territorio wayúu en el análisis de la situación geopolítica, económica y social de Venezuela y Colombia.Por otro lado, desde estas alianzas internacionales, es necesario profundizar en la inclusión del enfoque de género en los diseñosde la protección. Previo a ello, se requiere un estudio para puntualizar los riesgos a los que estamos sometidas las defensoras encontextos indígenas y fronterizos con fuerte presencia militar y de grupos armados. Estos diseños de protección deben abarcar a los defensores de derechos humanos nativos, en quienes se articula su condi- ción de defensores e indígenas; tales medidas deben adaptarse a las tradiciones y costumbres del pueblo o comunidad indígena al que se pertenezca (en nuestro caso, al pueblo wayúu).En otras palabras, toda medida de protección que se diseñe y pretenda implementarse en este contexto indígena y fronterizo debetener un enfoque diferenciado e intersectorial.A su vez, es importante que desde los países que conforman la Unión Europea se hagan esfuerzos políticos que le insistan al Gobierno venezolano y a las agencias humanitarias ins- taladas en terreno sobre la necesidad de hacer diágnosticos reales y actualizados acerca de la situación de la Guajira en materia de desnutrición y seguridad alimentaria, tasa de escolari- dad, tasa de empleo, cobertura de servicios domiciliarios, cobertura de internet y otros datos esenciales. Esto permitirá implementar políticasacordes a sus necesidades, so pena de que se desborde la emergencia humanitaria que atraviesa este pueblo.Por último, en cuanto a espacios organizacionales, hay que decir que en Codhez siem- pre hemos propiciado la protección del espacio cívico, la divulgación y los reclamos ante casos de vulneraciones contra organizaciones de la sociedad civil o contra susdefensoras y defensores, pero las limitaciones materiales y humanas son un reto. A veces, la insuficiencia presupuestaria impide el buen desarollo de las actividades; otras razones para tal impedimento se relacionan con situaciones de inseguridad personal o riesgos a nuestra integridad física, moral o psíquica. De igual forma, el estrés de las defensoras y defensores –por acoso, miedo, hostigamientos, amenazas o cansacio– puede ser un detonante para el retraso o la eventual paralización de las actividades planificadas. Por lo tanto, como última recomendación, consideramos importante promover espacios deacompañamiento psicosocial al equipo de Codhez y a los defensores de derechos humanos en la Guajira venezolana, tanto demanera individual como colectiva.A pesar de las difitultades descritas, seguimos esforzándonos y nos corresponde registrar y documentar cualquier tipo de hecho oincidente que implique una violación de los derechos humanos de los defensores. Para ello, estimulamos las alianzas con otras organizaciones defensoras de los pueblos indígenas en esta parte del país, tales como el Comité de Derechos Humanos de la Guajira y los amigos de Radio Fe y Alegría, con quienes tratamos de avan- zar hacia la visibilización de la difícil situación de los pueblos y las comunidades indígenas del estado de Zulia, con especial énfasis en la complicada realidad del pueblo wayúu. Paraesto requerimos refuerzos y acciones coordinadas con organismos y agencias nacionales e internacionales, en forma de apoyologístico y financiero para garantizar nuestro resguardo y seguridad en el marco de las labores de defensa. ***Este relato hace parte del libro Frontera común: luchas por los derechos humanos, producido por Civil Rights Defenders con el apoyo de la Embajada de Suecia en Colombia.
Las películas románticas de navidad son clásicos que podemos ver una y otra vez en estas fechas del año, simplemente para pasar un buen rato y creer por un momento en el milagro de la navidad. Aquí le dejamos algunas imperdibles. Love Actually (2003) Esta película británica cuenta varias historias de amor entrelazadas durante la temporada navideña en Londres. Es conocida por su elenco estelar y su enfoque cálido y humorístico.The Holiday (2006) Dos mujeres intercambian casas durante las vacaciones y terminan encontrando el amor en lugares inesperados. Protagonizada por Cameron Diaz y Kate Winslet, esta comedia romántica tiene el encanto de dos historias de amor en diferentes continentes.Serendipity (2001) La historia de una pareja que se encuentra y se enamora en una noche mágica en Nueva York, solo para separarse y dejar su destino al azar. La película juega con la idea del destino y las segundas oportunidades.The Family Stone (2005) Una comedia dramática que sigue a una mujer que visita a la familia de su prometido durante las vacaciones, solo para descubrir que no encaja exactamente como se esperaba. Aunque no es una comedia romántica tradicional, tiene una historia de amor entrañable en su núcleo.Elf (2003) Mientras que esta película es más conocida por su enfoque cómico y festivo, también incluye una linda historia de amor entre Buddy, el elfo interpretado por Will Ferrell, y Jovie, interpretada por Zooey Deschanel. Es una opción divertida y conmovedora para la temporada navideña.No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
"Leyenda Viva, el alma de un pueblo", es una película que desentraña la esencia del vallenato a través de diálogos auténticos con historiadores y músicos de la región. Revela cómo este género musical se moldeó, su origen y su proyección futura, siendo un legado arraigado en la memoria colectiva de Colombia, y que hoy conquista escenarios alrededor del mundo.Figuras como Nafer Durán, Rosendo Romero, Marciano Martínez e Ivo Díaz, junto a los historiadores Tomás Darío Gutiérrez, Julio Oñate y Jose Alberto ‘Beto’ Murgas, entre otros maestros, participan en este diálogo en el que se destaca que no es necesario ser un experto para disfrutar y aprender.‘Leyenda Viva’ se asemeja a una cátedra histórica y magistral, accesible para cualquier persona, independientemente de ser un apasionado del género musical. Relata anécdotas, como el origen de la tonada 'Amor, amor' durante la Guerra de los Mil Días, cuando soldados criollos aprendieron la canción entonada por los españoles durante la reconquista (1815 – 1816). También narra el primer encuentro del folclore vallenato en la película mexicana de 1945, 'Pasiones tormentosas', donde la actriz María Antonieta Pons baila al compás de la famosa canción ‘El caimán’ junto a Kike Mendive.Esta película es una producción de Memu(á) Films, dedicada a documentales de memoria, y Lanterna Pictures, con la colaboración de Codiscos Films, la nueva división de la disquera, respaldada por Grupo Éxito, Colombiana, Old Parr y Cine Colombia, quienes también se encargaron de su distribución en Colombia. Además, cuenta con el apoyo de Sony Music, Hohner, Spirit Music y Discos Fuentes, aliados clave responsables de los derechos musicales de la película."No olvide conectarse con la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
La escritora bogotana María Ospina Pizano es la ganadora del Premio Sor Juana Inés de la Cruz 2023 por su libro Solo un poco aquí, una novela que es animales y movimiento.Ospina Pizano se convierte en la segunda colombiana en obtener este prestigioso galardón luego de que Laura Restrepo lo obtuviera en el año 1997 con su libro: Dulce compañía. El premio Sor Juana Inés de la Cruz reconoce la excelencia del trabajo literario de mujeres en idioma español de América Latina y el Caribe.Aquí dejamos el discurso que dio al recibir el premio, texto en el que recuerda a Sor Juana Inés de la Cruz y hace una alusión al bosque como manto protector de la vida.Por «un territorio igual de hospitalario al bosque»Respetadas Licenciada Marisol Schulz Manaut, Directora General de la Feria Internacional del Guadalajara, Maestra Carmen Beatriz López Portillo, Rectora de la Universidad del Claustro de Sor Juana, y respetados miembros del jurado, Doctoras Sara Poot Herrera y Diana Sánchez y Doctor Daniel Centeno. Estimadas personas de la audiencia que están hoy acompañándonos:Muchas gracias por su presencia. Para mí es un honor enorme estar en la maravillosa FIL de Guadalajara por primera vez y con motivo de esta ocasión tan especial. Quiero empezar celebrando los treinta años que cumple este premio apoyando a las mujeres que escriben y reconociendo el deseo, el deber, la urgencia de contar, de indagar, de filosofar que Sor Juana Inés de la Cruz encarnó hace varios siglos, y que hoy sigue siendo urgente defender. Un premio que durante tres décadas ha defendido la literatura como lugar desde el que se trenzan las preguntas más complejas y se desafía a aquellos que están convencidos de la simpleza y la obviedad del mundo.Cuando recibí la llamada con la noticia de que lo había recibido, yo iba caminando por una calle antigua del centro de Madrid, un barrio que aún conserva edificios de ese extraño y accidentado y fascinante y barroquísimo fin del siglo XVII, que fue precisamente la época que le tocó vivir a Sor Juana. Un barrio donde seguramente algunas personas alcanzaron a leerla mientras ella aún vivía, cuando su fama y sus escritos ya llegaban desde el otro lado del Atlántico. A pocas cuadras de allí, muy cerca del Palacio Real de Madrid, que fue construido con los expolios de América y donde aún se elogia sin vergüenza la conquista y se silencian sus violencias, hay una estatua de Sor Juana que siempre me ha conmovido. Es quizás el único monumento que existe en honor a ella en España. Y me emociona que esa estatua de ella esté allí, mirando con rigor al horizonte, con pluma y papel en mano, en medio de tanta estatua de patriarca constructor de imperios, de tanta mujer reducida a alegoría o a figura mitológica, de tanto hombre a caballo deseoso de mandar y de ocupar. Cuando recibí la noticia de este premio, que además era el día en que cumplía yo los años aproximados que tuvo Sor Juana cuando murió, sin saber bien qué hacer con la alegría, peregriné unas cuadras hasta la estatua para darle las gracias, como buscando urgentemente un ritual y un cuerpo. Me costó treparme al pedestal, pero mi hijo de diez años lo escaló con entusiasmo y pudo dejar a nombre mío una flor en la mano de piedra. Una pareja de irlandeses nos miró, perpleja. Oí que se preguntaban por la estatua. Y como me cuesta renunciar a mi vocación docente, me metí en su conversación sin haber sido invitada y les conté sobre ella.Cómo no hacerle aquí un homenaje a la brillante poeta, dramaturga y filósofa, que ha sido mi maestra por muchas décadas y que también ha sido la de mis estudiantes que la leen en mis clases de la universidad, más de tres siglos después de que la obligaran a dejar de escribir. Cómo no agradecerle por siempre recordarnos, entre muchas cosas, que, aunque haya tantos mecanismos erigidos para subordinar y excluir a las mujeres de la cultura y la política, de la vida social y de la conversación pública, existe una red milenaria de pensadoras e intelectuales que siempre han usado la palabra y la acción para revelar la complejidad del mundo. Quisiera entonces hoy empezar dándole gracias por las enseñanzas, por la vitalidad de sus ideas, por su profunda erudición y osadía, por su empeño, desde los márgenes, en aquello que ella misma llama “poner bellezas y riquezas al entendimiento”. Por el compromiso de pensar sosegadamente y de defender el rigor de las ideas. Por ese ejemplo.En la famosa carta conocida como la “Respuesta a Sor Filotea de la Cruz” que Sor Juana envió en 1691 a su confesor, el obispo de Puebla, la escritora hace una defensa brillante de su vigorosa labor intelectual en un momento en que los hombres de la iglesia comenzaban a recriminarle por escribir sobre teología, ciencia, filosofía y estética, por tejer versos y obras teatrales, por reflexionar sobre la misoginia misma que buscaba silenciarla. En esa carta maravillosa Sor Juana reclama los derechos de la mujer a ser educada y a educar, defiende la posibilidad de disentir de los hombres que ostentan el poder y se inserta en una extensa genealogía de mujeres que han participado en la vida pública e intelectual del mundo a través de la política, la filosofía, la poesía, la educación, la teología y el arte, desde la antigüedad hasta sus días.Pero para mí, quizás, lo más original, lo más transgresor de esa carta, es la forma en que Sor Juana insiste en que, aunque quieran silenciar a las mujeres, aunque quieran representarlas como irracionales o viciosas o débiles de entendimiento, aunque intenten prohibirles escribir, excluirlas de las universidades o relegarlas al hogar o al rezo, nunca será posible privar a nadie de lo que ella llama “el deseo de saber”. Consciente de que la iglesia está a punto de decretar su silencio, Sor Juana explica que, aun sin libros en mano y sin acceso a la pluma, la reflexión profunda y paciente —que para ella está íntimamente ligada al ejercicio del deseo— nunca frenará su rumbo, pues esta excede el territorio de la letra y los espacios donde se ejerce el poder. Sor Juana le anuncia así a su confesor que ella siempre va a filosofar, con o sin su venerada biblioteca, con o sin su pluma, pues todo lo que ella encuentra en su caminar cotidiano es materia fértil, territorio deslumbrante en el que surgen las preguntas e ideas más profundas sobre el mundo. En vísperas de la censura fatal, Sor Juana anuncia, desafiante, que “nada se ve sin reflexión, nada se oye sin consideración, aun en las cosas más menudas y materiales”. Insinúa que mientras esté viva, en la cocina o en el patio del convento o donde sea, siempre estará filosofando.Al cuestionar la idea de que el ámbito intelectual institucionalizado es el único espacio para el pensamiento, al poner en duda esa dimensión que por tanto tiempo (y aún hoy) muchos han querido delimitar como un lugar de alianzas e interlocución masculina, Sor Juana sugiere que las restricciones que emergen de las jerarquías tradicionales del patriarcado, aunque contundentes y dañinas, siempre serán insuficientes. Nunca se podrá doblegar el deseo y la posibilidad de reflexión que emerge de la experiencia vital y cotidiana del cuerpo, de nuestros recorridos por los caminos. Esta bulle y crece y se propaga, como las raíces de los árboles, a pesar de la misoginia, con o sin acceso a los espacios del poder donde se tiende a censurar, como todavía vemos hoy en tantos lugares, el pensamiento hondo y la palabra insólita.Mi abuela, mi madre y muchos perros y perras me enseñaron desde la infancia aquello que Sor Juana luego hiló de forma tan hermosa en su carta, cuando la leí de adulta. En los bosques de las montañas donde crecí, en el altiplano cundiboyacense de la cordillera oriental de los Andes colombianos, en la región de Simijaca, Cundinamarca, donde está mi corazón, bosques que todavía frecuento en el peregrinaje de la migrante que soy, “nada se ve sin reflexión, nada se oye sin consideración”, para usar las palabras de Sor Juana. Ha sido en ese territorio de árboles, maizales y parcelas campesinas donde he convivido con perros y he aprendido a escuchar aves e insectos, enredaderas y musgos, líquenes y follaje, y las historias de la gente que allí cultiva, hila y pastorea. Ha sido en esos caminos donde lentamente se fue gestando esta novela.Narrar las mudanzas a las que sometemos o que hacen voluntariamente los animales más que humanos, habría sido imposible sin los años de deambular por las sendas rurales y los atajos de muchos de esos montes, sin la errancia que me dio haber nacido en una familia de mujeres caminantas, exploradoras de caminos muy antiguos, que me enseñaron que desde esas cuestas andinas y en presencia de otros seres, era urgente otear el mundo. Ese trasegar por bosque y pantano, antecede y es el sustrato de las ideas, como diría Henry David Thoreau, como de otra forma también lo expresó Arguedas y como también me enseñó mi abuela. María Negroni dice que escuchar otros ruidos es el motor implícito de la escritura. Para mí esos otros ruidos, son voces de otros seres más que humanos, de follajes y lluvias y vientos, y también son más que ruidos. Son otros olores y sonidos y movimientos de un mundo habitado por muchas especies. Este libro es un intento, aunque sé que limitado, imperfecto y lleno de paradojas, de bajarle el volumen a las voces humanas y a sus fantasías de dominio sobre el mundo, para que resuenen otras en el espacio siempre insuficiente, pero también siempre amplio, de la página escrita. En la pausa del camino, he buscado en la ficción un territorio igual de hospitalario al bosque, desde el cual preguntar cómo es la vida soberana de seres más que humanos que nos miran desde otras alturas y desde otras ontologías de espacio y tiempo. Para abordar ese misterio y reconocer nuestras limitaciones para comprenderlo.En mi vaivén de dos décadas entre Colombia y Estados Unidos, que es a donde terminé migrando, el acto de deambular por bosques y habitar el mundo rural a pie me ha dado una de las pocas certezas que tengo: que al estar situados en comunidades más que humanas nuestras vidas, y también nuestras errancias y nuestros errores, nuestras búsquedas de morada, siempre se cruzan con las de otros seres. Como bien lo expresa Dona Haraway, una de nuestras obligaciones como gente que comparte el mundo con seres más que humanos es tener curiosidad sobre lo que estos hacen, sienten, piensan, sobre cómo miran y en qué momento se cruzan nuestras miradas con las suyas. De hecho, creo que en cualquier consideración sobre lo que constituye un hogar humano, o su brevedad, en cualquier reflexión sobre los modos en que trazamos los caminos, está presente la pregunta ética y política de a qué otros animales desplazamos y a cuáles dejamos quedarse, de cuáles resisten y de cómo lo atestiguan, es decir la pregunta de quién es el huésped y quién es el anfitrión y cómo se complica esa distinción. Las tradiciones indígenas de las Américas llevan siglos insistiendo en que el devenir humano tiene que dar cuenta de otros seres vivos, que esto es digno de nuestra reflexión, de nuestra consideración, para usar de nuevo las palabras de Sor Juana. ¿Cómo tenemos en cuenta o los ignoramos? ¿Qué les debemos? ¿Cómo reconocemos su dignidad de testigos? ¿Cómo atestiguamos su vida, su sufrimiento, su resistencia, su soberanía? ¿Cómo se topan sus miradas con las nuestras? ¿Cómo abordamos las formas en que su existencia, más amenazada hoy que nunca por culpa nuestra, nos marca y nos conmueve? ¿Cómo encontrar su mirada y reconocerlos como actores y acompañantes puede ampliar las formas de la política? Honrando el legado de tantos pensadores y pensadoras que por siglos se han ocupado de estas preguntas, mi novela es un intento por pensar en todo esto, lejos de una tradición que insiste en la superioridad del orden humano y su racionalidad, cuando lo humano es precisamente una red de dependencias entre especies.He querido en este libro cuestionar la fantasía antropocéntrica de que otros seres vivos son irrelevantes o inferiores o deben estar siempre al servicio de las lógicas humanas, como la lógica de la propiedad privada, de la ganancia y del estado nación con sus fronteras. Como bien lo han notado las pensadoras ecofeministas, los discursos que presuponen la superioridad humana sobre lo que se ha sabido llamar la “naturaleza,” están íntimamente ligados a las nociones patriarcales de la jerarquía de género que fueron precisamente las que silenciaron a Sor Juana. He querido descentrar lo humano poniendo en el centro de la ficción a unas perras abandonadas, a una tángara escarlata que migra del noreste de Estados Unidos a los bosques altoandinos de Colombia, a un puercoespín pequeño de uno de esos bosques cuya especie se encuentra en vías de extinción, a un escarabajo recién salido de los fondos de esa tierra, animales más que humanos cuyas vidas inevitablemente se cruzan con las nuestras, pero que, desde su alteridad, se rehúsan a ser simplemente humanizados. En el proceso de indagar sobre el movimiento y el sufrimiento de estos seres, sobre lo que podría constituir para ellos un hogar, he querido preguntar sobre las maneras en que estos hacen reclamos a los humanos y sus tecnologías, y viceversa, aunque, como nos recuerda Haraway, esos reclamos nunca sean simétricos.Porque todas las especies están situadas históricamente, tenemos una responsabilidad de comprender la historia como más que humana. Hablar del trabajo, del afecto, del juego, de la vida comunitaria, de la política, de la guerra, de las relaciones de género, de la creación de fronteras políticas, requiere de una mirada que dé cuenta de que las sociedades y redes que tejemos están determinadas por los cruces entre especies. ¿Cómo se puede, si no, entender la historia de un país como Colombia, donde se talan bosques para llenarlos de vacas, donde se fumigan químicos letales para producir y erradicar las drogas ilícitas, donde se dragan ríos y se destrozan vidas para sacar oro y metales, donde hay gente valiente que a diario cuestiona y resiste todo esto, cómo abordamos esa historia sin al menos preguntarnos por la forma en que perciben, sienten, sufren y resisten esto los seres más que humanos que también la habitan? ¿Cómo son testigos ellos de los conflictos que causamos, como, por ejemplo, de un enfrentamiento armado que los exila, de una bomba que explota en el lugar a donde han parado a descansar (como les pasa, por ejemplo, a los millones de aves migratorias que cruzan Israel y Palestina en estos meses), o de una protesta pública que les nubla el cuerpo con gases lacrimógenos? ¿Cómo viven el estallido de los cohetes que Elon Musk alegremente hace explotar sobre sus bosques? Estas consideraciones, que para muchos pueden ser banales o minúsculas, tienen para mí una gran urgencia. Están en el centro de la historia, no son sus márgenes. Creo que la literatura, desde un lenguaje diferente al de las ciencias, debe estar allí para abordarlas.No podría terminar hoy sin hacer un breve homenaje a un pájaro que detonó la escritura de este libro hace ya más de una década. Un ave migratoria deslumbrante, cuya especie mora temporalmente en los bosques en los que crecí en Colombia y en los que ahora vivo en Estados Unidos, que de milagro encontré una mañana de 2008 en el balcón del apartamento de Bogotá al que yo había llegado a vivir temporalmente. Un ave pequeñita de cuerpo escarlata y alas negras que pasa parte del año en los Andes y la otra en el noreste de Estados Unidos, lugar del cual yo también hacía poco había llegado. Esa visita tan extraña de un pájaro que parecía paralizado en un día de abril en el que debía seguir su vuelo hacia el hemisferio norte con otros millones más, despertó en mí una enorme curiosidad. Una fascinación por la migración de los pájaros y sus viajes continentales y una obsesión por cómo atestiguan el mundo desde otras dimensiones espaciales y sensoriales, por cómo burlan nuestras fronteras y nuestros deseos egoístas de delimitar el mundo. Una curiosidad para la que creo que ya me había preparado mi vida de caminante de bosques.¿Cómo le habría ido a esa ave valiente que finalmente recuperó el vuelo y escapó de mi balcón? Ojalá que haya llegado a su bosque del norte, pero nunca lo sabré. ¿Qué rutas continentales habrá tomado y por cuántos otoños y primaveras habrá ido de norte a sur y de sur a norte? ¿Habrá durado su vida una década entera, que es lo que podría vivir un ave de su especie, o mucho menos? ¿Cuáles aguas que bebió estaban limpias y cuáles envenenadas? ¿Qué bosque encontró robusto y defendido y cuál diezmado? ¿Viven algunos de sus hijos y descansan en este momento del invierno septentrional en algún bosque andino? Tenemos que seguir hablando de los pájaros, de los territorios que ellos y tantos otros seres claman heroicamente y a pesar nuestro como morada. De los bosques y la vida que sostienen, que son la comunidad y el camino, la memoria del mundo y su conciencia. De la gente que los recorre y los defiende. De la soberanía de unos seres que son tan marginales en los espacios del poder, pero que sostienen la esperanza y la posibilidad del futuro.Quiero terminar agradeciendo a todos los perros y perras, y a todas las personas que me ha acompañado y acogido en estos años de escritura. A Salomé Cohen, mi brillante y generosa editora, a las editoriales que han publicado mis libros, a la universidad de Wesleyan donde enseño y a mis estudiantes, que son mis maestros, a la FIL de Guadalajara y a la Universidad del Claustro de Sor Juana, a Laura Niembro y al resto del equipo que ha hecho posible que yo esté hoy aquí. Un especial agradecimiento, también, al jurado que me honra enormemente, al elegir este libro entre muchas obras de escritoras valientes, que creen, como lo hizo Sor Juana, en el acto de conmover y de irritar para contar los enredos del mundo y sus misterios, para revelar, sosegadamente, los otros ruidos. Muchísimas gracias.No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
El galardón, dotado con 20.000 euros (cerca de 22.000 dólares), está considerado el reconocimiento público más alto a un compositor o compositora viva de la comunidad iberoamericana, según informó este lunes la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) de España en un comunicado.Tania León (1943, La Habana), ganadora de un Premio Pulitzer de Música en 2021 y del Premio Kennedy Center Honors en 2022, fue galardonada por "su experiencia artística que se proyecta como paradigma de comprensión y diálogo intercultural", según indicó el jurado.Junto a ello, el jurado reconoció "los exilios externo e interno que, como cubana en los Estados Unidos, han marcado su producción compositiva de alto reconocimiento internacional, así como a su posición como ser humano ante las coordenadas vitales por las que ha discurrido su trayectoria”."Siempre he sido fiel a mi filosofía. Me crié en una familia que tenían orígenes muy diferentes, crecí en una especie de pequeñita Naciones Unidas", explicó la ganadora quien aseguró tener "esa semilla mental de que el mundo debería ser igual para todos y no enfatizar tanto en las diferencias".Con más de 40 obras de cámara, orquestales, vocales y multitud de óperas, su forma de crear ha conseguido elevar la música latina en Nueva York: "Europa es la semilla de la composición, y en Estados Unidos se conocía muy poco la carrera de composición latinoamericana", precisó la artista.Su música se caracteriza por un estilo moderno de carácter cosmopolita, a la vez complejo y expresivo, basado en la incorporación de prácticas rítmicas derivadas de la diáspora latinoamericana, fusionadas con técnicas europeas en el Caribe, recordó la SGAE.Además, su obra siempre se ha marcado por su gran compromiso político. A través de la música se ha enfrentado al rechazo y a la misoginia, explicó la organización."Siempre he sido de perseguir mis propuestas y cuando me decían que no, no me dejaba amedrentar: Les daba la espalda y continuaba mi camino", dijo ella al respecto.León se fue de Cuba a los 24 años para emigrar a Estados Unidos. Afincada en Nueva York desde 1967, no pretendía dedicarse a la composición sino que su sueño era ser concertista y se formó como pianista, pero acompañó al coreógrafo Arthur Mitchell en el proyecto del Dance Theater of Harlem” y comenzó así "una de las carreras más brillantes y prolíficas de la composición en Latinoamérica", destacó la SGAE.No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
"Hoy la ciudad nos abre sus puertas de nuevo y estamos felices de aceptar esta invitación para volver a casa", escribe Páramo Presenta en X tras la desición de realizar el Festival Estéreo Picnic en el Parque Simón Bolívar en Bogotá. La desición de transladar el evento a la ciudad se dio tras un anuncio del alcalde electo Carlos Fernando Galán, quien habló acerca de Bogotá como un escenario para el Festival Estereo Picnic. En ediciones anteriores se relalizaba en el campo de golf Briseño 18 en Sopó, Cundinamarca. Según los organizadores este evento explorará otros lugares del Simón Bolívar para realizar el evento, además de la facilidad de transporte para los asistentes. "Una casa con menos tiempos de desplazamiento, más facilidades de transporte, hospedajes más cercanos al Festival y el poder de la música en vivo en el corazón de la capital", comentan en redes sociales los organizadores del festival.Además agregan: "una casa con un parque espectacular donde replicaremos la experiencia de Un Mundo Distinto y llevarla más allá. Usaremos espacios que no se han usado antes en eventos con la misma cantidad de tarimas, del mismo tamaño y la misma calidad de producción a la que estamos todxs acostumbradxs".Este año, el Festival Estéreo Picnic sigue reafirmando que es uno de los eventos musicales más importantes de la región. Este es el cartel del Festival Estéreo Picnic 2024. BLINK - 182, FEID, SZA, PARAMORE, SAM SMITH, ARCADE FIRE, LIMP BIZKIT, HOZIER, PLACEBO, GRETA VAN FLEET, THIRTY SECONDS TO MARS, M.I.A., THE OFFSPRING, PHOENIX, BLACK COFFEE, JAMES BLAKE, GRUPO FRONTERA, RINA SAWAYAMA, THE BLAZE, TAINY, DOVE CAMERON, FRUKO Y SUS TESOS, KING GIZZARD & THE LIZARD WIZARD, BAD GYAL, PROYECTO UNO, FOUR TET, ARCA. Entre otros.No olvide conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.