Una forma de entretener la espera de los numerosos fans de Gainsbourg, que en pocos meses deberían poder visitar el palacete del cantante en París. Más de tres décadas después de su muerte, Gainsbourg sigue fascinando al público y a los artistas franceses, incluidas las nuevas generaciones, desde actores a raperos, que no dudan en versionar sus canciones o su estilo. Empezó en los albores de los años 1960 como cantante falsamente modoso, con canciones como "Le Poinçonneur des Lilas", bien peinado y con corbata. Pronto se dejó crecer el pelo y se unió a los alborotadores de la década, que culminó en los hechos de Mayo de 68.
Brigitte Bardot (con la que tuvo un corto y atormentado romance) le inspiró "Je t'aime... moi non plus". Los turbulentos años 1970 le llevaron a hacer una versión reggae de "La Marsellesa". A pesar de sus problemas con el alcohol y las drogas, tuvo tiempo y fuerzas para escribir decenas de canciones, libros y protagonizar películas a órdenes de directores como Robert Benayoun. Gainsbourg fue también el patriarca caprichoso y desconcertante de una auténtica tribu artística.
Jane Birkin, compañera durante más de diez años, se vio obligada a huir de los problemas de su pareja a principios de los años 1980. Rehízo su carrera como actriz tanto en Francia como en el Reino Unido, y con los años acabó haciendo versiones de las canciones de Serge. Los mismos pasos siguió Charlotte, actriz y cantante, que tenía 19 años cuando su padre murió. En la presentación del documental en el último Festival de Cannes, la intérprete reconoció que durante años no se atrevió a enfrentarse a ese fantasma personal y artístico. "Jane par Charlotte", que llega a los cines franceses el miércoles, es su manera de afrontarlo. Lea también: La figura de la muerte en la literatura colombiana .
"Al principio no sabía lo que estaba haciendo" explicó a la AFP Charlotte Gainsbourg en Cannes. La génesis del documental fue laboriosa, Charlotte filmó durante años a su madre. "Lo hacía de manera egoísta. Buscaba una excusa para acercarme a ella (...) y distinguir al personaje público de la madre que quiero", explicó. "Al principio, Charlotte llegó con un cuaderno enorme, me quedé anonada. Pensaba que iba a ser juzgada por todos mis errores" indicó a su lado con una sonrisa Jane Birkin, que reconocía que al final del proceso descubrió con esa película "el lugar que ocupaba" en la vida de su hija.
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La familia Gainsbourg no solo vivió a la sombra de Serge, sino de otros fantasmas, como Kate Barry, hermanastra de Charlotte, fotógrafa fallecida en circunstancias trágicas a los 46 años. "Nuestras vidas están articuladas en torno a los muertos", reconoció Charlotte. El documental muestra el interior de ese mítico palacete, situado en el refinado séptimo distrito de París, en el que Serge Gainsbourg compuso y escribió canciones y poemas que marcaron la vida artística del país durante décadas.
Hay un cartel de Brigitte Bardot, una bañera bajo una enorme araña de cristal, las latas aún dentro de la nevera... Jane Birkin no había vuelto a esa casa desde la muerte de su expareja. Tras retrasos a causa de la pandemia del covid-19, Charlotte espera poder abrirla al público en unos pocos meses, reformada con un piano bar.