"Sin arte LGTBIQ+ no hay historia del arte. Tenemos que contarnos nosotros dentro porque nadie va a hacerlo si no (...) Merecemos estar en lugares como este", afirmó Muholi al dar la bienvenida a la prensa en la Maison Européenne de la Photographie (MEP, Casa Europea de la Fotografía), impulsora de la primera exposición de mirada completa sobre su obra en territorio francés.La muestra, que estará abierta al público entre el 1 de febrero y el 21 de mayo, incluye desde sus autorretratos más famosos hasta escenas cotidianas que ilustran la vida de las personas negras LGTBIQ+ de Sudáfrica, una comunidad a la que el sueño de la "nación arcoiris" devuelve todavía con demasiada frecuencia -casi 30 años después del fin del "apartheid"- brutalidad, marginación y pobreza.Las imágenes de Muholi, sin embargo, rehúyen esa violencia. Elle quiere, precisamente, celebrar la belleza y la intimidad de su gente. "Si quisiera victimizar sería muy fácil", apuntó.De hecho, Muholi apostó a que una obra como esa se "vendería" muy bien, porque responde a las preconcepciones que normalmente dominan el imaginario de la audiencia, pero no es lo que le interesa.La retrospectiva refleja, de hecho, su ambición por crear un "archivo visual" de la comunidad LGTBIQ+ sudafricana. La Constitución democrática de 1996 -un texto que Muholi define como "la mejor" carta magna del mundo por su alto nivel de reconocimiento de derechos- validó a nivel legal sus existencias y, por tanto, no podía ser, según esta activista, que esa realidad no tuviera su reflejo en el arte."Si la gente tiene derecho a expresarse, a su identidad, a su sexualidad, necesitamos visualizarlo", defendió. Es por eso que, sobre todo a partir de 2006, empezó a narrar con su cámara."Cada uno de nosotros tiene un papel que jugar en un país democrático, nadie puede sentarse y esperar que la gente haga cosas por ellos, así que yo he asumido mi propia responsabilidad y la fotografía es una forma en la que puedo articular los asuntos reales que afectan a mi comunidad: negros, queer, comunidades trans", detalló a EFE."Si supiera cómo hacer más lo haría, pero paso a paso", agregó esta artista, nacida en 1972 en la provincia de KwaZulu-Natal. La primera ante su cámara es elle: sin maquillajes, sin luces artificiales, desnuda o utilizando accesorios caseros -desde pinzas de la ropa a estropajos- en busca de una belleza que reivindica una negritud queer orgullosa.También hay, sin embargo, imágenes de poso más amargo, como las que evocan una etapa de menstruaciones especialmente lacerantes, los rostros de personas que ya murieron y de reinas de la belleza que fueron marginadas."Ha sido un camino doloroso", resumió Muholi, pero también, ante todo, una obra de "amor" y de "dignidad". No olvide conectarse con la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
"Las fotos tomadas por alemanes constituyen la casi totalidad de la documentación fotográfica del Holocausto. En la actualidad imaginamos el gueto a través de su mirada", declaró el historiador Jacek Leociak en una conferencia en el museo de Historia de los Judíos Polacos."Este rollo es un documento inestimable pues supera la perspectiva alemana, (...) la de los verdugos que fotografiaban a los judíos como víctimas deshumanizadas, anónimas", agregó.Las fotos no muestran los combates. En una de ellas, tomada desde un lugar alto, un grupo de judíos, hombres, mujeres y niños, es escoltado por soldados alemanes armados hacia Umschlagplatz, desde donde partían hacia los campos de exterminio.En otra, en una calle desierta, una espesa humareda cubre edificios, mientras escombros y cables se ven en la calzada. En la tercera, los bomberos apagan edificios incendiados.Todas las imágenes muestran una atmósfera de apocalipsis. "Son las únicas fotos que no fueron tomadas por alemanes [en el gueto durante la insurrección] y que no fueron realizadas con fines de propaganda", declaró a la AFP Zuzanna Schnepf-Kolacz, una de las comisarias de la exposición "En torno a nosotros, un mar de fuego", que las presentará al público a partir de abril.Copias de mala calidadEn total, 33 fotos del gueto figuran en este rollo milagrosamente hallado en diciembre. Fueron todas tomadas por Zbigniew Grzywaczewski, bombero polaco que era convocado para apagar incendios provocados por los nazis tras desencadenarse la insurrección del gueto de Varsovia, el 19 de abril de 1943.Los alemanes incendiaban sistemáticamente edificios para sacar a los insurgentes escondidos. El gueto de Varsovia fue creado por los alemanes un año después de la invasión de Polonia en 1939. Su objetivo era exterminar a sus habitantes por hambre y enfermedades o deportarlos hacia el campo de exterminio de Treblinka, 80 kilómetros al este de Varsovia.El 19 de abril de 1943, unos centenares de judíos atacaron a los nazis, optando por morir armas en manos en vez de ser llevados a las cámaras de gas. Solo doce fotos de este rollo eran conocidas hasta ahora como copias realizadas en papel de mala calidad, mal enmarcadas, y el rollo durante mucho tiempo se consideró desaparecido.Las copias fueron entregadas por el autor a una familia judía que se ocultó en su apartamento durante la guerra y que emigró luego a Estados Unidos. En los años 1990, fueron ofrecidas por esa familia al Memorial del Holocausto en Washington.La guerra y el amorHace apenas seis meses los organizadores de la próxima exposición, que conocían las copias, contactaron a la familia del fotógrafo con la esperanza de hallar otras fotos. El hijo de Zbigniew, Maciej, encontró el viejo rollo con sus bordes algo dañados, en una caja de cartón olvidada desde hace décadas, que contenía archivos fotográficos de su padre, muerto en 2003."Mi padre nunca nos dijo que había tomado esas fotos en el gueto, tal vez porque era muy duro para él. Hace poco supe que las copias en papel estaban en Washington", explicó Grzywaczewski a la AFP. "A petición de la comisaria de la exposición, me puse a buscar el rollo sin éxito durante mucho tiempo. Finalmente, mirando en la última caja de las varias donde estaban los archivos fotográficos de mi padre, lo encontré el rollo"."En el rollo se ven también fotos de mi madre, su familia y las imágenes del gueto. Podemos decir que este rollo se podría denominar con el nombre de 'la guerra y el amor'", agregó. Su padre también escribió un diario durante la guerra.En mayo de 1943, apuntó: "Pienso que guardaré en la memoria siempre las imágenes (...) de esas siluetas titubeando de hambre y pavor, sucias, destrozadas. De [esas personas] fusiladas masivamente, con sobrevivientes caminando sobre los cadáveres de los que fueron abatidos". No olvide conectarse con la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
Kaminsky fue un "humanista, fotógrafo y resistente francés, especializado en la fabricación de falsos papeles" de identidad, afirmó su hija Sarah, quien relató la vida de su padre en el libro "Adolfo Kaminsky, vida de un falsificador".Judío de origen argentino, Kaminsky era un "fotógrafo talentoso que se convirtió en falsificador de genio, suministrando papeles a los miembros de la Resistencia francesa y a los judíos perseguidos, antes de comprometerse en otras causas después de la guerra", señaló la Fundación para la Memoria de la Shoah.De la Resistencia a los movimientos anticoloniales, Adolfo Kaminsky fue, en la clandestinidad, proveedor de papeles falsos de identidad para diversas movimientos del siglo XX.Hijo de inmigrantes rusos judíos, nacido en Buenos Aires antes de venir a Francia, quería convertirse en pintor. Pero a los 17 años se comprometió con la Resistencia en París, tras salir del campo de internamiento de Drancy.Ofreció sus conocimientos de química y fotograbado para fabricar papeles falsos en un laboratorio clandestino, salvando así miles de vidas. Así comenzó una carrera de tres décadas, a riesgo de su vida, bajo la cobertura de una actividad de un fotógrafo común y corriente en sus talleres de París."Tuve la suerte de salvar vidas humanas. Trabajé día y noche, con microscopio. Perdí un ojo, pero no me arrepiento de nada", dijo en 2012 a la AFP quien era entonces conocido como "el señor Joseph".Trabajó para los servicios secretos franceses hasta la capitulación de la Alemania nazi y ayudó a los judíos que se evadían de los campos de la muerte a emigrar a Palestina. Luego se desempeñó como falsificador político al volverse experto en papeles falsos para las luchas anticoloniales y antifascistas.De esa manera ayudó al Frente de Liberación Nacional durante la guerra de Argelia, a los antifranquistas de España, a los anti-Salazar de Portugal, y a quienes luchaban contra los coroneles en Grecia.Trabajó también para los participantes en la Primavera de Praga, los que luchaban contra las dictaduras en América Latina, Guinea, Angola, los desertores estadounidenses de la guerra de Vietnam y hasta con Daniel Cohn-Bendit, el famoso líder estudiantil de mayo de 1968 en Francia.En 1971 concluyó sus actividades de falsificador. Su obra fotográfica, cuyo humanismo recuerda al fotógrafo francés Doisneau, fue expuesta en el Museo de arte e Historia del Judaísmo en 2019. Recuerde conectarse con la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
Ya hace algunos años pudieron presentar trabajos de Brassaï en el Palacio de Bellas Artes de Ciudad de México (2018), Paz Errázuriz en el Moreia Sales de Sao Paulo (2020) o Nicholas Nixon en el Tomie Ohtake de Sao Paulo (2020), entre otras."Hacer itinerar nuestras colecciones y exposiciones de fotografía nos ayuda a apoyar y a difundir a artistas que no siempre tiene que ser internacionalmente conocidos y nos facilita que muchas más personas puedan disfrutar de la cultura", señaló a EFE Nadia Arroyo, directora de cultura de la Fundación.Este año está previsto que Carlos Pérez Siquier, tras su paso por el Fotografie Forum Frankfurt irá al Huis Marseille de Amsterdam; Judith Joy Ross cerrará en el Fotomuseum de la Haya y partirá hacia el Philadelphia Museum of Art; Paul Strand se presentará en la Fondation Cartier Bresson de París, y Graciela Iturbide en el Centro Portugués de la Fotografía de Oporto.Asimismo, seguirán dedicando "mucho esfuerzo a publicar con editoriales internacionales" sus catálogos de fotografía, tal y como este año consiguieron co-editar IIse Bing con Deni Lewis Publications y Carrie Mae Weems con Artbook DAP, un catálogo que ha sido seleccionado entre los diez libros del año de fotografía por el New York Times."Nuestra actividad principal se centra en la ciudad de Madrid y Barcelona, pero a través de colaboraciones internacionales permitimos que grandes exposiciones puedan construirse, como Leonora Carrington que abriremos en nuestra sala de Recoletos este febrero y que hemos coorganizado con el Arken Museum de Dinamarca donde arrancó y puede verse hasta el 15 de enero", afirmó.Además de Leonora Carrington, Facundo de Zuviria, Tina Modotti, Louis Stettner o Medardo Rosso son algunos de los protagonistas de las exposiciones que Fundación Mapfre presentará el próximo año. Recuerde conectarse con la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
La nueva cámara, cuyo diseño todavía está en un estadio inicial bajo la supervisión de su equipo de investigación y desarrollo, sería de tipo compacto -de apuntar y disparar-, según adelantó esta fuente, que dijo que en un inicio se comercializará en el mercado japonés antes de venderse en el resto del mundo."Ha habido un renacimiento en el interés por las cámaras de película recientemente; queremos proporcionar a los entusiastas de estas cámaras de todo el mundo nuevos productos para usuarios experimentados y fotógrafos jóvenes", señaló la empresa en un comunicado.Pentax, propiedad del fabricante de productos de electrónica y de imagen Ricoh, se convertiría entonces en una de las pioneras en la producción de nuevas cámaras analógicas, después de que algunas de sus competidoras, como Eastman Kodak, anunciaran que están contratando a técnicos en película para seguir el ritmo de demanda de reparación de cámaras antiguas.En una encuesta "online" realizada por la empresa entre 3.000 fotógrafos de Japón, se dio a conocer que alrededor de un 20 % eran usuarios de cámara analógica, sin incluir cámaras desechables o instantáneas.Según Ricoh, con el dominio de las cámaras digitales puede ser "un desafío" obtener las piezas necesarias para las cámaras analógicas, por lo que este proyecto involucrará también a otros fabricantes para conseguir las piezas necesarias.En 2020, la compañía japonesa Olympus, fabricante de algunas de las cámaras analógicas más emblemáticas, decidió vender su deficitaria unidad de imagen para centrarse en la industria médica, lo que supuso su despedida del sector de la fotografía después de 84 años."Creemos que el tiempo y el esfuerzo que lleva tomar fotografías analógicas significan individualidad, creatividad y constituyen una experiencia humana", concluyó Ricoh, que no adelantó, sin embargo, cuándo se espera que la primera cámara salga al mercado. Recuerde conectarse con la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
En una entrevista con EFE por la inauguración de su exposición La construcción del instante en la Fundación Casa de México de Madrid, Orduño asegura que, tras 42 años de carrera, se sigue extrañando cuando alguien adquiere una fotografía suya y celebra que todos estos años haya tenido "libertad" para poder vivir de la fotografía."Nunca se me ha hecho normal (vender fotos), cuando las vendo personalmente a los coleccionistas les quedo mirando como qué personaje es como para estar comprándome una foto a mí y qué bueno porque eso me mantiene fresca y espontánea", dice.Además de la exposición en la Fundación Casa de México, la obra de Orduño podrá verse también en Madrid en la galería Blanca Berlín. "Más que exponer en la ciudad, para mí es el lugar, estar en Casa de México es un honor porque estoy viendo las actividades que hacen, muy ricas, me da mucha emoción (...), ser parte de este escaparate cultural para mi es fabuloso ", dice.Libertad para crearOrduño explica que siempre ha vivido de la fotografía, "desde los 21 o los 22 años", cuando empezó a retratar a sus amigas y a venderle los retratos que obtenía.Más tarde aprendió a fotografiar reproducciones de cuadros para libros de pintores o escultores, lo que le supuso que instituciones culturales como la Universidad Nacional Autónoma de México contara con ella para proyectos "de primera línea"."Lo aprendí a hacer muy bien, muy meticuloso, eso me quedó para siempre, ser muy meticulosa con la luz y los paralelajes", recuerda la fotógrafa. Comparte que siempre tuvo trabajos "que fueron muy divertidos" y le dieron "la oportunidad de no estar en una oficina o en un lugar fijo".Orduño residió 20 años en Suiza y allí tampoco aceptó trabajos a "largo plazo" para poder organizar su tiempo: "Si tengo que estar en un lugar a una hora cada día de la semana ahí siento que no tengo mi libertad, porque yo agarro el carro y me dicen hay una fiesta o algo que ir a ver en una comunidad, yo agarro y me voy".Acercarse a los fotografiados "suavecito" y "sin imponerse"La fotógrafa explica cómo empezó a fotografiar a las comunidades indígenas mexicanas, junto a la Secretaría de Educación y el Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas de su país."Siempre tenía un referente que era un maestro del lugar, no iba sola y la gente ni me miraba, era más fácil hacer el trabajo que necesitaba yo hacer y llevar otro chasis de Hasselbad (otra cámara) para mis cosas", rememora.Cuenta que su "gran pasión", la artesanía, le ayudó a descubrir nuevos lugares y nuevas historias. "Ha sido siempre mi pretexto (...), puedes ir a un sinfín de lugares, pero desde el principio me ayudó ver una pieza, preguntar de dónde era e ir a ese lugar", narra.En esos viajes "siempre encuentras cosas", "siempre son muy amables (...), sin conocerte, la gente te mete en su casa, ahí yo ya veo el corral, el animalito, el juguete, el bebé... y así me iba metiendo y así he trabajado en todo el mundo, vas suavecito y no te impones".Cree que se trata "de ser lo más discreta posible y respetuosa con las costumbres" de los lugares donde trabaja. "He hecho cosas que no sé si no la hayan tomado los demás fotógrafos, pero nunca las he visto como las he tomado yo, en la intimidad más cerrada de las comunidades"."Me han invitado, no solamente en México, sino en toda América Latina, funerales, cosas muy tristes, muy sentidas, he podido introducirme tratando de desaparecer, con cámaras muy discretas", apunta.Y es que, lamenta, "la mayoría de los fotógrafos" con los que ha trabajado, "americanos, canadienses o alemanes", iban "con unos telefotos gigantes tomando las fotos de una ceremonia desde el carro dando vueltas, con una falta de respeto enorme, como si fuera un safari". No olvide conectarse con la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
“En realidad nunca me planteé ser fotógrafo” ni “que mis fotos pudieran gustar, pero amaba la fotografía y seguí con ella sin pensar en el futuro”, explica este prestigioso artista en una entrevista a EFE en la que, a sus 84 años, repasa sus más seis décadas de carrera profesional desde sus inicios revelando negativos en el baño de un hotel.Los logros de este pionero de la fotografía de moda son objeto de un homenaje en la exposición que se inaugura hoy en Milán bajo el título "Gian Paolo Babieri: Inconvencional" y en la película sobre su vida, "El hombre y la belleza", que llegará a España a partir del 23 de enero.De la buhardilla al estrellatoTras un breve paso por el teatro y el cine, Barbieri (Milán,1938) comenzó como asistente en París de Tom Kublin, el famoso fotógrafo de Harpeer's Bazaar, pero la prematura muerte del artista húngaro cortó este prometedor inicio. Con todo, a los 26 años abrió su propio estudio en "una buhardilla en pésimas condiciones" en el que colocó una placa de latón para que pareciera más profesional: "Hubo muchos momentos en los que quise dejarlo, hubiera preferido tener un trabajo fijo", explica sobre esa época, en la que solo fotografiaba a mujeres de la alta sociedad.A pesar de todo, Barbieri llegó a la cúspide de la fotografía, retratando rostros como los de Hepburn, Loren, Sharon Stone o Monica Bellucci y marcando el hito de convertirse en el primer fotógrafo de moda, junto con Gianni Penati, en trabajar para la entonces recién fundada Vogue Italia.Kublin, Valentino y Vangelis "La experiencia con Tom Kublin sin duda alguna marcó mi camino", explica Barbieri sobre su mentor, mientras recuerda también a Valentino, otra de las figuras que definió su carrera y a quien considera "uno de los mejores diseñadores que hayan existido". "Creamos, con el modisto Walter Albini, el prêt-à-porter italiano e inventamos juntos las dobles portadas para Vogue Italia. Alcanzamos juntos hitos importantes en la historia de la moda italiana", asegura.Con más de un millón de imágenes a sus espaldas, Barbieri tiene claro su recuerdo preferido: la banda sonora inspirada por y para sus imágenes que le regaló el compositor Vangelis, ganador del Oscar por Blade Runner. Según cuenta Barbieri, tras ver sus fotografías, Vangelis le insistió en crear la música que acompañase con 600 discos la edición limitada de su libro “Silent Portraits”, que pagó el propio compositor como "tributo" al fotógrafo.La hermosa VenezuelaBarbieri es esa clase de fotógrafo ambivalente al que no le cuesta cambiar los estudios por todo tipo de escenarios geográficos, tal y como ha demostrado con sesiones singulares en la Polinesia, Madagascar, Seychelles o Tahití. "Fuera del estudio, en ambientes naturales o en la calle, estaba en constante diálogo con los estímulos inesperados del lugar", explica, al recordar su trabajo en el trópico venezolano con la modelo local Laura Álvarez, "uno de las más hermosos" de su vida.Gracias a escenarios como el archipiélago Los Roques, Margarita, Canaima, Maracaibo o Coro, Barbieri colocó a Venezuela en los mapas en 1976 con el reportaje de Vogue Italia en el que se mostraba por primera vez el país. "Dos años después volvimos a hacer otro reportaje, "Pieles". Debo decir que fue muy divertido porque esta vez, más que la primera, quise hacer el trabajo lo más inmersivo posible con la flora y fauna venezolana y Laura siempre fue la cómplice perfecta", subraya.Del séptimo arte a la fotografía"El cine, como el arte y la literatura, juega un papel fundamental en mi obra", explica el fotógrafo, que de joven interpretó algunos papeles secundarios, como en "Medea" de Luchino Visconti, y que ha intentado siempre dar a la fotografía "ese dinamismo tan característico del cine". Como su aspiración inicial era convertirse en actor, comenzó en el mundo de la imagen experimentando con la luz y tratando de imitar lo que veía en el cine y el teatro: "Mis fotos siempre han querido contar algo que estaba pasando; así como en el teatro o el cine todo surge de un conflicto tanto interno como externo, así sucede en mis fotografías".Y sobre la evolución tecnológica, Barbieri no esconde cierto recelo frente un mundo que "mira ante todo el perfil comercial" respecto a "un pasado que concebía la figura del fotógrafo como la de un artista integral". "Las fotografías ahora están tan limpias que pierden su autenticidad", concluye.Recuerde conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
Con 1.613 artistas de todos los rincones del mundo, Paris Photo apostó por invertir en el talento femenino, que compone un 31 % de los creadores. Esta inclusividad se demuestra con "Elles x París Photo", una iniciativa que comenzó en 2018 y cuya meta es destacar la labor de las mujeres fotógrafas.Entre las artistas expuestas hay varias iberoamericanas, como la española Elo Vega o la argentina Adriana Lestido, que profundiza en la realidad y los conflictos humanos a través de su trabajo como fotógrafa documental.Cristina de Middel, presidenta de la agencia de fotografía internacional Magnum Photos presenta, tras siete años, la finalización su proyecto "Gentlemen's Club" dedicado a retratar a clientes de prostitutas alrededor de diez ciudades del mundo conocidas por su romantización de la prostitución. "Al recoger sus testimonios también estás recogiendo la masculinidad y el nivel de libertad sexual que tiene ese país", explica, en declaraciones a EFE durante la preinauguración de la feria.De Middel recomienda que el fotógrafo profesional realice su trabajo de manera "muy multidisciplinar, ser un poco una navaja suiza, y poder adaptarse a todo", ya que el mundo fotográfico actual "está cambiando realmente muy rápido".Para esta fotógrafa española, hoy día los profesionales de la imagen cuentan con más herramientas para hacer visible su trabajo, pero destaca que la fotografía profesional "es un maratón y no un sprint", y hay que esta dispuesto "a que te digan que no cuarenta veces antes de que llegue el primer sí".La audiencia, según De Middel, debe tratar de informarse a través de varias fuentes, comprender que "lo que lees en el periódico o en redes sociales es una pequeña fracción de algo que ha pasado" y ser proactiva.Rossy de Palma escogió, como invitada de honor, 25 obras fotográficas, como un retrato de Amy Winehouse tomado por Bruce Weber o la conocida foto "El origen del mundo" de Mircea Cantor.Fotógrafos emblemáticos como Man Ray, la italiana Letizia Battaglia, fallecida este año, o la artista serbia Marina Abramovic son algunos de los talentos que también estarán expuestos en esta importante feria internacional, que celebra su 25 aniversario por todo lo alto.Recuerde conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
Es "una elección radical que no corresponde a ningún canon estético de nuestro tiempo y que hace brillar el poder de las mujeres", declaró a la AFP la escritora, comisaria y editora italiana Federica Chiocchetti, que ha diseñado la exposición especial "Elles x" para el salón Paris Photo, con instantáneas de estas 77 fotógrafas."En la lotería napolitana, el número 77 se asocia a las piernas de las mujeres, pero también al diablo, vestigio de una sociedad patriarcal. Quise rehabilitar ese número que es también el nombre de un movimiento feminista de los años 70", agregó.Rossy de Palma, una de las actrices fetiche del director español Pedro Almodóvar y musa de innumerables fotógrafos y diseñadores de moda, seleccionó 25 fotos de los 183 expositores, galerías y editores de 31 países presentes en esta edición de Paris Photo en el Grand Palais Ephémère.Diversidad de géneroEntre las profesionales homenajeadas están la estadounidense Bertha E. Jaques (1863-1941) y sus cianotipos -un antiguo procedimiento fotográfico monocromo-, la activista italoamericana Tina Modotti (1896-1942), fotógrafa de la escena bohemia de la Ciudad de México en los años veinte, y la artista radical alemana Gabriele Stötzer (nacida en 1953), que cuestionó el papel de la mujer en la Alemania del Este.Pero París Photo también resalta el trabajo de nuevas pioneras, como la sudafricana Zanele Muholi, que no se reconoce ni como mujer ni como hombre y busca "descolonizar la imagen" trabajando en la diversidad de género.También resalta los trabajos de la italiana Letizia Battaglia, que documenta los crímenes de la mafia napolitana, y la serbia Marina Abramovic, conocida por sus "performances" de "body art" que llevan la representación del peligro hasta el punto de ponerse en riesgo físico, según Chiocchetti.Entre los más de 1.600 artistas presentes, el 31% son mujeres, la mayoría de Europa (70%), aunque también figuran fotógrafos de Sudáfrica, Irán, Israel, Líbano, Marruecos, China, Corea del Sur, India, Canadá, Estados Unidos y Latinoamérica.Varios de ellos están especialmente homenajeados en solitario o a dúo, como el ucraniano Boris Mijailov, que lleva 50 años lanzando una mirada provocadora sobre la historia de su país con su serie "Theater of War" [teatro de la guerra], tomada en 2013 durante las manifestaciones proeuropeas en la plaza Maidan de Kiev.Temas de actualidadEntre los temas de actualidad presentes en las fotografías figuran los confinamientos, el aislamiento, las guerras, los genocidios o los cambios ecológicos.Es "una plataforma que cubre cerca de dos siglos de historia y de práctica fotográfica", subraya Florence Bourgeois, directora del salón. Varias galerías proponen además exposiciones colectivas que cubren el trabajo de grandes maestros hasta temas sociales contemporáneos.La galería ADN, de Barcelona, explora por ejemplo la iconografía del desastre y de la protesta, especialmente en lo que respecta a la feminidad y los medios de comunicación. La galería Karsten Grève, de París, expone a los artistas Eugène Atget, Brassaï y Edward Steichen. Por su parte, la galería Magnum, también de París, celebra sus 75 años con una exposición encargada al fotógrafo británico Martin Parr.Los artistas emergentes están representados por 16 galerías de nueve países, lo que pone de manifiesto el carácter interdisciplinario de las prácticas artísticas basadas en la imagen. No olvide conectarse con la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
La exposición lleva el título de la obra que ya en 1938 publicó Capa con sus imágenes del primer año de la Guerra Civil española: un libro (con la famosa "Muerte de un miliciano" como portada) editado entonces sin mucho cuidado, con numerosos errores en la atribución de las fotos o en la identificación de lugares y que ahora la comisaria Cyinthia Young se ha ocupado de reparar en una nueva edición aparecida en 2020.La exposición en el ICP no es sino una prolongación de esta nueva edición del libro que ha tratado de ser lo más fiel al original, evitando la tentación -reconoce Young en entrevista con EFE- de incluir otras imágenes icónicas de la larga carrera de Capa, aunque fuera de otros periodos de la misma guerra española.Tres nombres y tres seudónimosSi hay una persona ensombrecida por la fama de Capa, esta es Gerda Taro, su amante y colega, con quien en 1936 viajó de París a Madrid a pisar el barro del frente, siempre del lado de los republicanos.Comienza aquí el primer equívoco: ni ella ni él se llamaban así: ambos eran judíos -Gerda nacida en Alemania, Robert en Hungría- y decidieron cambiarse sus nombres por otros que no denotaran sus orígenes en aquella Europa podrida de antisemitismo, y que tuvieran una sonoridad más "internacional".Dicen sus biógrafos, y Young lo confirma, que Taro, procedente de una familia acomodada, enseñó a Capa a moverse en sociedad -a vestirse y hablar con propiedad-, mientras que él le enseñó el arte de la fotografía, en el que ella pronto destacaría. Junto a ellos se movía un tercer fotógrafo, también judío y también con un seudónimo, Chim.Aquí llega el segundo equívoco, el más injusto: las fotografías de Taro y de Chim llegaron a los periódicos y revistas europeas -y más tarde americanas- remitidos por Capa, y tal vez por ello todas pasaron a la historia como obras de Capa, aunque -precisa Young- nadie puede demostrar que Robert tratase de apropiarse de las imágenes de sus amigos.La prueba: cuando el fotógrafo publicó aquel libro en 1938 lo dedicó "a Gerda Taro, que pasó un año en el frente de España, y allí se quedó". Una elegante elipsis para no contar que a Gerda la aplastó por error un tanque "amigo" a las afueras de Brunete, donde en julio de 1937 se desarrollaba una de las batallas más sangrientas de la guerra. Tenía 26 años.La maleta mexicanaLa comisaria ha logrado trazar la autoría de casi todas las fotos de aquel bautismo de fuego que supuso el paso de Capa a la posteridad, gracias entre otras cosas a una maleta aparecida en México en 2007 y que contenía miles de negativos del propio Capa, de Taro y de Chim.Ahora, en el nuevo libro y en la exposición neoyorquina, Young ha establecido con certeza que de todas las fotos de aquel libro, cabe atribuir 111 a Capa, 24 a Taro y 13 a Chim.Young siente que ha hecho justicia a Taro: "Ya no es simplemente la novia de Capa, aunque no haya entrado en la Historia". Sostiene Young que en la atribución de las fotos a Capa tuvo mucho que ver no tanto una intención de Capa sino el machismo de una época, en la que convenía presentar al héroe con su servicial amante. En cuanto al "borrado" de Chim, lo atribuye a errores o desidia de la agencia Magnum.Milicianos, curas y la cibelesLas imágenes del trío de fotorreporteros trazan un panorama bastante familiar -gracias sobre todo a ellos- de aquella España que trataba de levantar un ejército casi de la nada: pueden verse sesiones de formación de reclutas en Valencia, la bendición de un cura a un batallón vasco o un miliciano con la imagen de un santo entre las ruinas de una iglesia bombardeada.Aparece la estatua de la Cibeles mientras se levanta a su alrededor un parapeto de sacos terreros, mujeres y niños que miran angustiados al cielo de Madrid al paso de unos aviones y milicianos que suben al tren. Una vez en combate, unos son retratados heridos en camilla, y otros tocando música con acordeones en un momento de asueto."No es un bonito libro de fotografías a la usanza actual", advierte Young. Para Capa, que ni siquiera sabía inglés cuando el libro se publicó, se trataba de "una herramienta de propaganda", un útil educativo destinado a contar al público estadounidense "una causa pura". No olvide conectarse con la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
La primera latina en ganar un Óscar habló antes del estreno de "80 for Brady", un filme que se estrena este fin de semana y en el que comparte protagonismo con Jane Fonda, Sally Field y Lily Tomlin.A sus 91 años, la intérprete participó el año pasado en hasta cinco proyectos cinematográficos o televisivos y en 2023 formará parte de otros tantos, entre ellos la décima entrega de la exitosa saga de acción "Fast & Furious".La vida está "más bonita que nunca" para una actriz que aseguró sentirse "muy afortunada" de que la industria de Hollywood siga contando con ella: "No sé lo que ha pasado, pero parece que he empezado una carrera nueva. No tengo descanso".Además, advirtió entre bromas que le quedan fuerzas para continuar durante mucho tiempo y en papeles diversos, "mientras no sea algo indecente"."Vivo mi vida al límite, lo que me sigue inspirando es trabajar, trabajar y trabajar", resaltó Moreno, quien compone junto a Helen Hayes el reducido grupo de figuras condecoradas con la llamada triple corona de la actuación, al conseguir los premios Óscar, Emmy y Tony a lo largo de su trayectoria.Maura es el nombre del personaje al que encarna la exponente latina en "80 for Brady" (Paraomount Pictures), película en la que un grupo de amigas de la tercera edad viaja para ver el Super Bowl en directo y conocer en persona a su héroe Tom Brady, que esta semana se retiró definitivamente de los terrenos de juego.La leyenda del equipo de fútbol americano New England Patriots (Boston, Massachussetts) también aparece en esta comedia dirigida por Kyle Marvin que consiguió conformar un elenco de actrices oscarizadas como Jane Fonda, Sally Field, Lily Tomlin y la propia Rita Moreno.De hecho, el filme se estrena tan solo 9 días antes de la final de la National Football League, que este año enfrentará a Kansas City Chiefs y a Philadelphia Eagles en el State Farm Stadium de Glendale (Arizona, EE.UU.)."Termino la película siendo muy amiga de las tres y admirándolas aún más por su talento y por ser graciosísimas", explicó la puertorriqueña, que en 2004 fue reconocida con la Medalla Presidencial de la Libertad, el premio civil de más alto nivel de los Estados Unidos.Moreno dijo parafrasear a Fonda y definió el filme como una "historia de amistad femenina" porque "solo" ellas son capaces de "mirar a los ojos con dolor y saber que se necesita ayuda".Sobre su papel en "80 for Brady", cinta que ya fue presentada en el Festival Internacional de Cine de Palm Springs (EE.UU.), reveló que pudo improvisar ciertas partes y que se sintió "conmovida" encarnando a una mujer viuda que "echa de menos a su marido", pero que a la vez siente "esa atracción por los hombres que nunca se pasa".En las últimas semanas, Moreno también se ha prodigado en el programa de televisión "Lopez vs. Lopez" (NBC) junto a los hispanos George Lopez y Mayan Lopez, el cual le sirvió para "continuar un constante proceso de reciclaje profesional", según cuenta."Cuando trabajo con gente más joven, todos me dicen que estoy muy de actualidad. Yo trato de seguir aprendiendo y mis nietos me informan de lo que está de moda hoy", argumentó la también ganadora de un premio Grammy en 1973 por la banda sonora del programa infantil "The Electric Company".La prolongada carrera de Moreno la avala como una de las latinas pioneras en la meca del cine, pero la actriz sigue aprovechando cualquier resquicio para reivindicar la "notable infrarrepresentación" de esta comunidad en la industria audiovisual estadounidense."Esto me enrabieta (enoja) mucho. No sé por qué todavía no se nos conceden papeles importantes con más frecuencia. Queda mucho camino por hacer, incluso con respecto a lo que ya han conseguido los afroamericanos", concluyó la primera latina en ganar un Óscar gracias a su rol de Anita en "West Side Story" (1961). Recuerde conectarse con la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
"Wasserschlangen II" (Serpientes de agua II) fue terminada alrededor de 1907 y adquirida por Jenny Steiner, una empresaria textil judía que fue mecenas del movimiento artístico de la Secession y, especialmente, de su fundador y líder, Gustav Klimt.La pieza se encuadra dentro del periodo dorado del artista y supone "una auténtica obra maestra", resume Stephanie Auer, comisaria asistente de la muestra "Klimt, inspirado por Van Gogh, Rodin, Matisse...", que se inauguró en la galería Belvedere.Expoliada por los nazisEn junio de 1938, poco después de que Austria fuera anexionada por la Alemania nazi, la empresaria logró huir de Viena y su fortuna fue confiscada. Dos años después, la pieza estaba en posesión del propagandista nazi Gustav Ucicky, del que se rumoreaba era hijo ilegitimo de Klimt.En el año 2013, su viuda lo vendió en una subasta por 103 millones de euros (112 millones de dólares), de los que tuvo que entregar la mitad a los herederos de Jenny Steiner. La pieza fue inmediatamente revendida por 168 millones de euros (183 millones de dólares), lo que hace de ella la séptima pintura más cara de la historia.En todo ese devenir, "Wasserschlange II" apenas se ha expuesto en un par de ocasiones al público en los últimos cien años. En Viena se vio por última vez en 1964. Y el pasado octubre fue exhibida cuando esta exposición se inauguró en el Museo Van Gogh de Ámsterdam, que ha organizado la retrospectiva en colaboración con la Belvedere.Traerla ahora a Viena tampoco ha sido fácil, debido al enorme coste de la prima del seguro, que sobrepasaba la capacidad de responsabilidad civil del Estado austríaco.Finalmente, el Museo Belvedere llegó a un acuerdo con los actuales propietarios, que asumieron los gastos extras del seguro a cambio de un proceso de restauración y de análisis realizado por los expertos del museo, el más importante del mundo en Klimt y que acoge su obra más conocida, "El Beso". "La obra llegó en un estado excelente y sólo fueron necesarias pequeñas intervenciones", explica Auer.La técnica del besoA través de un análisis mediante distintas tecnologías, incluidas radiografías, infrarrojos y microscopios, se ha concluido que Klimt, que esa época experimentó con el uso de metales como la plata, el oro y el platino, empleó la misma técnica usada en "El Beso".También se ha comprobado que Klimt fue cambiando la composición del cuadro y la posición de las figuras. Con esta exposición se trata de mirar a Klimt desde la perspectiva de los artistas que lo inspiraron.Durante mucho tiempo, Klimt había sido visto como "un planeta que gira en su propio sistema solar", en palabras de la directora del Belvedere, Stella Rollig."Vemos a Klimt con nuevos ojos: como un artista abierto e innovador, que estudió otro arte, nunca ocultó sus fuentes, siempre sintió curiosidad por las nuevas tendencias e incorporaba sus sugerencias a su obra", explica Rollig.Entre las 90 piezas que forman la muestra, se cuentan, más allá de la obra de Klimt, ejemplos de Van Gogh, Matisse, Rodin Toulouse-Lautrec, Monet, Cézanne y Margaret Macdonald Mackintosh. Recuerde conectarse con la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
Así lo adelantó en declaraciones a EFE antes del recital "¡Celebración!", que ofrecerá en Valencia con invitados especiales, como los cantantes Joan Manuel Serrat, Miguel Poveda y Antonio José, así como su hija."He cambiado y espero que para bien -explicó-. He aprendido mucho, algunas cosas más que otras, pero creo que he aprendido; me conozco un poco mejor, la edad te da cierta serenidad también y ya conozco bien mi profesión, y aunque ha cambiado mucho el mundo de la música, hacer canciones y cantarlas... Eso no ha cambiado".La artista se siente "emocionada" y "nerviosa", admite, pues en este concierto, además de ser el inicio de la gira, también se grabará su disco nuevo."Hay muchas cosas que pueden fallar, incluida mi voz, ¡ojalá no!, pero también estoy muy emocionada porque me voy a reencontrar con canciones que hace mucho que no canto y con un público que está esperando también escucharlas y con una banda maravillosa que me acompaña, o sea, va a ser una noche de muchas emociones", comentó.Nacida en París hace 59 años y criada en España, Sole Giménez reconoce que llegar hasta aquí "no ha sido fácil"; y sobre los artistas que la acompañan, lo tiene claro: "¡Es que no me lo creo!".Tras elogiar la categoría profesional y humana de Miguel Poveda y Antonio José, asegura que "el gran maestro Serrat" es para ella "un referente".Tenerlo al lado en el escenario "es un auténtico regalo", como pasó, al revés, hace unos meses, cuando ella participó como invitada en el segundo de los recitales de despedida de Serrat, también en Valencia.¿Y cuál es el secreto para estar 40 años en la música? "Lo único que sé es que he trabajado muchísimo, no he dejado que lo hagan otros, lo he hecho yo y lo he hecho a todos los niveles. Es trabajo, trabajo y trabajo, implicación, compromiso, responsabilidad y amor, amor por la música y por lo que haces", resaltó.Respecto a la gira, avanzó que su intención es ir a todas las ciudades posibles y también, evidentemente, saltar el océano "y estar en Latinoamérica: México, Chile, Colombia…"."Creo que es un repertorio que nos va a llevar por muchos sitios porque hay mucha gente deseando escucharlo de nuevo. Hace mucho que no canto bastantes de estas canciones", concluyó. Le invitamos a conectarse con la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
"Pessoa, el hombre de los sueños" (Ediciones del subsuelo) es la biografía de setecientas páginas en las que Manuel Moya (Fuenteheridos, España, 1960) trata de acabar con la leyenda de que Pessoa careció de vida."Fue un hombre de su tiempo que leía y componía novelas policiales, que se interesó por el ocultismo y los alienistas, que participó en la opinión pública, que fue inventor, publicista, editor, traductor, bebedor, hacedor de horóscopos, poeta vanguardista, creador de heterónimos, y, sobre todo, un escritor exigente", dice a EFE el biógrafo.Moya decidió escribir esta biografía al comprobar que "cosas que había escuchado y repetido sobre Pessoa no eran del todo ciertas, como que era un tipo indolente, triste y solitario, casi fantasmal, que no tenía biografía, que era prácticamente inédito y que había vivido de espaldas a su tiempo; todo eso pertenece a la leyenda, al mito que todos hemos construido sobre Pessoa y que no se corresponde con la verdad".Vivió las vanguardiasPessoa, según Moya, "fue de carne y hueso, vivió en un tiempo difícil, pero a la vez fascinante; nació en la Lisboa de 1888, en pleno decadentismo, con las caídas de las monarquías, la revolución industrial y el colonialismo que desembocaron en la Primera Guerra Mundial; vivió en primer plano el colonialismo, su juventud transcurrió en Sudáfrica, vivió las vanguardias, inventó ismos como el Paulismo, el Interseccionismo o el Sensacionismo..."También vivió la expansión de Lisboa, la caída de la monarquía en Portugal, la convulsa República, la dictadura salazarista y estuvo "muy presente y muy vivo intelectualmente cuando todo esto sucedía; todo eso lo vivió en primera persona, a pie de calle... Él hubiera querido recluirse en la torre de marfil, pero no fue así".A casi un siglo de la muerte del autor del "Libro del desasosiego", su biógrafo asegura que "es necesario formular un Pessoa nuevo, si cabe más fascinante que el que conocemos; había que hablar de sus penurias, de su alcoholismo, de su vida política, todo lo cual puede ser incómodo pero hace mucho más real al personaje"."El trabajo del biógrafo de hoy día no está tanto en desentrañar novedades en torno a la vida de Pessoa, cuanto en limpiar toda esa maraña de equívocos que se ha montado a su alrededor; he tratado de reconstruir su vida no con suposiciones sino con datos concretos que ayuden a saber más del personaje", insiste.Para Moya, "hay aspectos de Pessoa que se han mantenido más o menos ocultos y otros que se han sobredimensionado; entre los primeros su actividad política y sus simpatías por gobiernos no democráticos, justificando la dictadura, o su alcoholismo. Entre los segundos, su visión ocultista, que le da un aspecto misterioso. Estuvo muy interesado por el ocultismo, pero creo que a distancia, sin llegar a creérselo demasiado".Constructor de mundos"Fue un constructor de mundos y de sueños, o de mundos-sueños y eso, el alcoholismo, la heteronimia, el esoterismo, el sueño, la locura... eran temas que a la fuerza habrían de interesar a un escapista en el sentido de soñador, como él era", añade sobre Pessoa, a quien considera "uno de los escritores y personajes más fascinantes del siglo XX".Contra la creencia común, Moya mantiene que fue "un hombre sociable, muy sociable aunque rutinario, y que durante horas se encerraba en su mundo, porque de no ser así no hubiera dejado casi 30.000 documentos... Pero nada que ver con el tipo huraño y solitario que se nos ha contado, visitaba con frecuencia a sus familiares, acudía a varias oficinas, se reunía en tertulias, tenía amistad con sus vecinos, con los tenderos, con los barberos, con los camareros, tenía amigos o conocidos en todas partes aunque fuese celoso de su intimidad".Fue también Pessoa "un trabajador incansable; lo intentó todo, pero en todo fracasó; un soñador que carecía de dinero y tenía que buscarse la vida como dios le diera a entender... Otro de sus mitos es que publicó poco en vida y no es cierto: Publicó más de doscientos poemas en diarios y revistas, folletos y trescientos artículos, fue traducido en vida al español y al francés, se hicieron ensayos sobre su obra estando vivo, se le hicieron entrevistas, publicó cuatro libros, tres en inglés y uno solo en portugués. Fue considerado el más grande poeta portugués del momento". Recuerde conectarse con la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.
En paralelo, según confesó en rueda de prensa en Barcelona, empezó "un fenómeno muy extraño", puesto que mi padre me hablaba todo el rato dentro de mi cabeza, lo que no había pasado nunca, en un diálogo que, seis meses después, continuaba".Ante ello, cogió el bolígrafo y una de sus muchas libretas y se dejó guiar por la voz de su progenitor para construir este artefacto literario, en el que se transmuta en Patrick, dándose cuenta durante el proceso de escritura de una idea: "Yo nací cerca de la muerte, gracias al poder de la palabra de mi padre, con lo que no debe ser casualidad que me haya transformado en escritora".Publicado por Anagrama, Nothomb (Etterbeek, Bélgica, 1966), nunca pensó que haría un libro sobre su padre por "una razón muy curiosa e idiota, porque pensaba que no moriría nunca".En "Primera sangre", Nothomb descubre la infancia de él, con episodios hilarantes, así como el momento más trascendental de su vida, cuando ante un pelotón de fusilamiento, en 1964, en el Congo, se salvó en el último segundo de una muerte segura.Una tragedia en el CongoEn primera persona del singular masculino, rememora en la obra cuando Patrick era muy joven, a los 28 años, y siendo cónsul en el Congo, al inicio de su carrera diplomática, "vivió una tragedia, el mayor secuestro de rehenes del siglo XX, unas 2.000 personas, a manos de unos rebeldes, convirtiéndose por su cargo en el portavoz de toda aquella gente"."Cada mañana -contó- los rebeldes los ponían a todos en fila y les decían que los matarían. Y mi padre decía que sí, pero que primero tendrían que hablar. Y empezaba a hacerlo, sin parar, hasta que llegaba la noche, todos tenían sueño y se iban a dormir, salvando la vida hasta el día siguiente".Con la nueva jornada volvía a empezar el mismo ritual, "defendiendo Patrick la palabra, transformado en Sherazade (la protagonista de "Las mil y una noches), hasta que un día, los rebeldes ya muy nerviosos, dijeron basta y le llevaron a él ante un pelotón de fusilamiento de doce hombres", como se lee al principio de la novela."Mi padre -prosiguió- pensó que moría y en lo que era el último segundo de su vida apareció el jefe de los rebeldes y dijo que aquello era una broma y que no dispararan. Ese hombre le preguntó si tenía hijos y él respondió que dos, repreguntándole si querría un tercero. Mi padre le contestó: eso dependerá de usted, señor presidente. Una frase genial, de la que yo soy fruto, porque fue allí cuando decidió que tendría un tercer hijo, yo".Escribiendo la obra se ha dado cuenta, asimismo, "de la carga que esto significa" para ella.Otros protagonistas de la historia son la distante madre de su progenitor y, especialmente, el abuelo de su padre, Pierre Nothomb, propietario de un castillo en el sur de Bélgica, aristócrata venido a menos hasta el punto de que dos de sus trece hijos murieron de hambre.A pesar de que su padre adoraba a Pierre, ella, que no lo llegó a conocer, lo "detesta", tanto porque "escribía una poesía ridícula, terrible, como porque no alimentaba a sus hijos, aunque aquí, como quien habla es mi padre, intenté entender la seducción que ejercía -comentó-".Preguntada si ha sido más difícil ser Jesús, como en su anterior título "Sed", o ahora su progenitor, precisó que ha sido "diferente", porque el libro sobre Jesucristo lo llevaba preparando desde niña, a lo largo de cincuenta años, y este nunca lo planteó.Por otra parte, desveló que el libro sí le ha permitido acabar haciendo el duelo por la muerte de su padre: "He ido más allá, porque mi padre murió bien y al final del libro dejó de hablarme dentro de la cabeza, noté que estaba contento".Con la sensación de que ahora también le conoce mejor, avanzó que, si en sus dos últimos libros ha tratado sobre "el padre y el hijo", ahora lo que vendrá es el "espíritu santo". Le invitamos a conectarse con la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.