El 7 de octubre de 2012 el papa Benedicto XVI declaró santa a Hildegarda de Bingen, una de las mujeres más influyentes de la Edad Media. Los campos en los que dejó un legado no fueron pocos, aunque en ese entonces no se hablaba de feminismo, sus palabras sobre el placer y la libertad de las mujeres hacen que se considere como una de las precursoras del movimiento.
Además, tuvo injerencia como médica, filósofa, escritora, poeta, compositora, teóloga, profetisa e incluso asesora política en un contexto en el que las mujeres no eran consideradas un agente político y su participación en la sociedad estaba limitada por la religión y las leyes.
Nacida en el Sacro Imperio Romano Germánico (hoy Europa Occidental y Central) en el año 1098, Hildegarda creció en una familia noble que desde muy pequeña la ofreció al monasterio benedictino de Disibodenberg, donde recibió educación religiosa y formación en varios campos del conocimiento de la época.
Desde niña, la joven religiosa comenzó a experimentar visiones místicas, que serían interpretadas como revelaciones divinas. Esta condición, más su talento para la escritura y la música se desarrollaron permitiéndole producir obras que tuvieron la religión y la mística como centro.
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A sus 38 años, fue elegida madre superiora del monasterio de Rupertsberg, cerca de Bingen, convirtiéndose así en una líder espiritual y comunitaria influyente. En su gestión, fundó monasterios y conventos, llevando su enseñanza por la región, cuando estaba prohibido que las mujeres predicaran, pues se consideraba a las mujeres como el sexo débil, indigno de proclamar el mensaje de Dios.
Hildegarda afirmó haber tenido visiones desde una edad temprana. Estas visiones, según ella, provenían de Dios y la inspiraron en su música, escritos y prácticas espirituales. Sus experiencias místicas influyeron profundamente en su vida y obra, y escribió extensamente sobre ellas en sus libros.
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“Hasta los 15 años tuve muchas visiones, y explicaba algunas de las cosas que veía a otros, que me preguntaban con asombro de dónde podían venir esas cosas. Yo también me lo preguntaba y durante mi enfermedad pregunté a una de mis cuidadoras si ella también veía cosas parecidas. Cuando me contestó que no, me embargó un gran temor. A menudo, en mi conversación, explicaba cosas futuras, que veía como presentes, pero, al notar la sorpresa de mis oyentes, me volví más reservada”, documenta National Geographic sobre las habilidades de la santa.
En el campo de la medicina hizo contribuciones significativas. Escribió tratados sobre hierbas medicinales, nutrición y prácticas de curación, basadas en sus visiones y en el conocimiento médico de la época.
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Hildegarda, una artista inspirada por Dios
Scivias , escrita entre 1141 y 1152 es considerada la principal obra de Hildegarda, donde relata la historia del cristianismo a partir de la inspiración divina. Su obra se caracteriza por estar llena de simbolismo y metáforas, describiendo sus experiencias místicas y las interpretaciones que les dio.
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Continuando con la temática religiosa, también escribió sobre teología y doctrina cristiana; hizo comentarios sobre pasajes bíblicos, tratados sobre la naturaleza de Dios y la creación, así como discusiones sobre temas doctrinales y espirituales.
Otro de sus escritos conocidos es Causas y Curas , en el que aborda temas relacionados con la salud, la enfermedad, las hierbas medicinales y las prácticas terapéuticas de su tiempo.
Hildegarda mantuvo correspondencia con figuras eclesiásticas prominentes de su época, así como con líderes políticos y nobles. Sus cartas proporcionan una visión única de su pensamiento y personalidad, así como de los eventos y preocupaciones de su tiempo.
Pontífices y emperadores de distintos territorios europeos acudían a ella en busca de consejo espiritual y hasta predicciones de futuro. “En sus casi 400 cartas que sobreviven, hay desde humildes penitentes pidiendo curas para sus males hasta reyes en pos de asesoramiento político”, de acuerdo con la BBC.
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La alemana también fue una virtuosa de la música clásica. Compuso música sacra, incluidos himnos, obras dramáticas, antífonas y responsorios, que reflejaban sus visiones espirituales y religiosas. La mayoría de su música está escrita en un estilo monódico, con una sola línea melódica y es notable por su belleza y complejidad.
Considerada una de las primeras compositoras conocidas de Europa, la artista también llevó a la música su mística y devoción abordando temas como la alabanza a Dios, la devoción a la Virgen María, la santificación de la naturaleza y la lucha entre el bien y el mal.
Sus composiciones son interpretadas y grabadas por numerosos coros y ensambles de música antigua en todo el mundo. Su drama musical medieval Ordo Virtutum , compuesto hacia 1151 representa la lucha entre las virtudes y el alma humana y es considerada una de las primeras óperas de la historia. O Ecclesia y O viridissima virga son dos de sus antífonas más reconocidas dedicadas a la Virgen María.
Pionera del feminismo
En su labor como madre superiora, en 1150, fundó una comunidad femenina independiente de San Disibodo, cerca de Bingen, y en 1165 dirigió un nuevo monasterio cerca del Rhin, algo inédito para la época. Si bien en el siglo XII las comunidades se regían por el Decreto de Graciano, que prohibía a las mujeres predicar, Hildegarda realizó cuatro campañas de predicación en las que clérigos, nobles y ciudadanos se reunían para escuchar sus sermones, según registró National Geographic.
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Como superiora se destacó por ejercer autoridad y liderazgo sobre las comunidades monásticas, desafiando los roles de género tradicionales de su época. Su capacidad para dirigir y administrar instituciones religiosas fue notable en un momento en que las mujeres tenían poco acceso al poder y la autoridad.
A lo largo de sus escritos, Hildegarda abogó por el respeto y la dignidad de las mujeres. En sus visiones y enseñanzas espirituales, enfatizó la importancia de reconocer el valor intrínseco de todas las personas, independientemente de su género. Además, en su obra médica, proporcionó consejos sobre la salud y el bienestar específicamente dirigidos a las mujeres.
Con su obra Causas y Curas se convirtió en la primera mujer en hablar abiertamente sobre el placer de las mujeres. “Cuando la mujer se une al varón, el calor del cerebro de ésta, que tiene en sí el placer, le hace saborear a aquél el placer en la unión y eyacular su semen. Y cuando el semen ha caído en su lugar este fortísimo calor del cerebro lo atrae y lo retiene consigo, e inmediatamente se contrae la riñonada de la mujer, y se cierran todos los miembros que durante la menstruación están listos para abrirse, del mismo modo que un hombre fuerte sostiene una cosa dentro de la mano”, escribió en ese entonces.
Además, escribió en sus obras sobre el origen del mundo quitó a Eva como la única responsable de la elección de desobedecer a Dios y cometer el pecado original, por el contrario, habló sobre la vulnerabilidad inherente a la condición humana a la que también estuvo sujeto Adán.
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