Esos dos cantantes reflejan cómo el conflicto dividió al mundo musical ruso, con artistas que se exilian y denuncian sobre el escenario las políticas del Kremlin, mientras otros cantan elogios al ejército.
Kotliarov, originario de Dubna, una pequeña ciudad al norte de Moscú, recuerda haberse sentido "asqueado por la sociedad que prácticamente no reaccionó" tras la decisión del presidente Vladimir Putin de enviar tropas rusas a Ucrania en febrero de 2022.
"Entendí que no podría vivir entre gente tan indiferente", declaró al margen de un concierto a mediados de mayo de su grupo en Ereván, capital de Armenia.
El cantante, radicado actualmente en Tiflis, Georgia, cuenta que el conflicto lo hundió en "un agujero negro, un vacío". "No podía creerlo ni resignarme. Los meses pasaban, yo esperaba pero nada cambiaba, era horrible", recordó.
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"Tuve la impresión de que todo lo que hicimos antes no tenía más sentido porque no podía detener la guerra", agregó Kotliarov. Tras varios meses sin escribir, dice que le volvió la inspiración.
Su grupo, que era conocido por sus textos críticos de las autoridades rusas, se posicionó contra la ofensiva rusa en Ucrania y realizó varios conciertos en beneficio de los refugiados ucranianos.
"La música es una suerte de terapia. Puede ser que para una parte de nuestro público sea una terapia", afirmó el roquero de 35 años. "Si le ayuda a la gente, debemos continuar".
Callarse o partir
Los integrantes de Pornofilmy no están solos. En las calles de Ereván, decenas de afiches anuncian conciertos de grupos o cantantes rusos exiliados, como Nogu Svelo y Boris Grebenchihikov. Para muchos rusos exiliados, esos artistas son una conexión con su país.
En el concierto de Pornofilmy en la capital armenia, Alexei Neblosin, un informático de 19 años, dice sentir "un influjo de fuerza" al escucharlos, y la certeza de que un día volverá a "caminar por una Rusia libre y democrática".
"Mi Rusia está en prisión. Pero creó que pasará", canta Kotliarov en el escenario, acompañado en coro por el público. "Los dirigentes se van, los artistas se quedan. Es un proverbio soviético", dice el músico sonriendo.
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"Estoy feliz de ver que mi grupo preferido expresa abiertamente su posición, y lo hace sin compromiso y sin miedo", manifiesta Olga Smirnova, de 35 años, radicada en Ereván desde 2022.
Los músicos opuestos al conflicto que permanecen en Rusia tienen que escoger entre callarse o sufrir los ataques del poder.
Varios cantantes, como Iuri Chevchuk, han sido multados por sus críticas y sus conciertos han sido cancelados. Pero no todos los músicos están contra la ofensiva en Ucrania
"¡Soy ruso!"
En Zelenogrado, noroeste de Moscú, los espectadores acuden a una presentación del cantante de pop Shaman, la nueva estrella de los grandes conciertos "patrióticos", organizados por el Kremlin.
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Su canción "Yo soy Rusia" ha sido vista 35 millones de veces en YouTube. "Tengo suerte, soy ruso, contra el mundo entero", repite el refrán.
Shaman incluso cantó el himno ruso al lado de Putin durante un concierto en septiembre pasado para conmemorar la anexión reivindicada por Moscú de territorios ocupados en Ucrania.
En enero actuó para los soldados rusos en Mariúpol, una ciudad portuaria ucraniana tomada por Moscú tras un asedio devastador.
"Me gustan sus canciones porque son patrióticas. Yo soy patriota. Sus canciones me conmueven a las lágrimas", admitió a Iulia Chevchenko de 23 años, trabajadora de una empresa pública, antes de un concierto de Shaman en Zelenogrado.
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"Eso es lo que necesitamos para unir al país y la nación", agregó la joven vestida con una camiseta con la leyenda "Yo soy Rusia". Tatiana Morozova, una peluquera de 41 años, dice apoyar a Shaman en su opción a favor de la intervención militar en Ucrania.
"¡Adelante Rusia! ¡Venceremos!", expresó Morozova, quien calificó como "traidores" a los músicos exiliados. Shaman se negó a dar una entrevista, al igual que una decena de grupos que apoyan la campaña militar del Kremlin. Le invitamos a conectarse a la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.