En el mundo antiguo y medieval, Constantinopla fue una ciudad histórica de gran importancia política, económica y cultural. Su ubicación estratégica en el estrecho de Bósforo separaba Europa de Asia y conectaba el mar de Mármara con el mar Negro, dándole a ese impero gran control y ventajas importantes de defensa militar, haciéndola una ciudad difícil de conquistar.
Haciendo las veces de puente entre oriente y occidente, Constantinopla se convirtió en la capital del Imperio Bizantino, fundada en el año 330 d. C. por el emperador romano Constantino I, de quien recibió su nombre.
Durante más de mil años, los emperadores bizantinos gobernaron desde esta capital y administraron un vasto territorio que se extendió por gran parte de Europa oriental, la península de Anatolia, el norte de África y partes de Oriente Medio.
Como capital del Imperio Bizantino, Constantinopla fue una de las ciudades más importantes y prósperas del mundo antiguo y medieval. Fue un centro de comercio, cultura y poder político durante siglos. La ciudad estaba adornada con impresionantes obras de arquitectura, como la famosa Catedral de Santa Sofía, un claro ejemplo de la arquitectura bizantina.
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A la par que el Imperio bizantino aumentaba su poder político y económico, también crecía el legado histórico, artístico y principalmente arquitectónico que hoy en día sigue siendo materia de estudio.
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El arte religioso de Constantinopla
Antes de la conquista de los turcos otomanos de Constantinopla, en 1453, a manos del Mehmed II, el Imperio Bizantino estuvo adornado por importantes obras de arte, esculturas y textos, la mayoría con un enfoque religioso, que influyó en la estética del cristianismo y de la iglesia ortodoxa por siglos.
La arquitectura bizantina se caracterizó por el uso de cúpulas, arcos de medio punto, mosaicos ornamentales y una abundancia de detalles decorativos. La Catedral de Santa Sofía, construida en el siglo VI, es el ejemplo cúspide del estilo de estas construcciones.
Edificada en apenas seis años, la iglesia fue ideada por el matemático Antemio de Trales y el físico Isidoro de Mileto. Pese a que se encuentra en una zona de alta actividad sísmica, se ha conservado por más de 1.500 años. Su reestructuración más fuerte se dio en el año 557, cuando, afectada por terremotos, tuvo que ser reconstruida por Isidoro el joven, sobrino de MIleto.
La Basílica de San Marcos en Florencia, Italia, construida en el siglo XI; la Catedral de San Pedro y San Pablo en San Petersburgo, Rusia, construida en el siglo XVIII; la Mezquita Azul, de Estambul construida en el siglo XVII, y la Iglesia de San Salvador en Chora también en Estambul son algunos de los ejemplos de grandes centros religiosos que están inspirados en el estilo bizantino.
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Al interior de las iglesias, castillos e importantes edificaciones se encontraban los mosaicos, imágenes construidas con piedra, vidrio y esmalte que retrataban historias y momentos históricos.
Traídos desde la tradición romana, durante el Imperio Bizantino, estas piezas se enfocaron en mostrar imágenes y momentos importantes para la religión y, en algunos casos, retratos de los emperadores. Este estilo influenció el desarrollo del arte en mosaico en otras culturas, incluyendo la islámica y la europea.
La producción artística de esa época tuvo como común denominador, la inspiración religiosa, de este período abundan las imágenes sagradas utilizadas en la adoración cristiana.
La Catedral de Santa Sofía contiene algunos de los mosaicos más impresionantes del arte bizantino que datan del siglo IX al XII, donde se representan escenas religiosas, figuras sagradas y emperadores. Otro ejemplo de la influencia religiosa es Teófanes el griego. Nacido en 1340 fue uno de los más importantes pintores de iconos del siglo XIV, conocido por su estilo distintivo y su influencia en el arte religioso ortodoxo oriental.
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La literatura durante la época de Constantinopla
Constantinopla fue el epicentro cultural durante el Imperio Bizantino y la cuna de numerosas obras literarias. Al igual que en la arquitectura y el arte, la religiosidad fue el tema principal de la literatura y de la poesía que se produjo durante estos siglos.
Focio, conocido como Focio el Grande, fue un importante líder religioso y político en la historia del Imperio Bizantino. Se destacó por haber sido el patriarca de Constantinopla en dos ocasiones, pero también por su obra como escritor. Myriobiblon (Biblioteca) es su texto más emblemático, una colección de resúmenes y extractos de obras clásicas griegas y romanas.
Otro nombre destacado es el de Juan Tzetzes, un poeta y erudito bizantino del siglo XII, conocido por su extenso trabajo en diversas áreas como la poesía, la filosofía y la gramática; reconocido por su comentario sobre la obra de Homero.
Además de la religión, los relatos de momentos históricos y sobre las guerras fue otro de los temas relevantes de la literatura bizantina. En este campo, encontramos a una mujer como autora destacada.
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Ana Comnena, hija del emperador bizantino Alejo I Comneno, fue una escritora del siglo XII conocida por su obra La Alexiada . Este relato es una crónica épica en la que detalla la vida y el reinado de su padre.
Otra obra relevante de ese periodo sobre la guerra es Las Guerras de Justiniano escrita por el historiador bizantino del siglo VI Procopio de Cesarea. Esta obra cuenta las batallas libradas por el emperador Justiniano I, además, ofrece un contexto histórico de la vida militar y política de Constantinopla.
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