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Angela Davis y el cielo negro

El 26 de enero de 1944 nació en Alabama una de las mujeres más importantes de la historia reciente. Angela Davis, una de las feministas antirracistas con mayor trascendencia en la academia habla sobre el momento político que atraviesa el mundo mediado por las protestas.

Angela-Davis
El 26 de enero de 1944 nació en Alabama una de las mujeres más importantes de la historia reciente. Angela Davis, una de las feministas antirracistas con mayor trascendencia en la academia habla sobre el momento político que atraviesa el mundo mediado por las protestas.
AFP

La trayectoria vital e intelectual de Angela Davis se enmarca en la tradición estadounidense de la resistencia civil, que nace con las revueltas de los primeros africanos trasladados por la fuerza al hemisferio occidental. Como tantos militantes que pusieron en cuestión la legitimidad de las leyes del Estado, ha sido perseguida, encarcelada y difamada. En 1970, cuando saltó a la escena pública internacional al ser incluida entre los criminales más buscados por el FBI, se la presentó como una revolucionaria violenta y «enemiga del Estado». En realidad, era una ciudadana consciente, que participaba en la organización de un movimiento cuyo objetivo era lograr la inconstitucionalidad de la pena de muerte y la liberación de los presos políticos. Profesora de Filosofía en la Universidad de California en Los Ángeles, nunca ocultó su pertenencia al Partido Comunista, convencida de que el activismo político no era incompatible con ser una educadora eficiente. Pero en 1969 Ronald Reagan, gobernador de California, preparaba su candidatura a la Casa Blanca y necesitaba demostrar a los conservadores que era capaz de aplastar a los activistas de izquierdas especialmente a los negros, muy implicados en la reivindicación de sus derechos civiles?.

En consecuencia, forzó la expulsión de la joven profesora, un suceso que resultaría mucho más mediático de lo previsto. Al recibir la noticia de su destitución, Angela Davis decidió continuar impartiendo sus clases al aire libre. A sus estudiantes habituales, se sumaron entonces cientos de otras disciplinas, que manifestaron su repulsa a lo que consideraban un despido injusto. Finalmente, fue readmitida. Sin embargo, empezó a recibir cartas injuriosas y amenazas de muerte. Una de las dos armas que adquirió para defenderse, desencadenaría su persecución por parte del FBI.

Como activista en favor de los derechos de los presos y contra la pena de muerte, formó parte de la defensa de Soledad Brothers, tres reclusos de la prisión californiana de Soledad acusados de promover huelgas y revueltas, en una de las cuales fallecieron dos presidiarios y un vigilante. El Estado pedía para ellos la pena capital. George Jackson, que llevaba diez años entre rejas por asalto a una gasolinera (70 dólares de botín), se hizo marxista, integrante del Black Panther Party y escritor. En uno de sus libros Soledad Brother: The Prison Letters of George Jackson (1970), incluyó la correspondencia mantenida con la profesora universitaria. La visibilidad de Angela en la causa de los Hermanos Soledad y su acercamiento a los Black Panthers, desencadenaron su expulsión definitiva de la universidad. "Parece que con cada generación de activismo antirracista, un estrecho nacionalismo negro regresa como un ave fénix para reclamar la lealtad de nuestros movimientos. El trabajo de Cedric fue inspirado en parte por su deseo de responder al estrecho nacionalismo negro de la era de su (y mi) juventud. Es extremadamente frustrante presenciar el resurgimiento de formas de nacionalismo que no solo son contraproducentes, sino que además contravienen lo que debería ser nuestro objetivo: el florecimiento negro y, por lo tanto, humano. Al mismo tiempo, es emocionante presenciar las formas en que las nuevas formaciones juveniles, Black Lives Matter, Black Youth Project 100 (byp100), Dream Defenders, están ayudando a dar forma a un nuevo internacionalismo negro influido por las feministas y que resalta el valor de las teorías y prácticas queer", dijo en una entrevista con el medio Nueva sociedad.

"En un momento en que el discurso popular está cambiando rápidamente, en respuesta directa a las presiones que emanan de las protestas sostenidas contra la violencia estatal y de las prácticas de representación vinculadas a las nuevas tecnologías de comunicación, sugiero que necesitamos movimientos que presten tanta atención a la educación política popular como a las movilizaciones que han logrado colocar la violencia policial y el encarcelamiento masivo en la agenda política nacional. Creo que esto significa tratar de forjar un análisis de la coyuntura actual que extraiga lecciones importantes de los ciclos relativamente recientes, que han llevado nuestra conciencia colectiva más allá de los límites anteriores. En otras palabras, necesitamos movimientos que estén preparados para resistir las inevitables presiones hacia la asimilación. El movimiento Occupy nos permitió desarrollar un vocabulario anticapitalista: el 99% frente al 1% es un concepto que se ha incorporado al lenguaje popular. La cuestión no es solo cómo preservar este vocabulario, como hizo, por ejemplo, la plataforma de Bernie Sanders, sino también cómo construir sobre esto o enriquecerlo con la idea del capitalismo racial, lo cual no puede expresarse en términos que asuman la homogeneidad que siempre subyace al racismo.

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Cedric Robinson nunca dejó de investigar ideas, productos culturales y movimientos políticos del pasado. Intentó comprender por qué coexistieron las trayectorias de asimilación y resistencia en los movimientos negros de liberación en eeuu. Las estrategias asimilacionistas que dejan intactas las circunstancias y las estructuras que perpetúan la exclusión y la marginación siempre se han ofrecido como la alternativa más razonable a la abolición, que, por supuesto, no solo requiere resistencia y desmantelamiento, sino también reinvenciones y reconstrucciones radicales.

Quizás este sea el momento de crear las bases para un nuevo partido político, uno que hable con un número mucho mayor de personas de las que los partidos políticos progresistas tradicionales han demostrado ser capaces de hacer. Este partido tendría que estar orgánicamente vinculado a la gama de movimientos radicales que emergieron tras el surgimiento del capitalismo global. Al reflexionar sobre el valor del trabajo de Robinson en relación con el activismo radical contemporáneo, me parece que este partido tendría que estar anclado en la idea del capitalismo racial: sería antirracista, anticapitalista, feminista y abolicionista. Pero lo más importante de todo, tendría que reconocer la prioridad de los movimientos en el terreno, movimientos que reconocen la interseccionalidad de los problemas actuales, movimientos que son lo suficientemente abiertos como para permitir la aparición futura de problemas, ideas y movimientos que ni siquiera podemos empezar a imaginar hoy".