Fito Páez tenía 22 cuando escribió la canción "Yo vengo a ofrecer mi corazón". Hizo parte de "Giros" su segundo álbum en estudio publicado en 1985 y puede leerse como la confesión de una herida abierta, un manifiesto contra la injusticia que Páez escribió en uno de los momentos más oscuros y dolorosos de su vida, tras el asesinato de sus abuelas Josefa Páez y Belia Zulema Ramírez de Páez.
En varias entrevistas, Páez ha asegurado que en ese momento se sentía "feroz y decepcionado"; no en vano "Yo vengo a ofrecer mi corazón" estuvo sucedida por “Ciudad de pobres corazones”, como un registro poético del tránsito que el músico hizo durante el duelo, navegando la rabia para luego entregarse a la tristeza de la pérdida.
"Yo vengo a ofrecer mi corazón" no solamente se convirtió en un himno del rock latinoamericano, sino que encontró nuevas voces y versiones a lo largo de los años 90. Mercedes Sosa, José Manuel Ramos, Pablo Milanés, Susana Bacca y muchos ostros artistas, convocaron a Páez en distintos escenarios para encontrar nuevas formas en la misma canción.
Pensando en el eco y la importancia que el tema tuvo en un momento definitivo de Argentina, el periodista, investigador y escritor Gastón García Marinozzi escribió un ensayo con el título de la canción, en el que incluye memorias de Joan Manuel Serrat, Pablo Milanés, Liliana Herrero y Pedro Mairal.
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García explora la atemporalidad de la canción, la universalidad del sentimiento que un par de décadas después, resuena con las situaciones actuales del mundo. Es importante recordar que "Yo vengo a ofrecr mi corazón" al momento de ser publicada, coincide con el reestablecimiento paulatino de la democracia en Argentina, sin embargo, es una de las canciones que no faltan en las movilizaciones que se han extendido en todo el continente durante el 2021.
Ese fenómeno lo analiza la pluma de García, junto a las características que tienen esas canciones que logran convertirse en himnos no solamente de una generación, sino de movimientos sociales completos. El escritor repara el distintos momentos álgidos del último año como el Black Lives Matter, tras el asesinato de George Floyd, las protestas en Colombia y Chile, y los diferentes debates del movimiento feminista, a la luz del papel de la música y las canciones-himnos que han salido desde esos escenarios.
Sin duda, la canción de Páez seguirá transformándose con el tiempo, los oídos y las voces que vayan sumándose a su historia. El tema ya cuenta con versiones en italiano, portugués, francés, griego, hebreo. En Spotify hay casi 200 versiones, y en YouTube miles, con millones de vistas. Las hay en ritmo de folclore, de salsa, de cumbia, de tango.