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“¿Por qué todos se matan, pudiendo bailar la cumbia?”: Amantes del futuro

Amantes del Futuro, el proyecto musical de Ima Felini, llega al Festival Centro 2025 con su propuesta de cumbia futurista, fusionando tradición y modernidad en un viaje sonoro que desafía fronteras. Desde su experiencia en la escena mexicana, Felini reivindica la vigencia del género y su capacidad para reinventarse en la era digital. Descubre cómo la cumbia sigue conquistando el mundo y acompaña su presentación el 25 de enero en Bogotá.

Amantes del futuro
Ima Felini es un productor mexicano creador de Amantes del Futuro, una propuesta de cumbia que se suma a la evolución que ha vivido el género en todo el mundo.
Cortesía del artista

Desde sus orígenes en la costa caribeña colombiana, la cumbia ha sido un ritmo en constante transformación. Nacida del sincretismo entre la herencia africana, las melodías indígenas y la influencia hispana, el género ha evolucionado a lo largo de América Latina, adoptando rasgos culturales de cada contexto en el que se presenta. Con el auge de la radio y la industria discográfica en el siglo XX, la cumbia se expandió por todo el continente, adquiriendo variantes como la cumbia villera en Argentina, la chicha en Perú, la cumbia andina en Ecuador y la cumbia sonidera en México. Aunque en algunos círculos fue vista como marginal, su presencia en fiestas y mercados consolidó su lugar como la verdadera columna vertebral de la música bailable del continente. Así, en las últimas décadas, la cumbia ha alcanzado audiencias globales, con proyectos como Minyo Cumbiero en Japón y Colombia y Cumbiamuffin en Australia, y sellos como Analog Africa en Alemania o Vampi Soul en España, redescubriendo grabaciones históricas dentro del enorme espectro musical que la crítica e industria ha llamado tropical .

Esta expansión ha generado debates sobre su apropiación cultural: ¿cualquiera puede tocar cumbia sin entender o hacer parte de su historia?, ¿es posible reinterpretarla sin depurarla de su carga cultural? Estas preguntas son fundamentales en una época en la que la música se mueve rápidamente a través de plataformas digitales y festivales internacionales. Dentro de este panorama, el proyecto Amantes del Futuro , de Ima Felini, se erige como un puente entre la tradición y la experimentación. Desde México, el productor ha construido una propuesta que recoge la diversidad de la cumbia, desde la crudeza del sonido sonidero hasta sus formas más vanguardistas en la electrónica, sin perder de vista la historia del género.

“Yo no veo ningún resurgimiento de la cumbia”, explica Amantes del Futuro, quien se presentará el 25 de enero en la edición 2025 del Festival Centro, en Bogotá. “Tal vez para ustedes esto es algo nuevo, pero en México la época de oro de la cumbia se dio en los ochenta y, desde ahí, la cumbia no ha parado”, explica, conforme señala cómo los sonideros (una iteración de la cultura sound system jamaicana que funciona como una suerte de equivalencia a nuestros picós barranquilleros) han tenido una importancia central en este proceso. “Los sonideros se encuentran una canción colombiana perdida o venezolana o ecuatoriana o peruana y la ponen. Entonces, realmente, en nuestro país no hay ningún resurgimiento: nunca ha estado muerta. Puede haber un éxito de hace cuarenta años que vuelve a ser relevante”.

Pasado y presente de Amantes del Futuro

Ima Felini es una figura central en la cumbia digital en México, una vertiente del género creada a partir del uso de software, sintetizadores, samplers y beats . Con más de 20 años de trayectoria en diversos proyectos como Afrodita, Agrupación Cariño, Los Wendys y su proyecto solista Amantes del Futuro. Desde principios de los 2000, Felini fue pionero al crear el colectivo Super Cumbia Futurista, anticipando una escena de cumbia electrónica en los circuitos alternativos mexicanos, mucho antes de que varios sellos latinoamericanos popularizaran este enfoque a nivel global. Aunque su sueño inicial era componer música para cine, fue la música electrónica la que lo atrapó. En los años noventa comenzó a experimentar con sonidos electrónicos, primero en forma de música ambiental y techno. Durante este periodo, también exploró la cumbia, creando su primer proyecto relacionado con el género, Cumbia de Lejos, junto a Diego Ibáñez, que consistía en un experimento minimalista de cumbia con elementos electrónicos.

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La clave de su transición hacia la cumbia electrónica llegó con la canción “El Paso del Gigante” del Grupo Soñador, una fusión dinámica entre cumbia y electrónica que se ha convertido en clásico contemporáneo, versionado recientemente por Kinky y Los Ángeles de México , y que lo inspiró a profundizar en esta dirección. De esta forma nació Amantes del Futuro, un proyecto que refleja su visión de una cumbia futurista, fusionando el ritmo tradicional con los sonidos electrónicos. Hoy, Amantes del Futuro se ha establecido como un referente dentro de la cumbia digital, consolidando su visión de una música electrónica mexicana con un enfoque vanguardista y profundamente influenciado por sus raíces. “A mí me han tocado varias olas de la cumbia. Amantes del Futuro es mi proyecto más viejo, pero he tenido otros grupos. Llevo más de 25 años empujando la cumbia que tú llamas digital. Llegamos a ser digitales porque no teníamos un grupo, pero es cumbia”, explica el mexicano.

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Cultura cumbiera y apropiación

Si bien es cierto que la cumbia en México está viva desde que se popularizó el género en los ochenta, Felini se vio sorprendido cuando llegó por primera vez a Medellín hace varios años y se encontró con que, salvo el consumo estacional decembrino, la cumbia no era un ritmo popular. Por ello, junto a Pablo Marín , un amigo íntimo, Amantes del Futuro ha venido dando forma a Muchacumbia , una fiesta que celebra todas las vertientes de este ritmo a lo largo del globo. “Ha sido una de nuestras metas revivir su cultura cumbiambera. Veíamos como varios de nosotros sí conocíamos su gran legado, pero la gente normal no. Fuera de las decembrinas no se conoce tanto a Landero, a Gutiérrez, a un montón de grandes exponentes que tienen”, explica.

En ese sentido, surge una pregunta sobre quién tiene potestad sobre la cumbia, quién puede atribuirse el derecho a transformarla, a jugar con ella. Para un colombiano no hay mayor misterio en las cumbias amazónicas de Los Mirlos, que luego versionaría Afrosound, en los acongojados lamentos electrónicos de Gerardo Morán o el sentimiento villero de Los Pibes Chorros. Sin embargo, ¿dónde se ubica Amantes del Futuro en el lado del debate con relación a proyectos como Cumbia Warszawa, un dúo de DJs polacos enamorados de la cumbia, o sobre las versiones que La Lom, desde Los Ángeles hace de Afrosound o Los Mirlos ?

“Yo creo que la música no tiene dueño. Las expresiones artísticas son libres. Es como como decirle a un japonés ‘No puedes rapear. El rap es gringo’. Son expresiones libres, si un africano quiere tocar una canción de mariachi, pues adelante”, explica el productor. “Los estilos simplemente son caminos o formas, métodos para expresar un sentimiento o unas notas o unas letras. Finalmente, la música viene primitivamente de África, la gran madre musical y todas las vertientes son válidas. Yo no creo que uno debe cerrarse a que algo está bien o está mal. “El arte es libre””, explica.

“Por ejemplo, los corridos mexicanos han influenciado a Colombia. Es brutal que lo que resuena aquí es ese mismo sentimiento campesino, esas historias del campo de la vaca, del gallo, de las peleas, de la borrachera. Creo que eso lo compartimos por toda Latinoamérica y es muy fácil que se den esos cruces”, añade al evocar su experiencia en Medellín y su relación con Pablo Marín, quien suena en Muchacumbia desde las visiones más puras de la cumbia sabanera de Carmelo Torres hasta las fusiones tecnocumbieras de la peruana Rossy War. “Fui a Cuba y escuché en un pueblo totalmente afro, de cañas, a Vicente Fernández por todos lados. Me sorprendí cabrón: este sentimiento ranchero lo compartimos todos por ser latinoamericanos y supongo que con el country es lo mismo. Vas a Australia y también escuchan country porque es el mismo sentimiento ranchero, pero en su idioma”, reflexiona Felini.

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Lo local en la aldea digital

En los años ochenta, cuando los primeros sonideros empezaron a venir a Colombia en busca de vinilos, la cultura cumbiera era distinta. Práctica análoga a la de los picoteros barranquilleros, los maestros de ceremonia que reproducían sus temas en los sonideros tapaban las galletas de sus discos para que nadie más pudiera acceder a esa información sonora. Ahora, pareciera que el paradigma ha cambiado y el compartir canciones y sonidos se ha hecho más natural a la luz de la aparición de internet. “Desde épocas de MySpace ha sucedido que cumbieros, o interesados en la cumbia, nos hemos escrito por años. A través del tiempo voy llegando a esas ciudades o ellos van viniendo y nos vamos conociendo personalmente, pero hicimos un vínculo y amistades a veces por años que primero fueron virtuales”, recuerda, para luego mencionar a Cumbia Cosmonauts, el proyecto musical de Moses Iten, candidato a doctorado en la Escuela de Medios y Comunicación de RMIT en Melbourne, Australia, quien ha fungido como investigador de la cumbia digital a través de trabajo de campo en Berlín, Buenos Aires, Bogotá, varias ciudades mexicanas y en línea. “Es de mis más viejos amigos de internet. Otro es Turbo Sonidero, con quien fundé el colectivo la Súper Cumbia Futurista, que tuvo sus cositas”.

Durante la pandemia, Turbo Sonidero formó un colectivo llamado Kumbia Obscura, que eventualmente se transformó en Kumbia Net. Este proyecto reunió a diversos productores mexicanos y de otras partes del mundo con el propósito de difundir su música. “A mí me invitaron cuando ya estaban algo consolidados”, comenta Amantes del Futuro, a quien le dio mucho gusto formar parte del colectivo porque varios de sus integrantes eran de sus “cumbiamberos favoritos mexicanos y chicanos”. Con el tiempo, Kumbia Net ha evolucionado no sólo como colectivo, sino también como un sello que publica compilaciones en vinilo y en formato digital. Sobre la propuesta musical que manejan, Felini explica que es “una música que no hay en la cumbia”, ya que, si bien algunas piezas tienen un tono oscuro, otras exploran diferentes formas de experimentación como coqueteos con el minimal techno, samples de juegos de video y vocales distorsionados y ominosos.

En cuanto a la escena actual de la cumbia, reflexiona sobre la diferencia de enfoques entre los nuevos cumbieros y los más tradicionales. “No todos, ¿eh? Hay unos bien celosos que no comparten los nombres de las canciones”, menciona. “Antes sí era casi imposible encontrarlas, pero ya el internet está ahí, ya está Shazam”, reconoce que, aunque sigue habiendo exclusividades, el acceso a la música ha cambiado. Sin embargo, en el circuito sonidero todavía existen dinámicas en las que un grupo cede una canción a un sonidero y este la mantiene en exclusiva durante meses. Frente a esto, Kumbia Net y su comunidad buscan una escena más abierta en la que se valore la difusión de la música sin egoísmos. “Nosotros no creemos en eso, más bien creemos que por qué le vas a negar que a cierto artista desconocido se le conozca. Eso es groserísimo”, concluye enfatizando la importancia de compartir y visibilizar la música en lugar de ocultarla.

El contexto colombiano

En este cruce cumbiero continental, Amantes del Futuro ha podido conocer de primera mano el nuevo movimiento musical en nuestro país. Así, comenta emocionado sobre la escena colombiana y la necesidad de que la cumbia vuelva a prenderse con fuerza en nuestro contexto. “Me gustan mucho Romperayo, Los Pirañas, Frente Cumbiero, Meridian Brothers”, dice con admiración reconociendo que estos proyectos, que son casi contemporáneos suyos, han hecho un trabajo enorme desde Bogotá, llevando la cumbia y otros ritmos colombianos a nuevos terrenos. “Han abierto muchas puertas, han sacado discos, han hecho giras, han impulsado este nuevo sonido colombiano”, señala celebrando su aporte. También menciona a músicos emergentes como Iván Medellín, “que se me hace un acordeonista brutal”, y a Felipe Orjuela, quien le parece bueno, pero insiste en que aparezcan más jóvenes con ganas de involucrarse, ya sea desde un grupo, con una guitarra, un bajo o desde la computadora.

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Pareciera que, en Colombia, en contraste con lo que Felini percibe de México, la cumbia se quedó estancada. “Hay cumbias increíbles, pero todas son viejas", dice con nostalgia, recordando que el género pareció apagarse en algún momento entre los setenta y los ochenta. “Uno llega y siempre están sonando las mismas cumbias”, y, aunque le encantan, le gustaría que pasara algo nuevo. “Estaría bonito que se hicieran nuevas cumbias”, reflexiona, porque a diferencia de otros géneros como el vallenato, la champeta o la salsa, la cumbia no parece tener el mismo reconocimiento en su propio país. Aun así, no pierde la fe, porque cada vez más jóvenes están volviendo a ella. “Muchos ya se están volviendo DJs o selectores o incluso empezando sus propias producciones y eso se nos hace increíble”, dice con emoción, convencido de que algo está empezando a moverse. Recuerda a Sonido Florida, el proyecto de Alejandra Congote, que pasó de ser fan de las fiestas de Muchacumbia en Medellín a dar forma a sus propias. “Ya tiene como 12 canciones y están increíbles”, señaló emocionado, esperando que más chicas y chicos se animen a darle una nueva vuelta de tuerca a la cumbia colombiana.

Amantes del Futuro regresa a Colombia para presentar el espíritu de Muchacumbia y mucha cumbia en el marco del Festival Centro 2025 . El productor mexicano se estará presentando en el Cosmódromo (la Plazoleta del Centro Nacional de las Artes Delia Zapata Olivella) a las 10 de la noche el sábado 25 de enero en una jornada que incluye también a Cero39, Killabeatmaker, Anto <3 y Kizaba. Será una celebración para reunir a la diferencia y a la disidencia con un mensaje sencillo, el mismo que enuncia en “El cumbé”, una de sus producciones más reconocidas: en vez de la violencia, la crítica y el señalamiento, bailemos cumbia.

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