No hacer todo lo que hacían los demás chicos de su edad fue una de las primeras lecciones de vida de Miles Davis. Introvertido, tímido y alejado del bullicio de las calles, el futuro trompetista prefería pasar su tiempo oyendo música en casa. Hijo de Miles Dewey Davis, un dentista y Cleota Mae, una profesora de música, Miles creció en Illinois en el seno de una familia que logró en un breve momento de suerte lo impensado para otras familias negras: contar con una suma importante de dinero producto de una lotería que ganaron y que sin embargo, el racismo y la violencia en contra de la comunidad no tardó en arrebatársela. No obstante, pese a haber crecido en el corazón de un país profundamente racista, no fue hasta la escuela secundaria que Miles encontró por primera vez motivos de resentimiento hacia los supremacistas blancos cuando él junto a sus otros compañeros fueron rechazados y discriminados por su color de piel. Un suceso que lo marcó para siempre.
Su pasión por la trompeta la descubrió muy joven y junto a Elwood Buchanan, su maestro de música, marcó un estilo único al interpretarla que se apartaba del aire convencional de aquella época al no poner énfasis en el vibrato del instrumento. Por el contrario, su estilo era mucho más libre y rompía todos los cánones. Con la excusa de estudiar en la Juilliard School of Music, viajó a Nueva York en 1944 con el propósito de encontrar a Dizzy Gillespie y Charlie Parker en los clubes de la ciudad.
La presencia del compositor y arreglista Gil Evans en las partituras, grabaciones y conciertos de Davis dio lugar a grandes obras, para siempre distintivas de su sonido, desde Birth of the Cool (1949), Miles Ahead (1957), Porgy and Bess (1958), Sketches of Spain (1960) y el impresionante Miles Davis at Carnegie Hall (1961). A través de estas producciones, Miles comenzó a repensar el jazz desde una perspectiva un poco más orquestal, sin la predominancia del solista, instaurada con la irrupción de Louis Armstrong y exacerbada con el mismo Parker. De ahí en adelante, la idea de una composición conjunta ya no lo abandonaría, aunque el sonido de la trompeta del Miles solista, abierta o con sordina, se advierte desde lejos en cualquiera de sus etapas durante toda su carrera.
Miles Davis continuó experimentando con Star People (1983) y Decoy (1984), donde ahora hacía uso principalmente de sonidos electrónicos. El guitarrista John Scofield ahora se había unido a su banda, y un poco más tarde Darryl Jones en el bajo, quien reemplazaría a Bill Wyman. Fue una época de contrastes. Y la transición. Por un lado, Miles Davis ganó un Grammy por el álbum en vivo We Want Miles en 1983, por otro lado, a partir de Decoy, se separó de Teo Macero, el productor musical de su carrera desde sus inicios, mientras que el álbum fue desgarrado por las críticas. En Decoy , Davis pasó cada vez más una gran parte del proceso creativo a músicos más jóvenes.
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You're Under Arrest (1985) fue la esencia de la contradicción de la crítica. Con Time After Time de Cyndi Lauper y Human Nature de Michael Jackson, hubo dos interpretaciones de canciones pop en el álbum que fueron desaprobadas por los puristas del jazz más obstinados. "Muchos estándares de jazz no son más que versiones pop de piezas de Broadway", respondió en una entrevista de 1987.
Después de You're Under Arrest , Miles tuvo una ruptura con Columbia Records, el sello para el que grababa desde 1955. La publicidad ofensiva de Wynton Marsalis desagradó al vanidoso Davis, quien también tuvo que aguantar la acusación de Marsalis de que después de todos los experimentos su música ya no era “jazz real”. La falta de interés de Columbia en Aura , un álbum que se hizo en 1984 pero que fue lanzado por Warner Bros hasta 1989, desató la compulsiva ira de Miles.
Con Tutu (1986), el primer álbum del nuevo sello del que hacía parte, marcó un estilo hasta el momento desconocido: marcado con sintetizadores programados, baterías y samples, su estilo tomaba otros rumbos mientras que la crítica intransigente de los puristas del "jazz real" no se hacía esperar. Sin embargo, la victoria de otro Grammy hablaba por sí sola. Miles continuó su camino.
El 25 de agosto de 1991, realizó su último concierto en Los Ángeles antes de someterse a un chequeo médico en el hospital de Santa Mónica a principios de septiembre debido a sus numerosas quejas. El médico que lo atendió tuvo una acalorada discusión con él, quien finalmente, en medio de un ataque de cólera, sufrió un derrame cerebral y cayó en coma. Dos semanas después, el 28 de septiembre, su familia finalmente decidió apagar las máquinas de soporte vital. Miles Davis tenía 65 años.
Treinta años después de su muerte, su nombre se sigue contando entre los artistas fundamentales del siglo XX, gracias a su capacidad de influir a través del versátil sonido de su trompeta, definiendo con ella el bebop , el cool y el free , tres estilos que definieron para siempre el curso de la historia del jazz, género en el que además de ser revolucionario, ocupa un lugar indiscutible.
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