Hace 180 años que Adolphe Sax, un fabricante de instrumentos belga, tocó por primera vez en público, en Bruselas, el saxofón (su más reciente invento), aunque lo hizo detrás de una cortina porque no lo había terminado y no tenía patente. Casi dos siglos después, el Museo de Instrumentos Musicales (MIM) de Bruselas conserva el saxofón más antiguo, que data de 1846, año en el que Sax consiguió patentarlo. Esta pieza original está hecha de latón y cuenta con una estructura prácticamente igual a los saxofones actuales.
El comisario de la sección de los instrumentos de viento del MIM, Géry Dumoulin, explicó que Sax tardó varios años en desarrollar este instrumento, pero “cuando llegó al mercado era casi perfecto”. Dumoulin señaló que hubo algunas mejoras posteriores que realizó el propio Sax y otros fabricantes de saxofones, sin embargo, la forma original de hace casi dos siglos sigue siendo básicamente la misma. El saxofón de 1846 se incluyó recientemente en el museo gracias al préstamo de la Fundación Rey Balduino, que lo adquirió en 2020, ya que antes pertenecía a un particular que lo había comprado en el mercado libre a principios de este siglo. “No se conoce cuándo fue la última vez que alguien tocó este saxofón”, comentó Dumoulin, quien detalló que en instrumentos de este tipo se puede estimar la fecha en la que fueron utilizados con base a su boquilla, que puede ser remplazada.
En concreto, el saxofón es un híbrido entre un instrumento de metal y uno de madera, debido a que tiene el cuerpo de latón y su boquilla de caña, siendo esta última igual que la del clarinete. Esto se debe a que Sax era clarinetista y su objetivo era mejorar dicho instrumento, aunque con el avance de sus investigaciones consiguió crear el saxofón. Sax también inventó otros instrumentos como el saxhorno o la saxtuba, de la familia de los instrumentos de viento metal, además de fabricar más de 40.000 instrumentos a lo largo de su vida, según puntualizó Dumoulin.
El saxofón en el jazz
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Sax desarrolló gran parte de su carrera como fabricante de instrumentos en París, y desde Francia los músicos difundieron el saxofón por Europa, antes de cruzar el Atlántico para llegar a Estados Unidos, donde se popularizó su uso en las bandas de jazz. “Es un instrumento muy expresivo, casi como la voz humana, por lo que parecía que de cierta forma estaba diseñado para el jazz”, subrayó Dumoulin, aunque Sax no conoció este género musical porque murió en 1894, antes de que este estilo musical se generalizara a principios del siglo XX.
La figura de Sax fue tan relevante en Bélgica que en los billetes de 200 francos aparecía su imagen y la de un saxofón, además de la silueta de su ciudad natal Dinant, en el sur de Bélgica.
La familia Sax
La vocación de Adolphe Sax por crear instrumentos surgió por la influencia de su familia. Su padre y su hermano, además de su hijo, fueron fabricantes de instrumentos musicales. En el MIM se conservan más de 130 instrumentos de la familia Sax, entre trompetas, saxofones, trombones y clarinetes, producidos por la empresa familiar que logró posicionarse entre los fabricantes más importantes de instrumentos de la época.
En sus inicios, la fabricación de los instrumentos se realizaba completamente a mano. Sin embargo, con el aumento de la demanda, su producción fue más industrial, ya que contaban con cerca de 200 trabajadores y una gran fábrica. El museo expone un recorrido por la historia de esta familia y sus aportaciones a la música. Tras casi dos siglos, sus instrumentos se conservan en buen estado gracias al control de la luz, la temperatura y la humedad en las salas de exposición y en los depósitos, ya que, como destacó Dumoulin, hay más de 10.000 instrumentos musicales y solo 1.200 están expuestos.