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En Estambul, un trío de músicos pone a cantar a los desechos

El énfasis que el trío le puso al reciclaje de desechos resuena especialmente en Estambul, un monstruo urbano de 16 millones de habitantes que bordea al sur con el mar de Mármara, que meses atrás apareció cubierto por una espesa capa de mucílago.

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El énfasis que el trío le puso al reciclaje de desechos resuena especialmente en Estambul, un monstruo urbano de 16 millones de habitantes que bordea al sur con el mar de Mármara, que meses atrás apareció cubierto por una espesa capa de mucílago.

Un bidón vacío, una lámpara vieja y algunas cuerdas: en Estambul, un trío hace música con objetos rescatados de los desechos para alertar sobre la crisis ambiental, en un país golpeado en 2021 por numerosas catástrofes naturales.

"Cuando comenzamos, no imaginamos lograr ese sonido", admitió Roni Aran, uno de los integrantes del grupo FungIstanbul, que en 2019 comenzó a crear instrumentos musicales a partir de desechos. "Estamos todos sorprendidos del resultado y nuestro público también", agregó el multinstrumentista en el estudio del grupo, situado en un barrio de Estambul conocido por sus pequeños talleres de automóviles.

La llegada a la escena local de FungIstanbul, que define su música (una mezcla de música tradicional con funk) como "trash oriental", coincide con una creciente preocupación ambiental entre la población turca, sobre todo entre los jóvenes.

Una toma de conciencia acentuada en 2021 por las mortales inundaciones e incendios forestales que destruyeron cerca de 200.000 hectáreas de bosque, más de cinco veces el promedio anual. Roni y sus amigos, todos músicos profesionales, dicen querer proponer, con su música, el "upcycling", es decir, dar una segunda vida a los objetos destinados a los basureros.

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"Yo lo encontré al lado de un basurero. Felizmente estaba bien", sonríe Roni al mostrar un bidón plástico grande convertido en caja de resonancia. "Todo eso puede parecer arcaico, pero hay tecnología detrás de cada uno de estos instrumentos", destacó el músico. Transformar desechos en instrumentos musicales requiere de tiempo e imaginación.

El énfasis que el trío le puso al reciclaje de desechos resuena especialmente en Estambul, un monstruo urbano de 16 millones de habitantes que bordea al sur con el mar de Mármara, que meses atrás apareció cubierto por una espesa capa de mucílago. Según los científicos, ese mucílago, que requirió meses para eliminar, es consecuencia de años de negligencia en el tratamiento de los desechos industriales, entre otros factores.

Las imágenes de esa capa viscosa y pestilente, junto con los incendios forestales y las inundaciones del verano que dejaron casi 100 muertos, llevaron al gobierno del presidente Recep Tayyip Erdogan a ratificar en octubre el Acuerdo de París sobre el clima, que había firmado en 2016. A partir de eso, los turcos podrán exigir cuentas al gobierno y asegurar que los acuerdos firmados "no queden en letra muerta", dijo Herman Artuc, otro miembro del grupo.

"El cambio climático, la contaminación marina, todas estas catástrofes nos recuerdan la urgencia de encontrar una solución antes de que lleguemos al punto sin regreso", alertó el percusionista. Especializado en jazz latino, Herman Artuc guardó sus instrumentos de percusión y bate sobre maniquíes de plástico para producir sonidos rítmicos. El grupo, que registra dos títulos en la serie "Trash Oriental", trabaja en un tercero para el cual solo utilizará desechos metálicos.

Pero los tres son principiantes comparados con el grupo colombiano Latin Latas, fundado hace 10 años, que también transforma desechos en instrumentos para cantar odas al medio ambiente. El trío turco a veces sufre incidentes en el escenario, sin que sus seguidores reclamen. "Los instrumentos se desafinan a menudo en medio de un concierto", reconoce Roni Aran. "Pero se puede animar el ambiente diciendo 'esperen, voy a afinar', y el público lo acepta, porque los instrumentos sirven a una causa más importante", contó.