Para nadie es un secreto que la pandemia y el confinamiento para hacerle contrapeso está haciendo estragos en la salud mental de las personas. En Bogotá, un reciente estudio de la Veeduría Distrital y otro de la Universidad Javeriana para el país, coinciden en que las afectaciones llegan al 70 por ciento. ¡Siete de cada diez personas pueden ser susceptibles de tener depresión!
De ese tema la gente aún poco habla. La salud mental sigue siendo en muchos casos un tabú asociado con locura. Un tema estigmatizado, que poco aparece en las narrativas y en los discursos oficiales. Los ciudadanos del común tienen que bandearse con los problemas sicológicos y siquiátricos como puedan.
Pero históricamente ha habido un recurso que siempre ha sido compañía y que en época de crisis es fundamental: la música. Los amores, los engaños, las decepciones, la nostalgia, son sentimientos más fáciles de tramitar si uno tiene su banda Sonora para hacerlo. Cualquiera que sea. Una canción o una melodía puede despertar solidaridad y compañía. Más aún hoy en día, cuando las plataformas digitales permiten armar comunidades, sintonizarse con listas de otros o promocionar nuestros gustos individuales.
Si hay un cúmulo de investigaciones sobre la importancia de la música en procesos de recuperación de enfermedades físicas, como la esclerosis, entre otras, es predecible que en sintomatologías asociadas al estado de ánimo tenga aún una mayor influencia. Cuando hay estrés escuchar sonidos de agua fluyendo, cuando hay depresión y nostalgia sintonizarse con el dolor o ponerse a “rockear”. Cuando hay nostalgia: aumentar el despecho o ponerse a bailar. La música ayuda a sacar lo mejor del estado del alma
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Así quedó en evidencia, además, desde que decidimos –desde la Orquesta Filarmónica de Bogotá—hacer varios diálogos musicales sobre la pandemia. Nos hemos sentado con figuras como el humorista Andrés López, el actor y cantante Alejandro Palacios, y el prestigioso violonchelista colombiano Santiago Cañón-Valencia. Todos ellos nos han contado con qué repertorios le han puesto la cara a este cruel, pero necesario, confinamiento.
Que la cultura es la principal salida para la salud mental colectiva, es algo en lo que también se ha insistido desde el urbanismo. Por ahora, la música, en su intimidad, nos ayuda a tener soluciones individuales. A superar esta terca pandemia.