A lo largo de su prolífica carrera, Robert Schumann (quien falleció un día como hoy del año 1856), compuso numerosas obras de naturaleza programática o descriptiva. Entre tales obras figuran las Escenas de la juventud, Mariposas, El Carnaval y Escenas del bosque, para mencionar solamente las más familiares.
Durante algún tiempo, antes de relacionarse con Clara Wieck, Schumann estuvo enamorado de Ernestine von Fricken, joven baronesa originaria de una pequeña ciudad de Bohemia. Los jóvenes se comprometieron secretamente en septiembre de 1834, justo antes de que Ernestine regresara a su ciudad de Asch.
Un año después este romance se enfrió por causa de afinidad de los dos jóvenes, pero este amor pasajero dejó un último fruto particularmente precioso, el Carnaval Op.9, compuesto el martes de Carnaval de 1835.
Cinco años después de su famoso Carnaval Op. 9, cuando tenía veintinueve años, Schumann compone el Carnaval Op. 26, que constituye una de las piezas fundamentales para piano del periodo romántico. El opus 26 se diferencia del opus 9 además en su carácter menos íntimo, que, en lugar de una serie de pequeñas partes, nos encontramos ante una sucesión de cinco partes de tamaño bastante considerable.
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En 1835 Robert Schumann se enamoró de la joven hija de su maestro de piano Friedrich Wieck, Clara, y aunque Wieck hizo todo lo posible por separarlos no lo logró. Aunque intentaron fugarse en 1839, pasaron mucho tiempo separados y Schumann, tras sufrir profundas depresiones, inició acciones legales para inutilizar el no consentimiento de Wieck. Finalmente, en 1840 la pareja pudo casarse y, comprensiblemente, Robert graficó todo ese momento a través de canciones, escribiendo cerca de ciento cincuenta.
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El grupo incluyó algunos ciclos como Vida y amor de una mujer y Amor de poeta. Este último, basado en poemas de Heine, narra una historia romántica trágica sobre el surgimiento de un amor, su fracaso y la penosa espera de la muerte. Schumann aprovechó su conocimiento del piano para hacer que este instrumento tomara una parte trascendente en la expresión de tales canciones, a menudo haciendo que la música siguiera hablando después que la voz había terminado.
Robert Schumann transformó de manera impresionante la sinfonía clásica en una sinfonía romántica. Un lirismo suave aparece en lugar de equilibrio y contraste. Después de haber destruido dos sinfonías o, más precisamente, dos sinfonías inacabadas, su Sinfonía Op. 38 iba a ser su primera sinfonía. Fue creada en tres días, en enero de 1841.
Hablando con el director Wilhelm Taubert, el compositor se expresó de la siguiente manera: “¿Podrías inspirar a tu orquesta un poco de nostalgia por la primavera? Esto es lo que sentí principalmente mientras escribía la sinfonía en febrero de 1841. Me gustaría que el primer ataque de trompeta sonara como si viniera de las alturas, como una llamada de atención en el resto de la obertura que podría poner, como todo comienza a ponerse verde, que hasta una mariposa se va volando, y en el allegro, cómo poco a poco se reencuentra todo lo que es de la primavera”.
De hecho, el florecimiento de la primavera realmente parece reflejarse en las claras fanfarrias y el ingenio melódico de esta sinfonía.
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Las Danzas de la cofradía de David, de Robert Schumann de la dicha que acompañó su reunió con Clara en agosto de 1837 y a la que escribió: "Si alguna vez fui feliz ante el piano fue cuando componía esto". El estado espiritual del nacimiento de las obras queda resumido en un lema que figuraba debajo del título en la edición original y que decía: "La alegría y el sufrimiento van de la mano en todo momento. Mantente erguida en la alegría y firme frente al sufrimiento".
Podrá escuchar obras maravillosas de Robert Schumann en la nueva edición de El Músico de la Semana el lunes 29 de julio a las 3:00 p.m. por la señal en vivo de la HJCK.