Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

push logo
Sabemos que las notificaciones pueden resultar horribles, pero prometemos no abusar. Entérate de todo el mundo cultural en HJCK.
No, gracias.
¡Claro que sí!

Publicidad

El músico de la semana: Aaron Copland

El invitado de la nueva edición de El músico de la semana es el compositor estadounidense Aaron Copland. Le contaremos algunos datos de su vida y obra.

Aaron Copland
Aaron Copland fue un compositor de música clásica y de cine estadounidense. Su obra está influida por el impresionismo y en especial por Igor Stravinsky. Destacó junto a George Gershwin como uno de los compositores más importantes de la identidad musical de Estados Unidos en el siglo XX.
Biblioteca del Congreso / PBS.

Aaron Copland desarrolló los fundamentos de este sonido a partir del jazz, la vanguardia europea, como también de las tradiciones folclóricas de su país y otros cercanos.

Gracias a este encuentro entre lo abstracto y la inspiración popular, la música de Copland adquirió un sitial tan privilegiado como para afectar a toda una generación; tal fenómeno se vio reforzado con su trascendente actividad como profesor y promotor de muchos artistas, ya fuera dirigiendo en la sala de conciertos o realizando programas de radio y televisión.

Con El segundo huracán, El Salón México y sobre todo con sus ballets norteamericanos Billy the kid, para Eugéne Loring, Rodeo, para Agnes de Mille, y Primavera en los Apalaches para Martha Graham, Copland se alejó de un pequeño círculo con el fin de ocupar una posición no sólo como el compositor norteamericano más respetado, sino también como el creador más popular.

Nacido en Brooklyn en 1900, Aaron Copland estudió en Nueva York con Karl Goldmark y en París con Nadia Boulanger. Mientras en su país conoció la tradición clásica y romántica, en Francia se interesó por el sonido moderno de Stravinski, Debussy, Prokofiev, Milhaud y Roussel, adquiriendo la confianza técnica suficiente para producir, de vuelta en Nueva York, el que llegó a ser su primer éxito creativo, la Sinfonía para órgano y orquesta.

Publicidad

Luego de este retorno Copland decidió establecer una verdadera música de concierto americana y comenzó por incorporar elementos del jazz en obras como Música para Teatro (la que, curiosamente, nunca fue creada para algo escénico) o el Concierto para Piano.

No obstante, la favorable acogida lograda por ambas, el autor pronto abandonó el jazz al considerar que su perspectiva emocional era limitada y que ciertamente una música que buscara representar a su país no podía estar sujeta sólo a los moldes jazzísticos.

Una segunda etapa en la vida de Aaron Copland que algunos denominan esotérica, comienza cuando su música adquiere un toque de mayor modernismo siguiendo los estilos que en esa época mostraban Stravinsky, Prokofiev o Milhaud. Aunque obras de este período, como Statements o Short Symphony, se encuentran entre las mejores de Copland, ellas no lograron éxito entre un público agobiado por la Gran Depresión que recién se dejaba sentir sobre su país.

Entre más de 50 obras encargadas a distinguidos compositores del mundo entero por la Fundación Koussevitzky desde su apertura en 1942, la Tercera sinfonía de Aaron Copland es una de las más significativas y de éxito más brillante.

Sin duda alguna, debe haber sido un tremendo reto para Copland el cumplimiento del encargo de la Fundación Koussevitzky en la forma de una sinfonía; porque en cierto sentido estaba obligado a demostrar sus aptitudes como compositor de algo más que obras comprimidas en pequeña escala o de partituras brillantes y agradables para el teatro y la pantalla. Comenzado su trabajo en una pequeña aldea mexicana en agosto de 1944, Copland trabajó en la partitura intermitentemente durante un período de más de dos años.

El 26 de septiembre de 1946 terminó la Tercera Sinfonía y la primera ejecución de la obra tuvo lugar el 18 de octubre con la Orquesta Sinfónica de Boston bajo la dirección de Sergei Koussevitzky.

Publicidad

Copland dedicó la partitura a la memoria de su “querida amiga Natalia Koussevitzky” en cuyo homenaje póstumo se había organizado la Fundación musical que lleva su nombre.

La tercera Sinfonía representa en un sentido muy real una síntesis de todos los elementos aparentemente diversos que entraron en la evolución de la madurez creadora de Copland. En su escueta grandeza y variedad, la música provoca el recuerdo de las novelas de Thomas Wolfe; pero el compositor es económico en el uso de material temático básico y la obra en conjunto está firmemente unificada.

Escuche una selección de obras maravillosas del maestro Aaron Copland en la nueva edición de El músico de la semana el lunes 6 de noviembre a las 3:00 p.m. por la señal en vivo de la HJCK, el arte de escuchar.