'El príncipe de Chapinero', de 24 años, se ha consolidado como uno de los músicos pop más reconocidos de Bogotá, aunque asegura que quiere trascender esas fronteras y "dejar un legado en Latinoamérica", ser reconocido como un artista nacional y no vivir eternamente con el título de "artista emergente", afirma en una entrevista.
Para Duplat, eso significa este álbum, el primer trabajo que se toma "en serio" y el primero que considera un disco "en el sentido tradicional de la palabra", con una historia detrás que une todas las canciones en un trabajo conceptual y no una simple recopilación de sus temas.
El músico explica que el título viene de una colección de discos que su padre le grabó cuando era pequeño, un "mosaico" porque mezclaba diferentes géneros y "pirata" porque los grababa a partir de programas de internet.
"No hago música rara"
El artista bogotano califica su música como pop y considera que términos como 'indie' son "peligrosos": "quiero que a la gente le guste lo que escuche, por eso hago pop, no música rara o intelectual".
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En ese sentido, el músico explica que sus principales inspiraciones musicales son el pop español y argentino, además del pop-rock e incluso el funk.
De hecho, el mezclador con el que trabajó para producir 'Mosaico Pirata' es Uriel Dorfman, el mismo de bandas como la argentina Soda Stereo y su vocalista en solitario, Gustavo Cerati.
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Desde Fito Páez, hasta Bee Gees o incluso Luis Miguel, Duplat, que no pretende ocultar sus inspiraciones artísticas en su álbum, afirma: "Tengo referencias muy diversas, discos más soul, más funky, elementos musicales que yo quise traer a mi estilo".
Una de las colaboraciones mejores recibidas por su público es 'Fresa', junto a Manuel Medrano, cuyo proceso de elaboración Duplat recuerda con "mucho cariño".
"Para él (Medrano) hubiera sido muy fácil que yo le enviara un 'track' y él grabara su voz, pero se involucró mucho en todo el proceso", cuenta.
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Homenaje a Bogotá
Su apodo, 'El príncipe de Chapinero', representa su amor hacia el barrio de la capital en la que creció y vive, un barrio que, a su parecer, representa lo bueno y lo malo de la ciudad: "es sucio y caótico pero también bohemio y fiestero", opina.
En la canción con Medrano también menciona a Bogotá y dice que la decisión de hacerlo parte del deseo de homenajear a esta ciudad, que es la suya y es en la que comenzó su carrera musical.
"Para vivir del arte, que es una de mis metas, es necesario buscar la masividad del público, no por ambición, sino para que el artista pueda vivir de la música", opina el artista, quien añade que en los conciertos hay "más magia" cuando el público es más grande y que eso le hizo querer "buscar un tamaño a gran escala".
En este sentido, el sueño de Duplat es poder llevar su música por toda América Latina y dejar un legado, algo que es "más importante" que ser grande o famoso.
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