Muy pocos compositores han tenido la fortuna, o se les ha concedido, ser clásicos durante su vida. Entre estos Serguéi Prokófiev figura como un ejemplo notable. Cuando murió en Moscú el 5 de marzo de 1953, era reconocido internacionalmente como una figura sobresaliente, admirado por los asistentes a conciertos en el mundo entero y como un creador excepcional en cualquier campo de la música, ya fuera la ópera, el concierto, la sonata o cualesquiera otra de las manifestaciones de su arte.
Durante los años en que vivió fuera de su país Serguéi Prokófiev compuso para el empresario de ballet ruso Serguéi Diaguilev y los ballets. De este mismo periodo son las óperas El amor de las tres naranjas, basada en una fábula de Carlo Gozzi, y El ángel de fuego, aunque su obra más destacada es la Sinfonía Clásica, que el mismo dirigió en su estreno el 21 de abril de 1918 en Petrogrado, obra concisa e irreverente con armonías modernas y ritmos tradicionales del siglo XVIII que preconizaba el estilo neoclásico que dominaría gran parte del siglo XX.
Habiendo sido uno de los más brillantes pianistas de su tiempo, Prokófiev fue el solista en el estreno mundial de cada uno de sus conciertos, excepción hecha del cuarto, escrito para la mano izquierda, a pedido del pianista austriaco Pául Wittgenstein, quien había perdido su mano derecha en la primera guerra mundial, y para quien Ravel escribió, también, su concierto para la mano izquierda. Considerado como intocable por Wittgenstein, el cuarto concierto de Prokófiev se vio relegado al silencio del manuscrito y se convirtió así, en un concierto para ninguna mano.
Pero anterior a este, está el Concierto N° 3 en Do mayor, Op. 26, el más popular de los cinco conciertos para piano de Prokófiev. Fue terminado en 1921 y estrenado ese año por el mismo compositor en Nueva York.
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En 1923 Serguéi Prokófiev se casó con la cantante de origen español Lina Lluvera. A su vuelta a Rusia en 1936 Prokófiev siguió componiendo con el mismo lenguaje musical y sus obras demuestran una extraordinaria integridad si se tiene en cuenta la presión impuesta por el dogma soviético del realismo socialista. Entre estas obras cabe destacar Pedro y el lobo para narrador y orquesta, el ballet Romeo y Julieta, la ópera Guerra y paz, la enérgica Sinfonía N° 5, la suite El teniente Kijé y la cantata Alejandro Nevski, para la película del director soviético Serguéi Eisenstein.
Escuche unas obras selectas del maestro Serguéi Prokófiev en nuestra edición de Aniversarios HJCK el 5 de marzo a las 11:00 a.m. por nuestra señal en vivo.
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