La India ya no es la misma de hace una década, cuando una brevísima estrofa en una canción de la comedia Zindagi Na Milegi Dobara (en español "Solo se vive una vez"), que relata las aventuras de tres amigos en España, enseñó a este país de 1.350 millones de habitante la existencia de la palabra "señorita".
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Aunque "el contexto político, social e histórico de la India no había albergado a la cultura hispana y al español, esto ha cambiado, y que creo tiene que ver con el crecimiento de la India y la importancia del español", apuntó a Efe García Montero en Nueva Delhi.
Han pasado más de diez años desde el estreno de la comedia de Bollywood y también desde la apertura del Cervantes de Nueva Delhi, que hoy "es el más importante en toda la red del Instituto Cervantes, en número de alumnos y matrícula", señaló.
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El crecimiento se sostuvo incluso durante la pandemia, cuando el instituto tuvo que suspender sus clases y convirtió las aulas en refugios para decenas de españoles que quedaron varados durante el confinamiento.
Este impulso ha puesto en el mapa a la ciudad de Bangalore, considerada el Silicon Valley indio por ser la sede de compañías tecnológicas y centros de investigación, donde el Cervantes se prepara para abrir una extensión. "Y claro, ciudades como Bombay y Calcuta son también retos para nosotros", añadió García Montero.
El idioma de la diversidad
El Premio Nacional de Poesía en 1995 dirige el Cervantes desde hace cuatro años, y desde allí intenta impulsar su visión universal del español como un idioma sin dueño, revelando su pasado como literato al repetir que "la poesía es la capital de un idioma sin centro".
"Nadie puede creerse dueño del idioma, lo mismo que es injusto que en Castilla se diga que el español de Andalucía es de segunda categoría, es quien creyera que las diversas formas de hablar español en América Latina lo son", subrayó.
El nacimiento del Instituto Cervantes fue posible gracias a la visión democrática del español, y "de manera muy natural el Cervantes lo asumió desde el primer momento", defendió.
"Un instituto como el Cervantes era incompatible con la dictadura, hubo que esperar a que España se consolidara como democracia(...) el trabajo del Cervantes necesitaba hacerse desde cimientos democráticos, nadie es dueño del idioma y somos fuertes si aprendemos a respetarnos en comunidad", elaboró el escritor.
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El español de Cortázar y Sor Juana
El español es un idioma que ha aprendido a mantener su unidad respetando la diversidad, aseguró García Montero, y esta riqueza son para él batallas fundamentales frente a los cambios sociales y tecnológicos que enfrenta el mundo.
"Nosotros como cultura en español tenemos la obligación de evitar cualquier sesgo racista, machista, supremacista, porque debemos hacer que la diversidad sea una riqueza", señaló.
Al mismo tiempo, "nosotros defendemos el panhispanismo. Sería ridículo que los españoles se creyeran los dueños del idioma porque somos el 8 por ciento, y un país como México tiene casi 130 millones de hablantes", dijo.
A este diálogo panhispánico sirve el Cervantes, que intenta mantener el encuentro "entre los grandes escritores latinoamericanos y la cultura española. No somos solo la lengua de Miguel de Cervantes, somos la lengua también de Juana Inés de la Cruz, de García Márquez, y de Julio Cortázar", continúo.
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En esta importancia de la unidad, García Montero recordó las ideas del lingüista venezolano Andrés Bello (1781-1865), que tras el proceso de independencia latinoamericana, escribió un ensayo para la gramática del español para los americanos.
"Chile y Venezuela tienen tanto derecho como Aragón y Andalucía para que se toleren sus accidentales divergencias", decía Bello en la gramática publicada en Chile en 1847 para proteger la lengua que une hoy a cientos de millones de personas en el mundo.
Y, continúa recordando García Montero con un sentido más universal, "si mantenemos esa unidad evitaremos que se nos meta otro imperialismo".